Cuatro consejos judíos para superar una decepción amorosa

Enlace Judío México e Israel – El amor es uno de los conceptos más difíciles de definir ¿qué es?, ¿un estado?, ¿una emoción?, ¿un valor?, ¿un compromiso adquirido? Cada cultura tiene su propia forma de narrarlo y definirlo, de distinguir aquellas cosas que podemos llamar amor de las que se parecen pero no lo son. Lo cierto es que pongamos el nombre que le pongamos enamoramiento o amor, muchos de nosotros lo hemos sentido, y muchas veces quien se arriesga a vivirlo se arriesga también a perderlo. A veces la persona con la que decidimos pasar el resto de nuestra vida decide irse, aquel otro que parecía amarnos hace cosas que nos lastiman profundamente o simplemente el tiempo no era adecuado. Ya sea un enamoramiento equivocado o la ruptura de una relación larga, sean cuales sean las razones por las que debemos decirle adiós a un ser amado son dolorosas y debemos aprender a reconocerlas, sentirlas y sanar el dolor. Sin embargo, no tienen por qué meternos en un estado de depresión y angustia, ni tenemos porque pensar que lo perdimos todo. Los siguientes son algunos pensamientos que nos ayudan a salir adelante cuando nos encontramos con una decepción amorosa.

Recupérate a ti primero

Lo primero que debemos recordar frente a una situación dolorosa es que nuestro bienestar físico, emocional y espiritual es lo más importante que debemos cuidar. Cuando uno se enamora es muy fácil perderse en el enamoramiento y empezar a hacer las cosas por el bienestar de la persona amada sin pensar en el bienestar propio. En las primeras etapas del enamoramiento es muy común que la persona abandone amistades, gustos y hobbies cuando la relación se acaba experimenta un sentimiento de vacío y desolación muy profundo. A veces incluso aunque uno no se pierda en su enamoramiento el romper con las ilusiones que éste ocasiona y con los sentimientos de amor que produjo en la persona también genera ese mismo sentimiento de tristeza y vacío. En esos momentos es muy importante recuperarse a uno mismo; toda la energía que uno está dispuesto a verter en la persona amada, planes para citas, pensamientos, regalos, etc, es preferible verterla para mejorar y estar bien uno; para curar emocionalmente, para crecer como persona y prepararse para la siguiente relación, que la persona con la que debamos estar nos encuentre sanos, felices y más fuertes.

Hay algunos conceptos judíos que ayudan mucho en esta fase: El judaísmo siempre remarca la importancia de atender nuestro propio crecimiento y nuestra relación con Dios y el mundo independientemente de la situación en la que nos encontremos y con quien compartamos nuestra vida. Uno debe atender su propio crecimiento espiritual en todo momento de forma individual, en cualquier etapa de la relación incluso cuando ésta se acaba. El segundo es que “todo es para bien” las cosas suceden por algo y no importa cuál sea la situación podemos sacar el mejor partido de ella, convertir una tragedia en algo que nos de alivio y consuelo. Muchas veces usamos las relaciones amorosas para tapar los aspectos de nuestra vida que requieren confrontación y crecimiento, la soledad nos ayuda a ver esas faltas y nos da el tiempo y el estado de ánimo para atenderlas. Aprender a estar solos nos ayuda a crecer.

El amor se construye con el tiempo y el compromiso mutuo

Una de las principales cosas que aprendemos sobre la perspectiva judía del amor es que el amor que vale la pena crece con el tiempo y a través del compromiso. El amor más elevado que puede existir entre un hombre y una mujer se llama “yijud” (unidad) se refiere al amor que surge a través de la intimidad, de décadas de vivir juntos y dirigirse hacia el mismo camino. El enamoramiento, la amistad, las otras formas de amor que existen se les llama “ahava” es un amor más externo que uno puede cultivar con acciones y pensamientos, y no necesariamente surge naturalmente.

Esto nos enseña que hay distintos tipos de amor y hay una diferencia entre el amor duradero y el enamoramiento de los primeros meses. Cuando una relación se acaba es muy importante pensar en realmente que fue lo que perdimos, muchas veces nos duelen más las ilusiones que nos hicimos de un futuro compartido y la imagen que tenemos de la persona que de la relación misma. Para superar el momento de dolor que uno está viviendo es importante poder abrir los ojos a la realidad de la relación que estábamos viviendo y aceptarla tal cual fue con todos sus defectos y faltas, aceptar el amor que sentimos por los sueños que tuvimos a la vez que logramos verlos como ilusiones perdidas. Pensar que éste no era el amor que debíamos tener porque el amor más profundo dura en el tiempo y se construye ayuda mucho a dejar ir esa relación que se perdió, y a entender qué fue lo que tuvimos realmente.

El timing es importante

Cuando hablamos de citas en el judaísmo, se nos dice que Dios hace a las parejas en el Cielo es decir nadie está destinado a estar solo y si en ese momento no funcionó la relación, quiere decir que el momento para encontrar a la persona indicada no era ese y que llegará después con un poco de paciencia. A veces estamos en una situación en la que la relación es perfecta y todo funciona bien, pero razones externas a ella hacen que se acabe, una maestría en el extranjero, un problema emocional o cosas relacionadas con el tiempo. Es muy difícil aceptar que en ese momento la persona no está preparada para estar con nosotros y que tenemos que dejarla ir, pero el pensar que nuestra pareja está para nosotros nos ayuda a no sentir angustia de dejar ir a la persona amada, pues otro llegará en el momento indicado.

Aférrate al objetivo de una relación, no a la persona

Muchas veces nos aferramos a creer que la persona que se fue era la indicada y que jamás conoceremos a nadie igual de amable, lindo o perfecto como él, sin embargo, también ese pensamiento es una ilusión. Porque toda persona tiene cualidades admirables y es muy probable que encontremos a alguien más que también las tenga o que tenga otras características que también lo hacen único y hacen que nos enamoremos. Pensar en que la relación que teníamos no nos estaba llevando a un lugar de amor y comunicación, no estabamos cumpliendo con el objetivo que las relaciones tienen, nos ayuda a dejarla ir cuando llega el momento. El nombre de Ezer Knegdo, “una ayuda en tu contra” de la Torá nos recuerda que las parejas deben existir para ayudar a los dos individuos a crecer y superarse diariamente y cuando eso no está siendo posible, o cuando la persona ya no está, entonces esa relación ya carecía de las bases que la harían funcionar.

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Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.