Enlace Judío – La Dra. Marian Khatib, de 40 años, oriunda de un pequeño pueblo árabe a las afueras de Aco, fue recientemente nombrada directora del Centro de Cirugía Mamaria del Hospital Ijilov en Tel Aviv, informó The Jerusalem Post.
Khatib, madre de dos hijos, es la primera cirujana mamaria árabe de Israel y la única cirujana mamaria oncoplástica del sistema sanitario público del país que realiza resección y reconstrucción en pacientes con cáncer de mama.
“Estoy orgullosa de que el sistema médico público en general y el Hospital Ichilov, en particular, no tengan un techo de cristal”, dijo Khatib. “Pido a todas las chicas, independientemente de dónde hayan crecido y de cuál sea su origen, que me vean y crean que todo es posible y que el cielo es el límite”.
Khatib nació en Estados Unidos de padres árabes-israelíes, que regresaron a Israel cuando ella era bebé. A una edad temprana, fue diagnosticada como superdotada y sus padres decidieron invertir en su educación. Se mudaron a Aco y la enviaron a una escuela de Haifa, donde recibió clases de enriquecimiento.
Al terminar el bachillerato, comenzó a estudiar medicina en la Universidad Hebrea de Jerusalén. En su cuarto año, Khatib no estaba convencida de seguir estudiando la carrera. Pero entonces, en el quinto año, conoció la cirugía.
“Me fascinó la cirugía general y decidí que quería ser cirujana”, dijo. “Hay algo muy interesante en la cirugía que no existe en la medicina interna. Sientes que puedes ayudar al paciente inmediatamente y ver resultados instantáneos”.
“Cuando empecé la especialización, había pocas mujeres cirujanas y aún menos especialistas en una enfermedad tan femenina e íntima. Con los años me di cuenta de que quería estar ahí: una mujer para las mujeres”, continuó.
“En la cirugía mamaria no solo trabajas con tus manos, también apoyas a la paciente desde el principio hasta el final: ellas pasan a formar parte de tu vida y tú de la suya”, expresó.
Lo que la hace seguir adelante es saber que ha ayudado a la gente a recuperarse de sus enfermedades.
Khatib comenta que ser árabe nunca ha sido un obstáculo para establecer estas conexiones. De hecho, dijo que antes de que su nombramiento se hiciera público, rara vez consideraba su religión como parte de su profesión. Antes de eso, ni siquiera estaba segura de que sus pacientes conocieran su historia personal.
“Afortunadamente, me educaron bajo la convicción de que si te esfuerzas, llegarás lejos. El hecho de ser mujer en una sociedad musulmana conservadora no fue un obstáculo para mí en ningún momento”, enfatizó.
Khatib se integró en la sociedad judía desde una edad temprana. Solía despertarse a las 5:30 de la mañana para tomar un autobús de Aco a Haifa y regresar sobre las 5 de la tarde para hacer los deberes, acostarse y volver a la escuela al día siguiente.
“Tenía muy poca vida social y poco tiempo para pensar en todo”, comentó riendo.
Después de la facultad de medicina, se incorporó a Ijilov, en 2007, y ha estado allí desde entonces, excepto los dos años en los que amplió sus estudios en el Reino Unido. Ella y su familia viven en el norte de Tel Aviv y rara vez vuelve al norte, aunque sus padres siguen viviendo allí.
“Ijilov se siente como en casa. Me encanta este lugar. El hecho de que no me sienta “árabe” en mi vida diaria es gracias a este hospital que nunca me ha dado la sensación de ser diferente”, agregó.
Hace unos 10 meses, empezó a trabajar a medio tiempo en el Hospital de la Sagrada Familia de Nazaret, lo que, según ella, la reconectó con la comunidad árabe. Fue entonces cuando se dio cuenta del orgullo que sentían por sus logros.
“Recibí comentarios muy positivos de la comunidad árabe después del nombramiento”, dijo Khatib.
Su hijo de ocho años asiste a la escuela Tabeetha de Yafo, donde estudia en inglés y aprende también árabe y hebreo. Su hija asiste a un preescolar judío.
“Vivimos en Tel Aviv y no voy a buscar escuelas árabes en otro lugar. Además, quiero que formen parte de nuestra comunidad en general, no que estén marginados en una determinada corriente. Quiero que vivan sin tener que definirse”, explicó.
Dijo que no empujará a sus hijos hacia la medicina, sino hacia una carrera que los haga felices.
“La medicina no se siente como un trabajo porque es mi pasión”, dijo Khatib. “Es muy importante que amen lo que hacen, sea lo que sea”.
También agradeció a sus padres por impulsarla e invertir en ella, y a su marido, que ha seguido apoyándola en el camino. Comenzó su residencia en Ijilov como mujer soltera y conoció a su marido posteriormente.
“Marian es una doctora inteligente y empática que ama su profesión y a los pacientes”, dijo el profesor Gai Lahat, director de la División de Cirugía General de Ijilov. La calificó de “verdadera profesional” y dijo que confía en que continuará su desarrollo personal y el del centro mamario.
“Estoy emocionada por entrar en uno de los puestos más codiciados de la medicina pública”, concluyó Khatib. “Para mí, esto es un sueño hecho realidad”.
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