Enlace Judío – David Sompolinsky, un destacado microbiólogo que ayudó a rescatar a cientos de judíos en Dinamarca durante el Holocausto, falleció la semana pasada a los 100 años en la ciudad israelí de Bnei Brak, donde vivía, recogió The Times of Israel.
Nacido de Copenhague, murió el 13 de octubre y fue enterrado en Rishón Lezión.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en Dinamarca, Sompolinsky era estudiante de medicina veterinaria en Copenhague. Junto con un profesor local no judío, ayudó a fundar el Grupo Lyngby, que trabajó para esconder a los judíos de la ciudad y pasar de contrabando a cientos de ellos a un lugar seguro en Suecia.
En una entrevista en video grabada en 2018 para Yad Vashem, Sompolinsky habló de su infancia en Dinamarca y de sus experiencias en tiempos de guerra.
Según su propio relato, Sompolinsky se encontró con numerosos no judíos daneses que ayudaron activamente a los judíos de Dinamarca a esconderse y escapar de las fuerzas nazis. Más de 7,000 judíos de Dinamarca huyeron a Suecia, y más del 90 por ciento de los judíos daneses sobrevivieron al Holocausto.
En el libro “Octubre del 43” de Aage Bertelsen, el profesor no judío que trabajó con Sompolinsky, relató sus experiencias.
“Sabía que cualquier intento de convencerlo para huir estaba condenado al fracaso, pues había decidido que no abandonaría Dinamarca hasta que todos los judíos que necesitaban su estaban a salvo”, escribió Bertelsen sobre Sompolinsky.
“Aquellos que podían pagar su huida a través de barcos de pesca a Suecia, comenzaron a huir, y los demás dependían de la amabilidad y las donaciones de otros daneses”, dijo Sompolinsky en su testimonio en video.
“Había algunos judíos que tenían el dinero y empezaron a huir. Para el resto, se recogieron donaciones, y hubo mucha gente que donó, mucha gente sencilla”, relató.
Sompolinsky dijo que los judíos de Copenhague comenzaron a recibir avisos de inminentes redadas nazis antes de Rosh Hashaná de 1943.
Los rezos en la sinagoga principal se cancelaron por orden del rabino, y tras la advertencia de un amigo local no judío, sus padres huyeron a las afueras de la ciudad, mientras él se quedó, recordó.
En la víspera de la fiesta, Sompolinsky se subió a una bicicleta “y fue de casa en casa advirtiendo a los judíos que se escondan”, comentó su nuera Elisheva Sompolinsky.
Durante los días y semanas siguientes, Sompolinsky ayudó a los miembros del movimiento de resistencia danés a facilitar el contrabando de miles de judíos a Suecia. Pero una mujer en Copenhague estaba embarazada de nueve meses y no podía subir al barco, continuó Elisheva Sompolinsky.
Dijo que también se aseguró, a través de sus contactos médicos, de que los judíos hospitalizados se mantuvieran a salvo de las fuerzas nazis. “Puso un cartel de ‘cuarentena’ en todas las puertas de los pacientes judíos, y escribió que eran contagiosos para que los alemanes no entraran allí”, relató Elisheva Sompolinsky sobre la mujer embarazada y otros pacientes judíos.
Cuando la mujer dio a luz, “la escondió en el ático de su profesor de inglés, y una semana después la metió en un barco hacia Suecia”. El bebé de esa mujer, dijo la nuera de Sompolinksy, vive hoy en Petah Tikva.
Según varios registros y recuerdos, Sompolinsky también ayudó a liberar a prisioneros judíos. Aquellos que vivían en residencias de ancianos, niños y huérfanos que vivían en un asilo también encontraron refugio. “Llevó a los últimos niños con él en el barco de pesca a Malmo”, dijo Elisheva Sompolinsky.
En su testimonio en video, Sompolinsky recordó que se preguntaba cómo iba a huir a Suecia cuando la mayor parte de su familia ya se había marchado. Pero una mujer se le acercó y le preguntó qué hacer con una docena de niños que se escondían en un orfanato.
“Me sugirieron que viajara a un hospital no muy lejos de Copenhague, que enviaran a los niños allí y que encontraran una solución”, dijo. Llegó al hospital y descubrió que los niños estaban siendo atendidos en secreto por estudiantes de enfermería.
“Estuvimos allí unos días hasta [la festividad judía de] Sucot, y entonces vino una mujer y nos dijo: ‘Hoy tú y los niños viajarán al sur, y todo irá bien'”, recordó Sompolinsky. El grupo viajó al sur de Dinamarca, donde abordó un barco pesquero que se dirigía a Suecia. “Los niños se escondieron donde guardaban el pescado”, dijo.
Aunque el viaje debía ser corto, el capitán del barco tuvo que evitar ser detectado por los barcos nazis de la zona, y pasaron unas ocho horas en el mar antes de llegar a salvo a Suecia, recordó.
Sompolinsky permaneció en Suecia durante el resto de la guerra. Más tarde regresó a Copenhague y completó su doctorado en medicina veterinaria en 1946, y trabajó como investigador principal en el Instituto de Suero Veterinario de Copenhague hasta 1950, cuando él, su mujer y sus tres hijos emigraron a Israel.
“Era una persona tan modesta que nunca hablaba de ello… hablaba aquí y allá y yo me enteraba [de sus historias] por los libros y por todo”, dijo su nuera.
En Israel, Sompolinsky desarrolló una destacada carrera en microbiología, como profesor en la Universidad Bar-Ilan y director de su departamento de microbiología hasta 1970.
En 1960, participó en una misión médica de las FDI en Kinshasa para prestar ayuda humanitaria a los habitantes del Congo durante la guerra civil del país. Más tarde ocupó la cátedra Efraim Rapoport de microbiología médica de la universidad, antes de dirigir el laboratorio de microbiología del Centro Médico Mayanei Hayeshua de Bnei Brak en 1991, a la edad de 70 años.
Sompolinsky trabajó en el hospital hasta los 94 años. “Querían que se quedara, pero el Ministerio de Salud ya no le renovó la licencia”, recuerda su nuera.
Tuvo 10 hijos, 83 nietos, cientos de bisnietos y al menos 30 tataranietos, según su nuera. Su esposa, Ilona Malik Sompolinsky, falleció antes que él.
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