Joseph Hodara/Las tensiones de Eros en Appelfeld

Enlace Judío – Uno de los críticos más importantes (un ejemplo: Igal Schwartz) que alude a los tránsitos literarios de Aharón Appelfeld comenta que en un encuentro que tuvieron en Inglaterra se permitió – después de largos minutos de reflexión- preguntarle sobre los nexos íntimos entre hombre y mujer que Aharón habría tenido, y por qué apenas se reflejarían en sus peripecias literarias.

La inmediata reacción del escritor osciló entre la sorpresa y el enojo.

No debió sorprender a quien aventuró la pregunta. Pues la infancia y los inicios de la adolescencia del escritor conocieron abruptos episodios que le obligaron a presenciar el asesinato de su madre y la desaparición del padre, a buscar algún techo en la casa de una prostituta a cambio de limpiar oscuros y sucios rincones, a unirse a tropas rusas antes del fin del conflicto mundial, y llegar a las playas de Italia cuando frisaba los 16 años en espera de algún navío que podría conducirlo a Israel.

Circunstancias que le vedaron alguna franca experiencia en el dominio de la erótica intimidad.

Explicación que, sin embargo, apenas convenció a este crítico y lector de los poemas y novelas de Appelfeld – más de treinta – que publicó hasta el fin de sus días.

Ciertamente, explícitos juegos y tensiones del sexo no ocurren en sus libros. Sin embargo, Eros y sus transfiguraciones están presentes en todos ellos. No se precisa una atenta lectura para percibirlos.

Cabe un ejemplo: su novela Páginas Turbulentas ( Mayim Adirim) que describe las activas jornadas del judío Issajar cuando un vecino le cuenta, sin disimular el odio, que habría escuchado que su hermano y la entera familia habían sido asesinados en la aldea Dratchinetz.

La trágica noticia multiplica la tristeza de Issajar, ya profunda debido a la temprana muerte de su esposa Nejama y a la ausencia de algún hijo que hubiera podido darle alguna ilusión de continuidad en este mundo.

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