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martes 26 de noviembre de 2024
Luis Huitron y el equipo organizador de los 500 años de presencia judía en México

El fin de los 500 años- y un canto a Sefarad

Un texto de Luis Huitrón para Enlace Judío México e Israel- El pasado domingo 28 de noviembre concluyó el ciclo de conmemoraciones sobre los 500 años de Presencia Judía en México. Para mí como historiador, universitario y descendiente de criptojudíos fue todo un honor y un privilegio participar como director del proyecto.

La incansable y valiosa labor del Comité de 500 años del Centro Deportivo Israelita conformado por Dan, Vivian, Tali, León, Yoshua y el fantástico equipo de desarrollo Sheyla, Nurit, Lucero, José Manuel, Alejandro, Olga, Domi, Gloria, Jane y su director Jorge que, en compañía con la Fundación Hispanojudía: Shula, Francis, Silvia, Becky, Moishe, Nancy y su director David, lograron que este evento fuera un hito dentro de la historia de la comunidad judeo mexicana.

Durante cuatro fines de semana participaron 14 artistas, hubo 3 exposiciones, un evento gastronómico y 3 conferencias con 14 especialistas en los ramos de historia, historia del arte, arqueología, genealogía y religión. También hubo un documental sobre criptojudaísmo y sus descendientes que se proyectó en el Cinépolis de Interlomas.

Contamos con la presencia de autoridades en el tema como la Dra. Alicia Gojman de Backal y con personalidades como los embajadores de Israel, España, Turquía y Marruecos en México, así como la presencia de importantes cabezas institucionales de nuestro país. Tuvimos tres sedes: El Centro Deportivo Israelita, el Centro Cultural México-Israel y el Antiguo Palacio de la Inquisición, hoy Museo del Palacio de Medicina resguardado por la Universidad Nacional Autónoma de México.

A pesar del Covid y del Maratón de la Ciudad de México, todos nuestros eventos tuvieron un gran cuórum, compuesto por familias judías y no judías que, como mexicanos, se adentraron a un mundo velado y perseguido, el de los criptojudíos en la época novohispana. Y cerramos con una ceremonia que conjuntó la creatividad y gran técnica artística del grupo Sefarad y de la compañía de danza Anajnu Veatem.

A 500 años del inicio de una vida criptojudía celebramos la realidad de una vida abiertamente judía en una tierra que constitucionalmente permite la libertad de cultos y de credos. A 500 años reconocemos que hay mucho por hacer, pero que también podemos tener el privilegio de vivir libres en México.

Personalmente quisiera compartir en esta columna, cuyo privilegio gozo enormemente al escribir en Enlace Judío, las palabras con las que me despedí en el patio central del Antiguo Palacio de la Inquisición, palabras muy emotivas que salieron de mi corazón.

Ciudad de México, 28 de noviembre de 2021
Antiguo Palacio de la Inquisición
Ceremonia de Clausura de los 500 años de Presencia Judía en México

Rabí Moshé ben Maimón dijo alguna vez, cuando le preguntaron en 1148, si ser martirizado o profesar. Él contestó: “Que profese y no sea martirizado, pero que no permanezca en los dominios de ese rey, sino que vuelva a su casa hasta que pueda emigrar, pues el mundo no ha conocido persecución tan asombrosa como la presente, en la que no hay salvación si no es pronunciando la fórmula. Hay que salir de estos lugares y marchar a uno en el que pueda permanecer en su religión y cumplir la Torah sin persecución ni temor, que abandone su casa, sus hijos y todo lo suyo…”

Cuántas veces hemos deseado que estas palabras se pronunciaran una última vez.

Hoy, conmemoramos a todas aquellas personas que salieron de su tierra y se arriesgaron a continuar la fe de sus padres. A 500 años estamos aquí y el trabajo de todos los mencionados sirve de pilar en el que se sostienen las benditas memorias de los caídos. Gracias a todos por estar aquí y caminemos hacia el futuro, tratando de ser mejores con el otro, con uno mismo, con el mundo.

Me despido de ustedes con unas líneas sinceras que escribí el viernes pasado, y que juntan todo mi sentir. Gracias por escucharme.

Dedicatoria

Sefarad no es una tierra a la que podamos retornar
porque ya no existe desde hace medio milenio.
Sefarad es una idea en el tiempo,
es un recuerdo en la memoria colectiva,
guardada en el corazón de sus descendientes,
en una endecha tirste y lastimera
o en el cante del jazán.

Cuando salieron los muestros
tomaron las naves y enfardelaron
tomaron sus hijicos y cruzaron la mar.
La lingua muestra tornó en otros dishos
se djuntó con otras djentes
se fuyó lejos de la pena a tierras ajenas
y se durmió cuando murieron muestras abuelas

Volvamos la vista al pasado,
pero sin añorar ser lo que fuimos, porque no lo somos más
No lloremos las glorias del ayer
No nos lamentemos más, puesto que
ya nos hemos lamentado mucho

Somos hermanos de los judíos de alepo
de los judíos de Holanda
de los judíos de Siria
de los judíos de Alemania

Yo soy hijo del mestizaje y de la migración, como ustedes
soy nieto de la conquista, como ustedes
y heredero de la Tartesos fenicia
de la Hispalis Griega
de la Hispania Romana
de la Iberia visigoda
y de la Sefarad expulsada

De los que han ido y venido desde las olas del Mare Nostrum
en los barcos mercantes fenicios y romanos
hasta las mareas del Atlántico,
sobre los vapores de las guerras mundiales.
Migrantes todos, perseguidos todos
humanos todos, hermanos todos

Hoy, aquí y ahora hablamos
desde los lugares en donde antes sentenciaron a muerte
y que ahora son aulas de medicina
donde se enseña a salvar vidas, para mantenerlas con nosotros.
Aquí, con la voz quebrada y el sentimiento a flor
late mi corazón con el de mis padres, apachurraditos,
pero con la alegría de poder agradecer estar ahora
en un lugar donde no somos perseguidos más,
donde hemos aprendido a echar raíces
donde nos juntamos con ustedes en comunidad
con ustedes y con sus muertos
con los de todos, con los de todas.

Así, aquí y ahora hacemos un pacto
una promesa de responsabilidad
de tratar de no repetir más errores
para que todas las voces hablen
para que todas las voces canten
para que todas las voces digan lo que tienen que decir
y así, juntos todos, sostener nuestra voz hacia el futuro
y velar por el respeto del otro,
para nunca repetir.
Todos nosotros somos las ramas de esa higuera que nunca muere

Gracias
Luis Huitron

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