Enlace Judío – En los libros de Eshkol Nevo siempre hay la necesidad de encontrar “una segunda oportunidad en la vida”, lugares donde uno pueda reinventarse, así presentó al autor mencionado la escritora y periodista, Silvia Cherem, en la entrevista virtual que le realizó en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL 2021) de Guadalajara.
Eshkol Nevo –apunta Cherem– “es un maestro de historias cortas, un escritor que habla del amor, de la amistad y de la soledad y de secretos que todos escondemos”.
La entrevistadora lo define como un ser humano que da voz a extranjeros, a perdedores, “incluso a enemigos”, deseando terminar la desconfianza entre uno y otro. “Nevo es parte de una nueva generación de jóvenes escritores como Amos Oz, A.B. Yehoshúa, y David Grossman”.
Para iniciar este sondeo en torno a los motivos de su entrevistado, Cherem se sumerge en el pasado, en la niñez del escritor. “Espero que podamos saber qué es lo que te importa y lo que te ha llevado a ser el hombre, el escritor y ‘el difamador’ que eres; sé que esta es tu palabra favorita; sé que David Bowie te enseñó a nunca repetirte como artista, y es cierto, cada libro tuyo es totalmente diferente en forma y contenido:
Silvia comienza resaltando la “obsesión” de su entrevistado con los puntos de inflexión, con las segundas oportunidades. “Vamos a hablar en espanglish -dice en tono jocoso el entrevistado-. Extraño mucho a Latinoamérica, a México específicamente y más a Guadalajara… Ahí estuve en la FIL dos veces y fue increíble; ojalá que pudiera visitar el país el próximo año, en persona y no vía Zoom. América Latina es un lugar muy importante en mi vida, es como mi segundo hogar. El español, aparte del hebreo, es la más bonita lengua en el mundo”.
Eshkol entra a la cuestión planteada: “Entre mis puntos de inflexión y las segundas oportunidades hay una conexión; sobre volver a empezar, sobre una nueva tierra, un nuevo país; es que mi vida estuvo llena de estas situaciones, porque desde niño, y hasta los 18 años, tuve que vivir en 12 o 13 casas en cinco ciudades, dos países y medio; nos mudábamos cada dos o tres años”.
Resalta el escritor que a la edad de 15 años, cuando tuvo que dejar Jerusalén pensó en revelarse contra sus padres. “Les dije: -‘Esto es demasiado…’” Él estaba muy atado a sus amigos, muy apegado a la ciudad, y aquel cambio lo afectaba. Pero tuvo que aceptar, una y otra vez la necesidad familiar de mudarse, por las responsabilidades paternas.
La necesidad de reinventarse
Eshkol le cuenta a la periodista que fue a partir de esa exigencia de su propia vida, de niño y de adolescente, que tuvo que comenzar a reinventarse, y contar una nueva historia sobre él en cada lugar donde iba, cada dos o tres años: “Quizás esta sea la razón por la que escribo sobre puntos de retorno”.
Respecto de las influencias que lo marcaron como persona y como escritor, Eshkol siguió contando. “Tengo 50 años y todavía estoy descubriendo cosas sobre mis padres. Son una pareja fantástica, pero nunca estaban de acuerdo; siempre había opiniones diferentes y eso afectó mi manera de ver las cosas”.
La periodista sigue con el tema de la familia. -“Llevas el nombre de tu abuelo, que fue primer ministro de Israel, y murió antes de que tú nacieras: ¿Cómo te afectó ese legado?; su apellido se convirtió en tu nombre”…
-En definitiva su presencia afectó mi vida, y a través de mi madre crecí en una familia interesada en la política, que quería a su país. Yo asistía a manifestaciones desde los seis años y hace poco llevaba a mi hija en hombros a manifestaciones, como lo hacían mis padres conmigo…
El escritor abunda en el tema resaltando que su abuelo era famoso por contar la historia adecuada en el momento preciso, para solucionar un problema o negociar un asunto; “así que su legado para mí, es su gusto por las historias”.
Añade Nevo que su nombre es hebreo, que sus padres lo escogieron porque no querían los nombres de la diáspora que tenían, Shkolnik y Frishberg; querían un nombre hebreo nuevo: “Y ya que hablamos de volver a empezar, se sentían una nueva clase de judío y escogieron Nevo, que es la montaña desde la cual Moisés ve la tierra prometida, sabiendo que nunca llegaría a ella; es decir, nostalgia, añoranza del hogar”.
Abunda sobre el significado de su nombre y el fuerte simbolismo que implica. “La palabra Eshkol es fascinante; quiere decir racimo de uvas o de bananas, montón de frutos…Entonces significa muchas formas de contar una historia, envuelve ese concepto… Todo eso representa mi nombre”.
La periodista insiste sobre la niñez del entrevistado -que fue hijo único-, pensando si él se reproduce en sus personajes.
“Por lo general yo era siempre el nuevo de la cuadra, del grupo, de la escuela. Mi experiencia singular es que tienes que ser muy observador… Me dediqué a observar y escuchar, a aprender las nuevas reglas”…
Añade Eshkol que observar es parte de lo que hacen los escritores. Observar a la sociedad, desde cierta distancia, pero con interés, observar a la familia, al alma humana…Era sentimental y coqueto, desde los seis años se interesaba en las niñas… leía mucho, pero no escribía.
Influencias que marcan a un artista
La periodista le inquiere sobre las personas de su vida que más lo influyeron para seguir el camino de la literatura. “Mi trayectoria en el arte se la debo a tres mujeres, que fueron cruciales en este proceso”.
El escritor comenta que su tía, Noa, era la única artista de la familia; era coreógrafa y tejía tapices: “Ella fue mi modelo de artista, de cómo vive la pasión que le imprime a su trabajo y los sacrificios que le exige”.
Luego –añade- conoció a quien sería su esposa: “Yo tenía como 23 o 24 años y en la segunda cita me dijo que su sueño era casarse con un escritor. Así que no me quedó de otra. Más allá de eso me brindó todo su apoyo y creyó en mí… Le debo mucho”.
Y la tercera mujer que lo impulsó a seguir en ese camino fue su primera maestra que tuvo en un curso que tomó, de redacción creativa, cuando él ya rondaba los 28 o 29 años…La periodista lo interrumpe: -“Empezaste tarde…”
-Sí, florecí tardíamente…Escribía mucho cartas y poemas, pero definitivamente no cuentos ni novelas.
Retoma su pensamiento previo. “Esa maestra no era conocida en México ni en el mundo… Ella se llama Yael Hadaya, y ella me dijo sin palabras que siguiera adelante… Sin estas tres mujeres no sé si estaría hablando contigo”.
La búsqueda de amigos
Silvia pasa a la parte más emotiva del escritor: -“En todos tus libros estás realmente buscando a tus amigos; supongo que en los cambios de tu vida perdiste a muchos…”
Eshkol asiente y se mete al insólito caso de uno de aquellos. “Tengo cuatro, que todavía conservo, y hay un quinto, Hagai Carmeli, que no es su nombre real y anda ‘perdido’. Escribo mucho al respecto porque éste es un misterio… Cuando escribía sobre él, asistí a una feria en los Estados Unidos y en la lista de nombres vi el suyo, que no había visto en 12 años… Le escribí para preguntarle: -“¿Eres tú? ¿Te gustaría que nos viéramos? ¡Estoy en Nueva York!…
“A veces escribes sobre algo que imaginas, y de pronto la vida real te lo pone delante. La vida real puede ser más sorprendente que la ficción…Lo encontré, pero se volvió a perder…”
Silvia le insiste a Eshkol sobre sus motivos para escribir, para darles voz a otros… “En general me gusta más escuchar que hablar, y creo que lo que me impulsa a cazar cuentos es la curiosidad de escuchar nuevas historias y de ser lo que no soy en lo que escribo”.
Eshkol precisa que no le interesa escribir sobre él mismo, tampoco apegarse a la realidad, y que le da un placer enorme ser alguien que no es… “Yo no soy creyente, soy secular, pero me encanta escribir sobre personas creyentes o que se convirtieron… También me gusta escribir como mujer, porque no lo soy, y ser mujer para escribir es todo un desafío”.
Eshkol Nevo subraya que cuando lee los libros de García Márquez o Cortázar u otros latinoamericanos, siente que se expande mucho, porque son muy diferentes a él… El concepto de la vida del escritor israelí –advierte- es más amplio, más democrático… “Por eso, no voy a escribir o dejar de escribir lo políticamente correcto; para mí escribir es la libertad y eso es la expansión de mi experiencia”.
La ansiedad y soledad de un escritor
La periodista sigue cavando profundo en el alma de Eshkol Nevo: -“Aun ahora, publicar un libro en Israel, no traducciones, sigue siendo una experiencia emocional muy difícil; puede ser que me quede afónico o que me enferme. Me siento avergonzado, descubierto, no importa si el libro resulta un bestseller”.
Eshkol agrega que acaba de publicar su décimo libro en Israel, a 20 años de haberse iniciado en el arte de escribir… “Tengo mucho éxito y sin embargo publicar sigue siendo un proceso en mi caso muy doloroso”.
Resalta el escritor israelí que la música es muy importante en sus historias. “Yo quería ser músico, tocar en una banda de rock; estudié batería y toqué, pero no soy lo bastante bueno y tuve que conformarme con escribir. Como resultado, trato de plasmar la música en mis libros… Al escribir siento como si estuviera componiendo una sinfonía… Todo tiene música”.
Silvia Cherem busca llegar al fondo de su personaje: -“Imagino que a alguien le confías tus secretos, ¿quién es Dikla, la que mencionas en tus libros?
–Pienso que una historia comienza con un secreto; probablemente es lo que te impulsa a escribirla. Terminé con una novia cuando tenía 25, que es una forma diplomática de decir que ella me dejó. Siento que había un secreto que yo no entendía a pesar de los años, así que empecé a escribir para resolverlo… La mejor manera para ponerme a escribir es no decirme el secreto…
Sobre el Holocausto y la Intifada
Silvia le cambia a Eshkol de estación y de ritmo, además le sube el volumen: el Holocausto, es uno de los telones de fondo de las historias de su entrevistado, pero él tiende a evadir el tema… El otro punto es la política y el ejército: sus seguidores quieren empujarlo a hablar de eso… Sin embargo, él se resiste, le hace ver Silvia: –“No eres de los grandes creadores del Estado, como tu abuelo, pero estás en la búsqueda de identidad”.
El escritor le suelta algo breve sobre el fantasma que ha atormentado a muchos de todas las creencias y se extiende sobre política. Eshkol resalta que no es un novelista del Holocausto; no es uno de los temas que le interesan y le parece que ha sido investigado de forma profunda, extensa y bella por otros escritores.
– “Yo pertenezco otra generación -resalta el entrevistado-; mis traumas y post traumas están más relacionados con las guerras de Israel e Intifadas, que con el Holocausto. He escrito sobre la guerra de Yom Kipur y la Intifada, porque crecí con un padre que estuvo en ellas. Y yo participé como soldado en la Intifada. Esas son mis experiencias principales”.
Eshkol enfatiza que para entender la psique israelí se tiene que entender el efecto que el Holocausto sigue teniendo en ella, “por eso siempre está presente en mis libros”. Sin embargo –acota-, “no es la cuestión principal sobre la que escribo, porque hay otros que pueden hacerlo mejor que yo”.
Sobre política -precisa- es algo sobre lo que tiene más preguntas que respuestas. “Me interesa escribir sobre mi sociedad porque es fascinante. Es el paraíso para los narradores de historias”.
Una tierra de esperanza
“Israel está lleno de conflictos –sostiene el entrevistado-, yo no quiero pasarlo por alto y me sumerjo en ellos, pero trato de hacerlo de manera empática y humana; de manera literaria, evitando el estilo de la propaganda”.
Eshkol pretende que sus lectores conozcan desde otra perspectiva a la que normalmente conocen. “Me enorgullece poner a las voces palestinas urbanas en el centro, el corazón de la literatura israelí, pero lo que realmente importa son los seres humanos, no las motivaciones ocultas ni políticas”.
Por otro lado – admite- en los últimos años se ha interesado mucho en la política, pero eso no se refleja directamente en sus libros. Afirma que escribe artículos políticos y ha participado como orador en manifestaciones: “Tomé la decisión de hacerlo y pagar el precio. Quiero que mis hijas vivan en un país democrático”.
Así que se metió de lleno en la política, valiéndose de lo que sabe hacer. “No importa si pierdo lectores o si me critican. Las manifestaciones tuvieron éxito; por primera vez tenemos árabes y judíos en el mismo gobierno, algo sin precedente, increíble.
“Tengo una esperanza en mi país -concluye Eshkol Nevo-, por primera vez en 25 años… Y como pertenezco a una familia involucrada en la política, así me educaron, sin miedo a decir lo que pienso”.
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