Enlace Judío México e Israel – Mucho del conocimiento que tenemos del mundo y del hombre lo heredamos de la cultura que nos rodea. A través de los modales, la filosofía y las distintas expresiones artísticas aprendemos a cómo comportarnos y a entender los sentimientos y razones de quienes tenemos cerca. Por eso cualquier expresión humana se vuelve valiosa porque nos habla de quiénes somos. La literatura en especial es vistazo al corazón de una cultura porque en ella se plasman deseos, contextos y motivos, es parte fundamental de los mitos y anhelos que nos construyen. El pueblo judío es casi tan viejo como el hombre y en su caminar por el tiempo ha formado sociedades y culturas en los distintos lugares en los que ha vivido.
El idish es una de las tantas lenguas que lo han acompañado. Surgió alrededor del siglo X entre los judíos de Europa del Este y desde entonces hasta la fecha ha sido la lengua madre de muchos en el mundo. Se habló en los guetos de la Edad Media, en los cafés y discusiones de la Hascalá, los campos de concentración, los pueblos jasídicos, los shtetl y las calles actuales de Brooklyn. Por si misma es valiosa por la riqueza del lenguaje que trasmite, pero además carga con siglos de historia. Si bien siempre existió como el lenguaje de la casa y la calle y siempre tuvo obras de literatura que la acompañaran, la explosión literaria del idish vino en los últimos tres siglos (XX, XIX y XVIII) en que los intelectuales judíos tomaron conciencia de su origen y decidieron desarrollar culturalmente la lengua que hablaban; fomentando así la identidad judía y dándole al mundo una nueva forma de expresión artística. Crearon cosas de enorme riqueza literaria. Los siguientes escritores son tan sólo dos ejemplos de lo que el idish ha dejado a su paso.
Sholem Aleijem (1859–1916)
Sholem Aleijem es uno de los escritores clásicos más importantes del idish; fue un gran impulsor de la lengua, sus escritos llegaron a ser conocidos en varias partes del mundo y durante un tiempo fomentó que existieran publicaciones y escritos en idish, pues creó y financió el periódico anual “Di Yidishe Folksbibliotek” donde llegaron a publicar los escritores más importantes de su época como Mendele Mokher Seforim e I.L. Peretz
La belleza de su escritura consiste en que logra captar la esencia de la experiencia judía en distintos contextos siendo sincero a su realidad, sin romantizarla, ni volverla objeto de melodramas. Habla de guerras, de conflictos comunitarios, principios religiosos, y pueblos judíos tradicionales que por primera vez viven un choque y un encuentro con el mundo moderno. La riqueza del lenguaje que usa y la tradición literaria que establece a través de él es enorme pues hace referencias a dichos e historias populares, a textos bíblicos, a otras obras en idish y desarrolla conceptos filosóficos complejos, todo desde una voz accesible para cualquier público; como dice la investigadora Ruth weiss “habla desde las masas para las masas” con un lenguaje bello y directo. Además en su escritura explora características típicas del idish y las enriquece con gran maestría en sus textos, por ejemplo el doble sentido y la ironía.
Creó muchos de los personajes e historias de la cultura idish que se volvieron populares en nuestros días. Por ejemplo el musical de “El violinista en el tejado” se basa en las historias de Tevye el lechero, quien a través de confesiones y monólogos ficticios, llega a tratar temas de gran profundidad filosófica, a la vez que cuenta las historias de la aldea. Escribió novelas, cuentos, obras de teatro, también fue de los primeros escritores de idish en hacer historias para niños.
Su seudónimo tiene varios significados es un saludo que al mismo tiempo le desea a la persona la paz. En su escritura usa al seudónimo para convertir su voz en un personaje por sí mismo. Algunas de sus historias las presenta como hechos reales que le llegaron por medios diversos y que él simplemente se da a la tarea de trasmitir. Al final de su vida había publicado más de 40 volúmenes y aunque su escritura realmente se desarrollo en idish, nunca dejó de escribir en ruso y hebreo.
Vida
En cuanto a su vida nació y creció en Rusia en un shtetl judío, su nombre original era Solomon Rabinovitz y nació en 1859 en Pereyaslav, Ucrania. Aunque creció en una forma tradicional, desde pequeño estuvo expuesto a las ideas de la Hascalá rusa (Ilustración judía), pues su padre tenía un especial interés en dicho movimiento. Cuando era pequeño la familia se mudó a Voronkov y Sholem se graduó con honores del “gymnasium” ruso. A los 17 años fue tutor de Olga Loev, la hija de un terrateniente adinerado, quien años después sería su esposa. Juntos tuvieron seis hijos, varios de los cuales también fueron escritores.
En 1905 Sholem la familia salió de Rusia huyendo de los pogromos masivos del momento. Sholem se fue a Nueva York a probar suerte, mientras Olga se movió con los hijos a Suiza. Para ese entonces los escritos de Sholem ya eran conocidos en todo el mundo y creía que podría tener mayores ganancias en Estados Unidos. Sin embargo, no fue como se esperaba y al año se reuniría nuevamente con su familia en Suiza. Durante un tiempo vivió de hacer lecturas en voz alta de sus escritos y dar tours a turistas que lo visitaban, pero en 1908 tuvo una tuberculosis muy dura que no le permitió trabajar por varios años. Dos amigos suyos lograron recuperar los derechos de algunos de los escritos de Sholem para que pudiera vivir de las regalías de sus obras y así sobrevivió la familia un tiempo. En 1914 regresaría a Nueva York, esta vez junto con su familia y moriría dos años después.
Isaac Bashevis Singer (1903 – 1991)
Isaac Baashevis Singer es el único escritor que ha ganado el Premio Nobel de Literatura por sus obras en idish (1); también es sin duda uno de los más interesantes. Fue rechazado por sus contemporáneos gracias a la crudeza de las escenas e imágenes que retrata y la violencia abierta de sus personajes. Pues así como vivió uno de los momentos más oscuros del mundo y la historia judía (Polonia durante y antes del Holocausto) plasmó en sus obras la dureza de esa realidad. Al igual que Dostoievsky, Gogol y León Tolstoi (autores admirados por Singer) buscaba mostrar la doble cara del hombre cuando se enfrenta a la maldad: la lucha entre la santidad y lo demoníaco.
En esa esfera, las emociones, el suspenso y el misterio toman un papel central. El drama psicológico es quien guía la trama y las pasiones desbordadas se vuelven el centro de la historia. Nos muestra el poder que éstas tienen sobre el hombre; su capacidad para generar ilusiones falsas y llevarlo a obsesiones destructivas. En su obra éstas toman una realidad incluso tangible a través de demonios, fantasmas y otras figuras de la mitología judía que se encarnan y poseen a quienes los escuchan.
El mundo de Singer es un mundo lleno de riqueza literaria que nunca deja atrás el pueblo en que creció e integra por completo la cultura judía a varios niveles, sin por eso dejar de tratar temas sumamente importantes para la historia humana. En sus textos la Torá, el Talmud, los dichos, las supersticiones y relatos populares toman vida a través del lenguaje y las historias. A veces se presentan como monstruos que nos persiguen y dan testimonio a la sangre derramada del pasado; y a veces como portadores de amor, paz y sabiduría: en la cara de un hombre pío, de una madre, de la paz de una vida contemplativa. Pues así como el misterio y la violencia tienen lugar en su literatura; también lo tienen la sabiduría, el amor, la espiritualidad y la alegría. Nunca deja de ser fiel a los recuerdos de su infancia.
Retrata una variedad de temas que tocan lo judío pero también atañe a la experiencia humana: la confrontación del mundo viejo y tradicional con el mundo moderno, el conflicto de lealtades que eso genera, la ruptura de las familias y las faltas psicológicas, humanas de la perdida de la tradición.Nunca escribe sobre el Holocausto directamente pero basa algunos de sus cuentos y novelas en épocas que los judíos sufrieron masacres masivas, a través de ello habla sobre el control de las masas, los mesías falsos, el hambre de poder, el miedo, la angustia y sobre las fantasías y obsesiones que surgen como producto de esa situación.
En sus últimos años cambió el tono duro de sus escritos para escribir historias dirigidas a niños. Muchas de sus historias fueron adaptadas a películas y se volvieron famosas en el imaginario popular. Entre ellas se encuentran “El mago de Lublin” (1979) y “Yentl” (1983)
Vida
En cuanto a su vida fue un hombre que vivió en carne propia dos de los conflictos más difíciles que los judíos tuvieron que enfrentar al entrar el siglo XX: las persecuciones antisemitas que culminaron con el Holocausto, y el choque que llegó a las aldeas entre el mundo moderno y el arraigo a las tradiciones.
Nació en 1903 en Leoncin, una aldea cercana a Varsovia, Polonia, y era descendiente de dos dinastías rabínicas distintas, jasídica por el lado de su padre y mitnagdí por el lado de su madre. En 1907 se mudaron a Radzymin, pues su padre se convirtió en el rabino principal de la yeshivá, un año después se establecerían en Varsovia. La calle donde vivían era bastante humilde y su padre la hacía de líder religioso, rabino, juez y arbitro. Los tres ambientes en los que Singer creció (la aldea, la yeshivá y la ciudad) serían retratados en sus escritos.
En 1917, gracias a la Primera Guerra Mundial, la familia se dividiría, Singer y su hermano irían con su madre a Bilgoraj, el pueblo natal de ésta, vivirían ahí hasta 1921 que pudieran reunirse con el padre en Varsovia nuevamente. En ese mismo año Singer entró al seminario rabínico de Tachkemoni, sin embargo lo abandonó y a diferencia de lo que se esperaba decidió tampoco tomar estudios seculares. En 1923 su hermano le consiguió un trabajo de corrector de estilo y viviría con eso un tiempo.
Publicaría su primer novela “Satan en Goray” en 1935 y sería reconocido como buen escritor. Ese mismo año huyó a Estados Unidos, pues Hitler ya había asumido el poder en Alemania y la amenaza hacia los judíos en los países vecinos era cada vez más alarmante. Al migrar se vio en la penosa necesidad de separarse de su primer hijo y su esposa, la familia se reencontraría 20 años después en Israel.
Ya en Nueva York Singer trabajaría para el periódico idish Forverts y lentamente adquiriría fama por sus escritos. Aparte de su obra literaria hizo numerosas traducciones del hebreo, el polaco y el alemán al idish. Murió en 1991 en Florida de un infarto.
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