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jueves 21 de noviembre de 2024

¿Es la hora de rezar?, Leo Zuckermann debate con el rabino Marcelo Rittner

Enlace Judío México – La pandemia del Covid-19 ha provocado en la comunidad judía -y en todas partes- cambios que afectan la convivencia social, sobre todo de los niños y jóvenes; asimismo plantea retos de fondo que requieren acudir a las enseñanzas ancestrales de Janucá y el milagro de la Fe, para encontrar la luz y superar estos difíciles momentos. Con esa idea la Comunidad Betel organizó un intercambio de ideas del rabino Marcelo Rittner con el intelectual y prestigiado periodista Leo Zuckermann.

La celebración de Janucá en una sinagoga fue el marco elegido para iluminar el debate sobre temas candentes que están en las mesas de los judíos. Leo y el rabino Marcelo encendieron sus luces en un intercambio de inteligencias aderezado con momentos de amenidad que desataron las risas de los presentes.

Previo al encuentro de ideas y posiciones personales de los protagonistas, los organizadores y asistentes a la sinagoga que dio albergue al singular evento procedieron a la ceremonia religiosa, con el encendido de velas mientras entonaban las oraciones y cantos tradicionales del judaísmo.

El rabino inició con una breve presentación de Zuckermann aclarando que no era necesaria, dado el prestigio y fama de que goza el conductor de Es la Hora de Opinar, de Foro TV, y panelista de la emisión televisiva Tercer Grado; pero como atención a que se encontraba presente la mamá del personaje, y a que seguramente ella se sentiría honrada con el detalle, el rabino dio paso a una larga mención sobre los méritos académicos y periodísticos del invitado.

Entre otros títulos universitarios, Leo Zuckermann tiene tres maestrías en políticas públicas en importantes universidades de México y del extranjero; fue acreedor al Premio Nacional de Periodismo, en 2003, y participa como editorialista en programas de radio y TV: también en medios impresos, todos de alcance nacional.

Leo es una de las voces más respetadas en el ámbito político nacional y ha sido considerado por medios especializados como uno de los 300 líderes del país.

Cuando el pasado desaparece…

El intelectual comienza en tono un tanto nostálgico, a propósito de que cerraron su escuela primaria, donde estudiaron él y miembros de su familia. Cuenta que ha recorrido la famosa Colonia Roma, donde vivió su niñez y los cambios urbanos del barrio –otrora elegante y sofisticado- se dejan ver con cierto desencanto. De ser una zona tranquila y acogedora, “de abuelitas judías”, se convirtió en uno frecuentado por jóvenes donde proliferan los bares y restaurantes modernos que a ellos les gustan.

En su primera intervención el rabino le comenta a su interlocutor aspectos de la vida de este, que lo caracterizan por su independencia de criterio: “Tu forma de ser, tu ideología, tu vida personal, como siempre lo has hecho”.

El artículo que fue punto de partida se titula: El pasado desaparece…Leo relata que en su recorrido por su viejo barrio se fue dando cuenta que con la edad, lo que fue su pasado va desapareciendo, físicamente, “y llega el momento en que ya vas con tus hijos y les dices: ‘Mira, ahí es donde mi papá tomaba café, pero ya no existe’…Es parte de este proceso muy emocional de irse haciendo viejo y ver que las cosa cambian y asumir que en efecto eso es parte de la vida”.

El rabino le toca el tema que no siempre deja bien parados a algunos famosos: “¿Fuiste buen alumno?” Leo se suelta respondiendo afirmativamente: “Pero era muy rebelde, me llegaron a expulsar un par de ocasiones; era como anarquista libertario desde aquellos tiempos; pero de calificaciones, bien”.

Las luces de Janucá y el milagro de la Fe

Las dos mentes brillantes abordan el tema de las celebraciones de Janucá, porque “tiene un mensaje profundo y muy actual”, subraya el rabino Marcelo Rittner: “A través de la experiencia con esta pandemia mundial, hemos hecho cambios que no teníamos previsto…esto es algo que se ha reflejado en los hijos y los nietos, por la falta de convivencia social que han perdido, que es más importante que el año de clases”.

El rabino resalta frente a su interlocutor que también la sinagoga “ha tenido que salir a recrearse, para poder ofrecer a sus socios un elemento de apoyo, de fortaleza, y en especial de esto que trata Janucá que es el milagro de la Fe”.

Hay que buscar –abunda el ministro religioso- cómo explicar a todos, que puedan entender hoy desde otra perspectiva lo que alguien dijo, muy interesante: “Que Janucá representó un milagro, que evidentemente tuvo que ver con la presencia de Dios, pero también el compromiso de algunos”.

Continúa el rabino resaltando que uno de los milagros que el pueblo judío entendió es que “cuando no se da el milagro uno tiene que ser el que lo produce”.

Y es el caso de las historias de sobrevivientes de esos años terribles del Holocausto, en que  muchos de ellos vivieron una situación de estar bajo autoridades que los denigraban con todo tipo de situaciones: “De repente hay gente que dijo: yo me quiero salvar pero para algo, y es para que esto no se vuelva a repetir”.

Cómo se puede -pregunta el rabino a su interlocutor- entender esto en un marco de lo espiritual de lo religioso y lo político, que “estamos necesitando ese milagro; qué cambios hemos tenido más allá de lo que leemos todos los días; qué hacer con que los jóvenes manifiesten mucha desesperanza en su país, en su futuro que mucha gente está desorientada y aparecen los fantasmas judíos, ¿no?

¿Los milagros los hace Dios o la gente?

Leo aclara que él no es una persona muy religiosa, “soy un liberal”, y suelta: “Yo no creo en los milagros, creo que los milagros los hacen las personas; y ese es el verdadero milagro, que tienen la libertad de escoger y de cambiar”.

El intelectual refuta la creencia de que ante el paso de los judíos en su escape de Egipto, como un milagro, se partieron las aguas en el Mar Rojo: “Yo no me lo creo”.

Enfatiza Leo que en todo caso, el milagro estuvo en la voluntad de los judíos de decir: “Esto se acabó, y no vamos a seguir siendo esclavos en Egipto”, y luego partieron hacia su tierra prometida. “Eso que hoy se ve como un milagro,  es la acción de un pueblo, de algunos líderes ejemplares que ejercieron su libertad”.

El intelectual prosigue preguntando por qué hoy no se considera el establecimiento de Israel como estado en 1948, como un milagro: “Es increíble lo que pasó después del Holocausto, que se haya creado el Estado de Israel”.

Leo relata ante el rabino que una de las entrevistas que más lo marcaron en su carrera profesional fue cuando entrevistó a Shimon Peres, y le soltó la pregunta: “¿Cuándo fue el momento en que sintió usted que Israel estaba realmente en peligro?”

Recuerda Leo que el líder sionista -primer ministro de Israel entre 1948 y 1954, y nuevamente entre 1955 y 1963- le respondió que fue en la guerra del 48, por la Independencia, y que dijo: “Ya se nos van a acabar las armas”… Para un estado que era atacado por ocho ejércitos vecinos, la relación de las fuerzas era absolutamente desproporcionada a favor de los árabes; y bueno, entre Ben Gurion y los que estaban ahí fueron a Francia y a Checoslovaquia y les pidieron ayuda…y la libraron… “Eso es un milagro ¿o tú qué piensas?”, pregunta Leo a su  interlocutor: -“Es un milagro”, le responde el rabino.

Leo resalta que eso es lo más hermoso que tiene el ser humano, que lucha por su libertad…y hace todo lo que tenga que hacer para conseguirla, pero que es el esfuerzo y la visión de los hombres los que producen ese “milagro”.

El milagro de los judíos mexicanos

Leo insiste en que “no cree en los milagros, pero bueno”…y cita que la comunidad judía en México es como un milagro, “una maravilla, en donde se protegen unos a otros… y es un milagro que estén ustedes aquí y que haya templos, que haya gente que ayude a los enfermos; yo te diría eso es un milagro… ¿Es un milagro?”, le vuelve a preguntar Leo a su interlocutor.

“Yo te diría que sí –responde el rabino Marcelo- Rittner– porque eres mi invitado”.

Leo, insiste: “Pero no califica como milagro”.

Para soltar el nudo, el representante de la Comunidad Betel, señala que en todo caso hay un uso indiscriminado del concepto: “Hay un tema de como utilizamos la palabra, hay todo tipo de milagros… Lo que yo creo es que todo lo que  nos sucede es porque estamos involucrados, si el pueblo de  Israel no hubiera atendido esa reacción que podemos llamar ‘el milagro de Janucá’  y que fue  una reacción que se repitió a lo largo de la historia; el milagro es que después de 2,300 años, aquí estamos celebrando Janucá”.

El intelectual admite que la única vez que quiso decir, “esto es un milagro” fue cuando nació su primera hija… “porque la vida es un milagro”, y la misma sensación tuvo cuando nacieron sus otros hijos.

La humanidad, el milagro de la creación

El rabino argumenta que los seres humanos fueron creados a imagen y semejanza de Dios, pero algunos piensan que el mayor problema que vive el mundo es que el hombre siente que pasó a ser dios y dejó de ser hombre…

Leo responde que “esa es la definición de soberbia”.

El líder religioso de la comunidad Betel precisa que tal es el tipo de diferencia que quiere marcar en este debate, entre la idea de un milagro donde hay una intervención divina y la de que es la de los valores judíos que generación con generación se van pasando y que se van internalizando y desarrollando.

El rabino señala que en un país donde se presenta una crisis de niños que están muriendo porque no tienen medicina contra el cáncer, si se tiene un valor de sensibilidad con un tema tan delicado, eso lleva a decir: hay que hacer algo: “Ese es el disparador; por esos valores que tenemos vamos en la búsqueda de esto que es un milagro para la sociedad; una respuesta es un milagro, así es como creo que nosotros tenemos que ver los conceptos”.

El rabino resalta que ante los desafíos, en cada una de las personas está la posibilidad de demostrar su ser humano, “porque estamos complementando con nuestras acciones los valores y el trabajo, el puntapié inicial que se dio en el juego que Dios hizo y que cada generación sigue jugando”.

Los valores judíos son cambiantes

Leo le responde al rabino Marcelo que el tema de los valores es fascinante, pero que todos los valores judíos han cambiado muchísimo por las circunstancias. Un ejemplo que le pone es el tema de las mujeres en la religión, que hasta  hace cincuenta años se las veía como ciudadanas de segunda clase:Eso está cambiando, aunque no en todas las comunidades, por cierto”.

Entonces –continúa Leo ante el rabino- cuando hablas de valores judíos, de qué estamos hablando: “Los valores judíos también van cambiando en el tiempo y no todos se reflejan en la Torá, que  dice, por ejemplo, que hay un castigo de apedrear y matar a las personas por algún delito, como adulterio; estás de acuerdo en que hoy en día ya no creemos en eso, ¿no?”

El líder religioso explica que justamente la comunidad está en una transición de esos valores; tratando de mantener la esencia del judaísmo y ajustándose a la época actual.

Pero la mujer judía -precisa- antes de ser “segunda clase”, usando tu palabra –le dice a Leo-, “si tú vas a las fuentes, tenía mucha participación; tanto es así que en el Talmud hay un pasaje que dice que todos son llamados a la Torá: la mujer, el menor, y toda una serie de personas. En segundo lugar, porque también empezó a haber situaciones socioeconómicas diferentes a medida que históricamente avanzábamos o nos mudábamos a Europa.

“Desde el primer día del judaísmo –abunda el rabino- vivimos buscando como integrarnos con un concepto y un vocabulario moderno a la época que vivimos sin perder nuestra identidad”.

La trascendencia del pueblo judío

Leo le plantea al ministro religioso lo fascinante que le parece el pueblo judío, por esa persistencia de conservar la identidad. “Es de los pocos que han sobrevivido; si tú ves la gran cantidad de pueblos que han transitado en estos cinco mil años… ¿Cuál es el secreto de los judíos?, que se han sabido adaptar”.

El intelectual retoma el tema de las mujeres y pregunta. “¿Quiénes van impulsando la agenda de las mujeres? Las propias mujeres. Hay una voluntad en ellas de decir: nosotras ya no queremos tener ese papel y nos vamos a organizar para precisamente cambiar… ¿Y sabes qué? …Lo están logrando”.

Y me parece sensacional”, asume el rabino.

Leo complementa lo dicho por el líder de la Comunidad Betel: “Es un ejercicio de libertad, de que ejerces como individuo tu libertad, y el judaísmo ha sido inteligente para cambiar eso, y otros pueblos no”.

La juventud está muy desanimada

Leo le que responde al rabino que si él notaba que la juventud está muy desanimada por lo que está pasando en México, “primero que nada, entiendo, el desánimo de los jóvenes de estar en un país que no sé si ofrezca un buen o un mal futuro”.

Es parte también –agrega- de la angustia de los jóvenes sobre cómo les va a ir en la vida, si se van o se quedan… “Los jóvenes se están haciendo preguntas correctas…Están ejerciendo su liberad. Lo que tenemos que hacer es cambiar a este país, para que no se vayan por el mal camino. Lo que no se vale es quejarse sin hacer nada”…

Leo señala que sus viajes internacionales le han permitido concluir que México es un país maravilloso, en muchos aspectos, “y más para un miembro de la comunidad judía, porque tiene esa protección comunitaria, fantástica… La otra opción de los jóvenes es que salgan a ver”.

Leo expresa que le tiene que reconocer al presidente López Obrador “que nos obligó a ver a la gente más pobre y con menos oportunidades en este país; que ahí están y que son varios millones de mexicanos”.

Respecto de voltear a ver a los pobres -puntualiza el rabino: “Nadie puede estar en desacuerdo con eso”.

Nadie –asiente Leo-, pero muchos dejaron de verlos, y los consideraron más como una constante que como una variable… “¿Y cómo resolver el tema de la pobreza y desigualdad?

El intelectual es claro en un punto: si los jóvenes están desanimados y si no les gusta lo que está pasando, que lo cambien: “Tú crees que le gustaba a un judío estar en Egipto, cargando las piedras para hacer las pirámides? ¿Y qué es lo que hicieron?…Tratar de cambiarlo”.

El rabino le contesta a Leo que está hablando de un concepto que no está abarcando a todos, porque hay una gran muchedumbre que  entiende que esto es su vida, que esto es lo que “dios les dio”, y ellos como interesados en el tema están hablando de otra perspectiva…

Lo que dice el rabino -como individuo no en nombre de la comunidad- es que históricamente los judíos en la mayoría de los países viven instalados en su sociedad, pero no son parte de la sociedad: “El judío está viviendo en una sociedad mexicana, como en una burbuja o en todo caso, pero no está integrado”.

Por eso, en su comunidad los temas sociales han sido desde hace años “una gran preocupación y un foco de esfuerzo de todos los voluntarios, en todas las actividades que puedan imaginarse”…

El rabino subraya que como comunidad Betel, en este caso el trabajo social en México ha sido y es un punto importantísimo y central en su decálogo. “Hay escuelas que son apoyadas y hay más de un millón de zapatos que fueron distribuidos en el país, y muchas cosas más”.

La confusión por las fake news

Hoy en día –señala el rabino- uno de los mayores problemas es que “estamos  confundidos porque de todos lados utilizan lo que llamamos fake news, que crean un grave problema y es lo que sucede que muchas veces no sabemos quién es quién en las noticias”.

Ese es un gran tema, responde Leo: “En efecto con las redes sociales y con las nuevas tecnologías es muy  fácil diseminar noticias falsas; a mí me desespera ver gente inteligente que llega a argumentar unas barbaridades, que dices: perdón pero de dónde sacaste eso, cuál es tu evidencia, y te responden: “Lo leí en un sitio de internet”.

Y el problema de eso –abunda Leo– son los políticos, que han entendido eso y tienen una gran capacidad de manipular a la gente; caso concreto, Trump en Estados Unidos;  con la cantidad de barbaridades que decía y que la gente se creía”.

Leo señala que el caso es como el de aquellos que creen que fueron los judíos o los propios gringos los que tiraron las Torres Gemelas. “Y son muchos, por cierto, los que creen esas teorías de la conspiración…

“Antes fueron los Protocolos de Sion, los que se usaban para culpar a los judíos de todo lo que pasaba… Entonces, ahí es donde creo que tenemos realmente un gran reto en estos días”.

Se requiere tolerancia, inclusión y pluralidad

Al intelectual le molesta lo de las fake news así como la incapacidad que tienen los actores sociales para escucharse unos a otros… “Y para mí, como liberal, es muy importante la tolerancia y la pluralidad”.

Hay muchos – abunda Leo- que le reclaman que tenga gente de Morena en su programa; morenistas, hechos y derechos… “Hay que escucharlos, ¿no tienen algo que decir? O queremos nada más escuchar las opiniones que van de acurdo con nuestras propias ideas. Un verdadero liberal es el que escucha a todos los que piensan diferente a él; y eso es lo que me choca mucho del  presidente López Obrador,  que es un intolerante”.

En fin –subraya- eso es parte del mundo en el que estamos viviendo. “Y voy a ir más allá… Hay que tener la mente abierta para que nos convenzan. ¿Por qué somos tan impermeables a cambiar nuestras opiniones?”, apunta Leo y le lanza la pregunta al rabino: “¿A ti te han cambiado alguna vez la opinión por escuchar opiniones divergentes?”

-responde el líder religioso- y eso no solamente ocurre en la política, sino en todas las relaciones humanas: “Hay que escuchar con los ojos también, no solo con el oído; y a mí no me gusta el concepto tolerar, porque  yo no quiero ser tolerado en una sociedad, yo quiero ser aceptado, y se escucha mucho a nivel mundial el concepto de tolerancia en relación a los judíos”.

Déjame poner un ejemplo, añade Leo: “Yo me dedico a hacer debates de gente que opina diferente, por ejemplo, el tema del derechos de las mujeres a interrumpir el embarazo, del aborto voluntario; de repente pongo en una mesa a unas mujeres que están a favor y otras en contra, y no se están escuchando, sino reafirmando lo que piensan; y eso está mal, creo que tienes que escuchar al otro”.

La sociedad necesita cambiar

El rabino señala que los puntos debatidos esa noche son importantes para la gente, en el contexto de Janucá, porque les permitió hablar de muchas de estas cosas, como un análisis, un intercambio de idea, sin la pretensión de vender ningún producto: “Lo que estamos planteando –precisa- es que seguimos con la conciencia de que la sociedad tanto mundial como local necesita cambiar, corregir lo que necesita ser corregido”.

Cada día -concluye- se tiene que promover y provocar más luz en el mundo: “Creo que ese es el mensaje en este intercambio, de ideas que me encantó; de poder escucharnos, pensarnos y ser capaces de decir, ‘tienes un punto’…Y ese cambio no como interés de alguien, sino como una necesidad de crecimiento y maduración de una sociedad”.

Leo también muestra su satisfacción por el intercambio de ideas y promete que le dará seguimiento, con su anfitrión en su programa. Le encanta de los judíos que siempre están debatiendo entre religiosos o entre comunidades y le parece que el pueblo judío ha sobrevivido porque ha tenido esa capacidad de debatir y pelearse, pero al final del día todos son judíos.

Es una tradición muy rescatable “y muy padre” del judaísmo -concluye Leo Zuckermann-: “Me gusta muchos que los chavos le entren y no se achicopalen; y eso hay que mantenerlo…Si no hay diálogo, si no hay debate, si no podemos escucharnos, esto acaba en las armas”.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío

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