¿Insólito o previsible?

Enlace Judío – En octubre de 1962 hubo un episodio que quedó para la historia con el nombre de “crisis de los misiles”.

En esa fecha el mundo veía claro –y la sufría- una Guerra Fría encabezada por las dos grandes potencias adversarias: Estados Unidos gobernada por John F. Kennedy, y la Unión Soviética bajo el mando de Nikita Jrushov.

Visto a la distancia en el tiempo -60 años- y después de saber su desenlace –nada sucedió-, recordamos una gran película de 1964 que satirizaba ese episodio. Su nombre DrInsólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba, del gran director Stanley Kubrick.

En la película se satirizaba sobre lo que podría suceder en casos similares, en la realidad no llegó a ser el comienzo de una guerra cruenta ni siquiera una riña de gallos. Simplemente la realidad fue muy semejante a dos perros atados lejos uno del otro, que ladran mucho pero les resulta imposible agredirse.

El nombre del personaje de la película es clarísimo: Dr. Insólito. Detallamos los sinónimos de esa palabra en Wikipedia: extraño, inusual, infrecuente, inusitado, extraordinario, inaudito, raro, sorprendente, desacostumbrado, extravagante.

Así era la situación en la película, en la realidad era una lógica etapa de la guerra fría que ya hacía años estaba en su apogeo. Por suerte para la humanidad, todo quedó en amagues, empate sin goles y ambas hinchadas respiraron aliviadas.

Estamos en el año 2022 y parecería que los gobernantes no aprendieron nada en estos sesenta años. Con un cambio de posiciones, en una cancha diferente –Ucrania en vez de Cuba- volvemos a ver las fauces abiertas mostrando los colmillos y escuchamos los mismos ladridos.

Ni Joe Biden, ganador en poco tiempo de muchos adjetivos que sus gobernados le dedican en la prensa –y no sólo los republicanos- , ni Vladimir Putin, veterano en las lides ya que desde su juventud en las calles soviéticas y luego su trabajo en la tristemente conocida KGB, podrán zafarse de las correas que los sujetan, por lo que seguirán como los canes mencionados, mostrando quién tiene mejores colmillos y quien ladra más fuerte.

Pero mientras eso sucede, la población norteamericana deja de lado las quejas por la inflación a la que no estaban acostumbrados, el déficit económico y muchos problemas sociales que los aquejan. Y en la Federación Rusa sucede algo similar, mientras Putin exacerba los nacionalismos y la añoranza del gran imperio que una vez fue tanto de los zares como de la Unión Soviética, olvidan los otros problemas como los económicos y la falta total de libertad que en nada se diferencia de las anteriores dictaduras soviética y zarista.

Ambos gobernantes logran avances en iguales temas: la demostración del poder de sus respectivos armamentos y el miedo de otros países les abre las puertas a la fabricación y venta de armas cada vez más sofisticadas, efectivas y caras.

Mientras tanto tiembla Europa por miedo a entrar en ese conflicto que no desea, por las obligaciones de la OTAN, tiembla Medio Oriente y el Golfo Pérsico dado que las malas tendencias de la zona se ven libres de hacer sus propias guerras viendo que las grandes potencias están muy ocupadas en sus propios peligros.

Así tenemos consecuencias muy negativas con Irán, que está demostrando que se considera más fuerte que los otros países y está extendiendo su poderío con sus tentáculos en Líbano, Siria, Yemen, Irak, Gaza, amenazando a diario eliminar a Israel del mapa.

Las conversaciones entre Irán y el grupo de potencias europeas más Estados Unidos resulta una payasesca puesta en escena de una obra teatral bien definida como tragedia o tragicómica, y el resultado es muy simple: en poco tiempo Irán tendrá misiles intercontinentales con cabezas nucleares con las que intentará islamizar y conquistar el globo terráqueo como les indican las suras del Corán y predican constantemente los clérigos islamistas.

El Estado Islámico comienza a mostrar un resurgimiento, Afganistán quedó totalmente en poder de los talibanes, los kurdos continúan siendo masacrados por Turquía, Chipre ya no es escuchada en sus reclamos contra la invasión turca, Corea del Sur temiendo la invasión militar de Corea del Norte, Taiwán temiendo que China vuelva a apoderarse de la independizada isla.

¿Qué es entonces previsible como final? ¿Que todo quede como está, o para volver a la cinematografía, el final de la reciente película No mires arriba, que no queremos adelantar para los posibles espectadores?

Lamentablemente somos simples espectadores que no tenemos voz ni voto para lograr un final a nuestro deseo.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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Mauricio Aliskevicius: