Enlace Judío México e Israel – Hace algunas semanas, Karla Naon abandonó una clase por Zoom cuando su maestra hizo un chiste sobre el Holocausto. En pocas horas, el asunto trascendió hasta llegar a los medios de comunicación más importantes. En esta entrevista, la protagonista de la historia nos cuenta, con claridad y elocuencia, cómo vivió el proceso, qué ha sido de su vida desde entonces y cómo piensa que debe educarse a la sociedad para terminar con la discriminación y el odio.
Karla Naon pertenece a lo que despectivamente se ha llamado “la generación de cristal”. Gente que “no aguanta nada” o que “se rompe” bajo la presión, los insultos y otras formas de violencia plenamente normalizadas hasta hace poco. Quizá por eso, cuando su maestra de universidad hizo un chiste sobre los judíos y el Holocausto, algo en ella se rompió. La adrenalina invadió su cuerpo y el enojo la impulsó a poner un límite.
Naon abandonó la clase sin esperar la respuesta de su profesora, que parecía sorprendida por su reacción. Finalmente, se había tratado solo de un “chiste”. Uno de los compañeros de Karla subió a las redes el video de la clase, realizada por Zoom debido a la pandemia de covid-19, y en pocas horas este se volvió viral. Al día siguiente, la maestra había perdido su trabajo y Naon había cobrado cierta celebridad.
Instituciones y personas la han usado como ejemplo de dignidad y la han buscado para felicitarla por su valentía, o para contarle sus propias historias sobre discriminación y ofensas antisemitas. En esta entrevista exclusiva, la joven estudiante comparte con Enlace Judío su versión de los hechos; nos cuenta qué ha pasado con su vida desde entonces y aprovecha para dejar en claro su postura: ·”todos somos humanos” y la discriminación y el humor basado en estereotipos ha dejado de ser gracioso.
Enlace Judío: Tu caso le dio la vuelta a todo México e incluso a otros países. ¿Nos puedes contar qué fue lo que pasó?
Karla Naon: Sí, bueno, estábamos en una clase de Derecho en la universidad y la maestra hizo como una dinámica de contar chistes, como para romper el hielo entre nosotros. Lo hizo con una dinámica para amenizar la clase. Y todos mis compañeros, y yo también, hicimos nuestros chistes, porque era como para que nos tomaran lista. Teníamos que contar un chiste y lo contamos. Y en eso, la maestra también quería contarnos un chiste, el comentario de de la diferencia entre las pizzas y los judíos. Y en ese momento, la verdad, a mí no me pareció algo correcto y me sentí muy incómoda y preferí asumir mi falta, agradecer su clase y retirarme.
Una terapia para tratar la culpa
EJ: A la maestra la corrieron y eso te hizo sentir mal. ¿Qué fue lo que sentiste?
Karla Naon: Bueno, yo después de todo lo que sucedió, tomé la decisión de regresar a terapia porque me sentía afectada, también, de cierta manera, abrumada de todo lo que había sucedido, y atender mi salud mental era importante. Y lo principal fue trabajar en la culpa, porque hasta cierto punto yo también me sentía muy culpable por lo que había sucedido, porque había sentido que la consecuencia que le había tocado a la maestra no era del todo correcta, porque la maestra se fue, perdió su trabajo, pero no obtuvo una lección acerca de por qué lo que había dicho estaba incorrecto (…). Pero estoy empezando a entender y estoy empezando a ver (la situación) de una manera un poco diferente, y eso es lo que la terapia hoy en día, lo que me ha traído, un poco más de calma y un poco más de paz después de todo lo que sucedió.
EJ: ¿La maestra se ha intentado comunicar?
KN: No, para nada. La última vez que yo supe de la profesora fue en el momento en el que yo me salí de la clase.
EJ: ¿Ha cambiado tu vida o ha cambiado tu estilo de vida desde entonces?
KN: Pues la verdad que sí, mucha gente estuvo muy conmovida con mi respuesta hacia la profesora. El no engancharme, que no haya pasado nada más allá de agradecer la clase y retirarme.
Tengo mucho miedo
EJ: Te afectó emocionalmente?
Karla Naon: Claro, para mí fue una cuestión muy difícil porque yo no hice viral el video; a la fecha, no sé cómo se hizo viral. A mí me llegó el video ya grabado, o sea, yo como me salí de la clase, pues no pude grabar el video ni nada, pero me llegó ya grabado. Obviamente un alumno o una alumna lo grabó, pero no sabemos quién fue el que lo expuso. Pero sí fue un impacto emocional muy grande, porque yo al principio tenía muchísimo miedo de que se hiciera viral y que la gente conociera lo que había sucedido y yo meterme en problemas en el colegio académicamente. O sea, yo lo que sentí en ese momento era miedo.
Esto pasó un martes y el miércoles a la noche ya estaba en Twitter y así, y estaba yo en casa de mi novio y los dos estábamos escribiéndole a las cuentas: ‘por favor borra el video, de verdad tengo mucho miedo, no quiero que se haga público…’. Y al otro día ya era una avalancha grandísima, ya los periódicos más importantes del país estaban comentando acerca del video. Periodistas como Adela Micha, como Joaquín López Dóriga también habían comentado el video. Entonces, ya se salió de control. Hoy en día agradezco mucho porque tuvo un impacto muy positivo y porque hoy en día puedo mandar un mensaje a muchos jóvenes que están a punto de salir de las escuelas judías.
EJ: ¿Cuál es este mensaje?
KN: Que no necesitamos o que no podemos eliminar el odio con más odio y que tenemos que aprender que hay diferentes formas de transmitir un mensaje y también entender que no siempre este tipo de comentarios provienen del antisemitismo, muchas veces provienen de la ignorancia. Tenemos que aprender a lidiar con eso y no podemos siempre estar tratando de atacar y atacar y atacar. Hay maneras de contestar y hay maneras de solucionar las cosas. Y no tiene que ser siempre mediante agresividad ni odio ni nada de eso.
Sentí que no había defendido a los judíos
EJ: ¿Alguna vez pensaste ‘mejor le hubiera contestado de otra manera’?
Karla Naon: Sí. Cuando yo me salí, fue como un impulso. Yo sentí una adrenalina muy grande en ese momento, unos nervios que me estaban comiendo, y me salí de la clase y cuando me salí dije ‘¡cómo no le contesté!’, ‘¡cómo no le grité!’.
EJ: ¿Qué le hubieras dicho, por ejemplo, si pudieras volver a ese momento?
KN: Que no tenía un gramo de sentido de lo que estaba diciendo; que que sí, que los judíos estaban gritando en los hornos porque estaban perdiendo la vida. Pero en ese momento yo tenía ganas de gritarle, de decirle de todo pero así fue como reaccionó mi cabeza en ese momento y ya después, como a la media hora, que ya se me había bajado un poquito la adrenalina, dije ‘¡cómo no le respondí más fuerte!’. Yo había sentido que yo no había defendido a los judíos, yo había sentido que lo hice como muy livianito. Y hoy en día agradezco que haya sido de esa manera, la verdad, y que no me alteré ni le contesté como muchas otras personas lo hubieran hecho.
EJ: ¿Y tú crees que la maestra hizo el chiste por ignorancia o por antisemitismo?
KN: No: ignorancia, totalmente. Yo creo que en mi caso el comentario de mi profesora fue totalmente ignorancia. No estoy diciendo que todos los comentarios que provienen de profesores ni en aulas de clases siempre provienen de la ignorancia. Muchos de ellos provienen de antisemitismo y muchas veces sí hay que tratarlo como tal. Pero sí, muchos otros, simplemente, es ignorancia, que la gente no sabe en realidad qué fue lo que pasó o el impacto que tiene en nosotros el Holocausto.
Todos mis compañeros me dijeron ‘no estás sola’
EJ: Yo vi que todos los que los alumnos de tu clase tuvieron mucha empatía…
Karla Naon: Sí. Yo me salgo de la clase y en cuestión de minutos todos mis compañeros —yo soy la única judía en mi clase, en mi, escuela en realidad— me mandaron un mensaje como ‘de verdad, estamos contigo, te apoyamos, no estás sola, no tengas miedo. Fue muy valiente lo que hiciste’, o una compañera: ‘yo soy cristiana y entiendo perfectamente lo que estás viviendo y entiendo lo que es el amor a la religión’ y demás. O sea, todos mis compañeros me dijeron ‘no estás sola’. Y como fueron pasando los días y se empezó a hacer todo más grande, todos mis compañeros me dijeron ‘si necesitas que nuestros papás vayan a hablar… nuestros papás no están de acuerdo con que nosotros sigamos tomando clases con esta profesora’. O sea, incluso los papás de mis compañeros estaban en desacuerdo con lo que había sucedido y, cuando se hizo viral, los papás que tuvieron la oportunidad de ver lo que sucedió también estaban muy enojados y muy indignados.
EJ: ¿Eran muchos los papás?
KN: Sí, bueno, de tres compañeros, sus papás me ofrecieron la ayuda, que si era necesario, ellos iban a poder alzar la voz hacia la universidad para que se hiciera algo.
EJ: ¿Algo cambió en tus compañeros a partir de entonces?
KN: la verdad es que todos siempre me han querido muchísimo. Yo me siento muy querida. Me llevo muy bien con todos. Hay un ambiente padrísimo en la universidad. Pero sí siento cómo, de otras generaciones, ya saben quién soy, que me saludan, que me apoyan. Entonces, se hizo un ambiente muy bonito en la universidad. O sea, no sentí ni rechazo, ni miedo, ni nada por parte de nadie, todos son muy empáticos y muy respetuosos con el colegio.
EJ: Qué sigue para la universidad?
Tribuna Israelita con Yad Vashem y varias organizaciones de la comunidad se pusieron en contacto con el CESSA y van a empezar a dar talleres y cursos y visitas en relación al Holocausto. Porque a mí lo que me impactó mucho cuando yo a la universidad, es que mucha gente solamente sabe que el judaísmo es una religión y ya, que todos que vamos a Israel y que a lo mejor el más enterado sabe qué es el Shabat; pero cuando empiezan a convivir con nosotros ya más a fondo, que somos amigos, (les digo) ‘hoy yo no puedo, yo no salgo los sábados’.
Cuando ya los involucras más te das cuenta que muy poca gente nos conoce allá afuera como tal, como somos los judíos. Y sí les impacta mucho ver que no todos somos tan religiosos y no todos somos de usar falda ni somos ortodoxos, ya que literalmente yo me veo físicamente igual que ellos y me comporto igual que ellos. Y en lo único que soy diferente es en lo que creo.
70 por ciento de la gente se queda callada por miedo
EJ: Me imagino que mucha gente te ha contactado contándote experiencias similares. ¿Qué experiencias has escuchado?
Karla Naon: Pues muchísima gente me ha escrito y lo que más tristeza me da de todas estas historias es que te podría decir que en un 70 por ciento de la gente se queda callada por miedo. O sea, amigos de mis amigos… se filtró mi número por allí entre la comunidad y muchas personas grandes, o sea, una persona de cincuenta y seis años me escribió y me decía ‘yo en mi trabajo tuve tal situación’, ‘yo en mi universidad tuve tal situación y por miedo me quedé callado, y por miedo no hice nada’. Y por vivir con miedo te puedo decir un sinfín de historias. ‘Me quedé callado porque me daba pánico alzar la voz y que tenga una repercusión académica’, o perder su trabajo o lo que sea.
Eso me impactó mucho, que de las miles de historias que me llegaron, en la mayoría la conclusión era ‘me quedé callado porque tenía miedo’. Una compañera, la novia de un amigo, me contó que en su trabajo tuvo una discusión. Ella trabajaba, me parece que de mesera, en un catering, y con un mesero, estaban atendiendo juntos a una mesa judía. Y pues justo él empezó a decir ‘los judíos son prepotentes’ y los judíos y los judíos y los judíos…, Y ella nomás decía: ‘Sí’, ‘sí’, ‘sí’… Y como media hora después el mesero se enteró que la chava a la que le había ido a decir que los judíos eran… era judía, y después el mesero, muy educado, se disculpó con ella. Pero llegado el momento, ella no le dijo nada, simplemente le dijo ‘sí’, ‘sí’, ‘sí somos’, con tal de no enfrentarse con él. También en una universidad me contaban que en un salón de clases, que señalaban mucho a la gente: ‘tú, judío, hiciste tal’, y ‘tú, judío, mataste a Jesús…’. La mayoría de la gente se quedaba callada por miedo.
La carta de Yad Vashem a Karla
EJ: ¿Tú crees que hay que cambiar eso?
KN: Claro que hay que hacerlo. Por más de que venga de la ignorancia y por más de que venga del antisemitismo, venga de donde venga, no podemos quedarnos callados, porque quedarnos callados es decir: ‘tienes razón. Estoy de acuerdo con lo que estás diciendo’, y no podemos estar de acuerdo con este tipo de cosas, ni chistes, ni comentarios. Hoy en día, en la generación en la que vivimos, ya no es chistoso. Los chistes homofóbicos ya no son chistosos, los chistes contra la gente de color ya no son chistosos, los chistes contra los judíos… ya no da risa ese tipo de cosas.
La chica “de cristal”
Muchas veces he escuchado que a mi generación nos dicen ‘la generación de cristal’, que nos rompemos. Y justo escuchaba el programa de Adela Micha, que decía ‘qué bueno que son la generación de cristal’ y ‘qué bueno que ya no toleran este tipo de cosas y este tipo de comentarios, que realmente no están bien’. Por más que sea un chiste, por más que sea para una actividad, para amenizar una clase, no te puedes meter con una minoría y citar el acto más atroz de la humanidad para amenizar una clase.
Quedarse callados no es una solución y por eso creo que es muy importante que los colegios e incluso con mucha gente que no tuvo la oportunidad en su prepa pero sí sigue en la universidad y va a empezar su vida profesional, darnos el tiempo de tener estas herramientas para aprender a contestar de una manera educada, de una manera tranquila, y como te decía al principio, no necesariamente tenemos que eliminar el odio a través de más odio y a través de más rencor y negatividad, (hay que enseñar a la gente) a abarcar ese tipo de situaciones de la manera más positiva y más educada posible.
Falta capacitación, tanto de alumnos como de maestros
EJ: ¿Crees que los alumnos tienen estas herramientas?
No. Yo creo que en las escuelas, en las preparatorias de la red, creo que sería una gran oportunidad para para los profesores, para que toquen este tipo de temas, porque yo también siempre decía ‘a mí nunca me va a pasar, a mí nunca me va a pasar, a mí nunca me va a pasar’. Y de repente te pasa. Y algo muy negativo de vivir dentro de una minoría es que uno hace y todos somos. Entonces, si un judío grita, todos somos prepotentes; si un judío roba, todos somos rateros; si un judío tal, todos somos… En lo personal, mi primera experiencia en el mundo real fue cuando salí a la universidad. Yo, desde el kínder, estuve en un colegio judío, hasta la preparatoria, y cuando me gradué fue que empecé a convivir con gente de muchas religiones. Y sí, creo que falta mucha preparación y muchas herramientas, sería suficiente con que la escuela nos los dejara en el taller de yoga, en el taller de humanidades… No sé cómo lo maneje cada escuela, pero sería muy importante que las escuelas nos dieran estas herramientas para salir un poquito más preparados al mundo real.
EJ: ¿Crees que habría necesidad de capacitar a los maestros también? Porque aquí hizo un papel terrible la maestra…
KN: Claro, los maestros tienen que entender que en todo nuestro proceso de educación, desde el kínder hasta la maestría o el doctorado, cuando nosotros vamos a una escuela o una universidad, somos como esponjas, absorbemos todo, todo lo queremos absorber para tener esas herramientas. Y lo malo de esto es que también absorbemos lo negativo. Entonces yo por eso me preguntaba qué hubiera pasado si yo no hubiera estado en la clase, si no hubiera habido ningún judío. ¿Qué hubiera pasado?
Que alguno de los alumnos repitiera el chiste y repitiera el chiste y repitiera el chiste sin saber el impacto que tiene. Entonces, los maestros también tienen que tener mucho cuidado con lo que transmiten en una clase. Y no nada más tiene que ver con el judaísmo: en general, el tema del racismo, el tema de la aceptación social, el tema de las orientaciones sexuales, de todo. O sea que somos seres humanos y a partir de ahí, sí, somos muy diferentes y esas diferencias nos hacen únicos, pero no nos hacen ni superiores ni inferiores a otros. Somos seres humanos. Entonces, creo que los maestros son una gran oportunidad que tienen las escuelas para capacitarlos y mandar este mensaje a los alumnos.
La línea roja
EJ: ¿Dónde está la línea entre un chiste admisible y un chiste de plano inadmisible?
Karla Naon: Yo creo que un chiste sano, digámoslo así, podría ser uno en el cual no te metas ni con el color de alguien, ni con su estatus económico, ni con su orientación sexual, ni con su religión. Nada. Hay infinidades de chistes que no necesitas atacar a alguien para dar risa. Sí, en México tenemos un estilo de comedia un poco difícil; en México nos reímos de muchas cosas de las que no deberíamos de reírnos, así somos los mexicanos.
Pero siento que un chiste ya no está bien cuando tú lo sientes, y es eso nomás: no callarte. Cuando tú alzas la voz transmites tu mensaje. Ahí es cuando tú marcas tu línea de ‘a mí ya no me parece’. Y creo que eso es algo que va a ir cambiando mientras las generaciones vayan evolucionando. Porque, por ejemplo, antes de que la maestra contara su chiste, 10 de nosotros ya habíamos contado el nuestro y literalmente eran chistes sanos, solamente como para pasar el rato. Pero entonces, desafortunadamente, a la maestra le pareció gracioso (lo del Holocausto) y ya fue que se desató todo.
EJ: Tu prima es Adela Cojab. Ella ha tenido sus sucesos, sus cosas que decir en la Universidad de Nueva York. ¿Han platicado de eso?
KN: Sí, justo Adela se comunico conmigo. Adela no vive en México, vive en Nueva York. Cuando sucedió todo esto se comunicó conmigo y me puso en contacto con con varias organizaciones que se dedican a eliminar el antisemitismo alrededor del mundo o en Latinoamérica. Y sí, también ha hecho muchísimo por la comunidad y por combatir el antisemitismo en Estados Unidos.
EJ: ¿Tú crees que sea importante también cambiar las leyes aquí para que, por ejemplo, se prohíba la negación del Holocausto o se tipifique como delito?
KN: Siento que la sociedad mexicana no está lista para cuestiones tan radicales, porque seguimos viviendo en un México donde la violencia es algo muy común, muy normal. Seguimos viviendo en un México donde el racismo es algo muy común y muy normal. Entonces, siento que primero se debería abarcar el problema desde la raíz, que es la gente, el informar a la gente, terminar con la ignorancia en este tema, en estos temas, tratar de educar a la gente de una manera muy positiva y a partir de ahí, cuando veamos que la sociedad ya haya generado un cambio, ya irnos directamente con leyes. Pero imagínate a una persona ignorante que no tiene idea de nada y de repente le prohibieron hacer algo que no tiene idea ni de qué es… Seguimos en un México donde estas cosas son muy, muy normales y muy cotidianas.
“Mi hija transmitió el grito de quienes entraron a las hornos”: Frida, mamá de Karla Naon
Frida Naon, la madre de Karla, vivió con ella el proceso desatado con la viralización del video en cuestión. En esta entrevista, comparte sus ideas y sentimientos respecto a los eventos puntuales, pero también nos cuenta sobre las emociones que le provoca el tema del Holocausto, en general, y nos habla de Karla, de su carácter y determinación.
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