Enlace Judío México e Israel- Idith Zertal. La lectura paralela de textos escritos por historiadores y periodistas sin excluir a los políticos conduce a menudo a olvidar- cuando no a suprimir- las diferencias entre ellos.
Circunstancia que propicia con frecuencia la tergiversación del pasado con el fin de ajustarlo a los intereses de algún presente.
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En otros términos: la sesgada politización de la historiografía suele conducir a un oblicuo o parcial relato de lo que en verdad ocurrió.
El resultado: la descripción de los hechos verificados en algún tiempo pasado se distorsiona conforme a los intereses de los actores que dominan el presente.
De aquí la tarea obligada e ingrata del historiador: distanciarse con lucidez de relatos modelados por imperativos actuales y describir lo que fue conforme a equilibradas fuentes y testimonios que aluden a escenarios de otros tiempos.
Difícil y arriesgada tarea. Suele implicar tensiones y conflictos con políticos e ideólogos interesados en legitimar algún escenario presente.
Una historiadora rebelde
En este contexto merecen atención las incursiones de la israelí Idith Zertal. En contraste con no pocos que – con equívocos intereses – han descrito y describen el pasado judío e israelí, Idith se ha empecinado en múltiples páginas y sobre no pocos temas en pintar un cuadro equilibrado de lo que fue.
Nació en 1945 en el kibutz Ein Shemer. Se formó en la universidad jerosolimitana y más tarde en centros de estudios norteamericanos y europeos. Durante dos décadas encabezó la redacción de Zmanim, revista de la universidad de Tel Aviv que difunde sobresalientes aportes de historiadores que residen y laboran en diferentes partes del mundo.
En su quehacer profesional tradujo al hebreo obras fundamentales de Hanna Arendt, figura que desde su controvertida participación en el juicio a Eichmann ha merecido juicios dispares por parte de no pocos políticos y periodistas.
Uno de sus libros – La muerte y la nación– mereció prolija difusión en varios idiomas incluyendo español. Lectores y colegas – entre ellos Tony Judt – han celebrado sus incursiones en múltiples fuentes que le condujeron a reformular relatos e interpretaciones del pasado con singular y provocativa precisión.
Narrativa rebelde
Para apreciar las distancias que suelen verificarse entre el historiador y el político cabe aludir a algunos hechos que merecieron el prolijo estudio de Idith Zertal: la muerte de Trumpeldor en Galilea en 1914, la rebelión judía en Varsovia contra los nazis, y la tragedia de Éxodo.
Según Zertal, el relato de estos eventos es con frecuencia parcial y equívoco y se ajusta a apremios e intereses dominantes en el presente. Con singular prolijidad ella ensaya corregirlo asumiendo el riesgo de provocar el enojo y la censura de no pocos interesados en preservarlo. Siguen algunos ejemplos.
Una torcida aventura: Trumpeldor
Joseph Trumpeldor llegó a Palestina en 1914 después de una brillante carrera como militar en la guerra entre Japón y Rusia (1905). Poco tiempo después se unió a colonos judíos que aspiraban a asentarse en la zona norte de Galilea, incursión que condujo a un ataque armado por parte de musulmanes que moraban en la zona.
En lugar de retirarse a un seguro lugar, Trumpeldor resolvió resistir sin contar con el apoyo indispensable. Malherido en este encuentro fue recogido por miembros de un cercano kibutz. Y allí morirá. Conforme a fuentes dispares, sus últimas palabras al médico que lo atendía habrían sido “…Qué bueno es morir por nuestra tierra…”
Poco tiempo después el recuerdo de su figura asume rasgos heroicos, un kibutz adopta su nombre y hoy se levanta en la Galilea un monumento que glorifica su memoria.
Como prolija historiadora, Idith Zertal enhebra reservas a este relato. Apunta que la iniciativa entre militar y colonizadora de Trumpeldor apenas se justificaba en aquel momento. Habría constituido una gratuita agresión a los pobladores musulmanes que la historiografía convencional ignoró o desprecia con el propósito de legitimar aspiraciones sionistas.
La rebelión en Varsovia
Idith Zertal acentuó el enojo de no pocos círculos al evaluar la acción judía contra los nazis en Varsovia, abril 1943. Algunos sobrevivientes de estos hechos llegaron después a Palestina y relataron el levantamiento como una bien organizada protesta contra la represión alemana.
Zertal muestra reservas a este relato. Indica que conforme a diversas fuentes la resistencia judía fue una acción de un pequeño grupo que – desesperado y sin opciones- resolvió resistir el hostigamiento alemán.
Incluso uno de sus líderes – Mark Adelman- que logró sobrevivir en esta acción se negó a abandonar el país. Los testimonios que ella consultó revelarían, en suma, el carácter más bien polaco que sionista de la insurrección.
Cabe agregar que septiembre 1944 la resistencia polaca- siguiendo el ejemplo judío- ensayó levantarse contra el invasor y conoció la derrota. Al concluir la guerra, sus líderes fueron encarcelados y sentenciados a muerte por el nuevo régimen leal a Moscú.
La travesía de Éxodo
En sus páginas Zertal también describe y evalúa el legendario recorrido del barco que se conocerá con el nombre de Éxodo. Recuerda que en 1947 transportó con rumbo a Palestina cinco mil sobrevivientes de los campos nazis de concentración. Al aproximarse a Tel Aviv fue detenida por los británicos que a la sazón dominaban el país y obligaron su retorno a Europa.
Muy pocos pudieron escapar de la nave y encontrar refugio entre los israelíes. Zertal señala que, conforme a confiables fuentes, el liderazgo sionista apenas adelantó iniciativas para corregir o al menos aliviar las penurias de los pasajeros. En aquellas circunstancias se concedió prioridad al alcance de una entidad nacional propia, aspiración que se concretará un año después.
Cabe insistir que Zertal no niega la verificación de estos hechos. Sin embargo, como historiadora leal a las fuentes considera obligatorio oponer reservas a una narrativa incompleta y sesgada.
Vertical actitud bien apreciada por lúcidos estudiosos del pasado. Da pruebas- además- del vigor democrático de Israel.
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