Enlace Judío México e Israel – La Kehilá Ashkenazí (Kehile) se renueva. Un presidente entrante, una nueva estructura y algunos cambios de paradigma caracterizan este proceso de renovación que hoy se presenta. Conversamos con Mauricio Kershenobich, quien termina su gestión, y con Mauricio Bicas, quien la inicia “con todo el punch”.
“Ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido en mi vida. Creo que me va a permitir transformarme y convertirme en una mejor persona y un mejor ser humano,” dice Mauricio Kershenobich, quien se prepara para ceder el mando de la Comunidad Ashkenazi a Maurcio Bicas, en entrevista con ambos para Enlace Judío.
“Tuve una oportunidad increíble de conocer gente, de ampliar mis horizontes, de tomar decisiones, de ayudar a mi comunidad, de darme cuenta de muchísimas cosas que yo no sabía que existían, que teníamos, y de participar en tener una mejor comunidad. El tener el privilegio de poder tomar y participar en las decisiones que influyen a tanta gente en algo tan maravilloso como es, en este caso, la Kehilá y toda la comunidad judía, para mí es una experiencia que va a marcar no nada más estos cuatro años sino todo mi futuro”, agrega.
Su gestión estará marcada por un hecho notable: la contingencia sanitaria que sacudió a la comunidad y al mundo entero cuando, a principios de 2020, se decretó un estado de pandemia provocada por el covid-19.
“Iniciamos con ciertas ideas y con cosas que queríamos hacer y, de repente, nos encontramos con un momento que hubo que hacer pausa, dejar todo lo que se tenía planificado y ponernos a pensar en cómo solucionamos una situación específica, complicada e inédita.”
Si bien la pandemia es un hecho histórico que, por tanto, será recordado por mucho tiempo, para quienes participaron dentro de la comunidad en las estrategias para enfrentarla, será un periodo que recuerden toda la vida.
“Había ciertos planes que se estaban realizando y se querían hacer y se tuvieron que detener. Y la verdad es que detenerse —y aquí fue detenerse de golpe, sin previo aviso— y parar y tener que dejar todo lo demás siempre es difícil y complicado.”
Uno de esos proyectos que tuvieron que frenarse en seco fue la construcción de un edificio de oficinas que ocuparía el espacio del mítico centro comunitario de Acapulco 70, en la colonia Condesa de la Ciudad de México, que tuvo que ser demolido tras el terremoto del 19 de septiembre de 2017.
“Se hizo la demolición y teníamos un proyecto prácticamente listo para arrancar, yo te diría (que en) mayo de 2020 íbamos a arrancar ya con ese proyecto, que era un edificio de oficinas con una parte comercial, ya estaba el proyecto prácticamente terminado, los permisos hechos. Cuando se dio la pandemia tuvimos que detener ese proyecto.”
La pandemia no solo detuvo el proyecto: lo redefinió por completo.
La idea de hacer un edificio de oficinas perdió vigencia ante las nuevas tendencias, marcadas por el trabajo a distancia y desde casa, por lo que la Kehilá Ashkenazi decidió comenzar de cero y hacer un nuevo proyecto: un hotel de lujo cuya construcción está por iniciar y que en dos años y medio deberá dar sus primeros frutos para la comunidad.
Respecto al centro comunitario que pensaba edificarse junto a la Yavne, Kershenobich dice que se encuentra detenido y en proceso de redefinición. “Tiene que ver con lo mismo: se pensaba hacer un edificio, se pensaba poner oficinas… y realmente, ahorita se está revaluando cómo va a quedar todo el tema de trabajo comunitario y cuáles son las necesidades.”
Tanto Kershenobich como Bicas dan muestras de orientar los esfuerzos de la comunidad hacia una mayor eficiencia financiera. La era de la construcción imparable de infraestructura comunitaria podría estar dando lugar a una nueva era, más enfocada en la creación de proyectos con visión de futuro.
“Creo que hay que ser muy inteligentes en cómo se invierten los recursos de la comunidad. Entonces, empezar con una cosa de esas, en este momento, creemos que no necesariamente es lo más adecuado. Se está transformando cómo se hacen los eventos, cómo se hacen las fiestas, qué quiere la gente… Vamos a esperar un poco, a entender cómo queda eso antes de tomar una decisión.”
Gente dispuesta a todo
No duda Kershenobich cuando se le pide que hable del momento que marcó su gestión al frente de la Kehilá.
“Lo que demostró la comunidad que estaba dispuesta a hacer. Yo estaba seguro que tenemos una gran comunidad, que somos realmente ejemplares como comunidad, pero cómo reaccionamos ante esto, la solidaridad que se dio, la voluntad de la gente de ayudar (…) y lo que demostraron también cuando se les dijo ‘estas son las reglas, vamos a respetarlas’… mi concepto y lo que yo percibí de la gente y lo que recibí de eso, no dejó de asombrarme.”
En cuanto a su futuro, Kershenobich afirma que el trabajo comunitario seguirá ocupando un espacio importante.
“Yo dejo la Presidencia del Consejo Directivo, me mantengo como consejero en la Kehilá con funciones muy específicas; además, voy a participar como consejero del nuevo colegio Olamí como representante de la Kehilá dentro de ese consejo y seguiré en el trabajo comunitario. La verdad es que una vez que uno empieza en esto y le toma cariño y entiende todo lo que te permite transformar y hacer y participar y crear en aras del bien común, se vuelve como un vicio que uno no quiere dejar.”
Como presidente que deja el puesto, Kershenobich tiene un mensaje de gratitud:
“Muchas gracias por haberme permitido ser su representante durante estos casi cuatro años. Espero haberlo hecho dignamente. Quiero que sepan que siempre puse mi mejor esfuerzo, mi mayor voluntad, y todo lo que consideré que era adecuado en aras de tener una mejor Kehilá y de tener una mejor comunidad. Estaré eternamente agradecido con toda la comunidad por haberme permitido tener este privilegio.”
Pero también una llamada de atención para quienes conforman la comunidad hoy en día, con casi un siglo de historia y un futuro en el que su supervivencia enfrentará retos poderosos.
“Ojalá todos entendamos que esto no es mío por haberlo dirigido, que esto no es de la persona que sigue porque va a ser el dirigente sino que esto es de todos. En la medida que todos participemos, en la medida que todos hagamos, que cada quien ponga lo que considera adecuado para contribuir en beneficio, en este caso, de la Kehilá, o de toda la comunidad, siempre tendremos una comunidad ejemplar. Es responsabilidad de todos trabajar para que esto siga y se mantenga.”
El nuevo Presidente
“Yo soy un industrial. Fabrico algunos productos, tanto para el mercado nacional como de exportación, y la realidad es que es padrísimo trabajar pero tuve la suerte que me invitaran a trabajar comunitariamente. Y la verdad es que te das cuenta que te llena enormemente el trabajo comunitario. El hacer algo por los demás, al principio le dedicas un poco de tiempo y cada vez le vas dedicando un poco más y es verdaderamente increíble ver cómo logras cosas y cómo beneficias a tu propia comunidad y a la gente.”
Así se presenta para los usuarios de Enlace Judío Mauricio Bicas, quien asume el cargo de presidente de la Kehilá Ashkenazi, la cumbre de una carrera comunitaria que comenzó hace más de una década. “Yo entré como protesorero a la comunidad hace más o menos 12 años. Luego, de ahí, pasé a tesorero de la comunidad. Ahora tengo la suerte de, en unos días, ser la cabeza de la comunidad y, bueno, ya estoy listo” para encarar el reto.
Egresado de la Ídishe y de la Universidad Anáhuac, el empresario se ha trazado como objetivo “dejar una comunidad económicamente más sólida, que es un punto que, definitivamente, es un reto, pero que tenemos que entender que, sin recursos, no podemos hacer gran cosa.”
También sabe que hay que invertir en las instalaciones que dan cohesión a los socios y a la vida comunitaria. “Queremos dejar unas instalaciones mejores y por eso es que hemos estado trabajando para remodelar Ramat Shalom, para tener un espacio mucho mejor para hoy y para el futuro de la comunidad. Y estamos remodelando las oficinas de Monte Blanco, que es la cúpula de la comunidad.”
Para forjar un futuro más próspero, la comunidad no solo ha decidido reestructurar su funcionamiento como institución sino mejorar su gestión de ingresos, extendiéndola más allá de la filantropía o la aportación de cuotas.
“Los ingresos de la comunidad vienen de tres áreas. Una es las cuotas que pagan los socios. Por eso es importante que sí paguen los socios su cuota; el otro es (que) nosotros vendemos los espacios del panteón, ese es otro ingreso; y el otro es los donativos que da la gente que sí puede dar.”
Y en este punto, Bicas opina que “todos podemos dar donativos. Porque siempre pensamos que nada más el rico o el muy rico debe de ayudar, y la realidad es que todos podemos ayudar. Los que tienen mucho pueden dar muchos pero los que tienen poco pueden dar un poquito.”
Pensar fuera de la caja: que los bienes inmuebles generen en vez de gastar
Pero ahora, la comunidad está emprendiendo para generar recursos propios. “Estamos formando la cuarta pata, digamos, que es un proyecto patrimonial de la comunidad, que un poco ya se mencionó, que es un hotel. Eso no es que nosotros vamos a operar el hotel sino que nosotros vamos a ser los dueños del inmueble, y se va a dar a operar y de ahí vamos a generar una renta.”
Con un segundo proyecto en puerta, cuyos detalles no revela por ahora Bicas, el nuevo presidente de la Kehilá Ashkenazi deja ver la nueva orientación financiera de la institución, que busca generar recursos propios para garantizar su prosperidad y su futuro.
“Estoy listo para trabajar para la comunidad con todo el punch, para que tengamos una mejor comunidad y las cosas estén mejor. Estoy seguro que con el apoyo de todos ustedes vamos a poder lograrlo y tener una excelente comunidad, como todos merecemos.”
Nueva organización
La Kehilá Ashkenazi enfrenta nuevos retos y, por ende, busca soluciones novedosas para escribir sus próximos 100 años de historia. Muchos de esos retos están relacionados con dinámicas demográficas que suponen un engrosamiento de la población de mayor edad y una migración constante de los jóvenes, que buscan horizontes nuevos en otros países.
Además, la pandemia puso en apuros a muchos miembros de la comunidad, que debieron ser auxiliados por la institución mediante la concesión de créditos para quienes se vieron de pronto privados de sus fuentes de ingresos. Ante estas y otras circunstancias, la institución ha decidido renovarse estructuralmente.
La idea es ofrecer más agilidad a los socios para la atención de sus necesidades, mediante la simplificación de su estructura organizacional y la centralización de la toma de decisiones, tanto en proyectos a corto plazo y de funcionamiento interno como para aquellos proyectos que involucran la relación con otras comunidades, con el Comité Central y que están orientados a futuro.
Hasta el día de hoy, la Kehilá contaba con un Consejo Directivo y un Comité Ejecutivo. Ahora, la Presidencia de la comunidad asumirá el control de las decisiones de corto y largo plazo, operativas, interiores y de relaciones con otras instituciones. Pero contará con un contrapeso, el Consejo integrado por seis vicepresidencias:
Vicepresidencia de Socios
Vicepresidencia de Educación y Cultura
Vicepresidencia de Religión
Vicepresidencia de Relación con Instituciones
Vicepresidencia de Asuntos Especiales
Vicepresidencia de Administración
“Todo está funcionando pero podemos funcionar mejor. Esa es la realidad. Los tiempos cambian y uno tiene que también cambiar para que las cosas funcionen mejor”, dice respecto a la nueva organización Mauricio Bicas, quien ocupará la Presidencia. “Vamos a seguir teniendo un Consejo, que es la contraparte de la Presidencia, y luego, una mesa de trabajo en la comunidad. Eso es lo que vamos a tener.”
El objetivo es conseguir “una operación más ágil para los socios. Claro que dentro de cada vicepresidencia también tenemos comités. Entonces, es una estructura que, aunque le podemos decir plana, es una estructura más amplia para poder dar mejor servicio a los socios.”
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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