Capítulo 1 – “Mi vida antes de Birkenau”
Mi vida era como la de cualquier otra persona, iba a la escuela, salía con mis amigas, hacía todo lo que cualquier adolescente de 17 años hace y, no estaba mal, el único problema era que lo hacía sin sentido alguno. Mi vida giraba alrededor de las redes sociales, chavos, cosas que no le estaban dando un significado a mi vida, simplemente veía los días pasar pero no los aprovechaba como debería.
Llegó el momento de prepararme para un viaje que, sin saberlo, le iba a dar un giro completo a mi vida.
El viaje a Polonia, que estaba planeado para el 19 de febrero del 2020, planeado por el Colegio Or Hajayim llamado “En honor a la memoria”. Visitar los campos de concentración y exterminio, los ghettos, tumbas y sinagogas que existían antes de la Segunda Guerra Mundial. Este viaje es, para cualquier judío, un viaje muy importante ya que es parte de nuestro pasado y nuestras raíces.
Como se pueden imaginar, no es un viaje fácil. Requiere saber mucha historia y estar preparado emocionalmente para llegar a un lugar donde pasaron muchas tragedias.
Comencé con lo que creí que era una buena y completa preparación, leí casi 16 libros en 8 meses, vi 9 películas, cada semana tomaba clases sobre tema, y creía que estaba lista, pero nada de lo que hice me podría preparar para lo que estaba a punto de vivir.
Meses antes del viaje yo tenía un presentimiento, ese presentimiento que te dice que no deberías hacer lo que estás a punto de hacer, y lo deje pasar. Realmente era normal sentirlo, no iba a un viaje de placer, iba a aprender, a superarme como persona, iba a llorar, reír, y sentir una cantidad de sentimientos encontrados, iba, quizás, a encontrarme a mi misma y a reevaluar mi vida, era evidente que tenía que sentir tal incertidumbre.
Pero yo no estaba tranquila, hablé con muchas personas para ver si alguna lograba tranquilizarme, pero ninguna lo hizo, todos dijeron lo mismo; “Estás nerviosa”, “No desaproveches esta oportunidad”, “Vas a estar bien”, “Es normal”. Finalmente les hice caso, obviamente nadie se iba a imaginar cual era la raíz de mi preocupación.
Como una parte de la preparación para el viaje, asistimos a una conferencia, de la fundadora del museo de Memoria y Tolerancia, Sharon Zaga. Durante la conferencia nos preguntó, “¿Alguien de aquí tiene miedo de ir al viaje?” Como era de esperarse, todos levantamos la mano, a lo que ella contestó, “Quédense tranquilos porque ustedes van un con boleto de regreso, ellos no” y de alguna forma esto me tranquilizó, y mucho. Algo tenía esa frase que logró tranquilizarme tanto.
Capítulo 2 – “Encontrándome”
Tomé el avión y llegué a Polonia el jueves 20 de febrero del 2020. Ahí comenzó la gran aventura. El viernes fuimos al bosque de los niños, que es un bosque en Tarnow que tiene fosas comunes de niños y me fue bien, obviamente me dolió pero no me afectó tanto.
El sábado conocimos todos las sinagogas que hay en Cracovia, esa fue una experiencia de consuelo ya que nos dimos cuenta que no todo lo que fuimos a ver era tragedia, también habían cosas bonitas de nuestra historia en esos lugares.
El domingo, me desperté, me vestí, desayuné y me subí al camión sin saber que desde ese día todo iba a cambiar, fuimos a visitar Auschwitz y Birkenau. En el camino tuve un momento de inspiración y me puse a escribir todo lo que pasaba por mi mente antes de llegar.
Llegué y fue un viaje lleno de incomodidades, de retos, de llantos pero también hubo risas y cantos.
Y todo eso me llevó a pensar en ¿por qué estamos aquí? ¿Qué tenemos nosotros de especial para venir y ser testigos de lo que sucedió? ¿Cuál es mi propósito de vida? ¿Para qué estoy usando mi tiempo? Cualquier persona que vivió el Holocausto daría lo que fuera por tener una vida como la mía, y tener todas las oportunidades y recursos para crecer tanto espiritual como en lo profesional.
¿Qué hubiera dado una joven por casarse, por formar una familia?
¿Qué hubieran dado por regresar el tiempo y decirles a sus seres queridos lo mucho que los quieren? Ya que hubieron muchas despedidas que no sucedieron.
Y por otro lado que hubieran dado por regresar el tiempo y no haber dicho esas
palabras que lograron destruir una amistad, que causaron una pelea…
Llegué a Auschwitz y sentí que estaba visitando un museo, no un campo de concentración. Al principio te dan tus audífonos para que puedas escuchar al guía. Cada barraca estaba remodelada para explicar diferentes cosas que se vivían dentro del campo.
No lloré, simplemente estuve ahí escuchando.
Fuimos a los bloques, traté de conectarme, de sentir lo que ellos sintieron sin embargo, una frase que dijo Menashe nuestro guía me marco para siempre “Tengo un vientre judío, de mí puede salir la siguiente generación, de mí hay continuidad al pueblo judío”.
Él continuó, esto que pasó no se puede volver a repetir y mucho menos nosotros nos podemos comportar de esa manera, con indiferencia hacia el dolor ajeno, porque aunque nosotros no fuimos víctimas, igualmente por sobrevivir hubo indiferencia en el campo, y no juzgo, simplemente hay que tomar esas experiencias de nuestros antepasados para nosotros mejorar y poder realmente sentir el orgullo de ser judíos y no vergüenza.
Esto también me hizo pensar en la manera en que me comporto con el otro; aquí mismo hubo ayuda al prójimo, arriesgo mi vida con el fin de hacer la tuya un poco mejor, y así como el Doctor Salomón que pudo ayudar al no quitar las dos trompas a las mujeres, aquí, Viktor Frankl utilizó sus conocimientos en psicología, dio pláticas para mejorar el ánimo y no sean “musulmanes” y quieran vivir.
Hubo muchísimas personas que no se mostraron indiferentes y con lo que pudieron ayudaron y por eso es que hoy en día hay sobrevivientes.
Al no encontrar ningún nombre conocido durante la visita me sentí decepcionada, y me sentí mal por no encontrar a nadie, pero quería dar con algo que me conecte con el lugar porque realmente quería crear algún lazo que me haga conectarme con
ese horrible lugar.
Y si lo iba a encontrar, solo que no en Auschwitz, sino en Birkenau.
Después de estar cuatro horas en Auschwitz nos dieron un descanso para comer y de ahí caminar a Birkenau.
Entré a Birkenau y me sentí rara, caminamos…
Llegamos a Birkenau y el guía nos dijo: “No vamos a marchar de Auschwitz a Birkenau cómo se acostumbra pero lo que si vamos a hacer es una marcha de silencio durante este recorrido”. Me pareció una increíble idea y le hice caso.
Al llegar al vagón me empecé a sentir mal, me empezó a doler el pecho, me costaba respirar, no podía ir al ritmo del grupo.
Empezó el recorrido y me empecé a sentir cansada. En un momento estaba junto al guía hasta adelante, y cuando me daba cuenta era la última del grupo.
Me estaba dando lo que los doctores llaman como ataque de pánico, pero, ¿por qué?. Cuando estaba caminando, me llegó un déjà vu, sentía que no era la primera vez que estaba ahí, y con eso arribó un sentimiento que hasta hoy no sabría explicar.
Sólo sé que ese sentimiento me ayudó a continuar con el viaje, si es que llevaba conmigo esa sensación de que estuve ahí, entonces fui indiferente a ello y decidí no sentirlo por ese tiempo.
Me acerqué con la maestra que nos acompañaba, me preguntó qué había pasado, simplemente no le pude contar y enterré esos sentimientos. Y las lágrimas comenzaron. Me era imposible seguir, pero lo hice por diez minutos y más al ver las cámaras de gas, ya no me permití avanzar, y me tuve que regresar. Durante todo el recorrido en Birkenau no logré alzar la cabeza, no tenía la fuerza, la valentía de hacerlo, hasta que salí y la profesora me obligó a hacerlo.
Me tuve que salir del campo era muy difícil para mí estar ahí, sentir ya haber pasado por ese horrible lugar, era insoportable. Nunca le conté a nadie eso que había sentido.
Durante el regreso me quedé pensando en la persona que quiero llegar a ser, más agradecida, compartida, respetuosa, cada día mejor.
Visité todos los demás campos y en ningún otro me sentí de la misma manera y, de alguna forma, fue un alivio.
Al llegar a Treblinka piensas “no voy a sentir nada, son puras piedras, qué más da”.
Sin embargo, hoy que llegué todo fue muy diferente, la dificultad para respirar llegó, pero el dolor en el pecho no, y creo que es porque por fin quite esa barrera que me estaba impidiendo sentir y conectarme con cada lugar.
Me encuentro en Treblinka y no quiero escuchar al guía. Me duele todo el cuerpo, quiero que me abracen pero no puedo pedirlo. Apoyar a mis amigas es lo más difícil que se me ha presentando, porque quiero estar fuerte para ellas pero realmente nadie está fuerte para nadie, aquí cada quien está para apoyar a la otra, con un abrazo y un pañuelo.
Estoy parada aquí, en Treblinka, debo escoger una piedra, una comunidad, y no se cuál, porque a partir de ahora esa comunidad será parte de mi. Treblinka quedará marcado en mí. Son muchas comunidades, ¿Cuánta gente se puede matar en un lugar tan pequeño? Comunidades enteras. Grandes y pequeñas.
Escogí una que se llamaba Celestynów. Era una piedra pequeña. La escogí porque al leer el nombre me vino a la mente “celestial”. Y estoy segura de que esas personas que murieron se fueron directo al cielo con D-os y también sé que Hashem estuvo con ellos en todo momento y salvo a los que tenía que salvar, porque Él nunca se olvida de nosotros.
Está al pendiente de cada uno y uno de nosotros supervisando nuestras vidas y manejándolas para que todo esté de la manera en que tiene que estar.
Hoy no sé por qué pasó el Holocausto y tal vez nunca lo sepa. No obstante, sé que hubo un “para qué”, y ese sí me lo puedo contestar.
Lo que me pasó en Treblinka fue mucho más fuerte de lo que me imaginé, y más que nada porque al estar ahí conecté las historias con el lugar.
Prendimos una vela, y esa vela más que por ser por Leiluy Nishmat, en honor a las almas que ya no están, yo sentí que era una manera de compartir nuestra luz, las que Hitler apago, nosotros las prendimos y las compartimos.
Capítulo 3 – “Israel”
“¿Hay esperanza? ¿Hay esperanza en el recuerdo? Tiene que haberla. Sin esperanza, el recuerdo sería morboso y estéril. Sin recuerdo, la esperanza estaría vacía de significado, y por sobre todo, vacía de gratitud”.
-Elie Wiesel
Esa esperanza yo la encontré en el momento que pisé el aeropuerto de la ciudad de Tel Aviv. Recuerdo perfectamente mis sentimientos. Sentía alivio, felicidad, tenía lágrimas de alegría, era como ese abrazo de tu mamá cuando has tenido un mal día, era como esas palabras que necesitas escuchar para estar tranquilo.
“Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro, y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz”
Ana Frank
Estaba en mi país, en la tierra prometida, sentía la misma seguridad que siente un bebé en los brazos de su madre. Esa sensación fue lo que me ayudó a entender que hubo destrucción pero también hubo construcción, un estado que aunque este pequeño busca todo el tiempo superarse y ser mejor.
Israel es lo mejor que me puedo llevar del viaje. Es un país del cual podemos aprender mucho, y para mí la manera en que sus habitantes buscan salir adelante me inspira en hacer lo mismo, sí, este viaje ha sido muy fuerte y por un momento pensé que me destruyó pero con este ensayo quiero construir.
Con ansias deseo avanzar, anhelo que la memoria de 6 millones de judíos no se quede perdida, quiero que las nuevas generaciones sepan lo que pasó y no se quede en el olvido, deseo honrar a mis hermanos y ancestros por medio de la enseñanza y el recuerdo.
Pero no solo me inspiró para que haga un cambio en mi. Te invito a que con lo que llevas leído de este ensayo y al terminarlo de leer no seas la misma persona, espero que busques mejorarte en algo, cambiar el mundo comenzando por ti, ese es mi propósito y te invito a que juntos lo logremos.
“Se acabaron los judíos errantes, no volverán a expulsarnos de ningún lugar porque esta vez hemos vuelto a la patria y para echarnos tendrán que exterminarnos a todos y ni siquiera Hitler lo consiguió”.
Capítulo 4 – “D-os estuvo con nosotros”
“No he perdido la fe en Dios. He tenido momentos de enojo y cuestionamiento. Y a veces me he sentido más cerca de Él por eso”.
-Elie Wiesel
Quién estudia la historia del Holocausto puede ver con claridad que no se trató de una simple “cadena de acontecimientos”, al contrario, uno percibe la mano de D-s en cada momento.
En todo el transcurso de la Segunda Guerra Mundial hubo acontecimientos antinaturales. La victoria militar de los alemanes que conquistaron en un lapso corto de tiempo, países grandes y fuertes, el pacto con Rusia (enemigo de Hitler) que le permitió arrasar a Polonia, el rechazo de Stalin al escuchar las advertencias acerca de un ataque alemán… Los historiadores se ven en aprietos al tratar de explicar estos hechos.
De igual modo, el odio de los nazis contra los judíos fue inexplicable. Es cierto que los judíos han tenido enemigos. Sin embargo, es la primera vez que se intentó un genocidio total. Para Hitler, era más importante la guerra sobre los judíos que las del campo de batalla.
No se puede entender cómo un país entero, uno de los más educados y culturales, tomó parte del genocidio sistemático de otra nación sin ninguna base racional.
Hashem siempre está y ha estado con nosotros, aún en los tiempos más oscuros Él está con nosotros. ¿Cuántos milagros ocurrieron de manera personal y colectiva?, el fin de la guerra y la rehabilitación de los sobrevivientes, la creación del Estado de Israel, el fin de las persecuciones, el hecho de que hoy estemos aquí, siendo parte del pueblo que se intento exterminar.
Nuestro papel no es entender los hechos de Di-s, es saber que D-os tiene un plan perfecto y, siempre, aunque en ocasiones no lo comprendamos, está con nosotros.
“Están los que transforman lo imposible en improbable, aquellos cuya creatividad y pasión convertirán lo improbable en realidad”
Shimon Peres
Haz que tu pasión se convierta en tu proyecto de vida. Ve por tus deseos, que nadie te diga que no puedes. La tierra de Israel la tenemos hoy porque nunca se rindieron hasta conseguirla y buscar superarse, en la guerra de independencia en 1948, la mayoría de los soldados eran supervivientes del Holocausto y su anhelo y su aspiración era el Estado de Israel y no descansaron hasta conseguirlo.
Capítulo 5 – “El orgullo de ser judío”
Al regresar del viaje tenía un nudo en mi garganta, un cuestionamiento que no me dejaba estar en paz, ni conmigo misma ni con la religión.
¿Qué es lo especial en ser judío? ¿Para qué? Eso nos ha traído que nos maten, que nos humillen, que nos hagan de menos, ¿por qué no podemos ser “amigos” de D-os, comunicarnos con él, mejorar nuestras cualidades y cumplir nuestra misión de vida sin ser vistos como judíos?
A lo que me respondieron de una manera impresionante.
Imaginemos una pareja que ya llevan varios meses saliendo y llega el cumpleaños del novio. Su novia le quiere regalar un perfume pero a él no le gustan ¿crees que sería un buen regalo? Claro que no, nuestra relación con D-os es buena y fluye ya que nos dio la Torá, nuestro sagrado manual de vida, el cual nos ayuda a guiarnos y a entender lo que Él espera de nosotros. El judaísmo no es una religión es una relación.
En una escuela podemos ver que cada quien tiene una responsabilidad diferente. Si la directora se equivoca su error impacta más que el de un maestro, igualmente cuando triunfa. Ser el pueblo judío, el pueblo escogido, nos ha traído muchos sufrimientos y muchas veces no encontramos una respuesta a esos sufrimientos pero hay que saber que así como tenemos sufrimientos nuestras recompensas son igual de grandes.
Ser judío nos ha dado una identidad, contamos con la protección de D-os todo el tiempo, ser el pueblo elegido, tener una conexión directa con D-os, se han otorgado premios Nobel a más de 900 personas, de las cuales al menos el 20% son judíos, tenemos un país que ve por nosotros, somos una nación que nos caracterizamos por preocupamos el uno por el otro.
Capítulo 6 – “El sentido de mi vida”
Regresé de esta aventura como una persona nueva, renovada y con nuevas metas, después de una semana de haber llegado a México nos pusieron en cuarentena por el COVID 19, y todo el viaje, los recuerdos, las experiencias se quedaron perdidas en el tiempo, no hubo un cierre y así pase ocho meses, hasta que Auschwitz llegó otra vez a mi vida.
Por parte de la escuela nos pidieron realizar un trabajo interdisciplinario del Holocausto. Y ahí fue cuando mis sentimientos regresaron y me di cuenta que no lo había superado, que no podía hablar ni escuchar del tema sin tener ganas de llorar, o tener un ataque de pánico.
Por lo que decidí que era momento de ir con alguien que me pueda ayudar. Comencé a ir a terapia, y eso ha sido lo más complejo de este proceso, tener que enfrentar esos miedos, es difícil, doloroso, cansado y además toma tiempo.
Durante las sesiones aprendí a controlar mis ataques de pánico, los cuales sigo teniendo. Entendí que tenía que hacer algo con mi experiencia, conocí mis emociones y a mi misma, y comencé haciendo algo para que mi viaje valga la pena y tenga un sentido.
Hubo un período en el que sentía que necesitaba saber si lo que sentí fue real, si realmente en alguna vida pasada estuve ahí. Visité a un rabino y sus palabras fueron impresionantes, él me dijo: “Nadie tiene la capacidad de decirte si estuviste ahí o no, pero lo que si te puedo decir es que tienes que hacer algo para quitar esa barrera que no te deja avanzar, haz algo con todo lo que aprendiste, no dejes que todo lo que sentiste y viviste se quede en ti, sácalo y haz algo para el mundo”.
Sentía que mi viaje ya había acabado pero no era cierto. Nadie puede arrancarte lo que has vivido porque ya es parte de ti, todas las experiencias que hemos vivido nos van formando como personas y eso influye en las decisiones que tomemos en el futuro y nos puede beneficiar si lo sabemos usar a nuestro favor.
“¿Por qué estamos aquí? es la pregunta más importante a la que debe enfrentarse un ser humano. Creo que la vida tiene significado a pesar de las muertes sin sentido que he visto. La muerte no tiene sentido, la vida sí”: -Elie Wiesel
Esta, sin duda, ha sido una de las frases que han marcado mi vida, ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué te hace diferente a ti de todos los demás que tuviste el mérito de ser creado y estar en este planeta?, ¿Cuál es tu propósito?, ¿Cómo puedes aportar para mejorar a tu sociedad?
Creemos que nuestra existencia es pura casualidad pero no lo es, decisión de nuestros padres, pero estas aquí, en un mundo lleno de personas, en el cual Hashem intencionalmente te puso para que seas la mejor versión de ti mismo.
“La muerte no tiene sentido, la vida sí”, se puede decir que esto todo el mundo lo sabe, pero cada cuándo haces conciencia de esto, estas 8 palabras hacen la diferencia en nuestra manera de ver al mundo, en nuestra manera de actuar, por favor dale un sentido a tu vida, demuestra de que estás hecho y para qué estás en el mundo.
“Cuando ya no podemos cambiar una situación tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”
Viktor E. Frankl
Muchas veces estamos destinados a vivir situaciones que no queremos experimentar, son difíciles, nos causan incomodidad, y temo decirte que siempre las vas a tener, pero en ti está sacarle provecho a esa situación, sacar lo mejor de ti, que de esa circunstancia no salgas la misma persona. A mí me tocó vivir esta experiencia en Birkenau y este ensayo fue mi manera de trascender, de liberar mis sentimientos y sanar mi dolor.
Desde que empezó el viaje supe que iba a ser un desafío, el día que llegué, mi maleta se quedó en la escala que hice antes de llegar a Polonia, estuve sin mi ropa hasta el viernes en la noche, se me atrasaron todos los vuelos, perdí conexiones y fue algo que me ayudo a trabajar en mi paciencia y a no quejarme.
“¿Cómo se llora a seis millones de muertos? ¿Cuántas velas se encienden? ¿Cuántas plegarias se oran? ¿Sabemos cómo recordar a las víctimas, su soledad, su impotencia? Nos dejaron sin dejar rastro, y nosotros somos ese rastro. Contamos estas historias porque sabemos que no escuchar ni desear saber lleva a la indiferencia, y la indiferencia nunca es una respuesta”.
Elie Wiesel
Estando en Birkenau yo tenía un sentimiento de indiferencia, y por mucho tiempo me negué a hablar, escuchar o aprender cosas sobre este tema, hoy te puedo decir que aunque me duele y es difícil, lo que más me ha ayudado a superar esto, han sido dos elementos; el primero fue retomar el tema, empezar a leer, platicar, trabajar en la materia y el segundo fue tomar acción para no ser indiferente.
“Perdonar es algo que solo el tiempo puede conceder, pero también el perdón es un acto de voluntad y solo la víctima tiene autoridad para tomar la decisión”.
Algo muy importante que me llevo es la importancia del perdón, nosotros no podemos liberar a los nazis ya que no estuvimos ahí, pero hay personas a las que si puedes perdonar, debemos dejar de estar peleados con todos, dejar de voltearnos la cara, el perdón es algo que te trae paz interior, y hasta la gente de tu alrededor lo puede percibir. Imaginemos las víctimas que no pudieron arreglarse con sus familias y murieron estando enemistados, acostumbrémonos a estar bien con las personas.
“Puedes ser un ángel o un diablo”
Nadie nace ni malo ni bueno, cada uno tiene el poder y el deber de decidir qué quiere hacer de su vida, si ser bueno o malo.
“Los ángeles no dejan huella”
Me podrían decir que bonita frase, pero no, los ángeles no dejan su huella pero los seres humanos si. Deja tu huella en la vida de una persona, haz que alguien agradezca tenerte en su vida, esas son las cosas que más valen la pena en la vida, lo único que te llevas de este mundo, lo bueno que haces y lo bueno que das. Deja tu huella en este mundo.
“Porque el mundo está en mal estado, pero todo empeorará a menos que cada uno de nosotros haga lo mejor que pueda”. Viktor E. Frankl
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