Enlace Judío México e Israel – Nuestro viaje de hoy se remonta al periodo helénico, cuando la cultura y el arte griego vivieron un proceso de expansión a lo largo del imperio de Alejandro Magno. Además de la arquitectura, el idioma y el estilo de vida mediterráneo, la cultura judía también se vio influenciada por algunos ritos mortuorios que antes no se usaban.
Como sabemos, el rito funerario dentro del judaísmo representa una de las partes más significativas de la religión. La primera mención de lo que hoy entendemos como shive se encuentra referida por primera vez en el libro de Bereshit, específicamente en la historia que narra la muerte y el entierro de Sara. A partir de ese momento, el rito mortuorio judío es replicado hasta nuestros días y ha llegado a ser un aspecto característico a lo largo de la historia, pero no siempre fue así.
La helenización
En el momento de la helenización, la élite judía adoptó el uso de los loculi u osarios del mundo griego y los sarcófagos de tradición egipcia. Las tumbas al estilo griego son una serie de construcciones funerarias que contienen cajones para insertar los sarcófagos, ataúdes de piedra que tenían la finalidad de pudrideros, es decir, de gavetas en las cuales el cadáver se mantenía durante el proceso de descomposición. Posterior a esto, los huesos eran trasladados a un repositorio llamado loculi, nicho que contenía los restos óseos de todas las personas que habían sido inhumadas en esa tumba. Resulta extraño pensar que este tipo de entierros existieron en el judaísmo.
No obstante, estos lugares fueron muy importantes, y aún sobreviven algunos ejemplos en Jerusalem, tales como la llamada Tumba de Jasón y la Tumba de Bnei Hezir, ambas estructuras pertenecientes al periodo conocido como Asmoneo, mismo que marca la independencia del reino de Israel después de la guerra Macabea, aproximadamente entre los años 140 y 37 antes de la era común.
Influencia romana
Más tarde y con la influencia romana, el uso de las tumbas se mantuvo e incluso se extendió más allá de la élite gubernamental. El reino Asmoneo fue conquistado por el general romano Pompeyo en el año 63 antes de la era común. A partir de ese momento comenzó el periodo que denominamos como la Judea romana dentro del cual se mantuvo el uso de las tumbas. Ejemplos de éstas son las llamadas Tumba del Profeta Zacarías y Tumba de Absalom, ambas en los pies del Monte de los Olivos. Las dos estructuras son del periodo romano y también contienen loculi.
Es importante mencionar que estos edificios son el resultado de una mezcla cultural, ya que la inspiración romana se observa en el modo funerario y en la estética arquitectónica grecolatina que presenta columnas de estilo clásico.
Por otro lado, en el interior de las tumbas nos encontramos con grafitis o relieves en forma de menorah, elemento iconográfico que nos remite directamente al Beit Hamikdash y al sentido religioso del judaísmo de ese momento.
Después de la destrucción del Segundo Templo, la tradición de los sarcófagos de piedra y de los osarios continuó. Prueba de ello es la necrópolis de Beit Shearim o Casa de las Puertas que resguarda una serie de salas sepulcrales con loculli y sarcógafos. Es interesante observar los símbolos que remiten al destruído Templo, tales como los leones esculpidos en algunos sarcógagos, y los relieves de menorot y las puertas del Templo, elementos que señalan una añoranza temprana al Beit Hamikdash como elemento significativo del extinto reino de Israel.
Vigna Randanini
Sin embargo, la tumba de Beit Shearim no es la única que tiene estas herencias culturales de los ritos mortuorios. En Roma existe una catacumba muy particular llamada Vigna Randanini. Hagamos una pausa para explicar el concepto de catacumba romana. Se tratan de estructuras excavadas en la piedra o debajo del nivel de piso que contienen una serie de salas conectadas entre sí que resguardan osarios o gavetas para el entierro de los muertos.
Una catacumba puede albergar decenas de cuerpos y normalmente eran estructuras familiares que contenían a los miembros de todo un clan o una comunidad. Ahora bien, prosigamos con las catacumbas judías de Vigna Randanini que fueron construidas a inicios del siglo II de la era común, es decir tras la destrucción del Segundo Templo y el inicio de la diáspora del pueblo judío.
Los cristianos
Es muy probable que estas catacumbas pertenecieran a una comunidad judía ya bastante romanizada. Los cristianos utilizaron catacumbas romanas para resguardarse y realizar sus primeros ritos. Dentro de la historia del cristianismo, las catacumbas representan los primeros lugares de oración en los que los cristianos podían reunirse a orar de manera oculta, ya que el cristianismo era una religión perseguida por el Imperio Romano hasta el Edicto de Milán celebrado hacia el año 310, mismo que autorizaba el cristianismo como una más de las religiones permitidas en el imperio.
A partir de ese momento, los cristianos abandonaron las catacumbas para trasladarse a algunos edificios donados por el gobierno, tales como las basílicas, que en ese entonces eran centros bursátiles y de pago de impuestos.
El hecho de que existan catacumbas judías en Roma, revela la presencia de comunidades judías asentadas en la capital del imperio, mismas que tenían un cierto grado de asimilación, toda vez que enterraban a sus muertos de acuerdo al rito romano. Las catacumbas de Vigna Randanini son únicas y son una de las 6 catacumbas judías identificadas en Roma, mismas que representan la minoría comparadas con las 60 catacumbas cristianas identificadas en la zona.
Las catacumbas de Vigna Randanini tienen relieves y grafitis que remiten al Templo, tales como la menorah. También hay otros símbolos que representan varias fiestas del judaísmo, tales como la jarra de aceite, el shofar y el lulav. Cerca de ahí, se encuentran las catacumbas de Villa Torlonia, también pertenecientes a las 6 catacumbas de origen judío. Villa Torlonia presenta una decoración conformada por aves, escenas antropomorfas y menorot. Particularmente existe una representación del Kodesh HaKodashim flanqueado por dos menorot y otros utensilios del Templo, que a su vez están cobijados por un manto.
Herencia externa dentro del rito mortuorio judío
Estas catacumbas representan el final de una herencia externa dentro del rito mortuorio judío practicado por una élite helenizada. Contemplando las primeras influencias griegas, podemos trazar una historia de aproximadamente cuatrocientos años en los que se adoptaron los osarios o loculli, los sarcógagos y las catacumbas. Como parte de la unificación religiosa del período talmúdico, se definieron los aspectos de la halajá relativa a lo funerario. De tal manera que se volvió al rito fúnebre descrito para el entierro de Sara.
Sin embargo, aún quedan estos monumentos dentro y fuera de Eretz Israel que son el testimonio de un momento en el que el judaísmo enterró de otra manera a sus muertos.
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