Enlace Judío México e Israel- Hace exactamente un mes, Rusia invadió a Ucrania, con la excusa de desmilitarizar y desnazificar al país, así como para liberar al pueblo ucraniano de un “gobierno genocida”, en referencia a lo que sucedió en el territorio de Donbás, en 2014, donde se acusó de una “aniquilación del pueblo pro-ruso reprimido”. Sin embargo, hasta el día de hoy, ambas acusaciones son consideradas como parte de un propaganda en Rusia que busca que su población avale la “acción militar especial rusa”, que en realidad ha sido una guerra.
Medios internacionales han calificado este conflicto como una guerra de información, en la que ambos países han trasmitido información que respaldan sus acciones: por parte de Rusia, un discurso nacionalista, y por el lado de Ucrania, un argumento de protección de los derechos y de libertad, como explicó Adolfo Gracia, quien tiene líneas de investigación en cultura y publicidad digital de la UNAM, en entrevista para Enlace Judío.
Pero por parte de Rusia hay dos tipos de ideales muy marcados: quienes apoyan la guerra, y aquellos que la rechazan. Desde el primer día de la invasión, gente alrededor del mundo mostró su postura. En México, por ejemplo, influencers rusos que se encuentran en el país señalaron que “no queremos la guerra entre nuestros países… porque, además, quién quiere la guerra. Yo creo que nadie de la gente civil la quiere”.
YouTubers rusos en México.
Mientras las horas pasaban, corresponsales rusos, gente de ucrania y los mismos ucranianos comenzaban a compartir la información de los discursos del presidente ruso. Este fue el caso de otra creadora de contenido de Rusia en México, Ale Ivanova, la cual señalaba que lo que los medios de comunicación en Rusia propagaban era que Vladimir Putin aseguraba que “el gobierno de Ucrania está ocupado por los neonazis, y que hacen mucho daño al país.
“En particular a Donbás, habitado en su mayoría por los rusos. Y de acuerdo, con el mandatario, esta región había sido bombardeada y matada. Por lo que decidieron tomar una acción militar… para proteger a su población… Por ello, la población rusa no está preocupada, porque no lo ven como una guerra. Eso es lo que nos dicen a nosotros los rusos”, dijo la influencer.
Inician represiones en la población
Marchas y represiones en Rusia por protestas en contra de la guerra.
Sin embargo, fue cuestión de tiempo para que se diera a conocer sobre lo que sucedía, y desde el primer día los rusos tomaron las calles en protesta de la guerra. De acuerdo con medios rusos, tras tres días de iniciado la guerra alrededor de 35 mil personas, entre los que se encuentran personal médico, ingenieros, profesores y alumnos, firmaron una solicitud para exigir al gobierno de Rusia que detuviera la guerra.
Pero en un país, cuya población rebasa los 144 millones de personas, ¿qué pasa con el resto de las personas? Aunque la gente comenzó a salir, la fuerza policiaca de Rusia ejercerció represión en contra de ellos, y desde los primeros días comenzaron a difundirse videos de cómo la gente en las manifestaciones era golpeada y subida a la fuerza en transportes para ser detenidas.
Organizaciones reportaban inicialmente que cerca de 5 mil personas habían sido detenidas los primeros días de las manifestaciones. Pero según cifras de The Economist, al 19 de marzo se calcula que más de 15 mil personas han sido detenidas, en al menos 168 ciudades de Rusia desde que comenzó la guerra.
Policía rusa golpea brutalmente a manifestantes anti guerra en marchas.
Entretanto, usuarios de redes sociales reportaban con videos la violencia con la que trataban a los manifestantes, entre ellos hombres, mujeres y personas de la tercera edad. Hubo casos que se registraron en la cual una madre con su bebé en manos era tomada por la fuerza por policías rusos para ser detenida.
Una mujer, con bebé en brazos, es jaloneada por policías durante marcha.
Asimismo, medios digitales reportaban como en Rusia un grupo de madres con sus hijos fueron arrestados y detenidos hasta la media noche, por llevar flores a la embajada de Ucrania con carteles en contra de la guerra.
Fotos de los menores detenidos en redes sociales.
Asimismo, se dio a conocer sobre el trato de quienes eran detenidos. Un ejemplo fue de la periodista Marina Ovsyannikova, editora de Canal 1 en Rusia, quien, tras manifestarse en contra de la guerra en un noticiero de televisión abierta, fue detenida por las autoridades.
De acuerdo con su abogado no pudo comunicarse con ella por horas. Finalmente, se conoció su paradero y más tarde relató a los medios que “pasó dos días sin dormir y que fue interrogada durante más de 14 horas sin ayuda legal ni la oportunidad de contactar a sus seres queridos”, según un artículo de la BBC.
Y aunque se desconoce con precisión lo que sucede dentro de los interrogatorios, usuarios de las redes sociales compartieron información de cómo la policía rusa les arrojaban agua a las personas, además de golpearlas con las mismas botellas. Esto con el objetivo de conseguir información personal y sus propósitos en las manifestaciones. Aunque no se pudo verificar esta información de forma independiente.
Censura a los medios y redes sociales
Policía rusa toma por la fuerza a manifestantes anti guerra para su detención.
Además de los manifestantes, periodistas también fueron detenidos. Y en un intento del gobierno ruso para controlar la información que usurpaba en los medios de comunicación independiente, Putin firmó el 4 de marzo una nueva ley que prohibía cualquier tipo de “información falsa” sobre las fuerzas rusas en la guerra contra Ucrania, y de infligir esta ley, podría haber sanciones de hasta 15 años en prisión.
Enlace Judío, el 3 de marzo, publicó un artíulo sobre como en República Checa se impulsaba una iniciativa para usar Tinder como medio para combatir la desinformación del país. Esto al compartir imágenes que mostraran la destrucción de ciudades en Ucrania en los perfiles de los usuarios, con el objetivo de que estas pudieran ser visibles en cuentas locales de Rusia.
Una semana después de la represión de los medios de comunicación en el país, Meta Platforms, anunciaba que tras lo ocurrido en la invasión de Ucrania cambiaría temporalmente sus políticas de discurso de odio, reportó Reuters. Además, permitiría que sus usuarios de Instagram y Facebook llamaran a la violencia en contra de la gente rusa y los soldados rusos. Así como el permitir algunos posts llamando a la muerte del presidente ruso Vladimir Putin o el presidente bielorruso Alexander Lukashenko.
Esto provocó que Rusia tomara a dicha empresa como extremista. Por ello el 14 de marzo prohibió en todo el país el uso de estas plataformas, lo que desconectó a 80 millones de rusos del mundo exterior. Debido a que 80 por ciento de los usuarios, según Adam Mosseri, director de Instagram, seguía una cuenta de Instagram afuera de su país.
Al respecto, el investigador de la UNAM señaló que Rusia ha mantenido por años un rígido control de sobre las redes sociales y el internet. “Es uno de los países con más censura en el mundo. De la mano con China o Arabia Saudita.
“Pero Rusia lleva varios años en una campaña propagandística y discurso oficialista, de represión a las voces disidentes, en la televisión y radio, así como en el internet… Y lo que vemos es la misma estrategia que manejan los gobiernos autoritarios: la censura, represión, y el uso de la fuerza del estado para aplicar esta represión”, dijo.
Aunque agregó que a la ONU le preocupó que una empresa privada, como Meta, tenga la libertad de orientar la opinión pública por medio uso deliberado de sus legislaciones. Como lo fue sus excepciones a los discursos de odio.
“La oficina de Derechos Humanos de la ONU le pareció preocupante esta posición de Facebook de permitir los discursos de odio, que no deberíamos de tenerlos en la vida pública. No es la primera vez que lo hace Facebook, lo hizo con Irán. No hay que olvidar que es una empresa privada, en donde dejamos en sus manos lo que hacemos y donde tenemos la discusión pública”, arguyó.
“Mi padre pudo enlistarse al ejercito ruso por la propaganda en Rusia”
Dariia Nifontova es una ucraniana que vivía en Kyev antes de que iniciara la guerra. Sus padres, por conseguir mejores oportunidades laborales, tuvieron que emigrar a Rusia desde hace un par de años, y, tras estar un tiempo en el país, su ideología política se volvió pro-Rusia. Cuando inició la guerra tuvo que salir del país, porque eventualmente la capital sería la primera en ser atacada. Su madre el mismo día llamó a su teléfono para saber cómo estaba.
“Ella estaba preocupada por mí. Al final, soy su hija. Y a pesar de que estaba preocupada aún sus palabras sonaban con un sentido político: ‘No necesitas ir a ningún lado; actúas irracionalmente; y si te vas que sea en Jarkov’. Lo cual es una mala idea porque ahora está demolida… Y me seguía preguntando por qué me quería ir… Y yo le dije que ‘porque odiaba al ejército ruso, y estoy asustada. No quiero ir a ningún lado en dirección a Rusia y pelear contra los soldados’”, expresó para Enlace Judío.
Según cuenta Nifontova, sus padres son historiadores, que se educaron bajo la información que proporcionaba la ex Unión Soviética. Por lo que a lo largo de su vida han consumido la historia oficial del gobierno ruso. Sin embargo, eso ha provocado un problema, ya que ella desde que era adolescente estuvo en contra de la información que les daba el país, y apoyaba más a Ucrania. Por lo que su familia se rompió.
“Yo me quedé en Ucrania. Mi padre se quedó en Rusia porque tenía más oportunidades allá… Tras las revoluciones en el país mi familia se rompió… No podíamos hablar de política, a pesar de que es difícil evitarlo… Una vez hice trabajo de voluntario y llevé medicinas y viáticos (a los ucranianos en el conflicto de 2014), y llamé a mis padres para decirles lo que hacía, y ellos me dijeron que lo que debía haber hecho era ‘llevar veneno para matarlos’.
“(…) Al final, años después no he mantenido comunicación con ellos… No he hablado con mi padre desde el pasado abril. Y desde que inició la guerra, dentro de mí siento que mi padre me quiere, y que pudo haberme llamado para saber cómo estaba; pero no lo hizo. Y eso me hace pensar que si no fue así fue porque no puede, ya que seguramente se enlistó en la guerra”, expresó.
“La gente puede cambiar por la información”
Nifontova aseguró que sus abuelos eran pro-Rusia, y al quedarse en Ucrania, tras el azote de Jarkov, donde habitan, se dieron cuenta de lo que realmente hacía el gobierno ruso, y que tras ello comenzaron a cambiar su forma de pensar y apoyar al ejército ucraniano.
“Mis abuelos consumían los medios rusos, eran definitivamente pro-Rusia. Pero tras el bombardeo en Jarkov durante dos semanas, me dijeron: ‘Muy bien, nuestros muchachos están contraatacando’. Y yo les pregunté: ‘¿quiénes, nuestro ejército ucraniano?’ ‘¡Claro, nuestros chicos ucranianos!’. Creo que empezaron incluso a sentirse orgullosos de Ucrania después de tantos años des ser pro-Rusia”, dijo.
El especialista de la UNAM aseguró que tras la propaganda y manipulación de información en la época nazi, hemos tenido muchos años para mejorar las estrategias y los canales para llegarle a la gente. De manera personalizada. “En ese sentido considero que (en esta guerra) se pueden ver los más grandes avances.
“A mí me preocupa que al menor acceso a la información tomamos menos decisiones correctas… De continuar estas tendencias de bloqueo, de censura y restricción del discurso y de ideas diferentes, vamos a seguir viendo una acentuación de negar todo lo que hay afuera, que ‘los únicos que tenemos la verdad es quienes estamos en el circulito’… Estos discursos separatistas niegan la validez de lo que alguien más puede pensar… Y lo que se puede esperar es un mayor nacionalismo”, señaló.
La información es un arma de doble filo, y en la guerra contra Ucrania la gente está en una constante lucha para informar lo que sucede. Y aunque Rusia —cuenta Nifontova— haya podido mantener una propaganda nacionalista por cientos de años, considera que aún la gente puede cambiar, como sucedió con sus abuelos. “Tal vez (ellos) solo tuvieron una pizca de duda (sobre la información de Rusia), pero para mí es más que suficiente.”
El 1 de marzo, Enlace Judío publicó una entresvista a Yurii Voloshyn, un ucraniano en medio del bombardeo en Járkiv, Ucrania. En ella señalaba que la presión ejercida por los rusos a través de las protestas eran débiles. Y aseguró que la única forma en que la gente rusa pueda hacer un cambio en su país es que hagan “una revolución y expulsar a su presidente.” Sin embargo, la desinformación y la propaganda en Rusia ha sido capaz de convencer a cientos de miles de rusos a favor de la información oficial, según reportaron medios internacionales.
No obstante, Nifontova consideró que si más información llegara a manos de los rusos, esto podría cambiar la percepción que tienen sobre la guerra. Aunque, aclaró, no todos lo harían, porque para ellos significaría haber vivido en una mentira.
“Creo que tener dudas (sobre la información) ayuda a que sea mucho más fácil cambiar de opinión —dijo—. Tal vez digan: ‘si me han mentido (ahora), tal vez la información que me han dado antes sea una mentira también’. Entonces quizás puedan ahondar más en ello y se den cuenta de ‘la verdad’. Aunque es una experiencia traumática el darte cuenta que muchas cosas en las que creías eran una mentira. Por eso entiendo que habrá gente que no quiera hacerlo.”
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