Enlace Judío México e Israel- Para apoyar a los soldados israelíes heridos en combate, la ONG Brothers for Life (hermanos de vida), conformada por otros ex militares lesionados y gente de la diáspora, como Alejandro Fastag, les da una una nueva motivación que les cambia la vida a muchos de ellos. Y les muestran cómo nunca estarán solos en su proceso de sanación.
Tras los conflictos que ha habido a lo largo de los años en Israel, muchos soldados han resultado heridos. Y para algunos de ellos ha significado perder algo importante de sus vidas, ya sea padecer alguna incapacidad o trauma, o incluso perder algún miembro. Lo que ha provocado que algunos pierdan la motivación en la vida, y otros se hayan perdido en una tristeza por años.
Sin embargo, bajo el lema: “Nadie se queda atrás, vivos o muertos”, que los militares usan en batalla, un grupo de soldados que fueron heridos en guerra, decidieron hacer posible Brothers for Life, una organización sin fines de lucro, que ayuda a los soldados israelís heridos para que puedan rehacer su vida tras lo que han vivido.
Alejandro Fastag, una de los miembros de esta organización israelí, y representante del comité en México, en entrevista con Enlace Judío, comentó que esta organización es uno de los pilares para soldados que sufrieron y perdieron algo importante de sus vidas tras las heridas que deja la guerra. Y aunque muchos de ellos no saben qué sucederá más adelante, la organización tiene claro una cosa: ellos, los ex soldados heridos, están ahí para lo que sea que necesiten. No están solos.
“Hace siete años, por un amigo mutuo, conocí al fundador de la organización Brothers for Life, una asociación de soldados heridos en batalla, ayudando a nuevos soldados heridos por los conflictos.
“Desde el primer momento que entran al hospital, ocasionado por alguna acción militar, tienen a alguien de esta organización acompañándolos en todo este proceso de sanación: como apoyo moral, económico, médico, desde prótesis u otras opciones de tratamientos. Estos soldados tienen síndrome postraumático. Y tener a alguien que pasó por lo mismo y que les diga: ‘salí adelante, me casé, tengo trabajo’, es motivante”, dijo el representante mexicano.
Una competencia que cambia vidas
Fastag es un mexicano judío que durante toda su vida ha trabajado en la labor social, en comités, grupos juveniles como actividades extrarriculares. Durante los últimos años en la organización, ha llevado la logística de las acciones que llevarán a cabo en la ONG.
Entre ellas, envían a un grupo de ex soldados, de 10 a 15, a diferentes países para que den pláticas sobres sus experiencias, así como tengan la oportunidad de ver la cultura del país y se enriquezcan de estos aprendizajes culturales.
“Yo y gente muy valiosa dentro de la comunidad hemos tenido cuatro delegaciones. Son gente motivadora, energizante. Y su actitud ante la vida y los problemas de la misma contagia”, dijo Alejandro Fastag. “Les hacemos todo tipo de actividades: les buscamos la familia con quien se quedarán; lo que van a hacer, que conozcan el país, para que se lleven el lado cultural y de la comunidad. Hemos recibido como 50 soldados en los años anteriores.”
Pero uno de los mayores eventos de la organización fue la que se realizó a finales de marzo, Iron Brother 2022, una competencia física que se convierte en el reto final después de un entrenamiento y terapia que llevan los soldados por meses, un evento que no solo fomenta el esfuerzo físico, sino también el compañerismo.
Video con el que se dio la bienvenida a los participantes de Iron Brother 2022.
Esta competencia se trata de que un grupo de ex soldados israelíes recorran todo Israel (545 km) desde el norte hasta el sur en dos días, en una serie de deportes: atletismo, ciclismo y natación. Pero, recalca Fastag, esto no es solo el resultado de su avance físico, sino también refleja todo lo que han avanzado mentalmente.
“Iron Brother no es una competencia de uno contra los otros. Es una donde piensan: ‘¿cómo nos ayudamos?’ Para ellos es un regalo retarse a sí mismos y el poder apoyarse. Este año 250 participantes participaron y esta fue la culminación (de su entrenamiento), dijo Fastag.
La ruta que siguieron los participantes en Israel.
“Nadie se queda atrás, como en la guerra”
Este evento se inició el año pasado con ayuda de la diáspora de países sedes como: EE.UU. tres ciudades distintas de México, Canadá, China, Inglaterra y Sudáfrica. Todos con sus respectivos representantes, como lo es Fastag en México.
Y este año, el mexicano fue uno de los 13 seleccionados extranjeros para participar en la competencia con los ex soldados israelíes, un evento que le mostró un lado diferente de ver la vida.
“Este año empezó en el Hermón. unos hacen un tramo en bicicleta de montaña, otros corren, nadan, y otros van en kayak”, dijo Fastag. “Yo participé en bicicleta y carrera. Para todo es hasta donde se pueda. Muchos de ellos hace mucho no caminaban, y hoy se les puede ver corriendo, nadando, andando en bicicleta. Y ahora son deportistas de alto rendimiento. Algunos se meten en olimpiadas paralímpicas.
“Cuando yo participé, no me dejaban que me quedara atrás. Ellos iban conmigo, me abrazaban y me decían: ‘Vente, vamos a ir a tu ritmo, pero también vas a tratar de tomar el mío’. Es impresionante como contagiaban su espíritu de grupo. Inclusive el lema es: ‘Juntos no hay límites’. Y así como lo es en batalla: ‘nadie se queda atrás, vivos o muertos’, esa filosofía de que estoy para ti, se veía en el deporte y en cada actividad.
“(…) Son gente que agradece lo que les pasó porque son mejores personas, y tienen ahora una mejor actitud ante la vida y energía. Es raro ver que, aunque pasaron por esos problemas, agradecen lo que le pasó, porque les ha enseñado un camino correcto en la vida y de salir adelante”, agregó.
“(…) Cada vez que llegaban a la meta era un festejo. Un arco, banderines, música. Y si no participaban, les tocaba apoyar a sus compañeros. El decir: ‘estoy aquí para ti; luego a ti te toca estar para mí’, es parte de su filosofía. Es increíble como te empujan a no rendirte, a sacar lo mejor de ti. A lograr lo imposible.”
La vida en Israel: ataques y solidaridad
Aunque Fastag solo había ido a Israel por la competencia, comentó que durante su estancia estuvo cerca de uno de los atentados ocurridos recientemente en Hadera, en el norte del país. Y recordó cómo vivió una de las experiencias que le hicieron ver el otro lado de la vida en Israel.
“Viví un Israel a otra escala. Recorrí el país en bicicleta, el bajar por el Hermón. Y, por otro lado, me di cuenta de la realidad israelí.
“El día que íbamos a comenzar, cuando nos fueron a traer había un enfermero asignado con el grupo de extranjeros. Y este no llegó a la cena de bienvenida porque fue el día que fue el atentado de Hadera, en el norte de Israel.
“Él trabaja en la Cruz Roja de allá, y fue de los primeros que llamaron por el atentado; once minutos después de este, él estaba allí atendiendo a los heridos. Estuvo ahí toda la noche. Y por ello acordamos que después iríamos por él.
“Llegó el camión y en vez de que se subiera él, nos pidió que nos bajáramos nosotros. Nos dijo: ‘Hace 11 horas hubo aquí un atentado; creo que es importante que entiendan lo que pasó’.
“Entonces nos llevó donde se encontraba un persona con problema médico (por el atentado) y dijo: ‘Aquí fue donde llegó el terrorista; aquí donde mataron a dos soldados.’ Dentro de todo fue una bendición que hubiera en la esquina, en una cafetería, un militar. Ya que el atentado duró como dos minutos. Pero los terroristas venían con tres pistolas, rifle de asaltos, cuchillos y municiones cada uno.
“Hirieron a diez personas, fallecieron dos. Pero a los dos minutos ya había acabado gracias a estos soldados. Vivir esa escena de la sangre en las banquetas, los coches con las ventanas rotas, toda la señalización por las investigaciones policiacas… Aunque se supone que iba a ser un evento divertido, también fue nuestro golpe de realidad.
“Pero la gente, al día siguiente, vivía entre la normalidad. Había un grupo de mujeres jóvenes con banderas en la esquina del atentado, bailando, cantando, diciendo que el pueblo de Israel sigue… A pesar de lo que vivimos todos, las enfermedades y la vida diaria, esto es también parte de la vida diaria del país.”
“Nunca estarán solos; no más”
Alejandro Fastag narró que tras el atentado, algunos de los ex soldados israelíes inmediatamente fueron a ayudar a los que resultaron heridos, “la realidad de la organización, más allá de los eventos”, como explica el mexicano.
“Como había otros soldados mal heridos, unos ya no llegaron porque se fueron inmediatamente a la cama del herido, para decirle desde ese momento: ‘yo estoy para ti; en qué te puedo ayudar’”, dijo Fastag. “Además de las actividades que hace la organización. Esta es la realidad de lo que hacen: viven día a día para su país y para sus soldados. Y esperan que nosotros en la diáspora vivamos esa misma perspectiva de vida.”
Asimismo, remarcó que los ex soldados de la organización se apoyan como si fueran hermanos de toda la vida, desde el primer momento en que lo necesitan, lo cual se puede ver al momento de hablar con uno de ellos.
“Se abrazan mucho. Siempre digo que es su arma secreta. El abrazo se ha vuelto parte importante de su forma de ser. Algo que se nos ha olvidado. En esa semana nunca me habían abrazado tanto como cuando estuve allá. Y aquí te sientas con alguien a platicar, y te haces amigos del alma. Por ello el nombre de la organización no puede estar más atinado”, expresó.
Una historia, el reflejo de Iron Brother 2022
Como en todas las guerras, cada persona en ella tiene una historia. Y las personas que han sobrevivido la continúan. Ese fue el caso de un soldado que Alejandro Fastag conoció. Él fue un militar de la Unión Soviética que tras la caída de la “Cortina de Hierro”, se fue a Israel y se enlistó en el ejército para defenderlo.
Pero en una acción militar un misil cayó cerca de él, lo que lo hizo perder una pierna. Por lo que “estuvo perdido un par de años”. Hasta que se enteró de esta organización y con la ayuda de los ex soldados le dan un “motivo de vida.”
“La organización después de saber sobre su caso, deciden enviarlo a Orlando, Florida, EE.UU. —recuerda Fastag—, en donde le adaptaron una prótesis con un diseño del ‘Hombre Araña’. Es una pierna para correr, que tiene un resorte parecido al que usan los atletas paralímpicos, y una aleta. Entonces le ponen esta adaptación en donde puede intercambiar las piezas.
“Años antes no salía de su casa. Meses antes de la competencia, este soldado no podía caminar. Pero a través de este proceso médico por el que pasó, y de motivación, fue impresionante verlo correr, nadar, andar en bicicleta, muchos más kilómetros que todos los demás. Es un hombre grande, robusto y pesado se quitaba la pierna, se ponía la aleta y ‘vámonos a nadar’. Se quitaba la aleta, se ponía la pierna y ‘vámonos a la bicicleta’.
“Con esas motivaciones aprendes a no quejarte, a que los problemas son minúsculos y que hay tanto que agradecer de nuestra salud, nuestra familia y comunidad. Y cuando ves los retos que se enfrenta esta gente, (uno se da cuenta que) tenemos mucho de qué aprenderles al estar con ellos: de disfrutar, estar con nuestras familias.
“Que la diáspora los apoye (a los ex soldados israelíes) con lo que se puede los ayuda, pero no necesariamente en lo económico (que sí ayuda bastante), pero simplemente con estar ahí, enviarles un mensaje de Shabbat Shalom, que vean que tienen amigos en todo el mundo: ‘que ven por mí y que me cuidan desde lo lejos’. Es bueno para ellos”, concluyó.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©️EnlaceJudío
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