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jueves 21 de noviembre de 2024
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Pésaj, a través del Jaroset

«Y [los egipcios] amargaron la vida [de los hijos e Israel, obligándolos a hacer] las obras más duras, [como la extracción del] barro y [la fabricación de los] ladrillos …»
Éxodo 1:14

Los de arriba y los de abajo

Durante varias décadas, desde la época de Yosef hasta la nueva dinastía egipcia (la XVIII?) que gobernó Egipto, los judíos tuvieron una vida privilegiada. Vivían en una zona segura y fértil: Goshen. No les faltaba comida. Disfrutaban de prosperidad, buena salud y otros privilegios. Este bienestar material les daba a los judíos poder e influencia. Pero cuando llegó un nuevo Faraón al trono, encabezando una nueva dinastía, buscó frenar el poder de los judíos y su crecimiento demográfico.

Primero les impuso impuestos excesivos para empobrecerlos y debilitarlos. Pero no tuvo éxito. Luego, el Faraón pasó a la segunda etapa de su plan: el enfrentamiento directo. El Faraón declaró a los judíos oficialmente como los “enemigos del pueblo» y los privó de su libertad.

Los esclavos del pueblo

Visualizar este escenario donde los judíos son denigrados y llevados desde lo más alto de la sociedad a lo más bajo, de la noche a la mañana, es muy difícil desde nuestras cómodas residencias. Este evento solo puede volverse más real –y aterrador– si pensamos en la Shoah. Elie Wiesel, en su libro «Job: Ou Dieu dans la tempête» (francés) fue uno de los primero en comparar el cautiverio de Egipto con el Holocausto. Según Wiesel las propiedades y los bienes de los judíos fueron confiscados por el gobierno.

Los hombres y mujeres fueron sacados a la fuerza de sus hogares y llevados a «guetos» o campos de concentración, donde fueron obligados a trabajar para el gobierno. Según el el rabino Wisser, mejor conocido como el Malbim (Rusia, 1809 – 1879) muchos judíos fueron entregados a los ciudadanos egipcios como mano de obra gratuita, y como «reparaciones» por todo el dinero “que los judíos ganaron en los buenos tiempos”.

Estas son las palabras del Malbim: «los judíos fueron tomados como esclavos permanentes, pero ya no trabajaban para el monarca [el gobierno], sino para la población en general. Los judíos eran ahora los esclavos de los esclavos [del Faraón] y estaban obligados a hacer cualquier trabajo que cualquier egipcio les pidiera».

La venganza de los egipcios

La Torá describe cómo los ciudadanos egipcios trataron a sus esclavos judíos. «Y los egipcios amargaron sus vidas con duros trabajos». Había algo personal en este maltrato a los judíos. Animosidad. Resentimiento. ¿Por qué? Porque el nuevo faraón —un revisionista calculador—cambió la narrativa de la historia y demonizó a Yosef y a sus descendientes . Yosef pasó de ser el héroe que salvó a Egipto de la hambruna, al villano que aprovechó la hambruna egipcia para favorecer a su propia familia.

Así, los egipcios comenzaron a mirar a los judíos ahora como abusadores y este resentimiento se traducía ahora en la más terrible venganza: los judíos «ricos» eran ahora los esclavos de pueblo. Mano de obra gratis para los resentidos egipcios, “que disfrutaban” de tenerlos bajo sus pies.

Trabajar hasta morir

Los trabajos asignados a los judíos eran, por supuesto, los peores. Los más insalubres y los más arriesgados. Lo que nadie más estaba dispuesto a hacer en Egipto. ¿Qué sabemos de estos trabajos? Los niños pequeños dibujan a los esclavos judíos arrastrando piedras, pero esto no es lo que dice la Torá. El primer trabajo duro mencionado por la Torá es el de «Jomer Ulbenim», barro y ladrillos: no piedras. Incidentalmente, en el sur de Egipto se utilizaba la piedra para la construcción, pero en el norte, en el delta del Nilo, donde residían los judíos, se utilizaban ladrillos de barro. Al parecer, de todos los arduos trabajos que había que hacer en Egipto, el más humillante, agotador y letal era el de producir estos ladrillos.

¿En qué consistía este trabajo? Los ladrillos de Egipto estaban hechos de dos materiales: 1. barro o lodo y 2. paja. Estos ladrillos de barro, también conocidos como “adobe” se usan en las áreas rurales de casi todo el planeta, y se siguen fabricando en las orillas del Nilo hasta el día de hoy (ver video al final de este artículo) . Los esclavos judíos tenían que extraer el lodo del Nilo, que era rico en minerales, pero dañino para la piel. Transportarlo, mezclarlo con estiércol y revolverlo con los pies y las manos durante 4 o 5 días, hasta que el lodo alcanzase el punto de fermentación. Luego, se introducía la paja en ese lodo para hacerlo fuerte, sólido y duradero y se vertía esa mezcal en los moldes de ladrillos.

Todo este trabajo se realizaba en los pantanos del Nilo, un río infestado de cocodrilos, hipopótamos y mosquitos, y bajo el sol abrasador del desierto que quemaba la piel.

El Jaroset

Hay dos comidas que la Torá indica que debemos consumir en el Seder de Pésaj: la Matsa, que nos recuerda que fue Dios –y no Moises o cualquier otro líder político –quien nos liberó de Egipto. Y el Maror, una verdura agria que nos recuerda el sabor de la esclavitud. Los Sabios agregaron dos alimentos más para ayudarnos a experimentar lo más físicamente posible la esclavitud y la libertad. Por un lado introdujeron las cuatro copas de vino, para celebrar nuestra libertad. Y por otro lado nos indicaron preparar el Jaroset, que de acuerdo a Maimonides es una Mitsvá establecida por los Rabinos, para recordar la esclavitud, especialmente al combinarlo con el Maror.

El Jaroset es una pasta hecha con frutas frescas, frutos secos y vino o vinagre, que nos recuerda el color y la textura del barro. La imagen del barro en nuestras manos se ha grabado en la memoria colectiva de nuestro pueblo como un trauma nacional de la esclavitud y la opresión. Y el Jaroset nos lo recuerda en el Seder.

La receta de Maimonides

Hay algo más. Siguiendo estrictamente lo que cuenta el Talmud, Maimonides indica que al Jaroset se le debe agregar “pedacitos de hierbas” (Tebalin) , que representen visualmente las pajillas que se agregaban al barro para construir los ladrillos. No sabemos cuales eran esas hierbas comestibles, pero sí sabemos que no son para darle sabor al Jaroset sino para crear “efectos visuales”. Por eso, Maimónides indica que las hierbas no deben ser molidas sino cortadas en pequeños trocitos para que se vea como la paja (teben) y así el Jaroset parezca el “barro con las pajillas” (טיט ותבן). La presencia de este ingrediente, las hierbas o tebalín, era imprescindible en los tiempos del Talmud.

La Guemará en Pesajim relata que la costumbre generalizada en Jerusalem era que cuando la gente llegaba a los mercados para hacer las compras de Pésaj los comerciantes anunciaban: “Vengan y llévense (gratis) las hierbas para cumplir con la Mitsvá [el precepto del Jaroset]”

La función de las hierbas

Ya que el efecto de estas hierbas debe ser visual, no hay una limitación respecto al tipo de hierbas o vegetales que se deben usar parea este propósito . Algunos rabinos mencionaron especias, como la canela, el jengibre, o las ramitas de hisopo, aclarando que NO deben ser molidas sino cortadas. El Rab Maharil (1366-1427) creo que fue el más explícito, al decir que se usen hierbas cortadas en trozos largos y finos (מחותכין ארוכין) para darles el aspecto de “pajillas”.

Hoy en día –por alguna razón que todavía no he podido comprender — casi todas las recetas del Jaroset incluyen especias o hierbas aromáticas ¡Pero ninguna menciona estas hierbas que le dan al Jaroset el efecto visual que debe despertar en nuestra memoria…. Por alguna razón este importantísimo elemento ha caído en desuso.


 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.

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