Han asumido temas que van desde lo incendiario hasta lo peligroso y antisemita. Varios incluso han jugado con tópicos antisemitas sobre el poder y el dinero de los judíos en los asuntos públicos.
Por LIGA ANTIDIFAMACION (ADL)
Introducción
En los últimos años, la vida pública estadounidense se ha visto cada vez más marcada por el aumento del extremismo y la erosión de las normas democráticas. Un aluvión de actividad supremacista blanca y la creciente prevalencia de teorías de conspiración, han incitado a algunos individuos y grupos a cometer actos de violencia. La sociedad estadounidense se ha visto aún más comprometida por una desinformación incontrolada, lo que ha dado lugar a un electorado profundamente dividido y polarizado. Al mismo tiempo, el antisemitismo ha alcanzado un nivel histórico y anima a un gran sector de retórica y acción extremista.
Las creencias de odio y extremistas, junto con las ideas marginales, han penetrado en la corriente principal, saboteando el discurso civil. Más que nunca en la memoria reciente, la gente ve los desacuerdos políticos no como disputas de buena fe sino como enfrentamientos con adversarios peligrosos, maliciosos o ilegítimos. Dicha dinámica puede crear una disfunción sistémica y, en última instancia, subvertir las instituciones democráticas y la gobernanza.
En medio de estos angustiosos acontecimientos, persiste un flujo constante de antisemitismo en la izquierda, a menudo relacionado con Israel. Por supuesto, las críticas a Israel forman parte de un ecosistema político saludable. Sin embargo, un segmento de la izquierda tiende a adoptar ideas que van más allá de la crítica legítima y se convierten en temas antisemitas. Otros utilizan una retórica que no es antisemita, pero que puede tener el efecto de hacer que muchos judíos se sientan excluidos o condenados al ostracismo.
Algunos estudiosos sugieren que las expresiones contemporáneas de antisionismo en la izquierda (y la derecha) tienen sus raíces en la propaganda antisemita soviética de mediados del siglo XX. (Por ejemplo, la Unión Soviética impulsó acciones bajo el lema “El sionismo es racismo”, un eslogan popular en sectores de la extrema izquierda actual). El antisemitismo de izquierda puede comenzar con una crítica corrosiva a Israel como Estado ilegítimo, acompañada por acusaciones de que el sionismo —el movimiento por la autodeterminación judía y la condición de Estado en la tierra de Israel— es un mal social global que debe ser erradicado.
A medida que esto se normaliza en algunos segmentos de la izquierda estadounidense, se crea un entorno hostil para los judíos y es probable que el antisemitismo se vuelva más aceptable. Esto aísla aún más a los judíos, que son cada vez más el blanco del extremismo violento de derecha. Corresponde a todo el mundo estar en guardia para que estas problemáticas actitudes de algunos opositores de Israel en la izquierda estadounidense no queden sin respuesta.
Las elecciones de 2022 y los candidatos de izquierda
Algunos candidatos de izquierda en las elecciones de 2022 han adoptado temas relacionados con Israel que van desde lo incendiario hasta lo peligroso y antisemita. Varios han jugado con tópicos antisemitas sobre el poder y el dinero de los judíos en los asuntos públicos. Algunos dirigen su antagonismo y desprecio contra los “sionistas”, lo cual afecta de forma desproporcionada a los judíos estadounidenses, ya que la mayoría considera que la conexión con Israel forma parte de su identidad religiosa, cultural y/o étnica judía. Otros mezclan a Israel con el nacionalismo blanco o sugieren que Israel no debería existir.
Unos pocos acusan a Israel de genocidio o expresan su simpatía por la confrontación armada. Estos candidatos representan la candidatura demócrata o están respaldados por partidos de izquierda más pequeños o grupos de activistas.
La dinámica dentro de la constelación política de izquierda en la que se sitúan estos candidatos puede ser a veces muy variada. Algunos candidatos pueden expresar críticas válidas a las políticas israelíes. Varios pueden creer que su crítica a Israel es coherente con su retórica sobre otros países que consideran violan los derechos humanos. Otros pueden haber condenado repetidamente los ataques antisemitas o haberse disculpado cuando la comunidad judía criticó su retórica. En muchos casos, los candidatos de izquierda que difunden temas antisemitas lo hacen solo en unos pocos trinos. Pero esto no suaviza la experiencia de las víctimas: personas judías que se sienten cada vez más marginadas.
Tema: Hay que oponerse al sionismo y a los sionistas o condenarlos al ostracismo
En los últimos años, el sionismo ha sido tema de considerables críticas en los espacios de la izquierda. Aunque es válido examinar el sionismo como cualquier otra ideología, un sector de la izquierda ha emprendido una campaña constante e implacable para deslegitimar el sionismo, el Estado de Israel y a cualquiera que los apoye. A veces, esto puede rozar con lo conspirativo e implicar prejuicios. La retórica puede ir desde los estereotipos accidentales hasta el vilipendio intencionado a los sionistas y el sionismo.
A menudo, se acusa a los “sionistas” de ser herramientas del imperialismo a las que hay que combatir a toda costa, lo que recuerda la propaganda soviética que dio lugar a la negación de ciertos derechos a la población judía. En algunos sectores de izquierda en Estados Unidos, los sionistas han sido descalificados como racistas que deben ser rechazados.
Caracterizar al sionismo y a los sionistas como un monolito nefasto, crea un entorno en el cual el antisemitismo prospera. Además, no refleja una investigación seria del amplio espectro del pensamiento sionista, que incorpora diversos puntos de vista. De hecho, muchos judíos estadounidenses que se identifican como sionistas pueden respaldar soluciones al conflicto palestino-israelí que son prácticamente idénticas a las que se propugnan en los círculos de la izquierda dominante.
Los ejemplos presentados a continuación describen al sionismo y a los sionistas como inherentemente opuestos a la igualdad y la justicia. Estas afirmaciones generales, que abarcan a la mayoría de los judíos estadounidenses, pueden sentar las bases para que surjan actitudes más prejuiciosas:
En septiembre de 2011, Laura Wells, que se presentaba como candidata a la Contraloría de California (respaldada por el Partido Verde y el Partido Paz y Libertad) dijo a sus seguidores en Twitter que para apoyar a los palestinos era necesario oponerse a los “sionistas”. Aunque su trino también pedía a los lectores que “se opusieran al antisemitismo”, el llamamiento que hizo a oponerse a los sionistas creaba efectivamente (aunque no fuese intencional) una excepción para gran parte de la comunidad judía.
En mayo de 2021, la senadora demócrata por el estado de Nueva York, Jessica Ramos, respondió a un trino criticando su postura sobre Israel diciendo al usuario de Twitter “Extráñeme con su sionismo”.
En diciembre de 2021, la candidata al Congreso Stephanie Gallardo (demócrata del Estado de Washington), respaldada por Seattle DSA —un capítulo local de los Demócratas Socialistas de América—, trinó su desaprobación de la decisión de los DSA en contra de la expulsión del representante Jamaal Bowman después de que votara a favor de la ayuda a Israel y participara en eventos con el grupo de izquierda pro-Israelí J Street: “…me molesta que nuestra organización haya elegido dar su aprobación al sionismo”.
En junio de 2021, Gallardo, activa en la Asociación Nacional de Educación, trinó en respuesta a acontecimientos dentro del grupo: “No permitiré que el sionismo se manifieste más en el mayor sindicato del país”.
En mayo de 2021, Nathalie Hrizi, candidata a Comisionada de Seguros de California (respaldada por el Partido Verde y el Partido Paz y Libertad), publicó una foto en Facebook con un cartel en el que se leía “Resiste al sionismo y al imperialismo”.
Cuando dicha retórica se normaliza, pueden surgir expresiones más agresivas e incendiarias que a veces viran hacia el antisemitismo manifiesto.
Un ataque digno de mención contra el sionismo, que incorpora ideología antisemita, procede de una publicación en Facebook de mayo de 2021 de Mohammad Arif, candidato del Partido Verde a Vicegobernador de California. Citando a un diminuto y marginal grupo judío antisionista, llamado Neturei Karta, Arif calificó a los judíos sionistas como impulsados por una ideología de “Codicia y Dios” y “solo codicia política”.
Otro ejemplo de un candidato vilipendiando a los sionistas ocurrió en mayo de 2021, cuando el candidato del Partido Paz y Libertad para Superintendente de Instrucción Pública del Estado de California, Marco Amaral, respondió a la declaración de la representante demócrata Sara Jacobs (que es judía) sobre la escalada de violencia entre israelíes y palestinos entablando una larga conversación en la sección de comentarios de Facebook, durante la cual afirmó que “los sionistas son tan malos como los neonazis” y que “el sionismo es un culto a la muerte”.
En octubre de 2021, la candidata al Congreso Huwaida Arraf (demócrata de Michigan) trinó en apoyo a una declaración del capítulo de DC del grupo ecologista Sunrise Movement que pedía la expulsión de tres grupos judíos (llamándolos “organizaciones sionistas”) de sus espacios de organización: el Consejo Judío de Asuntos Públicos, el Consejo Nacional de Mujeres Judías y el Centro de Acción Religiosa del Judaísmo Reformista. Aunque Sunrise DC reconoció “el modo en que nuestra acción ha alimentado el antisemitismo” y se disculpó por señalar a los grupos judíos, el trino de Arraf —que incluía su propia afirmación de que “el sionismo… no tiene cabida en nuestra visión colectiva de la libertad, la justicia y la igualdad para TODOS”— sigue publicado en su cuenta de Twitter.
A pesar de las numerosas encuestas que demuestran que la mayoría de los judíos estadounidenses ven una conexión con Israel como parte de sus identidades judías, la candidata al Congreso Brittany Ramos DeBarros (demócrata de Nueva York), que no es judía, insistió en un trino de 2019 en que el sionismo es ajeno al pueblo judío y a la religión judía. Es muy ofensivo que una persona no judía intente definir lo que significa ser judío para todos los judíos (incluso si su comentario es cierto para una minoría de judíos estadounidenses).
DeBarros también expresó su oposición al sionismo en julio de 2021, cuando trinó un video en el que aparecía en un mitin mientras la multitud coreaba “¡Hey hey! ¡Ho ho! ¡El sionismo tiene que desaparecer!”.
En junio de 2020, Max Socol, un candidato judío al senado estatal en Maryland con el respaldo de Metro DC Democratic Socialists of America (DSA), denunció la capacidad de la “derecha judía sionista estadounidense” para imponer su “agenda” de “elevar a personas clave a” posiciones de poder en los medios de comunicación de Estados Unidos. Aunque reconoció que sus comentarios podrían interpretarse como una invocación de los tópicos antisemitas sobre el control judío de los medios de comunicación, decidió atribuir el apoyo estadounidense a Israel a algún tipo de influencia o control judío, en lugar de a una alineación de valores e intereses.
“…tras muchos años para hacer retroceder a la derecha judía sionista de Estados Unidos, su éxito para engatusar a los medios de comunicación y elevar personas clave a puestos clave es impresionante. Como si fuera literalmente difícil hablar de ello sin sonar antisemita… casi todos los medios de comunicación judíos, tienen tantas cartas… la gente adecuada va directamente a la cima, intocable”.
Tema: Israel y sus partidarios reivindican el control sobre el gobierno y los medios de comunicación
Criticar la influencia de unos países sobre otros (incluido Israel) forma parte de un discurso político saludable. Un sano debate nacional puede incluir también una discusión sobre las formas en que el dinero influye en la política gubernamental o puede cuestionar el valor de las alianzas de Estados Unidos. Todos los estadounidenses, judíos o no, tienen derecho a organizarse para apoyar a los candidatos, incluso mediante la recaudación de fondos. De hecho, algunos grupos judíos o pro-Israel ejercen este derecho.
Sin embargo, varios candidatos de izquierda han adoptado la idea de que Israel y los sionistas influyen, o incluso controlan, de forma desmesurada y nefasta al gobierno o los medios de comunicación valiéndose de fondos. Estas ideas se ajustan a los viejos tópicos antisemitas sobre la avidez judía por el dinero y el control de los asuntos públicos.
Varios candidatos de izquierda han afirmado que las políticas estadounidenses pro-Israel están principalmente influenciadas por las donaciones financieras de los sionistas. Entre los candidatos de 2022 que se han topado con esta cuestión en los últimos años están la candidata al Congreso Nina Turner (demócrata de Ohio) y las Representantes Rashida Tlaib (demócrata de Michigan) e Ilhan Omar (demócrata de Minnesota). En dos ocasiones, las representantes Tlaib y Omar han expresado su arrepentimiento o se han disculpado por sus comentarios.
Además de estos casos destacados, cuando se le preguntó al candidato al Senado de Estados Unidos por el Partido Verde de Carolina del Norte, Matthew Hoh, durante una entrevista en 2017, por qué “Estados Unidos apoya incondicionalmente a Israel”, respondió que se debía sobre todo a “la influencia del dinero que proporcionan a los políticos estadounidenses”, incluida la “compra abrumadora de políticos” por parte del Comité de Asuntos Públicos de América-Israel (AIPAC, por sus siglas en inglés).
Además de hacerle el juego a un feo tópico que exagera enormemente la influencia judía, esa idea (que también aparece en los ejemplos que siguen) ignora que los políticos pueden estar motivados por convicciones personales y, en cambio, atribuye intereses puramente financieros a sus procesos de toma de decisiones, lo que puede evocar temas históricos sobre un esfuerzo judío coordinado para influir en los acontecimientos políticos.
En al menos dos ocasiones en 2019, la candidata al Congreso McKayla Wilkes (demócrata de Maryland) sugirió que “los donantes ricos como @aipac” eran la razón por la que su oponente, el representante Steny Hoyer (que no es judío), supuestamente tiende a priorizar los intereses israelíes sobre los de sus propios electores. También sugirió que Hoyer está motivado por “sus bolsillos” en relación a recibir contribuciones de campaña del AIPAC.
Sentimientos similares fueron expresados por el candidato al Congreso Shervin Aazami (demócrata de California), quien sugirió claramente que las contribuciones del AIPAC son la única razón de las posturas pro-Israel de su oponente, el representante demócrata Brad Sherman (que es judío). En mayo de 2021, Aazami trinó que su oponente “nunca votaría en contra de la maquinaria bélica estadounidense” debido a las contribuciones del AIPAC y de los fabricantes de armas. En otro trino, Aazami escribió que el Sherman no “se solidarizaría” con los palestinos ni apoyaría “proyectos de ley que honren la soberanía palestina y los derechos humanos” debido a las contribuciones financieras del AIPAC.
En un trino de febrero de 2019, el representante estatal demócrata de Michigan Abraham Aiyash expresó su opinión de que la representante Ilhan Omar no había incurrido en un tropo antisemita cuando sugirió que el dinero del AIPAC controla gran parte del Congreso. Como se mencionó anteriormente, la representante Omar se disculpó inequívocamente. El mensaje del representante Aiyash sigue publicado en su cuenta de Twitter.
Tema: Israel encarna el nacionalismo blanco y el nazismo, y no debería existir
Una de las actitudes preocupantes de algunos miembros de la izquierda, a la que ya se ha hecho referencia, es que Israel es un Estado imperialista, nacionalista blanco o incluso nazi y que, por tanto, no debería existir. En un momento en el que los judíos estadounidenses están amenazados por los nacionalistas blancos y los neonazis, estas generalizaciones son ofensivas, irresponsables y equivalen a comparar a los judíos con sus atacantes antisemitas.
En 2014, la endosataria del Partido Verde Nathalie Hrizi (mencionada anteriormente) lamentó la existencia de Israel en un artículo publicado en el periódico socialista Liberation. Hrizi afirmó que “Israel es un proyecto del imperialismo” y que “la historia de la ocupación de Palestina se remonta a antes de 1948 [año en que se estableció Israel]”. Además, expresó su opinión de que “la forma en que se estableció Israel muestra claramente su carácter colonial y de apartheid —que no ha cambiado significativamente hasta el día de hoy”.
El candidato al Senado de Estados Unidos por California, John Parker, respaldado por el Partido Verde y el Partido Paz y Libertad, publicó en Facebook un vídeo de un mitin al que asistió en mayo de 2021 y en el que participó un orador que afirmó que la inspiración para la fundación de Israel proviene de “Jim Crow y la Alemania nazi”.
En agosto de 2020, el representante demócrata del estado de Nueva York Zohran Mamdani acusó a la “ocupación y el apartheid de Israel en Palestina” de ser igual a la supremacía blanca.
En un trino de mayo de 2021, la candidata al Congreso por el Estado de Washington Stephanie Gallardo (mencionada anteriormente) sugirió que Israel está “inextricablemente ligado” al nacionalismo blanco.
En mayo de 2021, la ADL criticó a la representante del estado de Nueva York Phara Souffrant Forrest por publicar un mapa del Medio Oriente que excluía al Estado de Israel. El mapa, que publicó junto a la etiqueta #FreePalestine, enviaba un claro mensaje de que Israel no debería existir. La representante Souffrant Forrest posteriormente borró el trino.
No cabe duda de que la supremacía blanca existe en un amplio espectro, y es posible que los candidatos que utilizan este término en referencia a Israel no pretendan hacer una comparación directa entre los nacionalistas blancos violentos de derecha y todos los judíos israelíes, sino comentar el racismo institucionalizado y sistémico. Sin embargo, las acusaciones directas de nacionalismo blanco en Israel son absurdas y están arraigadas en una experiencia y un concepto estadounidense que no tiene relación con la historia de Israel, la composición étnica y racial de los judíos israelíes de hoy o la política interna de Israel.
Esta profunda animosidad y la visión de mundo simplista del “bien contra el mal”, a menudo contraria a los hechos y ahistórica, también sientan las bases para la aceptación de ideas peligrosas sobre la corriente principal de la comunidad judía estadounidense, cuya mayoría suele apoyar a Israel.
La sugerencia de que el Estado judío no debería existir, una apelación que casi nunca se dirige contra ningún otro país, frecuentemente es consecuencia de la acusación de supremacía blanca. Intimar que Israel no debería existir sería una amenaza para cualquier comunidad, pero resulta profundamente inquietante para la mayoría de los judíos estadounidenses que recuerdan los objetivos aniquiladores de Irán, Hezbolá y Hamás, y escuchan los ecos de llamamientos centenarios a la expulsión de los judíos de lugares en todo el mundo.
Tema: Israel es genocida y debe ser enfrentado violentamente
Algunos candidatos de izquierda han afirmado que Israel está cometiendo un genocidio o intentando exterminar físicamente a los palestinos. Se trata de una afirmación escandalosa, totalmente ficticia y sin ningún vínculo con la realidad, que a menudo tiene el efecto de despertar una intensa hostilidad contra Israel y contra los judíos que simplemente apoyan la existencia de Israel (los no judíos con las mismas opiniones no suelen ser objeto de este tipo de ataques). Tal vez no resulte sorprendente que estas afirmaciones prejuiciosas hayan llevado a algunos a justificar, aplaudir o promover la resistencia violenta contra Israel.
Una expresión potencialmente peligrosa se produjo tras el asesinato por parte del ejército estadounidense del comandante militar iraní Qasem Soleimani en enero de 2020. El candidato al Congreso por California José Cortés (respaldado por el Partido Verde y el Partido Paz y Libertad) promovió la retórica de la Guardia Revolucionaria Iraní (IRGC), una organización designada por el Departamento de Estado de Estados Unidos como terrorista, que se niega sin reparos a reconocer la existencia de Israel y aspira a destruirlo violentamente:
Durante el conflicto entre Hamás e Israel en mayo de 2021, Cortés sugirió que toda violencia de parte de los palestinos es aceptable, trinando: “Los pueblos oprimidos tienen derecho a la liberación por cualquier medio necesario”.
En mayo de 2021, el candidato al Senado de Estados Unidos por California, John Parker (mencionado anteriormente), volvió a publicar un mensaje en Facebook en el que daba a entender que apoyaba la “resistencia” del grupo terrorista Hamás, que ha lanzado miles de misiles contra centros civiles israelíes hiriendo y asesinando a muchos civiles.
En un artículo publicado en 2014, Nathalie Hrizi (mencionada anteriormente) acusó a Israel de perpetrar un “genocidio” y de tener en 1948 un plan para “esencialmente exterminar al pueblo palestino”.
En un trino de mayo de 2021, la candidata al Congreso por el Estado de Washington Stephanie Gallardo (mencionada anteriormente) culpó a Israel de las acciones de Hamás: “Hamás es un síntoma, Israel es la causa principal”.
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