Enlace Judío México e Israel – Se acerca el Día de la Madre y para celebrar la maternidad hemos decidido recordar a varios judíos que con su trabajo ayudaron a madres a lo largo del tiempo.
Lane Bryant. Ropa de maternidad
Hay muchas formas de vivir el embarazo, para algunas mujeres es un momento de conexión con el bebé que van a tener y les gusta notar el cambio en su cuerpo, la idea de nutrir otra vida dentro de la suya. Sin embargo, para muchas es un gran reto; puede no gustarles el cambio en su cuerpo, la incomodidad que ocasiona y los nuevos ajustes que un embarazo requiere en su vida. Esos sentimientos se complican cuando la mujer se enfrenta a ambientes o juicios sociales que le exigen comportamientos o actitudes que no le son naturales o que refuerzan los sentimientos nocivos contra su cuerpo; y si hoy es difícil encontrar el balance interno necesario para sentirse cómoda y bella durante el embarazo o aceptarlo como tal sin admirarlo, hace un siglo era mucho más complicado; pues se esperaba que una mujer en ese estado se recluyera. Hace un siglo no había ropa de maternidad porque ninguna mujer se atrevía a salir a la calle embarazada a menos que tuviera una necesidad imperante, esa etapa era vista con muy malos ojos.
La primera en coser y vender ropa de maternidad fue Lane Bryant, una judía estadounidense que había inmigrado de Lituania, trabajado en fábricas y abierto su propia tienda de ropa. Inicialmente no fue idea suya, una clienta le pidió que le hiciera ropa para salir a la calle y al tener éxito más mujeres empezaron a buscarla al punto tal que abrió una marca especializada en ropa para embarazos y volvió el embarazo un modelo de elegancia. Ese cambio es sumamente significativo porque le ayudó a muchas mujeres a sentirse bien con su cuerpo nuevamente durante esta etapa y es gracias a ella que hoy tenemos una gran variedad de marcas dedicadas a la ropa para el embarazo y la maternidad
Rita Sapiro Finkler. Pruebas de embarazo y fertilidad
Cuando hablamos de embarazos y maternidad no cabe duda que la endocrinología es una de las áreas más importantes para el bienestar del feto, el bebé y la madre. Sin embargo, para inicios del siglo XX era un área que apenas se estaba desarrollando y popularizando, fue gracias al trabajo de muchos médicos y científicos que realmente se convirtió en parte de la medicina moderna y se empezó a usar en las clínicas y consultorios de a pie.
Rita Sapiro Finkler hizo grandes avances dentro de esta área. Ella era médico obstetra y pediatra, nació en Ucrania de padres judíos, estudió leyes en Rusia durante su adolescencia y decidió inmigrar a Estados Unidos, donde se tituló de médico por parte de la universidad de Pensilvania. Se dedicó a la práctica y a la investigación médica; atendía a mujeres embarazadas en Nueva Jersey y fue la primer medico mujer en ser parte del personal médico superior de un hospital en el área de Newark y el primer médico en dirigir un departamento de endocrinóloga en el área. Realizó numerosos estudios sobre la fertilidad de las mujeres, los efectos de la desnutrición en la misma y trabajó con mujeres que habían sufrido en su fertilidad los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Hubo un tiempo que estuvo haciendo investigación en Viena y sus estudios sirvieron para desarrollar la Reacción Aschheim-Zondek, una de las primeras pruebas que fueron desarrolladas para detección del embarazo.
Martin Couney. Incubadoras y guarderías para bebés prematuros
Muchas veces los cambios tecnológicos tienen un impacto no sólo material sino social y emocional; pues alteran la forma en que nos relacionamos con la realidad que cambian. Uno de los retos más grandes de ser madre durante el embarazo es enfrentar la triste realidad de que las cosas pueden salir mal y el bebé puede morir ya sea durante el parto o en los primeros días de haber nacido. En antaño eso hacía que muchas mujeres tuvieran dificultad para establecer lazos emocionales con sus hijos en los primeros meses de nacidos, el miedo a que los niños murieran era incluso más presente que hoy en día porque la mortandad infantil era altísimo, y no se diga de los niños prematuros.
Para 1903 que Martin Couney abrió su guardería en Coney Island la mayoría de los bebés prematuros se morían en los hospitales, al punto tal que éstos consideraban un gasto de recursos innecesario atender las necesidades de los infantes, pues las posibilidades de sobrevivir eran minímas. Couney demostró lo contrario tras haber visitado la Exposición Universal de 1896 y visto las incubadoras para bebés que Pierre Budin había desarrollado se propuso crear guarderías especializadas para salvar la vida de los bebés prematuros que los hospitales estaban rechazando; en 40 años salvó al rededor de 7,000 bebés y sus guarderías tenían mucho mayor reconocimiento y definitivamente mayor éxito que varios hospitales. Además era sumamente económico para los padres, pues encontró una forma de que las guarderías generaran su propio financiamiento abriéndolas a la vista del público. En el centro de Coney Island, así como uno pagaba la entrada al circo o a la feria también pagaba para pasar ver a los bebés que se encontraban plácidamente descansando en la guardería.
Si bien su método de financiamiento fue poco ortodoxo, la independencia que obtuvo a raíz del mismo le permitió llevar a cabo innovaciones rechazadas por los médicos que fue lo que salvó la vida de esos infantes. La más importante el uso de incubadoras, se conocía como una tecnología poco fiable, que ningún hospital estaba dispuesto a usar y que había recibido grandes críticas de los médicos. Fue Martin Couney quien demostró su gran eficiencia e importancia y por quien se volvieron populares. Esto aunado a un régimen estricto que tenía de dieta, limpieza, cariño y cuidado con los bebés. Implementó una política de lactancia materna y tenía mujeres contratadas para los casos en los que la madre no generaba suficiente leche; no existían monitores eléctricos por lo cual el equipo estaba contratado especialmente para que en horas muy precisas se aseguraran de que los bebés estuvieran respirando y siendo bien alimentados. También se encargó de que cada bebé recibiera su dosis necesaria de cariño; que diariamente las enfermeras o los padres lo cargaran, pues creía fielmente que el avance del infante dependía mucho del cariño que recibía y del contacto físico.
Su nombre original era Michael Cohen, de padres judíos, nació en 1869 y había inmigrado de Alemania a Estados Unidos a sus 19 años de edad.
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