¿Otra “Solución final”?

Enlace Judío México e Israel – Esa maldita expresión originada por los nazis para quienes la “solución final” a todos los problemas del mundo era eliminar al pueblo judío, ahora parecería que vuelve a estar en la mente de los musulmanes fanáticos. Con pequeñas diferencias: la primera es que para estos últimos la solución final es eliminar a todo aquel que no sea musulmán (el pueblo judío es una minoría), la segunda es que no nació ahora ni en el siglo XX, sino que está en varios párrafos del Corán, escrito hace quince siglos, y que las diferentes corrientes islámicas lo interpretan de diferente forma pero con el mismo destino final: islamizar al mundo.

No todos los musulmanes son extremistas, pero todos los extremistas de hoy son musulmanes. No todos los musulmanes tomarían un arma para asesinar “infieles”, pero todos los musulmanes en sus oraciones oyen a los predicadores y repiten lo que oyen, y los predicadores hablan basándose en el Corán.

Por más que sean criticados por otros musulmanes, ya vemos hoy que algunos gobiernos se están dando cuenta que la eterna guerra contra Israel no es el mejor camino para ellos y para sus pueblos. Por eso lentamente van apareciendo tratados de paz y cooperación entre países musulmanes y el Estado de Israel.

El “problema palestino” sigue existiendo, y estos días estamos viendo asesinatos por parte de fanáticos musulmanes, generalmente jóvenes cuyas mentes fueron envenenadas con esa idea de eliminar “infieles”, y con constantes prédicas de que Israel está “profanando” la mezquita de Al Aqsa, algo absolutamente absurdo y demostradamente falso. Circulan videos donde se ven a musulmanes radicales realmente profanando ellos esa mezquita, ya que están dentro de ella con zapatos puestos (prohibido por su religión), juntando material bélico en la mezquita (piedras y hierros) y hasta jugando al fútbol allí. Mientras tanto los judíos tienen prohibido rezar en esa parte, y solamente pueden hacer visitas turísticas fuera de la mezquita a determinadas horas.

Tiempo atrás, parecería un milenio, un periodista extranjero le preguntó a la entonces ministro Golda Meir cuándo creía ella que se terminaría la guerra de Israel con los palestinos. Su respuesta fue: cuando las madres palestinas quieran más a sus propios hijos de lo que quieren matar a los nuestros.

Sigue vigente el concepto, acrecentado porque el gobierno de la Autoridad Palestina, ese gobierno que se considera “moderado” en comparación al otro que es Hamas en Gaza, le paga un salario a la familia de quien asesine o ataque a israelíes. En Gaza se festeja cada asesinato repartiendo golosinas en las calles en tono festivo, y felicitando a los asesinos.

Los diferentes gobiernos israelíes hicieron todos los intentos posibles para lograr terminar con ese estado de guerra. Hubo conversaciones diplomáticas mientras de la otra parte había interlocutores, los terroristas asesinos tienen un juicio legal totalmente imparcial, los que quedan en las cárceles tienen un nivel de vida muchas veces muy superior al de sus familias en territorios palestinos, muchos de ellos estudian y logran títulos universitarios israelíes estando en la cárcel.

Pero esta política de respeto y justicia no logró disminuir los crímenes.

Se pasó a hacer cierres de frontera y vigilancia para evitar que terroristas se infiltraran. Únicamente se logró disminuir casi totalmente el robo de vehículos (especialidad artesanal palestina).

Posteriormente se decidió demoler las viviendas de los terroristas asesinos. Es una medida muy criticada por el mundo –ese mundo que existe lejos de Medio Oriente– pero ni con eso se logró detener al terrorismo.

Entonces se debe buscar otra solución. No sirvió ninguna de las nombradas, no sirvió darles la independencia total de Gaza –hoy base de lanzamiento de misiles contra Israel-, no sirvió devolver a Egipto todo el Sinaí –tres veces la superficie de Israel– porque se transformó en otro nido de terrorismo que a diario asesina y no sólo israelíes sino también a soldados egipcios.

Queda disponible una solución que existe pero que Israel la utilizó una sola vez en toda su historia (caso Eichman). La pena de muerte.

Hemos sido contrarios a la pena de muerte en toda nuestra vida, hemos luchado para que se elimine en países como Estados Unidos, luchamos hoy contra dictaduras donde se aplica sin siquiera juicios previos.

Pero a Israel ya no le queda otro camino.

Si un terrorista no sólo confiesa abiertamente su crimen sino que declara o demuestra que no está arrepentido y que volvería a hacerlo, se le debe condenar a muerte.

Tenemos un claro ejemplo en quien dirige Gaza, Yahya Sinwar. Palestino nacido en un campo de refugiados (refugiados palestinos en territorios árabes gobernados por árabes, pero que los mantienen separados en un evidente apartheid donde Israel no tiene arte ni parte), estaba preso en Israel condenado por el asesinato de cuatro árabes musulmanes a quienes él acusó de “colaborar “ con Israel. Sinwar fue liberado como parte del canje de 1047 prisioneros por el soldado Guilat Shalit, y una vez en libertad es quien dirige los miles de misiles que desde Gaza caen en Israel, quien constantemente declara que la próxima batalla contra Israel será mucho más sangrienta, quien felicita a todo terrorista que asesina, quien reparte caramelos en Gaza en festejo de cada atentado terrorista.

Existe un concepto ético judío que determina que salvar una vida es más importante que cualquier otra cosa, incluso permite a esos efectos dejar de lado toda otra obligación religiosa. Este es el motivo por el cual no se está usando la condena a muerte.

Pero ya es hora de abrir los ojos, y darse cuenta que cumpliendo con la ética, condenar a muerte a un asesino terrorista confeso y no arrepentido, es una medida que logrará evitar muchas más muertes.

No es una medida simpática, el mundo clamará. Pensamos que se debe aplicar solamente cuando el asesino confiesa abiertamente su delito, cuando no hay posibles errores judiciales, y cuando tampoco hay arrepentimiento. Porque la mayoría de estos terroristas atrapados dicen abiertamente que volverán a hacer lo mismo si tienen la posibilidad. Se podría hacer los juicios en forma pública y con cierta intervención de prensa extranjera como juristas de otros países democráticos.

Pero no podemos seguir permitiendo que cualquier fanático asesine como en estos días a jóvenes padres de familia, personas que simplemente estaban paseando o trabajando, personas que dejaron muchos niños huérfanos, jóvenes que recién empezaban a encaminarse en la vida.


 

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Mauricio Aliskevicius: