ויחן שם ישראל נגד ההר, כאיש אחד בלב אחד
Este próximo domingo 28 de Iyar, celebraremos Yom Yerushalayim, el día que los judíos recuperamos Jerusalén. Este hecho histórico de proporciones bíblicas, fue la culminación de una epopeya militar que hasta el menos creyente la considera un milagro: en triunfo de Israel en la Guerra de los Seis Días. En los próximos días veremos cómo la unión y la valentía del pueblo judío mereció la intervención divina que nos concedió la victoria.
La provocación
Los estados árabes nunca aceptaron la existencia del estado de Israel. Desde su nacimiento en 1948, los árabes rechazaron cualquier posibilidad de convivencia e hicieron todo lo posible para “echar a los judíos al mar”: el eufemismo favorito de los vecinos de Israel para referirse a un segundo holocausto. En 1967 Egipto, bajo la presidencia de Gamal Abdul Nasser, comenzó sus provocaciones contra Israel. El 15 de Mayo de 1967 las tropas egipcias ingresaron a la península del Sinaí. Recordemos que en 1957 Israel había conquistado el desierto de Sinaí, y al finalizar la guerra hizo algo que ningún otro país hizo, y lo que a ningún otro país se le exige: Israel, bajo una tremenda presión internacional, aceptó retirarse de la zona conquistada en la guerra, con el fin de llegar a un acuerdo de paz con Egipto (vale la pena aclarar que de acuerdo a la ley internacional, los territorios conquistados en una guerra –y especialmente en una guerra que fue provocada por el enemigo– son considerados legalmente parte del territorio del vencedor).
Las condiciones que impuso Israel para su retirada fueron entre otras, que la zona se mantuviera desmilitarizada y que las fuerzas de paz de las Naciones Unidas estuvieran apostadas en la península para evitar el paso de tropas egipcias. Estados Unidos y otras poderosas naciones europeas garantizaron este acuerdo.
¿Qué garantías?
En mayo de 1967 Nasser “invitó” a las fuerzas internacionales a “retirarse” del Sinaí, e increíblemente, las fuerzas de paz que estaban allí para impedir una incursión egipcia, ¡se retiraron! Liberaron la zona para que los egipcios cruzaran el canal de Suez e invadieran el Sinaí. ¡Los estados garantes no reaccionaron! Nadie hizo nada contra Nasser: ni sanciones internacionales, ni embargos…. ¡Qué gran lección para Israel! Que nunca se nos olvide lo poco que Israel puede confiar en sus aliados, y sus promesas, en los momentos difíciles! Como ya había ocurrido en 1948, la pequeña nación de Israel quedaba otra vez sola y abandonada.
Los estados árabes comienzan a celebrar
La pasividad de las superpotencias le dio más entusiasmo a Nasser y al ver que ningún organismo internacional se oponía a las provocaciones de Egipto, Egipto bloqueó el estrecho de Tirán, impidiendo la salida de embarcaciones israelíes por el mar rojo, lo cual se considera un acto de guerra. Absolutamente confiados en su victoria por la impresionante superioridad numérica, los países árabes liderados por Egipto anunciaron la inminente guerra y declararon a viva voz que el final de Israel estaba próximo. Radio Cairo transmitió el siguiente mensaje: “El presidente Nasser anuncia que nuestro objetivo es apoderarnos de Israel y … liberar Palestina. Oh sionistas! 100 millones de soldados los destruirán! Prepárense, porque 100 millones de árabes van a cavar vuestras tumbas”.
Tsav Shmone
El joven ejercito de Israel convocó a todas las fuerzas de reserva a presentarse (גיוס כללי). El estado de ánimo de los judíos del mundo entero era muy pesimista. Todos conocían la diferencia de fuerzas entre los países árabes e Israel. Israel contaba en ese entonces con 2 millones y medio de habitantes. Los países árabes que enfrentaban a Israel (Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Irak), eran más de 100 millones. Los ejércitos árabes tenían 4 veces más tanques que Israel. Y 3 veces más aviones, entre ellos unos modernos Mig de fabricación soviética que en ese entonces se consideraban invencibles. Israel solo contaba con aviones franceses que ya estaban viejos. Y nadie ignoraba que esta guerra se definiría en las batallas aéreas…. En Israel se preparaban cajones de madera para los funerales y se cavaban miles de tumbas en los Kibbutzim y en los parques nacionales, a la espera de lo peor….
La unión hace la fuerza
El 22 de Iyar del calendario hebreo, que correspondía al 1 de Junio de 1967, tuvo lugar un evento muy especial, único y sumamente positivo. Tan positivo que me atrevería a sugerir que fue este evento lo que nos hizo merecer el milagroso triunfo en la guerra de los Seis Días: los judíos dejamos de lado nuestras diferencias políticas y nos unimos. No solo en la calle, en los cafés y en las sinagogas sino también en el lugar más dividido del mundo judío: la Keneset, el parlamento de Israel. Por primera vez desde la creación del Estado de Israel «todos» los partidos políticos, que hasta hoy siguen muy divididos, se unieron en un «gobierno de unidad nacional». Judíos religiosos y no religiosos, Sefaradim y Ashkenazim, de izquierda y de derecha, todos, como dice el Midrash: “como un solo hombre, con un mismo corazón”.
Ese gobierno unido y unificado tomó una decisión absolutamente osada y valiente: Actuaremos inmediatamente, no vamos a esperar a ser atacados.
¡Y Dios estuvo con nosotros!
Continuará…
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