Enlace Judío – En el marco de Hamifgash, Encuentro de Liderazgo de América Latina realizado en Cancún, el Dr. Daniel Fainstein, Decano de la Universidad Hebraica de México, propone “algunos elementos para pensar la agenda de los judíos de América Latina”, como él lo plantea, en base a datos de una investigación titulada Jewish Peoplehood Latam que combina un estudio cualitativo y cuantitativo realizados por la institución y sus socios: Fundación Metta Saade, JCC Global y American Joint Distribution Committee Latinoamerica.
El estudio se basa en una encuesta en línea realizada hace dos años a 269 líderes comunitarios, dirigentes, rabinos, educadores y jóvenes de Argentina, Brasil, México, Chile, Uruguay, judíos latinoamericanos en EE.UU. e israelíes residentes en México.
Prioridades
Los encuestados apuntan a un total de 10 prioridades como líderes comunitarios, empezando por el fortalecimiento de la educación judía, el apoyo a miembros de la comunidad, la inclusión de líderes jóvenes en la toma de decisiones, la lucha contra el antisemitismo, particularmente a nivel mundial, y el apoyo al Estado de Israel, ya que en América Latina no hay tanta preocupación por el antisemitismo local, indica Fainstein, aunque en su opinión, esto varía en los distintos países. La preocupación es mayor en Chile que en México por ejemplo.
“El desarrollo de estrategias para integrar a judíos no afiliados a la comunidad ocupa también un lugar importante, principalmente en comunidades que tienen una baja tasa de afiliación, como la de Argentina, donde la mitad de la población está prácticamente fuera”, explica.
Otras prioridades son el desarrollo de liderazgo mediante la educación, planes de contingencia, la lucha contra divisiones y tensiones internas (un tema variable entre las comunidades), y el desarrollo de programas para judíos no tradicionalistas o laicos.
Desafíos
Un elemento más que se cuestiona en el estudio es cómo percibe el liderazgo los desafíos de su país, entre ellos, la inestabilidad política y económica, la falta de sustentabilidad económica para brindar servicios comunitarios claves.
Hay comunidades que por diversos factores se disminuyeron en menos de la mitad y no pueden sostener su estructura, como en el caso de Venezuela, comenta Fainstein.
Otro desafío se relaciona con la falta de participación en asuntos comunitarios. En ciertas comunidades es difícil encontrar esa energía pública característica de la comunidad de México, dice.
Alejamiento de la vida comunitaria aunado a la baja participación de jóvenes y mujeres dentro de las estructuras de poder y toma de decisiones de la comunidad es un problema característico de todas las comunidades.
Falta de liderazgo eficaz. “La gente reconoce que hay una gran entrega y dedicación pero al mismo tiempo en muchos casos falta una mayor efectividad en su desempeño”, comenta Fainstein.
Descenso demográfico, visto particularmente en las comunidades pequeñas.
Conversión al judaísmo
En cuanto al tema de la conversión al judaísmo, el 71% de los encuestados estuvo de acuerdo en que los conversos bajo la supervisión de un rabino de cualquier denominación deberán ser aceptados como los miembros de la comunidad.
El 68% coincide en que cualquier persona de padre o madre judíos debería ser aceptada como miembro de la comunidad.
Fainstein señala que las comunidades de los países del cono sur de América Latina son más abiertas a cualquier conversión, a diferencia de las comunidades en el cono norte, como las de México y Panamá, que son más restrictivas.
Casi la mitad del liderazgo judío consideró la posibilidad de emigrar, 51% a Israel 27% a EE.UU., 7% a otro país de Latinoamérica y un 6% a España.
La causa principal de la emigración es básicamente el contexto socioeconómico (85%), seguida de la busca de mejores oportunidades (67%) y de la falta de seguridad personal debido a la violencia urbana en varios países de América Latina (51%).
En el marco de la interconexión entre comunidades de América Latina, los líderes destacan la importancia de que su comunidad sea miembro de organizaciones judías que operan en el continente, así como reforzar las relaciones entre judíos de los distintos países de América Latina.
Sin embargo, para mucha gente la participación de los judíos en la vida política y social de su país no es un tema tan central, según el estudio.
Asimismo, se plantea que “muchas veces por el peso demográfico-político América Latina no es escuchada y la experiencia comunitaria no es valorada”.
Israel
En cuanto a la relación con Israel, a diferencia de lo que pasa en Estados Unidos, donde el tema es altamente divisivo e incluso ya existe en Chicago la primera sinagoga antisionista por ideología, indica Fainstein, “en América Latina el 96% de los judíos piensa que Israel es un factor de identificación, unidad y acercamiento”.
Ocho de cada diez encuestados manifiesta su pleno apoyo a Israel de manera incondicional. Sin embargo, un tercio “a veces se avergüenza” de las acciones del gobierno israelí.
Por otro lado, la gran mayoría de los participantes, el 94%, está de acuerdo en que Israel debe apoyar activamente las comunidades de la diáspora, dando un nuevo sentido a la relación del país con los judíos del mundo. “La idea es que con su desarrollo y recursos, Israel hoy tiene la responsabilidad, recíproca, de apoyar firmemente a las comunidades judías”, aclara Fainstein.
Elementos para construir una agenda
¿Cómo se definen las prioridades?
Fainstein plantea 6 elementos para construir una agenda: El “ser y deber ser”. ¿Cómo voy de lo existente a lo deseado?
“Ante la misma realidad, distintas personas pueden proponer diferentes alternativas: por ejemplo, ante la crisis de las comunidades pequeñas, unos proponen emigrar a Israel mientras otros sostienen que es importante quedarse y luchar localmente”, explica.
Además, menciona la teoría de Desafíos Adaptativos de Ronald Heifetz que propone “enfrentar los grandes temas. Identificar los temas de la comunidad de los cuales depende su futuro”.
Siempre que se construye una agenda habrá una tensión política entre valores públicos, requerimientos y recursos.
Fainstein sostiene, de acuerdo a los resultados del estudio, que una de las tareas del liderazgo es procesar las demandas, entender lo que pasa y lo que quiere la gente en una era en la que cada uno construye su propia identidad al tomar distintos elementos de su entorno. “No hay una lealtad absoluta a una institución o una línea ideológica. “Tomo de aquí y de allá y hago mi judaísmo a la medida”.
El liderazgo debe definir las prioridades y conducir los procesos.
El pueblo judío ha demostrado una enorme creatividad y siempre ha habido figuras audaces que se atrevieron a dejar de lado el statu quo y las pautas del pasado para diseñar el judaísmo moderno. Ese es el gran desafío de las comunidades judías de la diáspora, destaca.
Para finalizar cita al rabino Marshall Meyer y concluye: “Nuestra tarea no es garantizar la continuidad del judaísmo, sino hacerlo relevante”.
“Si hacemos al judaísmo relevante, su continuidad estará asegurada”, recalca.
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