Enlace Judío – Las Fuerzas de Defensa de Israel concluyeron este jueves un importante ejercicio militar en Chipre, simulando una ofensiva terrestre militar en las profundidades del Líbano en una posible guerra contra el grupo terrorista Hezbolá, informó The Times of Israel.
La isla mediterránea fue elegida tanto por su terreno similar al Líbano, montañoso a lo largo de una llanura costera, como por su proximidad a Israel. El simulacro simuló varias dificultades en un asalto terrestre, como suministro de alimentos, agua y municiones; problemas de comunicación; y las complicaciones generales al operar en un territorio desconocido.
“El primer desafío para el que nos preparamos fue acumular tropas”, dijo el general Ofer Winter, comandante de la 98.ª División de Paracaidistas, que dirigió el ejercicio.
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Winter dijo que se llevaron miles de tropas para actuar como el lado libanés, usando botes, aviones y helicópteros. “Llegamos al campo con mucha intensidad. Distribuimos las tropas y comenzaron a operar contra áreas clave y objetivos importantes que identificamos como importantes para derrotar”, dijo, refiriéndose a los sitios militares enemigos simulados y los campos de lanzamiento de cohetes.
Según Winter, las tropas realizaron redadas con una distancia significativa entre cada uno “desafiando su capacidad para trabajar mientras estaban desconectados”. Las tropas operaron bajo el supuesto de que no tendrían comunicación con el cuartel general y, en cambio, tendrían que confiar en comunicarse entre sí mediante medios de comunicación basados en satélites.
Las tropas de la 98.ª división también practicaron el trabajo junto a las fuerzas especiales en un territorio desconocido, así como la respuesta a eventos sorpresa.
Pero el objetivo final del ejercicio era simular detener el lanzamiento de cohetes de Hezbolá contra Israel en medio de una gran escalada, a través de una ofensiva terrestre en el Líbano. Según los oficiales militares, la única forma de lograr tal objetivo era estar “significativamente presente” en las áreas desde donde se lanzan los ataques, manteniendo al enemigo lejos de la frontera.
El grupo terrorista libanés respaldado por Irán ha representado durante mucho tiempo la amenaza militar más importante de las FDI, con un arsenal estimado de casi 150 000 cohetes y misiles que pueden llegar a cualquier parte de Israel.
Según una evaluación militar reciente, las ciudades israelíes podrían ser bombardeadas con 1 500 cohetes al día y el número de muertos podría ascender rápidamente a cientos si estalla la guerra con Hezbolá.
Las FDI dijeron que una campaña militar probablemente provocaría la muerte de miles de personas en el Líbano, tanto combatientes de Hezbolá como civiles.
Hezbolá disparó más de 4 000 cohetes contra las comunidades israelíes en la Segunda Guerra del Líbano de 2006, mientras Israel bombardeaba objetivos en el sur del Líbano.
El mes de combates mató a unos 1,200 libaneses (Líbano dice que la mayoría eran civiles; las FDI dijeron que al menos la mitad eran combatientes), así como 44 civiles israelíes y 121 soldados israelíes.
Las estimaciones anteriores de las FDI han puesto el número de cohetes que podrían apuntar a Israel diariamente en una guerra futura entre 1 000 y 3 000.
Para minimizar el lanzamiento de cohetes de largo alcance contra Israel, durante el simulacro se encomendó a las tropas asaltar los centros de comando enemigos y otros sitios estratégicos, para garantizar el control adecuado de las áreas utilizadas para lanzar ataques.
A diferencia de los combates con terroristas con base en la Franja de Gaza, que se han basado en gran medida en campañas aéreas, una guerra en el Líbano probablemente tendría que hacer uso de una operación terrestre, según evaluaciones recientes.
Al mismo tiempo, las fuerzas especiales, incluida la unidad de ingeniería de combate de élite Yahalom, practicaron la demolición de lo que los militares llamaron “infraestructura enemiga crítica”.
La unidad de ingeniería también simuló la limpieza de explosivos y otras obstrucciones, así como la demolición de túneles enemigos. Se cree que Hezbolá tiene una red de túneles en algunas áreas del Líbano, algunos de los cuales fueron destruidos por Israel en 2018.
Unidades de la Marina simularon maniobras defensivas y ofensivas en el mar, además de transportar y rescatar tropas en medio del simulacro.
Chipre no participó directamente en el ejercicio. Aún así, el ministro de Defensa, Benny Gantz, y el jefe de las FDI, Aviv Kohavi, elogiaron la “alianza estratégica” entre los países durante el simulacro.
Las FDI ven la región del Mediterráneo Oriental como un área de gran interés para mantener la estabilidad de la seguridad, donde la “cooperación estratégica” con socios, como Chipre y Grecia, es de gran importancia, dijeron los funcionarios.
También durante la última semana del importante ejercicio de un mes de duración, denominado “Carrozas de fuego“, la Fuerza Aérea simuló ataques aéreos contra instalaciones nucleares iraníes, sobre el mar Mediterráneo.
El simulacro fue el ejercicio militar más grande en décadas.
Abordó la posibilidad de que estallaran eventos repentinos en múltiples teatros al mismo tiempo, mientras se enfocaba en la lucha contra el Hezbolá respaldado por Irán en el Líbano.
El Mando del Frente Doméstico practicó una simulación la semana pasada en la que 80 sitios resultan gravemente dañados en ataques con cohetes con unas 300 víctimas, durante un estallido de varios días con Hezbolá.
Los simulacros también han planteado “bastantes” problemas con la forma en que el ejército maneja la logística, según el jefe de la Dirección de Tecnología y Logística de las FDI, el general Pini Ben Moyal. Dijo que los militares examinarían estos problemas y encontrarían formas de abordarlos, sin dar más detalles.
Los oficiales militares dijeron que los simulacros tenían como objetivo aumentar la competencia y preparación de las tropas y los altos mandos para la guerra en múltiples frentes, así como la coordinación con otras organizaciones de emergencia, autoridades locales y ministerios gubernamentales.
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