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lunes 23 de diciembre de 2024
Cuba

León Opalín/ Amenazas a la libertad

Enlace Judío – El contenido de este artículo deriva del material que me proporcionó una amiga cubana que vive en México desde hace varias décadas.

La libertad está siempre amenazada, ese derecho inalienable que todos deberíamos, disfrutar nunca deja de estar sujeto a la voluntad de quienes detentan el poder político, pero también de aquellos que cuentan con prerrogativas para conculcarlas.

En el presente, cuando más recursos y medios existen para complacernos de esa ventaja, la libertad, particularmente la de prensa, tiene al menos tres grandes enemigos: los gobiernos dictatoriales, el crimen organizado y por último, sin que esta posición le reste relevancia, el mal uso de los populares medios sociales, en los que hay depredadores y manipuladores de la información que transforman la verdad en mentira y viceversa, aportando un nivel de desinformación, peor que la censura.

La censura en sus numerosas variantes es una especie de espada de Damocles que pende sobre el cuello de todo ciudadano, de ahí la necesidad de que la sociedad civil organizada, o no, esté presta a responder a cualquier instancia que pretenda restarle el derecho de acceder a la información o divulgarla.

En nuestros países los riesgos de que nuestros derechos sean conculcados son numerosos. A muchos gobiernos, incluidos algunos de los electos por el voto popular, les gusta imponer su voluntad, actuar sin restricciones, una situación que obliga a la ciudadanía a estar alerta y a sus entidades a estar prestas para su defensa. 

Acabar con la libertad de prensa es el objetivo fundamental de todo despotismo, responda o no a ideologías. Las dictaduras militares gustaban mucho de la censura y es que todos los liberticidas conocen a la perfección el peligro que encierra para su poder, que “la persona actué libremente, piense y hable sin hipocresías”, parafraseando a José Martí.

Lamentablemente muchos gobernantes no han tenido la voluntad de respetar los derechos de sus gobernados o han intentado someter por diferentes medios las libertades de estos. En Cuba se le atribuye a un general del ejército de los mejores tiempos de la República la expresión, “a la prensa se les paga o se les pega”.

El crimen organizado es otro factor de riesgo que amenaza nuestras libertades. En México en lo que va del año han sido asesinados 10 periodistas, 15 en total en toda la región. La situación de los periodistas es difícil siempre. 

En los medios sociales se conjugan una serie de factores que favorecen a personas sin escrúpulos, una situación difícil de manejar si se tiene en cuenta que el derecho de uno termina donde empieza el de los demás. 

En la juventud, la experiencia fue devastadora, se puede decir con propiedad que desapareció la libertad de prensa porque los medios de difusión, radio, prensa escrita y televisión, que habían tenido un gran desarrollo durante los 57 años de independencia pasaron a ser instrumentos de la mentira oficial y de adoctrinamiento político. Cuba es el único país del hemisferio en el que todos los medios, así como la educación, están bajo control del Estado.

Los torpedos humanos del castrismo

La emigración de innumerables personas en diferentes países del orbe es un proceso casi normal y responde a numerosos factores, pero que los gobiernos, como el de Cuba, utilicen a sus ciudadanos como armas para lograr su único objetivo, conservar el poder, es una aberración que debe ser condenada.

Regímenes como los de Irán, Corea del Norte y Cuba, se caracterizan por su agresividad. Mientras, Pyongyang amenaza al mundo con su capacidad nuclear y Teherán, con su liderazgo en el terrorismo internacional. La Habana, independiente a su práctica política de desestabilizar a adversarios y rivales, perturba a muchos países exportando grandes cantidades de personas de forma sistemática y permanente, generando crisis sociales allende sus fronteras.

La emigración cubana, al igual que el exilio voluntario o forzado, se remonta a 63 años atrás. Establezco este contraste porque no todos los que abandonan la isla lo hacen por motivos políticos, aunque sin duda alguna, en la casi totalidad de los casos son factores políticos los que inciden en una toma de decisión que por feliz que resulte no deja de ser traumática.

Escribo esto porque hasta quienes salen de Cuba para tener mejores condiciones de vida, o para prosperar en un negocio, lo deciden porque el régimen, aun siendo de su agrado, impone limitaciones que impiden al individuo el desarrollo personal al cual aspira y al que tiene derecho en toda sociedad libre.

En los primeros dos años la mayoría de los que abandonaron la isla fueron personas afectadas política o económicamente por el castrismo, con estas personas se estrenaron los mítines de repudio, una experiencia horrenda en la que se aprecia la total indefensión de quienes viven bajo el totalitarismo.

Es válido destacar que una cantidad notable salió de Cuba para prepararse militarmente y regresar a la isla en la Brigada 2506, o participando en los numerosos equipos de infiltración que se forjaron, con el objetivo de derrocar la dictadura. Muchos de estos hombres enriquecieron el martirologio cubano en la lucha contra el totalitarismo. 

Posteriormente el régimen con esa vocación al absolutismo que ha practicado desde su primer día de mandato, decidió instrumentar la migración con el fin de sacarle más de un beneficio, amén de los que ya obtenía, con la confiscación de los bienes de los viajeros, puesto que no podían vender su vivienda, vehículos, artefactos domésticos y cuentas bancarias, toda propiedad pasaba a manos del Estado.

El primer uso de ciudadanos como torpedos fue la emigración de Camarioca, 1965, al que le siguieron, como consecuencia de su incesante presión sobre Washington, los llamados vuelos de la libertad, por los que salieron 260,000 cubanos.

Posteriormente Castro inventó el Éxodo del Mariel, por el que abandonaron el país 125,000 personas, siendo también el principal promotor de la crisis de los balseros de 1994, otros 32,000 individuos. La dictadura caribeña recurre a las salidas masivas y al envío al exterior de contingentes profesionales, particularmente médicos, porque tanto una como otra gestión, le rinde beneficios económicos, aparte de salir de individuos que potencialmente puedan ser una destructiva piedra al interior de la bota.

Los amigos del castrismo dentro y fuera de la isla acusan al exilio de impulsar una explosión social al interior de Cuba, lo que no ocurriría si los ciudadanos estuvieran satisfechos con una tiranía de más de seis décadas, sin embargo, es el propio régimen con sus maniobras migratorias, quien tiende a manipular a la población y a los países que se preocupan por la situación cubana, tal y como hace con Estados Unidos, a quien amenaza frecuentemente y de forma encubierta con que la situación interna es tan grave que en cualquier momento se produce una explosión social.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: @EnlaceJudio

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