Di Krenitse, un canto en yidish por el amor al pasado

Enlace Judío – Mucho se ha dicho sobre la importancia del lenguaje en la formación de la identidad; se habla de cómo impacta en la forma que pensamos y observamos el mundo que nos rodea. Sin embargo, poco se habla de los afectos y a mi ver son realmente éstos quienes influyen fuertemente en la forma que vivimos y los caminos que decidimos tomar. La memoria es algo tan extraño que tiene formas escondidas de manifestarse y la lengua es una de ellas. En mi familia el yidish llego a nosotros de formas extrañas; era la lengua madre de mi abuela y el idioma en que se hablaban mis bisabuelos, sin embargo, por azares del destino, fuera de dos o tres canciones, yo no escuché yidish hasta que mi hermana decidió aprenderlo en el marco de un proyecto universitario y más adelante adquirió gran dominio sobre él.

Fue a través de ella que tuve realmente contacto con una de las lenguas que hoy considero más bellas y aunque no lo hablo, hay algo en su estructura que me causa tranquilidad y alegría. Por una razón u otra me recuerda profundamente a nuestra bisabuela: a la forma tan apasionada que hablaba del amor en sus años jóvenes, la alegría e ironía con la que recibía la vida, los miles de juegos y canciones que se inventó para estar con nosotros y el cariño tan grande que nos dio; hay tantas cosas que me recuerdan esos momentos y los reviven en mi persona, no tengo la menor idea de por qué pero el yidish es una de ellas y me alegra que esa lengua esté nuevamente en mi familia. Finalmente fue el yidish lo que trajo a mis tatarabuelos a México, lo que evito que murieran en Varsovia y así como es parte de mi historia familiar, de mis afectos personales, lo es de la historia judía.

Di Krenitse

Es una lengua que se habló en las comunidades judías desde la Edad Media y estuvo apunto de desaparecer con el Holocausto, que carga la memoria de pueblos enteros que ya no existen, de escritores e intelectuales que lucharon por recuperar lo que perdieron con las guerras. Hoy sobrevive gracias a familias que decidieron seguir hablándola con sus hijos y yidishistas que han hecho una gran labor de recuperación de la lengua, es decir que han hecho el esfuerzo de aprenderla, interpretar nuevamente los textos y difundirla. Es gente que por una razón u otra supo ver el valor tan grande que esta cultura guarda y quiso tener acceso a poder relacionarse con ella.

Hay varias instituciones en el mundo que fomentan que la lengua siga viva y una de las formas en que han logrado que la gente se vuelva a conectar con sus raíces o se involucre con una cultura nueva para ellos es a través de la música. En la actualidad hay muchos grupos y artistas que han retomado poemas o canciones folclóricas escritas en yidish y las musicalizado para darles vida nueva. Tal es el caso del disco Di Krenitse (el pozo) que grabaron juntos The Klezmatics y Chava Alberstein en 1996. En él se recopilan varios poemas de escritores en yidish que vivieron a lo largo del siglo XIX o XX y se musicalizan para llevarlos a la actualidad; se usan ritmos de la música Klezmer, el folk, la chanson francesa y cabaret germano. De esta forma se crea una amalgama de épocas en la música que se canta. El tono es alegre y lúdico, aunque tiene canciones sumamente conmovedoras y nostálgicas en cierta forma el ensamble imita el tono juguetón que el idioma mismo carga con sus dobles sentidos.

Los temas son vastísimos y abarcan desde poemas de amor enloquecido, implicaciones juguetonas de rupturas morales, peticiones a Dios, recuerdos nostálgicos de un mundo que ya no existe hasta incluso canciones que recuerdan la muerte en Treblinka. El disco entero en general es una celebración de la vida, los artistas cantan al gusto de enamorarse y al reconocimiento de sus deseos. A continuación hablamos de algunas de sus canciones y temas.

Canciones

Mi hermana Jaya

Una de las canciones más conmovedoras de todo el disco es “Mayn Shvester Khaye – Mi hermana Jaya” son los recuerdos del poeta sobre su hermana que lo cuido de niño. “Soy el último que la conoció … / para ella escribo en yidish.” Habla de la pobreza, de su madre que se iba antes del amanecer y de cómo su hermana les cantaba para calmarlos, como era ella quien los cuidaba, los bañaba y los acostaba “No tenía siquiera diez años … / lo único que olvidaba era jugar.” Recuerda sus ojos, su pelo y la casa donde vivieron “fue quemada por un alemán en Treblinka.”

Con toda la tragedia que narra, la letra no cae en el sentimentalismo, es genuinamente una forma de recordarla y honrar su memoria; de hacer las paces con el dolor de haberla perdido, el dolor de la forma en que fue asesinada y el dolor de que ella no haya podido tener una vida plena, como no tuvo una infancia sin preocupaciones. Es una canción llena de amor y de cariño que contrasta las descripciones de su belleza y bondad (los ojos verdes, las trenzas negras) y el agradecimiento que siente por ella con la situación que los rodeaba y la realidad de la historia que está narrando.

Letra

Frente al río

“Ergets Shtil / Baym Taykh – Suave, en algún lado / frente al río” es una de mis canciones favoritas; de forma muy poética a través de varias imágenes metafóricas narra el funcionamiento del deseo en el hombre. El poeta empieza diciendo que quiere volver a ser niño, describe el viento que sopla tranquilo, las plegarias de una persona y la sangre que vuela y se vuelve ligera en las venas. Y empieza a narrar la historia de una niña que libera siete flores en el río y les pide que busquen “la suerte de sus años de doncella.” Describe “su corazón lleno de deseo, sus ojos llenos de lagrimas”, la noche que la rodea, su espera frente al río y la niebla que no le permite ver las flores. Incluso narra la determinación de la niña al quedarse esperando frente al río incluso sin ver, aún así: “Ninguna regreso a donde el trato fue hecho / Anda niña, llora, llora, careces de fortuna.”

Las imágenes son muy bellas, las repeticiones y el ritmo de la canción pareciera que imitan un corazón que late. Retratan el deseo, la añoranza y la imposibilidad frente a la vida que nos rodea, habla sobre la esperanza y la tragedia que sentimos cuando somos incapaces de concretar nuestras añoranzas. Las flores, el río, la niebla son metáforas de ese sentimiento, de las ilusiones, a veces no tan bien fundamentadas en la realidad; del camino que la vida nos pone y los desenlaces que no siempre coinciden con lo que imaginamos y deseamos. Es una forma de honrar y reconocer uno de nuestros lados más tiernos.

“Uno tiene” y “Cualquier muchacha que acepta un novio”

Aunque muchas de las canciones tienen un tono alegre, dos de ellas que especialmente celebran la vida son “Ver es hot – Uno tiene” y “Velkhes Meydl S’nemt A Bokher – Cualquier muchacha que acepta un novio.” La primera habla sobre la necesidad de creer en algo más, ya sea “un templo,” “una casa de estudio”, “una cantina” o “un burdel” dice que todos tenemos algún lugar, algo a lo que aferrarnos “un Dios arriba / un diablo abajo” que si no fuera de esta forma, rondaríamos el mundo sin sentido tal como Caín. Con la aceptación y la alegría tanto de la música como de la letra le provoca a quien lo escucha sentir felicidad por las cosas que ama, y reconoce que todo el mundo tiene algo a lo cual volcarse, algo que amar.

La segunda es una canción que en cierta medida se burla de las vicisitudes que la vida toma; dice que una joven no puede tener un sólo hombre, que necesita dos “uno que se vaya y combata al enemigo en el campo de batalla y otro que se quede y le de su vida.” Es una forma de hablar del amor en tono juguetón a la vez que se ríe de los conflictos políticos y tragedias que ocurrían antes. Al jugar con ciertos parámetros morales (el burdel, los dos novios) las canciones aceptan y fomentan la individualidad de quienes lo escuchan, reconocen que cada quien tiene su propia forma de felicidad y cada vida trae consigo sus propias alegrías y conflictos.

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Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.