“Desde las profundidas clamo Tu nombre Oh Señor”. Salmo 130-1
En castellano y en latín
“De profundis invoco nomen Tuum Domine” en latín, el idioma que fue el oficial en el imperio romano y que hoy salvo su uso por el Estado del Vaticano se considera por muchos una lengua muerta. Y en cualquier idioma, obvio en hebreo, repasando el libro de los Tehilím o salmos del Rey David podemos encontrar este clamor profundo que va intentado abrir caminos y permear todos los cielos hasta poder hacerse oír frente al trono de la gloria divina.
Semanas de angostura
Ingresamos en el área del cono de sombra del calendario judío, desde el 17 de Tamuz hasta el 9 del mes de Av. Donde recordamos la destrucción de los dos Templos de Ierushalaím que aún seguimos llorando y otros eventos desgraciados que suman otros sucesos y tragedias vividos en estas tierras criollas. Caso del atentado de la AMIA, y este año incendios y tragedias con pérdidas de vidas humanas que hemos sufrido y ha tocado a nuestra kehilá al acercarse estas fechas, donde se nos indica cuidarnos especialmente para no atraer toda clase de nuevas desgracias e infortunios.
Antes del amanecer
Los rabinos han explicado, que cosas no buenas acaecerán antes del amanecer mesiánico. Y nosotros los médicos podemos ver cotidianamente el deterioro de la salud de muchas personas que en esta postpandemia conjuga con una crisis social y económica (aumento de la pobreza y de hombres y familias que pasan a engrosar un estado de marginalidad y pobreza a límites de desamparo extremo) sin par. Movimientos contestatarios surgen en todo el orbe y parecería que las masas intentan rebelarse contra regímenes y gobiernos corruptos o no, en forma impulsiva y explosiva.
En especial, en occidente, un profundo hiato o grieta generacional (falta de respeto, consideración, y conectividad, entre los unos y los otros y para con nuestros mayores en particular), y una caída o colapso de la familia tradicional como base de toda sociedad organizada.
La droga que difunde en casi todo el orbe y una avalancha de asesinatos de narcos o entre narcos y venganzas por todos lados, que muestran que la vida no está garantizada en ninguna parte ni lugar.
La violencia generalizada, la guerra entre Rusia e Ucrania, la nueva alineación de Rusia con Irán y Turquía frente al enorme bloque de la OTAN, de la cual Turquía también forma parte, abre enormes interrogantes, si es que no estamos en los albores de una guerra generalizada.
Gog y Magog. Reflexión final
En la tercera comida del Shabat, pedimos que Hashem nos salve de esa guerra cruenta y final que se conoce como Gog y Magog. No tengo autoridad para afirmar o descartar que estemos viviendo el final de los tiempos, ya que estamos pasando (transcurriendo) el sexto milenio de la creación del mundo. Y tampoco sabemos cuanto tiempo mas podrá el planeta sostenerse, siendo que se encuentra castigado por el accionar humano con un profundo y casi irreversible cambio climático.
Una tierra superpoblada y el agotamiento de los recursos, hacen que el pedido del salmista sea hoy por hoy más actual que nunca.
Y termino como inicié, con este clamor, que abarca una reflexión que en verdad oculta una pregunta sin respuesta clara, tanto a nivel individual, colectivo, nacional, y también mundial.
Para un final de esta breve reflexión, con apuro cito el salmo del buen pastor, salmo número 23 que dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”.
Días atrás, escuché una disertación de un rabino donde explicaba sobre este versículo que D’os se maneja en forma dual para con el pueblo judío: por un lado, la vara es un palo largo y delgado, se trata de una rama de un árbol o arbusto desprovisto de hojas y se utiliza como palo. Por otro lado, el cayado es una especie de bastón (con el extremo superior curvo) que usaban los pastores especialmente para retener a las reses. Es decir, uno como protección, pero que también sirve para golpear, y el segundo es un cayado o báculo que sirve como guía.
Hashem, se maneja con nosotros en ambos senderos, en ocasiones nos golpea con alguna intención, sea como castigo, advertencia, o para alentar nuestra mirada a la Teshuba o retorno a Él, mientras que por otro lado su cayado nos da sostén y es como dijimos una guía o brújula en el ciertamente confuso (en tantas ocasiones) camino de la existencia. Dado que el judaísmo solo acepta una sola entidad o ser como D’os, todo lo que aparentemente es malo a nuestros ojos humanos con una visión limitada, oculta un bien infinito que es nuestra profunda e histórica convicción que lo realmente bueno aún está por llegar.
En un nuevo amanecer, cuando por voluntad del Todopoderoso se pueda disipar tanta oscuridad profunda, y ese será el momento en que todas nuestras dudas e interrogantes obtendrán respuesta, y todos nuestros temores y miedos desaparecerán.
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