Enlace Judío- Una conversación entre las ideas científicas y sus misterios con la poesía, protagonizó la mesa ¿La Luna está ahí cuando no estamos mirando? Diálogos entre la física cuántica y la literatura, coordinada por el colegiado Alejandro Frank.
La sesión se realizó el 21 de julio y contó con la participación del colegiado Juan Villoro y del divulgador de la ciencia José Gordon, quienes reflexionaron sobre este tema el 21 de julio, en el Aula Mayor del Colegio Nacional.
Alejandro Frank
“¿La luna está ahí cuando no estamos mirando? Es una frase de Albert Einstein y se refiere a la realidad, ¿qué es la realidad?, ¿hay algún cambio si la vemos o no la vemos? Parece que, en el mundo microscópico, sí, cuando miramos pasan algunas cosas y cuando no miramos pasan otras, lo que es profundamente misterioso y ha dado lugar a muchísimas teorías”. Con estas palabras inició Alejandro Frank, miembro de El Colegio Nacional, la mesa de diálogo.
El físico Alejandro Frank dijo que, con estas reflexiones, se entiende que hay una aparente dualidad entre lo macroscópico y todo el Universo en su conjunto y el mundo de los átomos. “Yo creo que la mecánica cuántica se refiere al mundo microscópico y la mecánica de todos los días al mundo macroscópico. No creo que sea necesario que estos se unan, aunque hay una frontera, esa frontera es un tema filosófico”.
Frank recordó que José Emilio Pacheco, quien fuera miembro de El Colegio Nacional, escribió un poema sobre el tiempo: Escribo unas palabras, y al minuto, ya dicen otra cosa, significan, una intención distinta, son ya dóciles al carbono 14. “Resulta que el tiempo es uno de los temas más interesantes que tienen que ver con la realidad, con cómo la humanidad lo ha entendido”.
José Gordon
Al tomar la palabra, el escritor y periodista cultural José Gordon sostuvo que “cuando hablamos de diálogos entre ciencia y literatura, entre física cuántica y poesía, lo que queda claro es que cuando entramos al mundo de la física, en esas regiones microscópicas donde hay una serie de comportamientos sorprendentes, tienen la sustancia de un hermoso cuento, una hermosa narrativa y ahí comienza un diálogo interesante”.
Agregó que la ciencia es una narrativa del mundo. Expuso que, para escribir este universo de las partículas subatómicas, hay una ficción matemática denominada función de onda, es decir que una partícula, antes de ser observada, puede estar, como una ola de mar, en todas partes. “Lo que ocurre es que cuando se observa se rompe la función de onda, eso quiere decir que, de todas las posibilidades de observación, sólo nos queda una, y esto queda muy bien ilustrado en un relato de Jorge Luis Borges, que se llama El jardín de senderos que se bifurcan”.
“¿La luna está ahí cuando no estamos mirando?
De acuerdo con el autor del libro Gato encerrado (2019), en el escrito de Borges, se puede observar que hay una tentación de estar en todas partes al mismo tiempo, “pero es una tentación que desgraciadamente en la vida real, en la que estamos nosotros, no se cumple, porque si no unos estaríamos aquí en este momento viendo esta conferencia y ustedes mismos en su casa haciendo otras de las posibles rutas que pudimos haber tomado, entonces, uno se queda preguntando ¿de qué se trata este problema de la elección en nuestra vida y de las posibilidades que se abren o se cierran?”.
Juan Villoro
Por su parte, el escritor Juan Villoro comentó que el tema de la multiplicidad es una de las disyuntivas esenciales en la literatura y en la versión más reciente de la ciencia. “Todos nosotros, en nuestra vida tenemos que pasar por disyuntivas y tenemos que elegir, Juan Carlos Onetti en su novela La vida breve (1950) afirma que todos llevamos varias vidas breves, pero estas vidas son sucesivas, queremos ser de una manera que traicionamos, nos enmendamos y somos otras personas”.
Agregó que la novela Crimen y castigo de Dostoievski es la historia de una persona que comete un delito y luego se recupera, son distintas vidas, pero sucesivas. “Existe la multiplicidad de las vidas, un tema que planteaba Pepe Gordon siguiendo a Borges, es uno de los grandes desafíos de la imaginación. El monólogo más famoso es el de Hamlet de Shakespeare “ser o no ser”, es una disyuntiva, y lo que nos dice Pepe Gordon sobre las partículas subatómicas de la física cuántica que pueden ser o no ser, la disyuntiva no necesariamente se tiene que asumir, sino que puede haber una simultaneidad”.
De acuerdo con el autor de libros como La vida que se escribe (2017), “los caminos más interesantes para entender la ciencia es recuperar cierta imaginación literaria”. Puntualizó que la ciencia más moderna “nos lleva a lo intangible, curiosamente al hacerlo nos está llevando al origen de la cultura que, en todas las civilizaciones es un origen poético, es un origen mágico y las explicaciones del mundo que tenemos en un principio son mágicas y suelen ser poéticas, líricas y, posteriormente, religiosas y sólo después son científicas”.
Retomando las palabras de José Gordon, Villoro recordó que la energía es intangible y el mundo de la vibración de onda no se ve, lo que significa que, el mundo electromagnético, el mundo microscópico que determina el Universo, no es visible. “Esto nos lleva a reflexiones que empatan, por ejemplo, con la religión. Encontré una frase en la Biblia que dice: lo que se ve se creó con lo que no se ve, que parece una definición de la energía, es decir, hay algo que se transforma de manera invisible en algo que existe pero que no podemos ver. El budismo nos dice: ‘lo material es vacío y el vacío es material’; buena parte del Universo, lo conocemos por la mecánica cuántica, está hecha de vacío y en el vacío se generan las partículas subatómicas”.
Aseguró que una característica de la literatura es que cuenta lo que sucede y también lo que podría suceder, “a diferencia de las ciencias básicas, la literatura puede tener conjeturas que no tienen por qué ser demostradas, lo importante es que sean verosímiles, podemos creer en estas cosas, pero no tenemos por qué pensar que existen o que existirán, y esto me parece que es una idea central de la literatura, y la ciencia la ha alimentado tradicionalmente”.
Sin embargo, la ciencia depende mucho de la subjetividad, “nosotros solemos pensar que los grandes descubrimientos científicos o fórmulas fueron hechas por una interpretación racional del Universo, pero hay mucho de intuición e, incluso me atrevo a decir, que hay mucho de superstición. La ciencia sirve para explicar lo que se conoce y la superstición y la religión para tratar de explicar lo que no se conoce”, apuntó el colegiado.
Fuente: Crónica
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