Tisha B’Av, implicaciones del Exilio

Enlace Judío – El domingo es Tisha B’Av, un luto nacional que hacemos en recuerdo a la destrucción de Jerusalén y el Exilio. A continuación hablamos de algunos de los temas que se exploran en esta conmemoración.

El Exilio

El tema central de Tisha B’Av es el Exilio judío; en sí, hacemos luto nacional en este día porque es la fecha en que Jerusalén fue destruida: perdimos el templo, dejamos de tener gobierno propio y fuimos exiliados. Lloramos por el dolor de haber perdido para siempre una parte importante de lo que nos configuraba como pueblo, el no tener una independencia propia (estar a los caprichos y vicisitudes de otros gobiernos) y la separación que hubo desde entonces entre los judíos y D-os, al no tener revelación divina y al no tener templo. A grandes rasgos eso representa el Exilio, sin embargo, como casi todo en la historia judía, el Exilio en sí tiene connotaciones morales y espirituales que trascienden el significado literal del mismo. Trae consigo enseñanzas que se fomentan dentro de la festividad y se convierte en un símbolo de situaciones que el hombre enfrenta en su vida. Por lo general los análisis parten desde dos ángulos distintos, desde los aprendizajes que aprendemos a raíz del Exilio como parte del pueblo judío y desde de los aprendizajes que obtenemos como individuos, más allá de la historia o la pertenencia. Tishá B’Av es una invitación a que nos relacionemos con ambos.

El Exilio como judío

El Exilio que ocurrió al ser destruida Jerusalén trajo consigo condiciones que aún hoy impactan en la forma que vivimos, son muestra de conflictos que enfrentamos en el presente o que se delimitan en la Torá desde tiempos anteriores.

La separación del mundo

Hay un dolor muy grande como judío en el sentirte separado del mundo que te rodea. La Torá fue hecha para la santificación del hombre, para hacer el nombre de D-os grande. Cuando en los textos se habla de ser una “luz para las naciones” o de una “nación santa” se refiere al ideal de que a través de la santificación, el pueblo judío en realidad tiene sintonía con el resto de las naciones; que su actuar en el mundo ayuda a ver la luz de D-os y ayuda a acercar al hombre a ese objetivo. Se habla incluso de que al templo asistían miembros de otras culturas. Sin embargo, el Exilio también es muestra de la separación que existe entre el pueblo judío y las culturas que lo rodean.

A lo largo de toda la historia ha habido momentos en que las comunidades judías se han podido integrar correctamente al lugar que los rodea. En muchísimos momentos de la historia se nos ha permitido mantener nuestras costumbres, nuestras tradiciones y creencias, sin embargo, siempre ha habido momentos en que nuestra cultura es rechazada y que hay una separación insoldable entre el lugar en el que vivimos y la forma que hemos escogido vivir. El Exilio recuerda el dolor de esa separación, incluso a un nivel más personal en aquellos aspectos que no logramos entender de nuestra propia cultura, en aquellos aspectos donde nos gustaría que dicha separación no existiera. También recuerda que aún el pueblo judío es deficiente en su trato con el exterior.

La persecución

La cara más oscura de la separación que hemos mencionado es la persecución que se ha dado de forma histórica a lo largo del tiempo. La destrucción de Jerusalén tanto en tiempos del Primer Templo como del Segundo trajo consigo saqueos y matanzas, en ambos casos la cultura judía estuvo a punto de dejar de existir. Desde entonces hasta ahora a lo largo de la historia han habido momentos en que determinadas culturas o grupos políticos buscan la extinción del judaísmo y de quienes lo practican. Tanto desde un antisemitismo irracional como desde un rechazo profundo a la cultura judía que deviene en un odio político. Tal fue el caso de los pogromos, persecuciones y expulsiones que hubo en los países europeos a lo largo de la Edad Media y el Renacimiento, de las matanzas masivas en la época moderna y del Holocausto del siglo XX. Hay momentos en que el ser judío te convierte en objetivo del odio ajeno, se asocia el Exilio con esa forma de persecución. En Tisha B’Av también es un momento en que recordamos las persecuciones históricas que hemos vivido como pueblo y se reflexiona al respecto, se trata de aprender de ello.

La adversidad como crecimiento

El Exilio implico que la nación judía dejará de tener una tierra propia y un gobierno propio y tuviera que estar a la merced de pueblos más poderosos que el mismo. Esto puso en una situación bastante precaria a los judíos como grupo; uno de los temas que se trabaja en Tishá B’Av es la adversidad y las enseñanzas que se pueden obtener de la misma. Se habla de la unidad y apoyo mutuo que esa adversidad genera y se destacan las razones que el Tanaj (canon bíblico) destaca sobre el Exilio. Éste también se puede ver como un correctivo a las acciones de Israel como nación, como una circunstancia que nos ayuda a crecer.

En los comentarios se nos recuerdan las razones es de por qué el pueblo fue exiliado y se menciona bastante la soberbia; el Exilio por necesidad te vuelve humilde, por necesidad te obliga a preguntarte por qué eres judío, que aspectos de tu vida te unen a esta forma de relacionarte con el mundo.

Aprendizajes personales

El tema central de Tishá B’Av en sí es el dolor, más allá de los aprendizajes como judíos, parte importante del crecimiento espiritual que se busca gira al rededor de uno como individuo relacionarse con su propio dolor. El luto debe ser sincero lo hacemos por las cosas que genuinamente nos duelen y crecemos a través de ellas. Los siguientes son algunos de las reflexiones o aprendizajes que la naturaleza del día incita.

El dolor como emoción

Una de las mayores virtudes de Tishá B’Av es que al hacer luto uno se obliga a entrar en contacto con el dolor personal. Esto tiene varios elementos sumamente benéficos, por un lado hace que la persona conozca su dolor. Esto evita que lo reprima y el luto mismo le ayuda a curarlo, la lleva hacia un proceso de sanación, finalmente es un día entero dedicado a sanarlo.

Por otro lado, para quien tiene emociones desbordadas el día le ayuda a regularlas, uno de los aprendizajes más grandes que he tenido en mi vida precisamente es que el dolor también es una emoción y como tal puede ser controlada. Entrar en contacto con el dolor individual también evita que en momentos de crisis éste se desborde, pues durante el luto en cierto sentido uno siempre mantiene el control. A la vez que uno aprende a escuchar el dolor propio uno aprende a controlarlo, porque no permite que lo domine por completo, le da una dimensión correcta dentro de su vida.

La separación de D-os del mundo

Otro de los temas que se trabajan en Tisha B’Av es el dolor que surge en todo ser humano al observar el mundo. Cuando uno tiene ideales muy fuertes, a veces es difícil estar a la altura de los mismos, cuando uno es religioso a veces hay un dolor enorme en reconocer que uno no está a la altura de lo que su propia creencia pide. En otras ocasiones también hay un dolor enorme en ver que el potencial del mundo es más grande que lo que se muestra frente a nuestros ojos, en no ser capaces de ver a D-os en la realidad inmediata que se nos presenta. Este tipo de dolores habla de que existe una separación entre D-os y el mundo, entre nosotros y D-os. El Exilio también es símbolo de esa separación y Tishá B’Av nos ayuda a reconocerla y aceptarla.

Aprender a través del dolor

Otro aspecto muy importante del día es que se remarca también los aprendizajes que hemos tenido a partir del dolor que hemos sufrido. Uno de los que más me gusta es el que propone rab Hirsch en Horeb, donde nos dice que el dolor cuando lo trabajamos correctamente nos conecta con lo más profundo de lo que somos. Nadie busca dolor en su vida, pero el dolor llega de forma natural a todos nosotros, cuando sentimos la profundidad de ese dolor descubrimos que sólo nosotros tenemos la habilidad de sanarlo y sólo en nosotros recae nuestra vida. Cuando curamos el dolor lo hacemos a través de conocernos.

La esperanza

Pese a todos los significados que hemos hablado del Exilio y Tishá B’Av, la esperanza también juega un rol importante en este día. Finalmente de lo que el día trata es de ver la luz en el abismo, de ver a D-os en la oscuridad; de sanar y de curar.

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Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.