Enlace Judío – Este no es el clásico enfrentamiento entre Israel y los terroristas de Gaza. Muchas cosas son distintas y eso demuestra que las cosas han cambiado a nivel regional. Te paso los datos a los que hay que poner atención.
No, no es una guerra como las anteriores. Las reglas cambiaron. Las dinámicas también.
A lo primero que hay que poner atención es que, hasta este momento, Hamás se ha mantenido al margen del conflicto. Israel no lo ha atacado y ellos no han metido las manos al fuego para defender a la Yihad Islámica.
En estricto, Hamas y la Yihad son oponentes. Hamás es un grupo salafista —sunita radical—, mientras que la Yihad es un grupo totalmente pro-iraní. Eso, en principio, los coloca en los extremos antagónicos dentro de los conflictos internos del mundo islámico.
Por supuesto, mientras se tratara de combatir a Israel, Hamás y la Yihad Islámica se comportaban como socios. Pero cualquiera medianamente informado de la política doméstica de los palestinos sabe que la Yihad era el principal competidor de Hamás respecto al poder en Gaza.
De hecho, si Israel nunca se decidió a dar un golpe definitivo contra Hamás para desmantelarlo por completo, fue porque se sabe que entonces el vacío de poder lo habría llenado la Yihad Islámica, un grupo más radical y agresivo. Con ello, Irán habría tomado el control de Gaza.
Es por eso que a Hamás se le ha dejado sobrevivir.
De todo lo anterior se deriva la segunda característica interesante del actual conflicto: Israel sólo está atacando a los combatientes e instalaciones de la Yihad Islámica. Esta vez dejó en paz a Hamás, pese a que la política israelí tradicional ha sido que, dado que Hamás es la máxima autoridad en Gaza y —por lo tanto— son los responsables de lo que pase allí, aunque los ataques proviniesen de otros grupos, los ataques de represalia israelí siempre incluían objetivos de Hamás.
En esta ocasión, todo parece indicar que ni Hamás ni Israel están interesados en confrontarse, así que la Yihad se ha quedado sola. Hasta este momento (y esperemos que así siga).
Esto no es cualquier cosa. Implica que Hamás se ha visto obligado a reconsiderar su posición, que ya no es tan cómoda desde que todo el mundo sunita —empezando por Arabia Saudita— ha comenzado a acercarse y reconciliarse con Israel. La firma de los Acuerdos de Abraham tarde o temprano tenía que impactar en todo este asunto.
Hamás siempre se dejó querer por Irán, aceptando su apoyo (armas y dinero). Pero hay dos cosas que han cambiado últimamente. La primera es que, justo por ese acercamiento entre sunitas e Israel, dejarse querer por Irán ya puede ser visto en los países árabes como abierta traición.
Y es que no olvidemos que la guerra potencial más peligrosa en Medio Oriente no sería la de Irán contra Israel, sino la de Irán contra Arabia Saudita y todos sus aliados.
La segunda situación importante es que Irán está cada vez más lesionado en sus capacidades para agredir a sus enemigos. Lo vimos cuando EE. UU. eliminó al poderoso general Qassem Soleimani, sin que Irán pudiese articular una respuesta medianamente llamativa en contra de los estadounidenses.
Por supuesto, su verborragia no se contuvo. Amenazaron con desatar el infierno si EE. UU. o Israel cometían otra imprudencia. Pero ¿es que acaso la eliminación de Soleimani no era una “imprudencia” digna de que se abrieran todas las puertas del infierno?
La realidad es simple: si Irán no contestó, fue porque no tenía con qué hacerlo.
El último conflicto entre Israel y Hamás fue en 2021 y fue un intento casi suicida por parte de Hamás para tratar de movilizar al mundo árabe contra Israel. Creían que todavía estaban en condiciones de arruinar los Acuerdos de Abraham.
Estratégicamente, fue un error. Hamás disparó más de 4 mil cohetes en aquella ocasión, vaciando lo mejor de su arsenal. Pero los árabes no llegaron en su ayuda, y no tuvieron más que conformarse con seguir dependiendo de Irán, un país cuya crisis económica cada vez es más aguda, y al que el aislamiento y las sanciones han golpeado duramente. Para colmo, Irán perdió a su principal apoyo: Rusia. Claro, desde el inicio de la agresión rusa a Ucrania.
Los líderes de Hamás son radicales, odiosos, nefastos y criminales. Pero no son tontos. Saben que Irán ya no es la fuente inagotable de armas y dinero, y muy probablemente se dan cuenta que el conflicto, en sus rasgos generales, ya se definió a favor de Israel y Arabia Saudita.
La inacción de Hamás, hasta este momento, es significativa. Puede ser el primer síntoma de que ese grupo, al final de cuentas, tendrá que ceder. Rendirse.
Otro detalle singular del actual enfrentamiento es que esta vez inició como ataque preventivo por parte de Israel. En las otras ocasiones, la contundente respuesta israelí vino después de arteros ataques terroristas contra la población judía. Ahora, el gobierno israelí no quiso esperar —y creo que hizo lo correcto—. Apenas tuvo la confirmación de que la Yihad Islámica estaba a punto de realizar una serie de atentados agresivos contra civiles israelíes, se dio la orden de atacar.
Primero fue el operativo en Jenin que desmanteló a toda una célula de la Yihad. Esta amenazó entonces con que bombardearía todo el centro de Israel y, ante la inminencia de dichos ataques, el ejército israelí eliminó ayer a Taysir Al Jabari, máximo comandante de la Jihad en el norte de la Franja de Gaza. Junto a él estaban otros importantes líderes del grupo terroristas, entre 10 y 15 (dependiendo de las fuentes). Todos murieron en el ataque. Fue un durísimo golpe contra la Yihad.
Hoy acaba de ser eliminado hace pocas horas Khaled Mansour, máximo comandante de la Yihad en el sur de Gaza. Con su fallecimiento, es un hecho que Israel ha eliminado a toda la alta comandancia del grupo terrorista.
Esto significa que, además de las operaciones para destruir la infraestructura terrorista de la Yihad, Israel retomó en gran escala los asesinatos selectivos.
Buena estrategia: si los líderes de Hamás no estaban muy seguros de querer apoyar a la Yihad en esta confrontación, menos ahora que saben que podrían ser los siguientes en ser visitados por un dron listo para dispararles un misil.
¿Qué podemos esperar de este conflicto?
Hay que poner atención a lo que haga Hamás. Si se mantiene al margen, el operativo va a durar menos tiempo, los saldos finales van a ser menos aparatosos que en las otras ocasiones, y muy probablemente veamos el colapso de un grupo terrorista palestino como nunca lo habíamos visto.
Una cosa es segura: los palestinos van a volver a perder. No tienen manera de ganar esta guerra que ellos mismos son quienes se han obstinado en mantenerla activa.
Y acaso ahí está el detalle más singular de todos.
Hoy es Tisha B’Av, día nueve del mes de Av y Jerusalén no va a caer en manos de sus enemigos.
Las tropas judías se van a levantar victoriosas.
La historia ha dado el giro completo y el pueblo de Israel honra la memoria de sus muertos, pero ya no es la víctima que sólo se resigna a guardar luto.
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