Enlace Judío.- Un nuevo acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales está fuera de la mesa y no se firmará en un futuro previsible, según supo el sitio hermano de The Times of Israel, Zman Yisrael. Este es el mensaje que se le transmitió al primer ministro Yair Lapid en sus recientes conversaciones con el presidente estadounidense Joe Biden y otros funcionarios de la administración.
Este resultado emergente de las negociaciones nucleares, que tendría importantes implicaciones internacionales, probablemente sea promocionado por Lapid en la próxima campaña electoral, particularmente contra el líder de la oposición Benjamin Netanyahu, quien ha atacado repetidamente al primer ministro sobre el tema.
El potencial nuevo acuerdo nuclear estuvo en el centro de las consultas diplomáticas y de seguridad de Israel durante el año pasado, con un Jerusalén preocupado siguiendo las negociaciones entre Irán y los representantes de las potencias mundiales en Viena, así como el intercambio de proyectos de acuerdos entre las partes en semanas recientes.
Cuando Lapid se convenció en los últimos días de que un acuerdo era cada vez más improbable, volvió a priorizar los desafíos de seguridad nacional para centrarse en la escalada de violencia en Judea y Samaria (Cisjordania), la lucha contra el terrorismo y la urgente necesidad de fortalecer a la Autoridad Palestina a medida que pierde cada vez más influencia.
El acuerdo nuclear que se estuvo negociando desde que Biden ingresó a la Casa Blanca en enero de 2021 se centró en eliminar las sanciones a Irán a cambio de limitar su capacidad para construir un arma nuclear.
Los estadounidenses dijeron que, en el marco del nuevo acuerdo nuclear, Irán no podría enriquecer uranio por encima del 3,67 por ciento y no podría alcanzar un nivel en el que sería posible producir un arma nuclear. Esta limitación del programa nuclear de Irán continuaría hasta 2031 según el acuerdo propuesto.
Según los comentarios estadounidenses al reportero de noticias de Walla, Barak Ravid, hace dos semanas, Irán tendría que renunciar a todo el uranio enriquecido al 20% y al 60% en su posesión como parte del acuerdo. Cientos de kilogramos de uranio enriquecido tendrían que retirarse de Irán o diluirse. Las centrífugas para enriquecer uranio serían retiradas y almacenadas en suelo iraní en un almacén bajo la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Irán tampoco podría llevar a cabo ningún procesamiento de plutonio, que puede usarse con fines armamentísticos, y rediseñaría el reactor de plutonio en Arak para que no pueda producir material para una bomba nuclear.
Si se firmaba un acuerdo, la Agencia Internacional de Energía Atómica podría renovar su estricto control de las instalaciones nucleares en Irán, después de la siginificativa restricción de los iraníes.
El monitoreo de la OIEA es uno de los principales puntos de división en los que se ha involucrado Israel. Los iraníes se negaron a permitir que la OIEA continuara con sus actividades y los estadounidenses insistieron tras la presión israelí. Ahora un acuerdo parece estar fuera de la agenda.
El posible acuerdo con Irán ha causado una gran preocupación en Israel. El ex primer ministro Naftali Bennett hizo un llamado a la administración estadounidense el mes pasado para que se abstenga de llegar a un acuerdo. “Hago un llamado al presidente Biden y a la administración de EE. UU. para que se abstengan, incluso ahora en este último minuto, de firmar el acuerdo con Irán”, tuiteó Bennett el 23 de agosto.
“Este acuerdo enviará aproximadamente un cuarto de billón de dólares al bolsillo de la administración terrorista iraní y a sus representantes regionales, y permitirá a Irán desarrollar, instalar y operar centrífugas, casi sin restricciones, en solo dos años”, agregó.
“A lo largo del año pasado, incluso cuando estuvo muy cerca, logramos convencer a nuestros homólogos de la Casa Blanca de que no cedieran a las demandas iraníes. Espero que esto siga siendo así”.
El acuerdo emergente con Irán provocó serias fricciones y discusiones entre Israel y Estados Unidos, y tensiones internas significativas en Jerusalén.
Hace dos semanas, el jefe del Mossad, David Barnea, informó a los periodistas de defensa y advirtió sobre los peligros de un acuerdo nuclear restaurado. Según un informe del periódico Yedioth Ahronoth, Barnea advirtió durante una reunión con el primer ministro que el acuerdo permitiría a Irán obtener capacidades significativas.
Según Barnea, cientos de miles de millones de dólares fluirían a Irán con la eliminación de las sanciones. El dinero serviría para fortalecer a los grupos terroristas que rodean a Israel, incluidos Hezbolá, Hamás y la Yihad Islámica Palestina.
Además, dijo que los iraníes acelerarían su visión de una “media luna chiita” que se extiende desde su frontera con Irak hasta el Mediterráneo, fortaleciendo a los hutíes en Yemen y las milicias pro iraníes en la región. Barnea agregó que un acuerdo sería un “desastre estratégico” y declaró que no obliga a Israel.
El jefe del Mossad, que se encuentra actualmente en Estados Unidos para conversar sobre el tema iraní, fue posteriormente reprendido por Lapid por sus críticas directas a los estadounidenses.
Netanyahu, quien trató extensamente el tema de Irán durante sus años como primer ministro, ha sostenido que el acuerdo emergente era peor que el original firmado en 2015 bajo el entonces presidente estadounidense Barack Obama.
Hace una semana y media, Netanyahu participó de una sesión informativa de seguridad con Lapid sobre el tema iraní, como es su derecho por ley como líder de la oposición. Después de la reunión, Netanyahu afirmó que Lapid y el ministro de Defensa, Benny Gantz, se habían quedado dormidos al volante y que eran responsables de la “falla nuclear iraní”. Netanyahu exigió que los funcionarios se reunieran con miembros del Congreso, funcionarios influyentes y figuras destacadas de los medios de comunicación en EE. UU. en un esfuerzo por frustrar el acuerdo.
El lunes, un alto funcionario del gobierno dijo que “Netanyahu nos enseñó exactamente lo que no debemos hacer. En 2015, fue al Congreso, habló con altos funcionarios del gobierno y los medios de comunicación, y nos echaron en cara el acuerdo nuclear”.
Esta vez, el funcionario dijo: “Trabajamos en silencio. Hicimos un gran esfuerzo y alcanzamos el resultado opuesto”.
En poco más de dos semanas, Lapid volará para participar en la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Aún no está claro si se reunirá con Biden allí. Se espera que Biden esté en Nueva York del 18 al 20 de septiembre; Lapid y su séquito aterrizarán allí la mañana del 20 de septiembre.
Lapid debe hablar en la Asamblea General el jueves 22 de septiembre y se espera que Irán sea el centro de sus comentarios. Inmediatamente después del discurso, Lapid volará rápidamente de regreso a Israel para participar en la boda de su hijo Yoav el viernes por la tarde.
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