Cuatro juegos mexicanos y su contraparte judía

Enlace Judío – El juego es universal, pero cada cultura tiene su forma de vivirlo y expresarlo. Por eso aunque haya ciertas líneas comunes en la forma que los niños juegan de país a país y de cultura a cultura, también siempre existirán las pequeñas diferencias que lo vuelven individual. Son esos pequeños detalles que marcan para siempre nuestra infancia y que nos hacen añorar el tiempo y los juegos que gozamos de niños. Hoy en México es un día patrio, se celebra la Independencia y en todo el país se usa como excusa para reforzar la identidad como mexicanos y celebrar nuestra nacionalidad.

En honor a ese día queremos honrar los puentes que unen las dos culturas que nos conforman (la judía y la mexicana) y el juego es una imagen de los puentes que pueden existir. Los siguientes juegos son tradicionales de la cultura mexicana o de la cultura judía, señalamos parte de sus parecidos.

“Avioncito” y “Tres Palos”

El suelo es el mejor amigo de los niños, es accesible porque está a tu altura, nadie se molesta de que lo ensucies y es difícil tirar o romper las cosas que pones en él; nunca se acaba y es un terreno abierto para la infinidad de ideas y experimentos que se nos puedan ocurrir. Por eso es común que surjan juegos que con elementos muy sencillos utilizan el suelo y se crea algo genial. Tal es el caso israelí de “Tres Palos” o el “Avioncito” mexicano.

El primero consiste en colocar tres palos en el suelo, los participantes hacen una fila y tienen que brincar entre los palos sin pisarlos ni dar más de un paso en el mismo espacio, con cada ronda los palos se van distanciando para incrementar la dificultad.

En el segundo se toma un gis (tiza) y se pinta un “avión” en el suelo, en realidad éste es una línea de casillas enumeradas que en dos ocasiones se juntan dos a la misma altura como se muestra en la foto. El juego cosiste en brincar dentro las casillas, en orden, con un solo pie, cuando se juntan dos se usan los dos pies. A veces se avienta una piedra entonces el participante no brinca sobre esa casilla, sino a la que le sigue.

Doña Blanca y “Sheli – Sheloj”

Uno de los juegos más bellos y divertidos que todo niño mexicano puede jugar es el de Doña Blanca. Un grupo de niños forma un círculo alrededor de “Doña Blanca” (un participante que se encuentra en el círculo) y un niño toma el rol del Jicotillo (se encuentra fuera del círculo). Todos cantan la canción de Doña Blanca y cuando terminan el Jicotillo trata de “romper uno de los pilares que rodean a Doña Blanca” es decir, trata de hacer que al menos un par de los niños que se toman la mano cedan y se suelten. Cuando esto sucede “Doña Blanca” corre fuera del círculo y el Jicotillo la persigue, si logra entrar de regreso al círculo se vuelve a empezar. Los roles se cambian cuando el Jicotillo logra atrapar a Doña Blanca.

Un juego similar a este en la contraparte judía es “Sheli – Sheloj” (Mío y Tuyo); es un juego en yidish que existía antes de la Segunda Guerra Mundial en la zona judía de Europa del Este. En él un niño trataba de pasar por una hilera de niños agarrados de las manos.

El dreidl, el trompo y la matatena

Uno de los juegos judíos más conocidos es el dreidl o sevivón por su nombre en hebreo. Es el juego típico de Janucá consiste en una perinola cuadrada con las letras nun, guimel, hey y shin, las iniciales de la frase “nes gadol haya sham” (el gran milagro ocurrió allá). Recuerda el milagro del aceite que ocurrió durante Janucá. Se juega con monedas o regalos y se le asignan valores a las letras de tal forma que uno puede ganar lo que se coloca en el centro, verse obligado a pagar o no realizar actividad.

La matatena y el trompo son dos juegos mexicanos que por su forma o dinámica se parecen al dreidel, el trompo también es una perinola con la diferencia de que éste se hace girar con un hilo en vez de con un palo, el juego consiste en hacer trucos. En cuanto a la matatena se parece al juego del dreidl más por su concepto que por su forma. Se juega con una pelota pequeña y varias matatenas que son objetos pequeño con puntas. Se deja rebotar la pelota y antes de que vuelva a tocar la superficie del suelo o la mesa el jugador trata de agarrar todas las matatenas que pueda y cachar nuevamente la pelota.