¿Qué es Rosh Hashaná?
Rosh Hashaná es el comienzo del nuevo año judío. En unos pocos días, este próximo domingo 25 de septiembre por la noche, iniciaremos el año 5783. Comenzar un nuevo año es, por supuesto, un motivo de celebración y alegría. Es por eso que durante la primera y la segunda noche de Rosh Hashaná, las noches del 25 y 26 de septiembre respectivamente, realizamos una ceremonia especial o «Seder» donde deseamos unos a otros tener un año de paz, prosperidad y alegría.
Pero para el pueblo judío un nuevo año también (o principalmente) significa un evento serio. Al punto de que los sabios hablaron más, mucho más, sobre los aspectos serios de Rosh Hashaná que sobre los aspectos celebratorios de Rosh Hashaná. Los rabinos de Mishná explicaron que Rosh Hashaná es nada menos que el día del juicio (יום הדין). ¿A qué juicio se refieren los sabios? Al más significativo: a evaluar si estoy haciendo con lo que se supone que debo hacer con mi vida.
¿Y adivinen quién me va a estar juzgando? Dios. Y yo mismo. O dicho de otra manera: me voy a juzgar a mí mismo frente a Dios.
Reconocer al juez
El juicio comienza por la mañana del 1 de Tishrí, es decir, el lunes 26 de septiembre. Cuando entramos a la sinagoga debemos imaginarnos que estamos ingresando en la corte y que estamos a punto de ser juzgados. Nuestro primer desafío, probablemente el más difícil, es identificar al juez. Él está allí, pero no puede ser visto de una manera normal. Para «ver» al juez, para sentir su presencia, debemos usar la ayuda de nuestras Tefilot, plegarias y oraciones.
Cuando rezamos en Rosh Hashaná vamos a notar una y otra vez la enfatización de una palabra clave: “MELEJ”, que en hebreo significa “rey” (o MALKENU, nuestro rey). «Rey» en el contexto de Rosh Hashaná significa «juez». En Rosh Hashaná pensamos en Dios como el rey / juez. Juzgar a sus súbditos era uno de los roles principales de los reyes de Israel (pensemos, por ejemplo, en el juicio del rey Salomón). El rey era la figura judicial más elevada. Y la instancia final del juicio. Por lo tanto, desde Rosh Hashaná y hasta el final de Yom Kipur, cuando la sentencia definitiva será emitida, nos referiremos a Dios como «malkenu», nuestro juez.
Shofar
El evento más especial de Rosh Hashaná también tiene como objetivo ayudarnos a identificar al juez y hacernos sentir que estamos frente a él. Me refiero a la voz del Shofar, el sonido del cuerno del carnero. En el antiguo Israel, el Shofar se hacia escuchar frente a todo el pueblo cuando un nuevo rey era coronado. Al escuchar el Shofar debemos sentir que estamos parados frente a Dios, y que él ahora nos está juzgando. Esta es la manera en la que individualmente «coronamos» a Dios, y lo proclamamos nuestro juez.
Si NO nos tomamos esta idea a la ligera, al escuchar el Shofar podríamos sentirnos abrumados, paralizados y conmocionados. Porque nos damos cuenta de que no podemos fingir ni ocultarle nada a Dios. Porque él nos conoce mejor que nosotros mismos. Si esto sucede, si lloramos, nos emocionamos y sentimos escalofríos al escuchar el Shofar, significa que el Shofar está funcionando, y que estamos reaccionando correctamente a su penetrante sonido. Lo pero que podría pasar es escuchar el Shofar con indiferencia…
Ver sin mirar
Cuando se escucha el Shofar no tenemos que pedir perdón, confesar o arrepentirnos (y ni hace falta mencionar que en ese momento ¡no debemos pedirle nada a Dios!). Maimónides explica claramente que la misión del Shofar es “despertarnos”: su sonido nos tiene que ayudar a tomar conciencia de que estamos siendo juzgados, y especialmente de que Dios preside la corte. El Shofar declara que HaShem es nuestro rey y juez ( ‘להמליך את ה) y es nuestro deber hacer el mayor esfuerzo posible por visualizar (¡sin visualizar a Dios!) que estamos frente a él, frente a su trono, y sentir que él nos está llamando a comparecer en su corte. Una vez que nos despertemos, eventualmente, reconoceremos nuestras faltas, las confesaremos, las repararemos y nos transformaremos en mejores personas.
Este es el objetivo a alcanzar en Rosh Hashaná.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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