Enlace Judío México e Israel – Hoy es Tsom Guedalia, un día de ayuno instituido para recordar el asesinato de Guedalia Ben Ajiqam, el gobernador de Israel durante los días de Nebujadnetsar.
Destrucción del primer templo
Cuando Nebujadnetsar, el emperador de Babilonia, destruyó el templo de Jerusalén (586 antes de la era común) asesinó a una gran parte de la población del reino de Judea (Yehudá). También llevó cautivos a decenas de miles de judíos a Babilonia. Muchos otros judíos escaparon a las naciones vecinas como Amón y Moab (hoy Jordania). Una vez que Jerusalén fue destruida, el estado judío independiente dejó de existir. Y Nebujadnetsar anexó a Judea como una provincia del imperio babilónico. Los babilonios permitieron que un pequeño número de la población judía derrotada, los campesinos más pobres, permaneciera en Israel para trabajar la tierra y evitar la desertificación.
Guedalia Ben Ajiqam
Para gobernar a estos pocos judíos que quedaban en Israel, Nebujadnetsar nombró a Guedalia Ben Ajiqam, un noble judío que vivía en Babilonia, como gobernador de Judea. Fue un gesto positivo inesperado, ¡todo un milagro!, que un judío fuera nombrado para cuidar de Judea. Guedalia pertenecía a la familia “Shafán”, nobles judíos que se establecieron en Babilonia en el exilio de Yejoniá (597 a.e.c) y gozaban de la confianza del emperador. Guedalia se estableció en Mitspá, una ciudad al norte de Jerusalén, y prometió lealtad al rey de Babel.
El profeta Yirmiyahu (Jeremias) que había elegido permanecer en Israel con los sobrevivientes en lugar de ir a Babilonia, se unió a Guedalia y juntos albergaban la esperanza de que algún día el emperador de Babel les permita a los judíos regresar a Judea y quizás reconstruir el templo. Cuando los fugitivos y los refugiados judíos que habían escapado a Amón, Moab y Edom escucharon que Guedalia había sido asignado gobernador, regresaron jubilosamente a Israel. Se establecieron en la tierra, la trabajaron y cosecharon sus frutos con gran éxito.
Con Guedalia a cargo, la esperanza de volver a una vida normal y reconstruir el Bet haMiqdash era ahora una cuestión de tiempo, y parecía más real que nunca.
El magnicidio
Entonces sucedió lo inimaginable. Ba’alis, el rey de Amón (hoy Jordania), estaba aliado con Egipto y eran enemigos de Babilonia. Ba’alis sabía que con Guedalia como gobernador de Judea sería más fácil para Babilonia conquistar a Amón. Ba’alis diseñó entonces un plan para deshacerse de Guedalia y desestabilizar Judea. Encontró a un hombre violento y ambicioso, descendiente de la dinastía del rey David, Yishma’el Ben Netania, que irracionalmente se oponía a Guedalia, alegando que este último no pertenecía a la dinastía de David y que, por lo tanto, no podía ocupar el cargo de gobernador de los judíos…. Ba’alis, conociendo las ambiciones de Yishma’el lo convenció de que debía matar a Guedalia, y le ofreció su ayuda para el asesinato, y le prometió el apoyo político para proclamarlo a él como el nuevo rey de Judea.
En el tercer día del séptimo mes hebreo, Tishrí, un día como hoy, Yishma’el y un grupo de hombres armados llegaron a la ciudad de Mitspá, donde fueron recibidos muy cordialmente por el noble Guedalia que los atendió con los honores debidos a un descendiente de la dinastía de David. Guedalia había sido advertido de la posibilidad de que Yishma’el atentara contra su vida, pero se negó a dar crédito a esa información, convencido de que un judío jamás mataría a otro judío. Y además, ¿por qué alguien con un mínimo de sentido común pondría en peligro las renovadas esperanzas de la redención de Israel que se estaban cristalizando?… Pero lo inexplicable sucedió. Yishma’el y sus hombres asesinaron a Guedalia y a los oficiales babilonios que estaban con él.
Este asesinato cometido por un judío iba a ser considerado como un gravísimo acto de insubordinación contra Nebujadnetsar, en un momento donde más que nunca se necesitaba sumisión a Babilonia.
El segundo exilio
Cuando se escuchó la noticia de este terrible crimen, los judíos que se habían establecido en Mitspá tuvieron miedo por sus vidas y pensaron que su mejor opción era huir a Egipto por temor a las represalias de Nebujadnetsar contra ellos. Huyeron a Egipto, donde lamentablemente encontraron más calamidades, hambre, persecuciones y muerte.
Y así, la tierra de Israel permaneció virtualmente sin población judía (esto duró 52 años). Y las esperanzas de regresar a Yerushalayim y reconstruir el Bet haMiqdash se desvanecieron. Fue como revivir una vez más el exilio que tuvo lugar unos años atrás. Era como si el templo de Jerusalén hubiese sido destruido por segunda vez… O peor, porque esta vez, el exilio fue causado por nosotros mismos…
En memoria de estas horribles tragedias que sellaron definitivamente nuestro primer exilio, nuestros profetas establecieron que hoy, tercer día del mes hebreo de Tishrí, se conmemore el Ayuno de Guedalia, un día después de Rosh Hashaná.
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