León Opalín/ Crímenes de odio del castrismo

Enlace Judío – Aunque el liderazgo de la revolución pretendió darle al triunfo insurreccional un cierto cariz religioso y humanista, muy pronto la creencia en otro ser superior se convirtió en el enemigo más temido de la insurrección triunfante, junto al proclamado humanismo verde como las palmas.

Fidel Castro, atacó las religiones en Cuba con ferocidad, al igual que hizo contra los homosexuales. Él se ungió como el paradigma a seguir, no podría permitir otra religión que no estuviera encamada en su persona porque, al fin de cuentas, el castrismo es una forma de fundamentalismo místico.

La asistencia a la iglesia se redujo dramáticamente al igual que la membresía a asociaciones fraternales como la masonería. En Cuba se instaló una nueva religión en la que el Dios era Fidel Castro y el castrolicismo, como la calificara Gerardo Fundora, la verdad revelada.

El régimen impuso valores y normas que se inspiraron en el pensamiento de Fidel y en el marxismo, siguiendo el dogma de que la “Religión era el Opio de los Pueblos”. Se atacó a fondo los fundamentos éticos de la sociedad, siendo uno de sus objetivos más importantes las religiones en general, y la iglesia católica, un blanco clave a destruir, para así construir el nuevo orden prometido.

Fue una experiencia indeleble para los creyentes que en defensa de su fe fueron discriminados, perseguidos, humillados, encarcelados y fusilados, como ocurrió entre otros muchos, con Alberto Tapia Ruano y Virgilio Campanería, quienes antes de morir, gritaron Viva Cristo Rey

Los ataques verbales contra las religiones fueron muy severos, entre otros, las confiscaciones de escuelas propiedad de iglesias. Los feligreses fueron acosados sistemáticamente con el resultado de que quienes no tenían una profunda fe cedieron ante la presión.

No obstante, un número importante de fieles, a pesar de que la represión y la discriminación se acentuaba, mantuvieron su compromiso religioso, como fue el caso del joven Arnaldo Socorro, natural de Unión de Reyes Matanzas, cuya familia durante su adolescencia se trasladó para La Habana.

Socorro había sido distinguido con una beca para estudiar en el Colegio de Belén, donde se incorporó a la Juventud Obrera Católica. El 10 de septiembre de 1961 asistió a una procesión con la imagen de la Santísima Virgen María, Patrona de Cuba, bajó a nombre de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

La procesión partiría desde la iglesia de La Caridad, bajo la guía del entonces Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de La Habana, Monseñor Eduardo Boza Masvidal, uno de los más valientes censores del régimen castrista, quien fuera expulsado de Cuba una semana después con otros 130 sacerdotes, por mandato del odiador de oficio. Arnaldo, decidió participar en la procesión religiosa que indudablemente era una expresión de rechazo al régimen.

En el lugar supo que las autoridades habían prohibido la procesión, sin embargo, al igual que miles de personas, permaneció frente a la Iglesia para exigir que sus derechos fueran respetados. Cobijado con una imagen de la Virgen marchó a la cabeza de centenares de personas que decidieron seguirle, dando vivas a Cristo Rey, a la Virgen y a la libertad, tal como en ese momento muchos de los jóvenes fusilados por la dictadura lo gritaban frente al paredón de fusilamiento.

El coraje de Socorro no sería respetado por el régimen y sus sicarios. Un esbirro, consciente de su impunidad, descargó una metralleta contra el joven que cayó mortalmente herido. Tenía 17 años cuando fue asesinado, pero al homicidio se sumó, como afirma el periodista Julio Estorino, “el crimen y el ultraje”, al régimen proclamar que el joven asesinado era un revolucionario que había ido al lugar de los sucesos para impedir un acto de los esbirros con sotana, como identificaba Castro a los sacerdotes católicos. 

El asesinato le fue achacado al sacerdote Agnelio Blanco quien en el momento de los hechos estaba en Isla de Pinos, otra cruel mentira en la amplia campaña de difamación del castrismo en contra de sus críticos. Ahí no terminó la maldad. Oficiales de la Seguridad del Estado fueron a la casa de Arnaldo Socorro, amenazaron a la familia y lo enterraron como un combatiente asesinado por la contrarrevolución, sin duda alguna, la dictadura invistió a otro cubano con su crimen y forjo otro mártir de la Patria.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: @EnlaceJudio

Comunidad Enlace Judío

¿Nuestro periodismo es importante para ti?
¿Confías en Enlace Judío para una cobertura precisa y oportuna en este momento?
En ese caso, únete a la comunidad Enlace.
A partir de $100.00 MXN al mes, podrás:

  • Apoyar a nuestros periodistas independientes que trabajan las veinticuatro horas del día
  • Ser reconocido como parte de nuestra comunidad una bendición semanal
  • Acceso a contenido exclusivo
  • Acceso a eventos exclusivos, en caso de haberlos
  • Servicio de noticias instantáneas sobre Israel y el mundo judío a tu celular, así como a nuestras transmisiones en vivo.

ÚNETE A NUESTRA COMUNIDAD 👈

León Opalin Chmielniska: De nacionalidad mexicana, estudió Economía en el ITAM, logrando además una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalem y diplomados en el Instituto Español de Turismo así como en el Británico. También ha realizado estudios sobre comercio internacional en Holanda. Pertenece y es reconocido por varios institutos y universidades importantes de México y el extranjero y su incursión en las letras inició en temas económicos y finanzas en el periódico Financiero y la revista ANIERM. Por muchos años ha sido colaborador de "Foro" y asesor de varias compañías. Sobre las materias que domina, sigue dando conferencias en planteles y universidades.