Enlace Judío México e Israel – Un análisis de los libros de texto utilizados en los grados cuarto, quinto y sexto de las escuelas estatales marroquíes durante el año escolar 2021-2022 indica que la tolerancia y la diversidad son parte fundamental del plan de estudios promovido en toda la sociedad marroquí.
Por Carole Nuriel y Aykan Erdemir
Los extractos sobre el judaísmo y los judíos que el Ministerio de Educación Nacional y Formación Profesional de Marruecos proporcionó a la Liga Antidifamación (ADL) muestran que los libros de texto de la escuela primaria del país describen a los judíos como una parte integral de la sociedad marroquí, cuyo patrimonio y contribuciones sociales son activos nacionales. Esto contrasta con los libros de texto de otros países del Medio Oriente y África del Norte, donde los judíos son habitualmente demonizados y escasean las descripciones positivas de ellos.
Los libros de texto marroquíes buscan familiarizar a los alumnos con el judaísmo—incluyendo la música, la cocina y las fiestas judías marroquíes— y la naturaleza positiva de las relaciones amistosas entre judíos y musulmanes. Destacan la forma en que los judíos se integraron en la sociedad marroquí y sus diversas contribuciones a la economía, en áreas como la empresarial, la ciencia, el periodismo y la cultura popular.
También presentan historias de nostalgia sobre la vida judía en el país y la sensación de seguridad de la que gozan los judíos.
El filosemitismo expresado en los libros de texto es un reflejo de la centenaria existencia de los judíos en Marruecos, de la relativa seguridad y comodidades de las que ha disfrutado la comunidad judía a lo largo de los años, así como de la ejemplar postura del Reino contra cualquier forma de discriminación y fanatismo religioso, incluido el que pueda conducir a la violencia.
Marruecos se ha comprometido a integrar los estudios sobre el Holocausto en el plan de estudios a partir de 2018 y estos textos demuestran que Rabat está dispuesto a dar el siguiente paso, añadiendo no solo el Holocausto al plan de estudios en los niveles de grado superior, sino también material sobre el antisemitismo y la vida judía contemporánea en todo el mundo.
A continuación se presentan extractos traducidos de libros de texto marroquíes.
Familiarizar a los lectores con la herencia y la religión judías
Música judía marroquí
En sus canciones, los judíos de todo el mundo emplearon las melodías musicales de los países en los que vivían e inventaron escrituras musicales que ayudaban a leer la Torá correctamente en grupo.
Sin embargo, estas escrituras musicales no se desarrollaron más porque el judaísmo prohíbe tocar instrumentos musicales durante el Shabat (las oraciones del sábado) y los días festivos. Pero los europeos sí pudieron desarrollarlas y se convirtieron en los símbolos musicales.
La música judía marroquí se originó a partir de la recitación de la Torá en las sinagogas de todo el país. Tras utilizar melodías árabes andaluzas, esta música se hizo más atractiva e influyente para los oyentes judíos y musulmanes.
Algunas de las antiguas melodías judías marroquíes se caracterizan por ser melodías tristes, como si lloraran el exilio de la tierra de Andalucía, de la que judíos y musulmanes fueron expulsados juntos y se instalaron en algunas ciudades marroquíes.
El Festival de la Andalucía Atlántica, organizado anualmente en Esauira, sigue siendo un modelo de la convivencia artística entre la música judía y la árabe, expresión de un matrimonio musical en el que cantan judíos y musulmanes.
Mis expresiones faciales le dijeron a mi madre que yo no sabía nada de Mimuna. Ella continuó: “El Mimuna es una celebración judía tradicional marroquí. Comienza después de Pésaj. Los judíos marroquíes mantienen las puertas abiertas para dar la bienvenida a sus familiares, vecinos y amigos y recibir sus buenos deseos. Con sus invitados, los judíos comen pasteles tradicionales, tartas y el delicioso ´Tharid´. Y, por supuesto, con los ritmos de la música andaluza y las canciones marroquíes como fondo, todos disfrutan de su té de menta”.
Era costumbre que los musulmanes marroquíes visitaran a sus amigos y vecinos judíos y les ofrecieran sus buenos deseos en la festividad. Los musulmanes marroquíes también obsequiaban a sus amigos judíos pan, pescado, levadura, miel y leche, ya que los judíos tenían la costumbre de no llevar estos alimentos a sus casas durante Pésaj.
La celebración del Mimuna apareció por primera vez en la comunidad judía de Marruecos. Sin embargo, esta celebración se ha extendido en las últimas décadas, siendo celebrada por los judíos marroquíes donde quiera que se encuentren.
La acogida de Sami
Sami, nuestro amigo judío, vive en nuestro barrio. Jugamos, nos visitamos en ocasiones y nos felicitamos durante las fiestas religiosas, ya sean islámicas o judías.
Hace unos días, Sami nos invitó a su casa un sábado a compartir una deliciosa comida. Mis amigos Idris e Ibrahim y yo aceptamos la invitación. El padre de Sami nos dio la bienvenida y su madre nos sirvió un plato delicioso que nunca antes habíamos probado.
Le pregunté a Sami por el nombre de ese plato y sus ingredientes; me respondió: “Es Sakhina. Es uno de los platos judíos marroquíes más famosos”. Los judíos siempre lo han preparado para eventos y festividades. Dominaron su preparación y la han transmitido de una generación a otra para evitar que este plato marroquí desaparezca.
La Sakhina es comida de los sábados para los judíos marroquíes, y debe su nombre a su capacidad para retener el calor durante mucho tiempo. Los judíos marroquíes han llegado a prepararla en sus casas utilizando garbanzos, papas, carne, arroz, algunos dátiles y cilantro, así como aceite, sal y ajo. Los ingredientes se colocan en ollas de barro y se envían el viernes por la noche al horno público, donde se cocinan bajo tierra para mantenerlos calientes durante mucho tiempo. Las ollas permanecen allí hasta el sábado porque los judíos no encienden el fuego los sábados.
Antes de abandonar la casa de Sami, Idris le dio las gracias en nombre nuestro por su hospitalidad, e Ibrahim nos invitó a su casa el viernes siguiente para disfrutar de otra deliciosa comida de la cocina marroquí.
Rodeada de altas vallas parecidas a juncos, la mellah es un diseño arquitectónico marroquí, en el que los judíos habitaban dentro de las antiguas ciudades marroquíes. Más tarde, la palabra pasó a designar cualquier residencia de la comunidad judía, incluso en pueblos y suburbios. En este espacio, los judíos practicaban el judaísmo y celebraban sus fiestas.
La mellah estaba llena de diversos mercados e instalaciones sociales —templos, escuelas y otros establecimientos necesarios para la vida judía.
Hasta hoy, la mellah sigue considerándose parte del patrimonio y la memoria marroquíes.
Mi nombre es David Ben Haim, soy judío marroquí.
Reconocer que los judíos marroquíes son también leales patriotas marroquíes
Hachkar (Haškār), uno de los principales documentalistas sobre la cultura judía marroquí, afirma: “Nací en la ciudad de Tinghir y crecí en Francia, pero soy marroquí de origen y de alma. Intenté retornar a mis raíces en la ciudad de Tinghir para buscar mi identidad marroquí. Descubrí la gran presencia del componente judío en la vida de mis antepasados y sus vecinos. Sus historias no están exentas de nostalgia por las imágenes de convivencia y la buena relación que unía a judíos y musulmanes en la región. Juntos en las mismas tiendas. Así es como los judíos marroquíes de la diáspora expresan su amor y nostalgia por su patria, Marruecos, y su lealtad al glorioso trono alauita”.
Wafā’ cAmmārī – París – Sky News Arabic – Octubre de 2020. (Énfasis añadido)
“Es el cómico marroquí Gad Elmaleh quien ha hecho reír a millones de sus admiradores con su brillante ingenio. Tiene seguidores en todo el mundo, especialmente en Marruecos, Argelia, Túnez, Francia, Canadá, etc. ¿Qué sabe usted de él?
Es un judío marroquí hasta la médula. Estudió cultura, arte y política, pero sobresalió especialmente en la actuación y la comedia. Gad Elmaleh suele actuar solo en el escenario, pero hace que el público sienta que el escenario está lleno de actores. Es un hábil pianista y un creativo bailarín. Sus movimientos rápidos y coordinados son expresiones corporales que en muchas situaciones sustituyen a las verbales. Sus rasgos faciales pronuncian palabras que su lengua no dice.
Gad Elmaleh cuenta que uno de sus antepasados emigró a pie desde la zona de Tashmchit, en la cordillera del Atlas, hasta la ciudad de Casablanca y se instaló allí, donde Gad nació, vivió y estudió antes de trasladarse a Francia y Canadá.
A pesar de la distancia, Gad siguió vinculado a Marruecos. ¿Por qué no iba a hacerlo? Al fin y al cabo, Marruecos es su patria y su lugar de nacimiento. Lo ama y está orgulloso de este amor. Tan orgulloso como de la educación que recibió de su niñera, la señora Fátima, a la que considera su segunda madre”. (Énfasis añadido)
Él [el periodista y escritor Edmond Amran El Maleh] desciende de una conocida familia judía de Esauira, una familia muy arraigada en el este del Sus, cerca de la tribu amazig (bereber) “Ait Ba’amran” en el sur del Atlas. Edmond Amran El Maleh se negó a emigrar y prefirió quedarse. Sus raíces se adhirieron al suelo de este querido país. Viajó a París en 1965 para trabajar como profesor de filosofía. También trabajó como periodista. Volvió y se instaló en Rabat desde 1999 hasta su muerte.
– ¡Muy bien! Le proporcionaré lo que se ha perdido en su investigación… En 1980, Edmond Amran El Maleh comenzó a escribir y componer. A los sesenta y tres años, declaró: “Soy profesor universitario. Entré al mundo de la escritura por casualidad, y mi punto de partida fue leer y familiarizarme con los libros franceses, incluido el periódico Le Monde“.
Aunque escribió en francés, el árabe siguió estando presente en sus libros que se centraban en los principios humanos y el concepto de justicia e igualdad. También se interesó por la historia de la lucha marroquí por la independencia, la identidad cultural marroquí, la lengua materna marroquí y la biografía. Edmond disfrutaba educando a la gente sobre los rituales, las costumbres, la convivencia y la tolerancia religiosa marroquíes. (Énfasis añadido)
La integración de la comunidad judía en varios oficios
No podemos hablar de la industria y el comercio de la joyería en Marruecos sin mencionar a los joyeros judíos marroquíes. Hasta el día de hoy los ha distinguido su gran destreza y precisión en la artesanía.
Este oficio contribuyó al surgimiento de personas creativas que destacaban en el grabado de anillos, pendientes y collares al servicio de las mujeres marroquíes y contribuyó a reforzar la relación entre los orfebres musulmanes y judíos. Los artesanos de las dos religiones confían el uno en el otro y los mayores enseñan a los jóvenes para que Marruecos conserve este increíble arte.
No le sorprenderá saber que los judíos marroquíes siempre han formado parte de la gran comunidad marroquí. Y que, en el pasado, juntos, practicaban oficios profesionales como la herrería, la zapatería, la talabartería y la confección.
Además [viviendo en las ciudades y trabajando como comerciantes], pequeños grupos de judíos marroquíes participaban en la agricultura y la ganadería, especialmente en el sur de Marruecos. Allí trabajaban pequeñas propiedades agrícolas. Sin embargo, su trabajo en la agricultura era escaso en comparación con el comercio, quizás porque la agricultura requiere un gran esfuerzo o porque no permite al judío dedicar al estudio ni siquiera una hora al día, mientras que el comercio permite dedicar más tiempo al estudio.
Con estas actividades económicas, los judíos marroquíes tenían una fuerte presencia en el campo y en las ciudades. Esto facilitaba su capacidad de vivir en paz con sus compatriotas musulmanes, con quienes compartían intereses comunes.
Ḥāyyim Zacafarānī, Mil años de historia judía marroquí (i.1, 198 pp. 158-154 adaptadas) (Énfasis añadido)
Destacar los iconos judíos en la cultura popular y la ciencia marroquíes
“Otro científico marroquí cuya inteligencia se manifestó desde su infancia —cuyo padre era matemático, lo que lo llevó a destacar en matemáticas— fue Samuel al-Maghribi [es decir, “el marroquí”]. Desciende de una familia judía marroquí que emigró de la región del Draa a la ciudad de Fez.
Fue conocido por sus singulares métodos de cálculo de trigonometría y tablas. A los diecinueve años, escribió el libro El brillante en el álgebra. Tras seguir buscando el conocimiento, se convirtió en un hábil médico y un brillante ingeniero”.
Celebración de la diversidad en la sociedad marroquí, incluida la cooperación judeo-musulmana
La Constitución del Reino de Marruecos (2011) establece: “El Reino de Marruecos se compromete a prohibir y combatir toda forma de discriminación basada en el género, el color, las creencias, la cultura, la afiliación social o regional, la lengua, la discapacidad o cualquier situación personal”.
La tolerancia religiosa se deduce de los dos textos. Está en contra del fanatismo que conduce a la violencia.
En segundo lugar, se evoca la historia. La historia de Marruecos ha conocido un modelo civilizado distinto en el ámbito de la convivencia y la interacción de los árabes con las personas de otras religiones; especialmente los judíos y los cristianos. Los sabios valores en la historia de estas culturas es lo que dio lugar al florecimiento de la civilización andalusí marroquí. Las distintas sectas realizaban rituales específicos y tenían grupos sociales diferenciados. Producían arte e intercambiaban sabiduría, filosofía y ciencia.
Mientras deambulábamos por la antigua ciudad entre los estrechos callejones, a veces entrando a una tienda de artesanías y otras visitando un museo de arte, nos llamó la atención una casa. Estaba diseñada con los arcos típicos de las ciudades históricas de nuestro país. Sobre su puerta había una placa que decía “Casa de la Memoria” en árabe, hebreo y francés. Le preguntamos al guardia sobre el lugar. Nos dijo que era un museo que recogía objetos del patrimonio hebreo en Marruecos.
Mi padre entró a la Casa de la Memoria y yo le acompañé. Un anciano nos recibió con una amplia sonrisa y nos acompañó a recorrer el museo. Al principio nos dijo que la Casa de la Memoria recoge antigüedades que reflejan parte del patrimonio cultural marroquí. Y añadió: “Nuestra civilización se caracteriza por el mestizaje de varias culturas, incluyendo la árabe, la amazig, la hasaní, la hebrea, la africana y la andaluza. La ciudad de Esauira (aṣ-Ṣawīra) es la mejor expresión de este mestizaje. De ahí que Marruecos haya creado este museo en esta ciudad, para dar a conocer la herencia hebrea de los judíos marroquíes que vivieron en Marruecos durante siglos. Algunos (de los judíos marroquíes) estuvieron aquí con los bereberes desde el siglo V a.e.c.; otros llegaron desde Andalucía hace cinco siglos”.
Tras las murallas del barrio judío (Mellah)
Desde el balcón de su casa en la ciudad de Casablanca, Suzanne Abīṭār, una judía marroquí, recuerda su infancia, cuando vivía en la mellah de la ciudad vieja. Recuerda las viviendas y las tiendas, los callejones y los senderos. Recuerda los rasgos de los niños que solían compartir con ella juegos divertidos y útiles. Sonríe cuando habla de la alegría que la embargaba al recibir un caramelo o un chocolate del padre de una de sus compañeras que acababa de regresar de su trabajo. Se le humedecen los ojos cuando recuerda el ambiente de diversión y juego en un día cálido, en compañía de niños musulmanes y judíos.
Dice con orgullo: “Este sentimiento no me pertenece solo a mí. Todos los judíos que vivían en Marruecos compartían el mismo sentimiento: la añoranza de la mellah, ese lugar seguro en el que solíamos vivir juntos con nuestros hermanos musulmanes”.
Carol Nuriel es la directora de la ADL en Israel. Aykan Erdemir es el director de Investigación Internacional de la ADL. Siga a la ADL en Twitter: @ADL_es.
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