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jueves 21 de noviembre de 2024
Sinagoga de Lorca

Lorca y los judíos de su castillo

Enlace Judío-Lorca es una ciudad española perteneciente a la región de Murcia, en el sureste de la península ibérica. Es la tercera población en importancia de la zona, tras Murcia y Cartagena, con casi cien mil habitantes. Una de sus principales señas de identidad es su castillo, que domina un extenso territorio. Construido sobre un cerro habitado desde la prehistoria, la fortaleza tiene un origen medieval, cuando la ciudad estaba bajo dominio islámico en el siglo VIII.

En el año 1244, con la rendición de la ciudad al infante Alfonso, el castillo pasa a ser uno de los bastiones más importantes del reino de Castilla, ya que era zona fronteriza con el reino de Granada. Durante el siglo XIII, el rey Alfonso X El Sabio mandó fortificar el castillo y se construyen las dos torres que podemos observar hoy en día: la principal o del homenaje llamada torre Alfonsina, y la del extremo occidental, llamada torre del Espolón. Toda la fortaleza, incluidas ambas torres, sufrieron importantes daños a raíz del terremoto de 2011, aunque en la actualidad ya han sido restauradas y están abiertas al público.

Lorca y sus judíos

Aunque desde hace tiempo se suponía que habitaron en ella judíos, no fue hasta recientes excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de la construcción del Parador Nacional (un hotel gestionado por el estado), no había restos que confirmaran su presencia más allá de algunos documentos.

Los judíos en esta zona se dedicaban a la ganadería, la agricultura, al comercio o a trabajos propios de zonas fronterizas, como mensajeros o al rescate de cautivos (alfaqueques) y también a la recaudación de impuestos (alcábalas).

En 2003 es cuando aparecen los restos de la sinagoga y del antiguo barrio de Alcalá, la judería de Lorca. Su singularidad está en que era un barrio que se encontraba en el interior del recinto del castillo, en su parte no destinada a uso militar, y que las viviendas eran especialmente grandes.

Hoy en día se han identificado hasta 18 casas, la sinagoga, los restos de una carnicería y de un taller de vidrio.

La sinagoga

La sinagoga fue construida en el siglo XV y su principal característica es que, una vez abandonada, no tuvo otros usos, por lo que sus ruinas se mantienen tal y como las dejaron los judíos al abandonar la Península Ibérica en 1492.

Aunque fue sometida a un paulatino expolio con el paso de los siglos, tiene un valor arqueológico excepcional al ser de las pocas en España que mantiene íntegros sus elementos distintivos.

Tiene unas dimensiones de 20×10 metros, y fue construida en una vaguada, ya que no estaba permitido que fuera más alta que las iglesias cristianas. En su interior, aparte del suelo de ladrillos en espiga, se pueden apreciar diferentes elementos que destacan su uso religioso: los asientos o bancos corridos, el heijal donde se encontraba un armario que guardaba la Torá (tevá), y una tribuna desde la cual se realizaba la lectura del libro sagrado.

En el interior de la sinagoga se encontraron unos 2.600 fragmentos de lámparas de vidrio que se utilizaban para iluminar el templo. Después de un intenso trabajo de restauración, se han podido reconstruir 27 lámparas, que son únicas en el mundo por su importante valor histórico. Actualmente 26 de ellas se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico Municipal de Lorca, y otra se encuentra cedida temporalmente en el Museo Sefardí de Toledo. Otros elementos significativos para identificar la judería y que aparecieron en algunas casas, fueron restos de candiles utilizados para celebrar la fiesta de Janucá y restos de una carraca (matraca) para la fiesta de Purím.

Todos estos elementos se pueden ver en el Museo Arqueológico Municipal de Lorca, donde se encuentran expuestos también trozos de cerámicas y objetos de uso cotidiano como dedales, anillos o agujas, así como restos de azulejos y yesos de la sinagoga. En un basurero cercano aparecieron residuos de huesos de animales que, una vez analizados se comprobaron que no pertenecían a cerdos y que habían sido matados según el rito kosher.

Una judería encastillada

Dichos elementos tienen un importante valor arqueológico porque permiten conocer cómo vivían las poblaciones judías en el siglo XV. La singularidad lorquina de ser una judería encastillada, el buen estado de conservación de la sinagoga y que no hubiera sido transformada posteriormente en iglesia, así como la relevancia de los restos arqueológicos encontrados, principalmente los fragmentos de vidrio de las lámparas, fueron los elementos clave que permitieron que Lorca entrara a formar parte de la Red de Juderías de España en 2019. Actualmente continúan las excavaciones en el castillo, por lo que pueden seguir apareciendo nuevos hallazgos arqueológicos.

En cuanto a los primeros documentos que atestiguan la presencia de judíos en la ciudad encontramos uno sobre los repartos de tierras realizados a partir de 1266, del que, por ejemplo, se benefició a «Mose Abendaño, yerno de Mose Aventuriel». Hay pocos testimonios de la presencia judía en Lorca en el siglo siguiente, pero se cree que fue hacia al final de esa centuria cuando las viviendas de los sefardíes en la ciudad se instalaron dentro del recinto del castillo, puesto que estarían implicados en los enfrentamientos por el control de la zona entre distintas familias nobles.

Esta cercanía a la nobleza en el poder sería la razón por la que ni la de Lorca ni otras juderías de la zona, como la de Murcia, sufriesen los ataques o matanzas de 1391. A principios del siglo XV se produce el agrupamiento definitivo de los judíos alrededor del castillo, un hecho que se relaciona con las predicaciones de San Vicente Ferrer en 1411 y con la Pragmática de Catalina de Lancaster de 1412, que entre otras restricciones obligaba a los judíos a vivir en juderías, separados de los cristianos.

sinagoga de Lorca

Reconstrucción virtual del interior de la sinagoga. Foto regmurcia.com

Momentos de esplendor

Pese a ello, la comunidad lorquina vive unas décadas de cierto esplendor, con negocios de distintos tipos por la ciudad, especialmente a partir de 1435, cuando se encuentran nombres de varios judíos afincados en Lorca que son ganaderos, abastecedores de grano y también arrendadores y recaudadores de impuestos. Esta bonanza los lleva a edificar su propia sinagoga y después, ya a mediados del siglo XV, incluso a mejorarla, dotándola de lo que las excavaciones arqueológicas han revelado como una suntuosa decoración interior.

Siempre relacionados con la nobleza, quizá el momento de esplendor de esta judería llegó cuando un miembro de la comunidad, José Rufo, recibe la tenencia de la fortaleza del alcaide del castillo, Alfonso Fajardo. Esto implicaba que Rufo se hacía responsable del mantenimiento e incluso la defensa de la plaza, lo que indica que los judíos que habitaban la fortaleza ya habían realizado con anterioridad labores de vigilancia y defensa y que incluso portaban armas. Algunos estudios señalan que entre 120 y 180 judíos vivirían en Lorca a mediados del siglo XV.

Durante las excavaciones de 2002 se descubrió buena parte de lo que fue la judería de Lorca, en el interior del recinto amurallado, y que hoy día se puede recorrer como parte del Parque Arqueológico del Castillo y Sinagoga, situado justo bajo la Torre Alfonsina, uno de los símbolos de la ciudad. Los restos de la sinagoga se han completado con una gran cubierta de madera que, sin generar confusión sobre lo verdaderamente conservado y lo añadido, transmite al visitante una impresión muy ajustada de lo que debía ser el templo. En el área musealizada alrededor de la sinagoga se pueden ver también varias de las citadas lámparas rituales reconstruidas.

Junto a la sinagoga, se puede visitar toda el área circundante, con una pasarela de cristal que ofrece una perspectiva excepcional sobre el conjunto de la judería, permitiendo contemplar las viviendas descubiertas y también un área artesanal -en la que probablemente se fabricó el vidrio de las lámparas rituales- y una carnicería. Por el momento -hay zonas que aún están pendientes de ser excavadas- se han descubierto y documentado 18 viviendas, una de las cuales sería de gran tamaño -unos 460 metros cuadrados- además de la sinagoga, la carnicería y el taller de vidrio.

Parte de los objetos encontrados en las excavaciones puede verse in situ, pero otra se puede contemplar en el Museo Arqueológico Municipal, en el que hay algunas piezas espectaculares, como restos de la decoración en yeso tallado de la propia sinagoga, la colección de lámparas rituales ya mencionada y otros elementos de la vida cotidiana, algunos de gran belleza como un plato de loza dorada decorado con elegantes motivos.

Jorge Rozemblum es director de Radio Sefarad (www.radiosefarad.com)

 

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