Enlace Judío México e Israel – En marzo de 2021, en plena pandemia de covid-19, Anajnu Veatem cumplió 50 años. Era imposible festejarlo de la manera natural: en un teatro y ante un público. Año y medio más tarde, la compañía de danza judía más importante de México se presentará en el Teatro de la Ciudad para celebrar cinco décadas de transmitir su energía a varias generaciones de espectadores.
El director general de Anajnu Veatem, Dan Salomón, se refiere a la compañía como una gran familia, y en toda gran familia convergen varias generaciones de personas unidas por un nombre. En este caso el nombre es “Nosotros y ustedes”, un nombre que, más que dividir a bailarines de espectadores, los une a ambos en torno a una celebración de la cultura judía expresada a través del baile folklórico de Israel intervenido por la danza contemporánea.
Sobre su próxima presentación en el Teatro de la Ciudad, uno de los foros más importantes de la capital mexicana, Salomón dice que “ese va a ser el evento donde vamos a celebrar los 50 años de la compañía, así como lo hemos hecho en aniversarios pasados, que han sido importantes (…). Hablando un poco de lo que de lo que va a suceder, es que nuevamente se invita a bailar a exbailarines de todas las generaciones, a formar parte. Es una celebración de toda la familia.”
El repertorio
El repertorio que la compañía está montando para festejar sus 50 años de existencia incluye piezas clásicas pero también coreografías recientes. “Estamos participando tanto el elenco actual (…), con varias piezas, tanto remontadas de hace muchos años como con las actuales e importantes del repertorio actual, como exbailarines bailando piezas de hace muchos años, con piezas de los últimos diez años que son importantes también para para los elencos recientes. Y bueno, y eso se combina con video, con momentos que van a ser muy especiales.”
Pero la función en el Teatro de la Ciudad no será la única sorpresa que la compañía tiene reservada a sus seguidores. En entrevista remota, Memo Treistman, miembro del Consejo de Anajnu Veatem, muestra para las cámaras de Enlace Judío un breve adelanto del video que la compañía está preparando como parte de los festejos, en el que se ve a los bailarines ejecutando “Un poco de lo nuestro”, una de sus piezas más emblemáticas, en el Centro Ceremonial Otomí.
“Se está haciendo una magna producción para hacer un video alrededor de “El mexicano” —nombre con el que la propia compañía se refiere a esa pieza—, que es parte de la celebración del 50 aniversario (…). Es un video que se ha ido grabando en diferentes partes de México”, nos adelanta Salomón.
De los Olímpicos al Teatro de la Ciudad
La historia sobre cómo se creó la compañía y por qué se llama así la conocen quienes hoy la integran, y que no habían nacido en aquel 1971 en que su fundador, Carlos Halpert, le dio vida junto con un grupo de jóvenes bailarines no profesionales.
Guillermo Treistman nos la cuenta:
“En los setenta, el inicio de los setenta, había estas ganas de seguir bailando después de una participación en las Olimpíadas del 68. Jóvenes de las tnuot, jóvenes de colegios querían bailar y Carlos Halpert era uno de los líderes en ese momento, si no el líder más importante. Él decide, efectivamente, reunir estas ganas de los jóvenes de seguir bailando y formar un grupo de baile.
Esto sucede en 1971 y meses antes dicen “ok, vamos a juntarnos y ¿cómo nos llamamos? Y ¿dónde bailamos?” Encontraron un teatro muy chiquito en la colonia Roma, en las calles de Cozumel, que actualmente lo acaban de remodelar. Es el Teatro Casa de la Paz, que pertenece a la Universidad Metropolitana y ahí se hizo la primera temporada de Anajnu Veatem.
Entonces, consiguieron esa posibilidad de bailar ahí, pero no se sabía cómo llamar al grupo. Y había dos canciones en ese entonces que eran muy famosas y que tenían una intención… muy sionistas y proisraelíes. Una se llamaba “Lama Umadua” y la otra, “Anajnu Veatem”. Esta canción habla de la necesidad de dejar salir a los judíos de Rusia. Era Shlaj Et Ami, era dejar salir a mi pueblo. Esa era la consigna de los años 70, cuando las fronteras de Rusia estaban cerradas para poder salir del país.
Y hubo una votación y entre ellos decidieron, los jóvenes de ese entonces, que se llamara Anajnu Veatem
Mejor nombre no se pudo encontrar porque ya resulta ser una realidad. Entre la conexión de Anajnu, nosotros y ustedes, el público y entre todos, tanto bailarines y staff directivo de Anajnu Veatem y coreógrafos con el público, hacemos una sola experiencia.
Entonces, Anajnu Veatem marca una diferencia, pero también una unión. Tanto nosotros como ustedes, nosotros y ustedes hacemos una experiencia única escénica, que es la fiesta de la danza y de compartir nuestras raíces judías. Es por eso que se llama Anajnu Veatem, por una canción. Y casualmente, desde 1971, esa canción se pone en todas las presentaciones al final de la presentación.
Y es muy interesante cómo esta tonadita, “Anajnu Veatem / Anajnu Veatem”, muy repetitiva, se queda en la mente de todos los espectadores, del público. Y ya la canción resulta ser un himno para los espectadores, pero nosotros es muy significativa, hasta tiene un ritmo con el cual aplaudimos. O sea, es muy interesante lo que ha pasado con esta canción.”
Los grandes hitos de Anajnu Veatem
Después de pisar los escenarios más importantes de México, resulta difícil para nuestros entrevistados referirse a los momentos más especiales de la historia de la compañía, los grandes hitos que han marcado su trayectoria como una embajadora de la cultura judía en México.
Guillermo Treistman habla, más que de momentos específicos, de los logros globales de Anajnu Veatem: “Yo creo que el gran acierto de Anajnu Veatem, en un principio, fue transmitir cultura, las ganas de transmitir cultura judía, las ganas de transmitir a través de la danza nuestras raíces judías. Pero hoy, Anajnu Veaatem ya no solo transmite, sino que crea cultura judía. Eso mata todo.
A través de los vestuarios, a través de las coreografías, a través de las músicas, a través de la danza folclórica, pero también contemporánea, Anajnu Veatem pasó de ser un ballet de danzas de Israel a una compañía de danza judía en México, un grupo que se influenciaba mucho del folklore israelí y hoy se influencia de sí mismo y del interés que tienen los muchachos y jóvenes y que tuvimos en su momento también cuando éramos jóvenes, de crear cultura judía.”
Por su parte, Dan Salomón opina que es ya en sí un hito “el hecho de que cuando se habla de la cultura hacia fuera de la comunidad judía, pues los representantes creo que somos nosotros. No, no por la cultura, no hablo de literatura o de pintura, o sea, hablo de danza escénica, o cuando hablamos de artes escénicas, creo que los que representamos a la comunidad afuera de la comunidad somos nosotros. Entonces, pues creo que esa responsabilidad hacia México y ese trabajo que hacemos creo que ha sido enorme, y creo que eso ha sido muy importante.”
Agrega Treistman: “De alguna manera, este este judío migrante que viene a México a principios del siglo pasado, años después se convierte en alguien que aporta culturalmente, bueno, aporta muchas cosas al país, pero también culturalmente. Y entonces, cuando nos ven (…). es mutua la alegría por bailar en un escenario de cualquier tipo, porque nos hemos presentado en escenarios de todo tipo, en plazas públicas, palenques, Cervantino, Bellas Artes, Teatro de la Ciudad, el teatro que quieras…”
Si bien ha habido entre los judíos mexicanos “grandes artistas plásticos, músicos (…), hablando de jóvenes judíos —porque a través de 50 años se ha mantenido que el joven es el que transmite la danza en Anajnu Veatem—, es el único grupo juvenil que aporta o que transmite cultura judeomexicana”, agrega.
La mística de Carlos Halpert
Sobre cómo la compañía ha logrado prevalecer después de cinco décadas (y contando) y mostrar un profesionalismo notable pese a ser, en estricto sentido, un grupo amateur, Treistman le atribuye a su mística, infundida por Halpert, la fuerza que le ha permitido mantenerse vigente y vigorosa.
“Yo eso sí creo que es herencia de Carlos Halpert. Yo creo que el respetar el escenario, el quitarte los aretes y las pulseras antes de presentarte, el respeto del vestuario, esa mística es de Carlos Halpert y nosotros la heredamos y la mantenemos. Yo me acuerdo, nos teníamos que rasurar perfectamente. Tú, para subirte al escenario… Hoy es un poco más libre porque los chavos ya tienen otro look, pero durante los 80 o 90, después de la muerte de Carlos, (debías) delinearte la barba porque ibas a escena, porque vas a escena, peinarte bien, porque vas a escena; las chavas, bien peinadas, bien maquilladas, (los chavos) bien maquillados, porque vas a escena, y (mostrar) respeto al escenario.”
No solo alegría
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