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domingo 24 de noviembre de 2024
Los niños del Mellah de Marrakesh

“Ya no hay niños judíos, están en un museo”. Conoce el barrio judío de Marrakesh

Enlace Judío- Aquí están los niños del Mellah, el barrio judío de Marrakesh. Adosados a los mosaicos azules de la sinagoga, con sus brazos cruzados, nos miran desde la profundidad de las décadas, serios, con una pregunta: ¿ Dónde están los 350,000 judíos de Marruecos, la mayor comunidad judía del mundo árabe?¿ Por qué de este mundo vibrante de judaísmo, de fe, de esplendor, solo quedan 3,500? ¿Y por qué Marrakesh, la ciudad que albergaba 35,000 judíos, ahora tiene 130?

Y aún con más seriedad, me dicen: ¿Por qué estamos en un museo? ¿Acaso ya no hay niños judíos en Marrakesh?

 

Con algún dejo de esperanza, uno de ellos pregunta: ¿Volverán los judíos a este país?

Y no me queda más que verlos a los ojos y decirle: los judíos ya solo son parte de la historia de Marruecos. Los podrás ver en cuadros , con sus ropajes ceremoniales. Eran rabinos, eran músicos, eran comerciantes y artesanos. Algunos andaban a caballo por la ciudad, junto al Pashá, y eran sus amigos. Los estudiosos de la Torá escribieron libros que hasta hoy asombran a los eruditos. Aquí se dictaba la Ley de Moisés, la verdadera, “no como en otras partes”. Y aquí, entre 1956 y 1961, hubo judíos ministros, directores de gabinete, militares, policías, funcionarios. Su producción literaria fue triple que la de los musulmanes.

“Era nuestro mundo”, supira el niño del delantal, probablemente alumno de la escuela Alliance Israelite Universelle.

Nuestros santos, estos Tzadikim que hasta hoy viene gente a venerar, el Rab Hanania, el Rab Encaoua, estas leyendas que te concederán lo que pidas si los invocas, enciendes velas y besas sus tumbas….

Nuestras sinagogas, pequeñas joyas de bordado y brocado, de oro y bronce, de madera tallada, de objetos rituales que hoy adornan las colecciones de gente pudiente o de museos…

Nuestras mujeres, ataviadas como princesas, de henna y de oro, semejantes a los libros de la Torá , pues llevan corona en la cabeza y sus faldas se envuelven como el pergamino santo; sagradas son, porque son el vehículo de la fe y de la tradición que mantienen vivo nuestro pueblo. Son atesoradas y enaltecidas por sus hombres e iluminan sus hogares…

Y es este mundo fabuloso que se entreve en las leyendas del Mellah: el bastón del rabino está emparedado en una de las callejuelas; los músicos judíos que recibieron a Su Majestad el Rey Mohamed V en la playa Jarafna, en 1933; la sinagoga vieja de 500 años donde aún se escuchan plegarias…

Pero el judaísmo místico, sigue envolviendo el Mellah, te sorprenden letras en hebreo en una puerta y los nombres de las calles se han vuelto a judaizar, bajo las órdenes de Su Majestad el Rey Mohamed VI, Comendador de los Creyentes, que rehusa dejar morir e patrimonio judío de Marruecos; y quien hizo énfasis, en su discurso del aniversario de su entronización, en la invitación a los judíos marroquíes para que vuelvan al país que desde Madrid, desde Los Angeles, desde Brasil o desde México, invocan como el paraíso perdido.

El judaísmo está omnipresente y no importa si hay que acudir a la tlapalería para comprar un Shofar para las Fiestas Mayores (el dueño es fabricante) o a la peluquería para conseguir unos Tefilín. No olviden que los mejores etroguim del mundo  (plural de etrog, un fruto cítrico que se utiliza en la festividad judía de Sucot)  vienen de Marruecos.

Porque en Marrakesh el judaísmo tiene aroma a Oriente, a magia, a felicidad; no es austero ni rígido. O quizás, como lo cuenta Henri Assouline, vice presidente de la Comunidad de Marrakesh, es la ciudad que es alegre, ocre, roja y ama recibir a los visitantes.

Porque los descendientes de marroquíes vienen aquí a celebrar sus Bar Mitzvot y sus bodas, en la tierra de sus ancestros, al llamado del muecín; y porque de los balcones del Mellah aún parecen escucharse las plegarias del Shajrit.

Y porque sus cementerios, con tumbas cilíndricas, recuerdan que aquí sucedió algo único, algo mágico, cuyos efluvios aún llenan la quietud de la tarde….

“Ya no hay niños judíos”. Platicamos con Henri Assouline, vice presidente de la Comunidad Judía de Marrakesh (fragmento tomado del video de este artículo)

Músicos judíos reciben al Rey en la playa de Jarafna, 1933

Músicos judíos reciben al Rey en la playa de Jarafna, 1933

Henri Assouline:

Esta es una foto ¿la ve bien? Son músicos, judíos, en la playa Jarafna, a la llegada oficial de Su Majestad el Rey Mohamed V, en 1933. Y aquí está es mi padre, Meir Assouline; él es mi tío, Yaacov, el hermano de mi padre. Y todos ellos son músicos, la orquesta fue creada aquí, con judíos de Marrakech.

May Samra. ¿Cómo era la vida de los judíos?

H.A. Estábamos muy ligados a los musulmanes. No teníamos ningún problema . Era maravilloso, íbamos a su casa, ellos venían a la nuestra, las fiestas, la fiesta de Pesaj, la noche de la Mimuna, llevábamos flores, había cosas verdes, pescado. Era magnífico. Fue una infancia muy muy digna, hablo de Marrakech, maravillosa. En la escuela jugábamos futbol juntos, ping pong, otros deportes, salíamos juntos, no había ningíun problema.

M.S. ¿Todo eso cambió?

H.A. Nada ha cambiado. Todo el mundo se fue, pero seguimos siendo los mismos, estamos en comunicación, aún estamos ligados.

Comunidad judía de Marrakesh, finales de los '50

Comunidad judía de Marrakesh, finales de los ’50

Ésta es la antigua comunidad, la primera comunidad de Marrakech, la Comunidad Israelita de Marrakech, al final de los años ’50.

M.S. ¿Y usted por qué se quedó?

H.A. Soy miembro del comité desde hace 53 años. Siempre he sido voluntario, siempre he ayudado, siempre impulsé la ayuda a los necesitados, a las necesidades de todos(…) Me quedé para cuidar los bienes de los nuestros.

Nosotros que seguimos aquí, recibimos (gente) del mundo entero. Todos esos judíos que vienen de los Estados Unidos, de México, de Francia, de Canadá, de todas partes del mundo, vienen a Marrakech. No pueden ir a otros países. Así que, si vienen aquí, y no hay nadie ¿con quién van a hablar?

Si usted no me hubiera encontrado ¿con quién hubiera hablado? ¿Me entiende ahora?

M.S. ¿Cuántas sinagogas hay?

H.A. ¿Hoy? Hoy sólo hay dos sinagogas. Antes, como le dije hace un rato, había 43 sinagogas. En cada calle que visitamos había tres sinagogas y había muchas calles.

M.S. ¿Hay mikvehs?

H.A. Había una mikveh en Beliz, en la sinagoga de Beliz. La mikveh de aquí no funciona, pero se puede visitar.

M.S. Pero ¿no hay circuncisiones? Veo aquí una silla de Brit Milá

H.A. Ya no hay niños, ya no hay niños. Quedó aquí como decoración. Es una decoración.

M.S. ¿Y Bar Mitzvot?

H.A. No, no hay nada. Vienen de fuera a hacer Bar Mitzvot, vienen de Francia, vienen de España, de los Estados Unidos, vienen de todas partes para hacer las fiestas aquí en Marrakech. Sólo en Marrakech, no en las otras ciudades, Casablanca, Rabat…

El Príncipe heredero y la Comunidad judía de Rabat

El Príncipe heredero (más adelante Rey) y la Comunidad judía de Rabat

H. A. Y aquí, ésta es una foto de la fiesta del rey en Tanger, la fiesta de su cumpleaños. Allí está la comunidad ¿ya vio? Está el Señor Kadosh, que es el presidente de la comunidad.Y aquí, él es de la comunidad de Rabat. Hay pasteles y el rey saluda a todos. Él todavía no era rey en ese tiempo, era príncipe heredero. Fue el 30 de diciembre de 1996. Hace 25 años.  Aquí estoy yo ¿me ve aquí?

Henri Assouline y el Rey

Henri Assouline y el Rey

M.S. La persona de la foto, ¿es usted?

H.A. Sí.

M.S. ¿Y usted habló con él? ¿Qué le dijo?

H.A. Le doy un beso, nos abrazamos. Es lo que hagó aquí, lo voy a abrazar. Y aquí también, lo saludo, hago un rezo por él, se reza cuando se ve al rey. Porque es Dios quien lo nombró rey, porque él representa a Dios.

M.S. ¿Qué rezo?

H.A. Para él, para el rey, para la continuidad, para su salud, para su felicidad, por él, por su mujer, por sus hijos, por la duración del pueblo. Aquí, cuando abrimos el Sefer Torah por las mañanas, el primer rezo es por el rey. En Yom Kippur, Rosh Hashanah, en Shabat y todo eso, en cuanto se abre el Sefer Torah (el Hejal), el rezo, el rabino, el oficiante de la sinagoga, hace el rezo por el rey.

M.S. ¿Y hay rezos aquí todos los días?

Todos los días. Bueno, actualmente somos pocos, a veces no hay Minián. Esta mañana, es jueves, deben sacar el Sefer Torah y no había Minián. Porque para el Minián, se necesitan 10 personas, entre nosotros, para el rezo.

H.A. Escribí eso en ocasión de su llegada:

“La comunidad de Marrakech es una de las comunidades más antiguas de Marruecos y es donde nacieron grandes rabanim”.

“Y con la población judía dispersa en todos los países del mundo”.

“Nuestra comunidad contaba hace 50 años con cerca de 35,000 miembros (lo que le dije). Hoy en día disminuye cada vez más…

Y nuestra tarea es la de salvaguardar la memoria de esa historia y transmitirla a las genraciones futuras.

“La existencia de una comunidad judía en la vida de Marrakech es necesaria para la continuidad de los lazos entre los países árabes y el mundo judío.   

“Pudimos conservar la llama del Comité judío de Marrakech, la cual existe desde hace 2000 años en Marrakech.

“Después de haber puesto de relieve esta simbiosis particular, que siempre ha existido en el reino entre las comunidades musulmanas y judías, se concentró en la operación de rehabilitación de los cementerios judíos de Marruecos. Su Majestad restauró todo con su propio dinero, los cementerios judíos, las sinagogas, todos los renovó. Es una obra de mantenimiento que lanzó desde 2010. Hace ya 12 años que hay trabajos para restaurar las sinagogas y todo lo demás.

“En 2012, por iniciativa de Su Majestad, el Rey Mohamed VI, igualmente dio la máxima instrucción real para rebautizar las callejuelas y las plazas del barrio El Mellah de Marrakech, con sus nombre originales. Se retomaron los nombres judíos que había hecho retirar el alcalde porque Su Majestad, cuando se enteró, hizo que se volvieran a poner los nombres.

“Marruecos es un país extraordinario de apertura y de coexistencia entre las religiones. (Musulmán, judio, cristiano, son iguales). La hospitalidad y la generosidad de los marroquíes y esta acción promocional seguramente atraerá más flujo de turistas hacia la “ciudad ocre”  (la ciudad ocre es Marrakech, Marrakech es la ciudad roja, es el verdadero color de la ciudad del sur, el ocre).

“Su Majestad Mohamed VI, Comandante de los Creyentes, no cesa de ejercer sus nobles esfuerzos en favor de la paz y la estabilidad en el mundo entero.

“Marruecos es reconocido en el mundo como una tierra de paz y de tolerancia.   

“Al igual que todos los marroquíes, la comunidad judía marroquí permanece ligada a su identidad marroquí  y a su fidelidad al glorioso alawita.”

Entrevista y edición: May Samra

Traducción: Eugenia Russek


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