Enlace Judío- En el año 1910, Sam Arks emigró de Polonia a Inglaterra, donde se casó con Lea Rosen. Vivieron en Londres por un tiempo, pero luego decidieron mudarse a Virginia, en Estados Unidos, donde había mejores oportunidades económicas.
Para ese entonces, Lea estaba esperando su primer hijo, y sus padres pensaban que sería demasiado peligroso realizar un viaje atravesando el océano. Por lo tanto, decidieron que su esposo viajaría solo para establecer allí un hogar, y unos meses después del nacimiento del bebé, Lea se uniría a él.
Mientras, los periódicos de esa época informaban las noticias del nuevo y gigante transatlántico, el Titanic, que haría su primer viaje desde Southampton, Inglaterra, hasta Nueva York, en abril de 1912.
La compañía White Star Line afirmaba que el lujoso navío era seguro, y majestuoso. Por ello, el 10 de abril, la Señora Lea Aks y su bebé abordaron el Titanic en Southampton. Ella y su bebé estaban en un camarote de tercera clase con muchos otros inmigrantes, mientras que la gente de la alta sociedad estaba en los lujosos camarotes de primera clase.
Cuatro días después, poco después de la medianoche del 14 de abril, el barco golpeó un iceberg que se elevaba 30 metros por sobre la cubierta. El Capitán Edward Smith, después de consultar con Thomas Andrews, quien era el diseñador del barco, se dio cuenta que el Titanic se hundiría en dos horas y las personas a bordo perderían sus vidas, a menos que pudieran subir a los botes salvavidas, para luego ser rescatados por barcos que pasaran por el lugar.
Sin embargo, increíblemente, no había suficientes lugares en los botes salvavidas para toda la gente: a pesar de que el Titanic llevaba 2.200 personas, sólo había lugar en los botes para 1178.
El capitán del Titanic entonces ordenó que las mujeres y los niños sean los primeros en ser salvados. En los camarotes de tercera clase, se ordenó que las mujeres pasaran al frente, y los hombres al fondo.
Lea Arks sostuvo a su hijo Efraim, Frank Philip en los brazos, tratando de llegar a cubierta; sin embargo, la puerta se había atascado, y ella y su bebe quedaron atrapados y gritando por ayuda.
Un marinero del Titanic, que la vio la rescató junto a su hijo, para que pudieran correr a cubierta, en donde las mujeres y los niños estaban siendo ubicados en botes salvavidas.
Mientras Lea estaba en la cubierta, una de las más ricas mujeres del barco, Lady Madeleine Astor, la vio a ella abrazando a su bebe para protegerlo del frío, entonces se quitó su chal, para dárselo a Lea, y le dijo: “Ten, envuelve a tu bebé, hace mucho frío aquí”.
Lea le agradeció profundamente. Mientras, en ese momento, un hombre había llegado a los empujones a un bote salvavidas que estaba a punto de ser bajado al agua. Entonces, cuando los guardias del barco lo vieron, lo forzaron a salir del bote y lo empujaron nuevamente hacia la cubierta, gritándole que las mujeres y los niños debían ser rescatados primero.
De alguna forma, este hombre se las arregló para llegar a otro bote salvavidas, y otra vez los guardias lo descubrieron, y lo obligaron a bajar. De vuelta en la cubierta, de repente el hombre vio a Lea parada allí con su bebé. El hombre, que estaba enfurecido y frustrado, en un momento de locura, corrió hacia Lea y gritó: “¡TÚ CREES QUE LAS MUJERES Y LOS NIÑOS VAN PRIMERO!”
En un momento de ira, le arrancó el bebé de sus brazos y lo tiró por la borda hacia el mar helado.
Lea rompió en llanto horrorizada, y pidió ayuda a gritos por su hijo, mientras los hombres a bordo se le abalanzaron a ese maníaco, pero desgraciadamente la acción ya estaba hecha. La gente gritaba, pero ahora, era el turno de Lea de ingresar a un bote salvavidas. Lea gritaba “No iré sin mi bebé“, y lloraba desconsoladamente. Pero los oficiales le dijeron que ahora debía salvar su propia vida, y no tenía sentido quedarse en el barco que se estaba hundiendo, mientras era ubicada en un bote salvavidas.
Los botes salvavidas anduvieron a la deriva por tres horas, hasta que el transatlántico Carpathia llegó y rescató a los afortunados que lograron salir del Titanic. Sólo 705 personas fueron salvadas, mientras que 1523 murieron. Dos días después, Lea Aks, estaba desconsolada caminando por la cubierta del Carpathia, cuando de repente ve a una mujer sosteniendo a un bebe. Cuando lo ve, él bebe se abalanzó hacia ella. Entonces Lea lo reconoció y gritó: “¡Ese es mi bebé! ¡Ese es mi hijo!”.
La mujer que sostenía al niño, se llamaba Elizabeth Ramell Nye, e insistía que era mentira, ya que “este niño me fue confiado a mí”. A continuación, hubo una fuerte discusión:
Elizabeth afirmaba que, mientras ella estaba en el bote salvavidas, un niño le llegó volando del cielo a sus brazos. Para ella, esto era una señal del Cielo: tenía que cuidar a este niño por el resto de su vida.
Pronto, el capitán del Carpathia, Arthur H. Rostrom, fue llamado para decidir sobre el asunto. Lea estaba llorando mientras que la Señora Elizabeth insistía en su posición. Cuando el capitán escuchó ambas versiones de la discusión, les pidió a Lea y a Elizabeth que lo acompañaran junto con él bebe a su camarote, en donde decidiría el asunto.
Una vez dentro del camarote del capitán, Lea exclamó: “¡Yo puedo probar que este bebe es mi hijo, ya que soy judía y mi hijo esta circuncidado!”.
Cuando el capitán observo que el niño de diez meses realmente tenía el Brit Milá, le otorgo él bebé a su verdadera madre.
Posteriormente, el barco Carpathia, trajo a todos los sobrevivientes a Nueva York.
Mientras, el bebé de nuestra historia, Efraim, “Frank Philip Ask”, creció, se casó, y tuvo hijos y nietos, y falleció en 1991 a los 80 años. Su esposa Marie, contó que él caminaba varios kilómetros en Shabat, para rezar en una sinagoga ortodoxa en Norfolk, Virginia.
La señal del Brit Mila que el bebe del Titanic llevaba en su cuerpo, fue lo que lo hizo reunir con su madre, para que pudiera ser criado con su familia y de esa manera poder llevar una vida como Yehudí.
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