Enlace Judío.- Altos funcionarios diplomáticos compartieron con i24NEWS que el estado del Golfo busca normalizar las relaciones con Israel, pero que aun llevará tiempo.
El príncipe heredero Mohammed Bin Salman condiciona el progreso al apoyo estadounidense.
“La dirección de las relaciones entre Arabia Saudita e Israel es la normalización, pero llevará más tiempo y no debemos poner el carro delante del caballo”, dijo el ministro de Estado saudí para Asuntos Exteriores, Adel Al-Jubeir, en una reunión celebrada en las últimas semanas con judíos de Estados Unidos, según revela un documento oficial.
En una reunión separada que tuvo lugar el mes pasado con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, el saudí presentó una lista de demandas a cambio de progreso, todas dirigidas a Washington. El tema palestino no se mencionó en la conversación.
Adel Al-Jubeir se reunió en las últimas semanas con líderes de la comunidad judía de EE. UU. en Washington, donde dejó mensajes sobre las futuras relaciones con Israel. Al-Jubeir dijo a la audiencia que el progreso en la normalización israelí-saudí está en curso, pero requiere más tiempo para que dé sus frutos.
“Israel y otros estados del Golfo han estado normalizando sus relaciones gradualmente durante años. Debemos permitir que el proceso madure”, señaló Al-Jubeir.
Después de la reunión, un líder de la comunidad judía de EE. UU. dijo a un diplomático israelí que la normalización de Arabia Saudita con Israel ocurrirá y que “es solo cuestión de tiempo”. En una reunión separada, Al-Jubeir les dijo a funcionarios judíos estadounidenses que visitaron recientemente Arabia Saudita que el éxito futuro de la normalización también depende del éxito de los elementos moderados en el Reino. Según Al-Jubeir, todavía existe una oposición significativa a la normalización dentro de Arabia Saudita, que llevará tiempo superar.
Además, los saudíes esperan que EE. UU. y Occidente apoyen a la monarquía, que promueve reformas internas en favor de la moderación de la sociedad saudita. Según los participantes en la conversación, el propósito de la visita era “tocar el terreno” y transmitir mensajes entre las organizaciones no gubernamentales en Washington con el objetivo de estabilizar las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita.
Los mensajes transmitidos en la conversación estaban dirigidos a la administración Biden e incluían acusaciones de “trato injusto” de Washington respecto a los recortes de petróleo de la OPEP, así como lo que Arabia Saudita describió como discriminación continua e institucionalizada por parte de los estadounidenses. Al-Jubeir ha acusado a Estados Unidos de pasar por alto reformas sociales de gran alcance lideradas por el príncipe heredero.
En una conversación reciente con una delegación estadounidense en Riyadh, organizada por el Washington Institute, preguntaron al príncipe heredero Mohammed Bin Salman qué llevaría a Arabia Saudita a unirse a los Acuerdos de Abraham y normalizar las relaciones con Israel.
Bin Salman enumeró tres demandas principales, todas referidas a Washington: una afirmación de la alianza entre Estados Unidos y Arabia Saudita, un compromiso de seguir adelante con el suministro de armas a Arabia Saudita en condiciones similares a la de un país de la OTAN y un acuerdo que permita a los saudíes explotar sus extensas reservas de uranio para un programa nuclear civil restringido.
A principios de enero, el príncipe saudí Abdulaziz bin Salman al-Saud anunció que el reino planea utilizar sus recursos de uranio, que según se informa ascienden a alrededor del 1,4 por ciento de las reservas mundiales actuales, para desarrollar un programa de energía nuclear.
Por otra parte, un juez estadounidense desestimó el martes una demanda contra el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, por su presunto papel en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018, según publicó Israel National News.
El juez federal de Washington, John Bates, aceptó así la postura del gobierno estadounidense de que el príncipe heredero saudí disfruta de inmunidad en los tribunales estadounidenses como jefe de estado extranjero.
La demanda civil presentada por la viuda de Khashoggi, Hatice Cengiz, y su grupo activista DAWN, dijo el juez Bates, presentaba un argumento “fuerte” y “meritorio” de que el príncipe Mohammed estaba detrás del asesinato.
Sin embargo, dictaminó que no tenía poder para rechazar la postura oficial del gobierno de EE. UU., presentada en una declaración formal ante el tribunal el 17 de noviembre, de que el príncipe tenía inmunidad como líder extranjero.
El asesinato de Khashoggi generó tensiones entre los legisladores y la Casa Blanca. El entonces presidente Donald Trump reafirmó su apoyo a Arabia Saudita, e insistió en que la alianza entre Estados Unidos y Arabia Saudita es beneficiosa no solo para los intereses estadounidenses, sino también para los de Israel.
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