Enlace Judío – Al comentar la reforma judicial prevista por el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu, el expresidente de la Corte Suprema de Justicia de Israel, Aharon Barak, afirmó el sábado que el plan es “un peligro claro y tangible para la democracia israelí”, informó Haaretz.
En una serie de entrevistas televisivas emitidas el sábado, Barak advirtió de las consecuencias de la reforma presentada la semana pasada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, que incluye, entre otras cosas, la aprobación de la llamada “cláusula de anulación”, que permitirá a la Knéset anular las decisiones de la Corte Suprema por una escasa mayoría de 61 votos, así como un proyecto de ley para dar al gobierno el control sobre el comité de selección de jueces y limitar la autoridad de sus asesores legales.
En declaraciones al Canal 12 israelí Barak dijo: “Si estos planes se llevan a cabo, tendremos una democracia formal sin equilibrios. En realidad solo tendremos un poder del Estado, y eso no es una democracia”.
Explicó que “una sentencia judicial que protege a los ciudadanos como ciudadanos, que nos protege a usted y a mí como ciudadanos, puede ser anulada por la misma mayoría que la aprobó en primer lugar. ¿Qué quedaría entonces de los derechos humanos? Seguiremos teniendo democracia, pero será una democracia hueca. Será una democracia polaca, húngara o turca”.
Aseguró que “todos y cada uno de los miembros de la sociedad se verán perjudicados; nuestros derechos, nuestra dignidad humana, nuestro derecho a la vida, al cuerpo, a la propiedad, a la libertad, a la circulación… nuestra vida cotidiana se verá perjudicada”.
Barak se pronunció a favor de cambios constitucionales, pero sostuvo que estos deben hacerse mediante el diálogo y reflejar la voluntad de llegar a acuerdos.
“No estoy a favor de mantener el statu quo. Estoy a favor de los cambios. Solo que aspiro a que sean a través de un diálogo. Quiero un acuerdo lo más amplio posible”, dijo.
Expresó su esperanza de que aún haya “personas razonables” en las instituciones gubernamentales, que lleguen a la conclusión de que la reforma propuesta no es un collar de perlas, sino en realidad “un collar de píldoras venenosas” con “dosis más lentas de este veneno”. Confirmó que estaría encantado de discutir el plan con el ministro Levin, el primer ministro y su esposa y “con quien sea necesario”.
Barak se refirió a sus esfuerzos del año pasado para negociar un acuerdo entre Netanyahu y la Fiscalía del Estado sobre los cargos penales contra el primer ministro. “Lo hice en aras de unificar las divisiones de nuestra nación”, dijo.
Reveló que Netanyahu estaba dispuesto a declararse culpable de fraude y abuso de confianza, y aceptó que la corte determinara si sus actos fueron difamatorios. “Habría sido un gran logro que Netanyahu hubiese declarado: ‘Admito haber quebrantado su confianza'”. Lamentando el fracaso de las conversaciones, Barak dijo que si se hubiera alcanzado un acuerdo de culpabilidad, la reforma de Levin habría estado sobre la mesa.
Netanyahu negó haber estado involucrado en las negociaciones y el sábado emitió una declaración en la que afirma que “nunca aceptó admitir delitos de fraude y abuso de confianza, y si lo hubiera hecho, se habría firmado un acuerdo de culpabilidad hace mucho tiempo y el juicio habría terminado”.
Levin comentó las entrevistas de Barak, y dijo al Canal 12 que respeta al expresidente de la Corte Suprema, pero “con una serie de veredictos, aplastó a sectores enteros de la población y destruyó la democracia”.
En cuanto al llamamiento de Barak para introducir cambios basados en un consenso más amplio, Levin dijo que “se celebrarán debates serios y profundos en el Comité de Constitución, Derecho y Justicia. Ese es el lugar donde se discuten las leyes. Considero que mi reforma es la más correcta y la mejor. Todas las decisiones saldrán de la Knéset, y espero que el resultado final sea lo más parecido posible a mi propuesta”.
Y añadió: “Seguiremos adelante con los procedimientos legislativos, y se hará con paciencia. No hay plazos, todas las discusiones serán exhaustivas… No estoy cambiando las reglas del juego democrático. Estoy restaurando la democracia y con ello también estoy fortaleciendo a la Corte Suprema“.
“Resulta que Barak no entiende el significado de democracia. Mi reforma no viene en los tanques, viene en las papeletas de los votantes, en unas elecciones democráticas, con el apoyo de gran parte del público que no ha sido escuchado en el sistema judicial durante años. Esa es la realidad y propongo dejar de decir cosas que no contribuyen a ella”.
En cuanto al momento y las circunstancias del plan dijo: “La reforma no está relacionada con ningún juicio en particular ni con una persona en particular. No me preocupa el juicio de Netanyahu. Mi reforma tiene que ver con la restauración de la democracia”.
“Cuando Netanyahu me nombró ministro de Justicia, sabía cuáles eran mis posiciones, pues son bien conocidas y llevo años luchando por ellas. Creo que escuchó un fuerte deseo y demanda de la opinión pública para estos cambios, y creo que comprendió la dirección que pretendía tomar”.
“Comprendo que la gente escuche cosas y quizá se asuste. Lo haremos con prudencia”, concluyó.
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