Enlace Judío – Uno de los temas más complejos y controvertidos de cualquier creencia es el de los milagros; es así porque rompe por completo la lógica humana. Estamos acostumbrados a ver el mundo bajo la naturaleza que lo forma y el milagro en sí mismo es la alteración o ruptura de esa naturaleza. Las narraciones de la Torá están llenas de eventos milagrosos, desde el nacimiento de Isaac del vientre de una mujer de noventa años, hasta la apertura del Mar Rojo. Dentro del contexto judío se vuelven eventos muy interesantes, pues más allá de su belleza, lejos de ser leídos como una fantasía o leyenda los vemos como sucesos históricos que dan muestra de la participación de la Divinidad en el mundo cotidiano. Los rabinos más que preguntarse sobre cómo fue que ocurrieron, hablan sobre las enseñanzas que esos eventos traen al hombre, y lo que nos dicen sobre la interacción entre D-os y el mundo. Finalmente el milagro es el testimonio más vivido de la existencia de una Divinidad, de que la naturaleza es manejada por una fuerza ajena a sí misma. Es en sí la experiencia de lo divino, o lo eterno en lo material.
Muchos nos piden no buscarlos abiertamente o recargar nuestra fe en ellos, sin embargo, permanecen como una parte esencial del relato bíblico y como tal merecen una explicación extensiva. La siguiente clase de rab Aryeh Leibowitz habla sobre cómo el Rambán ve a los milagros y la interrelación que éstos mismos guardan dentro de nuestros rezos. Remarca incluso la afirmación de que todo el que reza cree en milagros, y que todo lo que ocurre en el mundo es un milagro; de varias maneras se dedica a explicar las implicaciones de ambas afirmaciones, y a explicar la naturaleza de los milagros.
El D-os de la naturaleza
Al milagro en hebreo se le llama nes, esto quiere decir “seña” o “signo” en realidad el milagro es cualquier expresión de la existencia de un D-os. El Rambán distingue entre dos tipos distintos de milagros: aquellos que existen sin romper la naturaleza del mundo y el funcionamiento natural de las cosas, y aquellos que son sobrenaturales como la apertura del Mar Rojo. Según su visión los milagros sobrenaturales existen para que podamos reconocer los milagros naturales.
Para el judaísmo D-os es la fuerza, la energía que maneja la naturaleza, por eso para el Rambán todo lo que ocurre es en realidad un milagro, porque es D-os quien hace a la materia actuar de esa forma; ya sea a través de un sistema o interviniendo directamente sobre el sistema para mostrarse. Cuando D-os rompe ese funcionamiento que creo con el tiempo (la naturaleza) como ocurre en los sucesos de la Torá es para hacer evidente que el sistema es un sistema únicamente y que hay una fuerza tras de él que lo controla. También es la experiencia física de la Divinidad.
El hecho de que esa fuerza se manifieste implica que en cada momento hay una decisión de que el mundo actué de esa forma. En el judaísmo se dice que D-os juzga al hombre y al mundo cada vez que hace que la naturaleza siga su curso.
Las promesas sobre la lluvia
Otro elemento igual de sorprendente en la Torá como los milagros mismos son las promesas que hace D-os a la nación de Israel en la parasha (pasaje) de Bejucotai. En esos versículos D-os afirma que si la nación de Israel cumple con los mandatos divinos hará que caiga lluvia del cielo y la tierra dará su fruto. También promete que si la nación de Israel no cumple con los mandatos, el cielo se cerrará y no caerá la lluvia. La razón por la que estos pasajes son tan sorprendentes es porque al igual que los milagros rompe la lógica de la naturaleza. La naturaleza marca que la abundancia material se dé en base a procesos preestablecidos, no en base a una intervención momentánea, ni mucho menos en base a la acción humana.
Sin embargo, lo que lo estos pasajes indican es que hay una interacción entre el hombre y D-os. Nuevamente se ve la idea de que todo lo que ocurre es un milagro, pues D-os al ser el Creador y el que maneja la naturaleza puede intervenir en ella, y la postura judía es que lo hace como una forma de enseñanza al hombre. Los pasajes tal cual expresan la idea del Juicio Divino de que cada acción es una decisión de la Divinidad, que da al hombre la recompensa que quiere dar a través de medios naturales.
Sin embargo, esta interacción también es relativa al hombre, se da sólo cuando éste decide cultivar una relación con D-os; cuando ve la unidad que existe a través de la materia, cuando acepta que ésta es regida por D-os y busca una enseñanza en los eventos naturales. Cuando no lo hace, cuando no cultiva una relación con la Divinidad, sus acciones son como las de el antílope, regidas por el sistema preestablecido bajo el cual el mundo fue creado (la naturaleza) y no bajo el Juicio Divino como tal. Porque el hombre mismo se está separando de la relación con la Divinidad y por lo tanto no hay forma de que adquiera aprendizaje a través de la materia, más allá de la naturaleza misma.
Presencia Divina
En cuanto al rezo es el reconocimiento de los milagros precisamente porque le pedimos a D-os que interfiera en el mundo, ello implica reconocer que el mundo es manejado por D-os. Aún así, es importante remarcar que uno tiene prohibido pedir por milagros sobrenaturales; uno debe pedir inspiración, fuerza o guía dentro de la misma realidad que lo rodea. Cuando pedimos por lluvia no pedimos por un evento sobrenatural, pedimos que D-os nos de su bendición y su recompensa dentro del mismo sistema que fue creado. Pues precisamente en el rezo se encuentra el reconocimiento de nuestra realidad y la participación de D-os en ella, sin la necesidad que busquemos separarnos de la misma.
Conclusión
Finalmente los tres elementos: el milagro, las promesas de D-os y el rezo son formas en que la Torá nos muestra que D-os interfiere en el mundo. Cada uno es una forma distinta de intervención Divina dentro de lo natural, aunque los tres lleven al mismo reconocimiento. Los milagros lo hacen a través de la ruptura del sistema para obligar al hombre a reconocer a D-os a través del sistema. Mientras que las promesas y el rezo ocurren dentro del sistema mismo.
En cualquier caso su objetivo es que podamos ver a D-os en nuestra realidad y que en todo momento “caminemos con Él.” También nos enseñan que impactamos dentro del mundo, pues al establecer una relación se muestra que a D-os le importan nuestras acciones y nuestra realidad cambia en base a cómo nos comportamos.
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