Rabino Yosef Bitton/ El problema de la Corte Suprema de Justicia en Israel

השיבה שופטינו כבראשונה ויועצינו כבתחילה 

Por lo general, prefiero mantenerme a una distancia prudente de temas políticos, pero voy a hacer una excepción.

Primero porque se trata de Israel, y todo lo que sucede en Israel es un asunto judío. Segundo, porque lo que está sucediendo en Israel en este momento tiene una importancia histórica, que puede traer consecuencias sumamente positivas en cuanto a la recuperación del aspecto judío y democrático del Estado de Israel.

Y finalmente, me obligué a escribir sobre este tema porque los medios —incluyendo la mayoría de los medios de prensa judíos en español — en lugar de informar y explicar este tema de raíz, han optado simplemente por reproducir de manera no critica la propaganda y los slogans que abundan en la prensa progresista israelí, que de hecho es parte, una parte muy grande, del problema.

Escribo, en fin, porque no hay un esclarecimento, o por lo menos un balance, en la información que se transmite.

La Corte monocromática

Comenzaré por recordar que el flamante gobierno de Israel anunció que en los próximos meses implementará una reforma profunda al sistema judicial de Israel. Algo que el partido Likud ya había anunciado explícitamente antes de las elecciones.

En el ojo de la tormenta está el Bagatz, es decir, la Corte Suprema de Justicia de Israel. Esta reforma judicial, encabezada por el ministro de Justicia Yariv Levin, propone corregir varios puntos conflictivos. Voy a enfocarme hoy en uno de ellos.

En primer lugar, la reforma busca modificar el sistema a través del cual se eligen a los jueces en la Corte Suprema de Israel. Israel es el único país democrático del mundo en el cual los jueces no son confirmados por el pueblo o por sus representantes políticos en el congreso. En los EE. UU., por ejemplo, los jueces son confirmados por el Senado. En Argentina, creo, deben ser confirmados por 2/3 del Congreso. Y algo parecido sucede en todas las democracias occidentales.

En algunos países europeos la elección es directa: los jueces son elegidos en elecciones directas. Solamente en Israel los jueces en pueden vetar a los nuevos jueces. La historia de cómo comenzó el sistema de la elección de jueces en Israel es muy larga.

Pero digamos que hace ya varias décadas que los jueces prácticamente hablando “se eligen a sí mismos”. ¡Si! Así como lo están escuchando. ¿Cómo funciona este sistema? Hay una comisión especial para elegir jueces, el Comité de Selección Judicial, con 3 jueces de la Corte Suprema, 2 representantes de la Knéset, 2 representantes del ministro de Justicia, y 2 representantes de la oficina de abogados del país.

Y para confirmar un nuevo juez hace falta un voto de 7 sobre 9. Lo que significa que los jueces de la Corte ¡tienen el poder de “vetar” a los candidatos! Es decir, que de hecho, solo puede ser confirmado un juez que ellos mismos aprueben, ya que los 3 representantes de la Corte, asignados por el presidente de la Corte, siempre votan en bloque. Esto ha creado una Corte Suprema que se perpetua en el poder “clonándose” a sí misma permanentemente. Y ha traído entre otros, los siguientes problemas.

Nepotismo

El nepotismo en el sistema judicial israelí es endémico. Este es un gravísimo problema, del cual los medios de prensa convencionales no hablan. El nepotismo judicial de Israel no es comparable con el de ningún país del mundo. ¿Por qué? ¡Porque ni siquiera se intenta disimular! Es totalmente abierto, comprobable y lo más absurdo: explícitamente declarado.

El presidente de la Corte Suprema de Justicia que estableció este sistema, considerado el héroe nacional de la izquierda militante, Aharon Barak, dijo sin ninguna vergüenza lo siguiente: “La Corte Suprema de Justicia de Israel es una familia, no se puede permitir el ingreso a la misma de alguien que no pertenece a esa familia”.

Y para tener más claro que Barak no habla de manera metafórica, uno puede verificar los cargos que ostentan en el Poder Judicial los amigos, los hijos de Barak y especialmente su esposa Elisheva, que trabajó en la Corte Nacional de lo Laboral.

Para comprender el nepotismo endémico del sistema judicial con nombres y apellidos, ver este video realizado por El Movimiento por la Gobernanza y la Democracia, una organización sin fines de lucro que sostiene que nepotismo y democracia, no pueden ir de la mano.

Ni judía ni democrática

El Estado de Israel debe ser el país más cosmopolita y diverso del mundo. Porque si bien Israel absorbe al pueblo judío, los judíos somos muy diversos en cuanto a nuestra extracción (Sefaradim, Ashkenazim, Yemenitas, etc.), o en cuanto al país desde el cual emigramos (Rusia, Argentina, Estados Unidos, Etiopía, Francia, etc. ). Y somos principalmente diversos en cuanto a nuestra ideología (derecha, izquierda, centro) y nuestra observancia religiosa (laicos, tradicionalistas, religiosos y hasta antirreligiosos).

La Corte Suprema de Justicia de Israel tiene 15 jueces. Y la única diversidad que esta Corte mantiene rigurosamente es la de género. En todo lo demás, y especialmente en el aspecto étnico y religioso, ¡es todo menos heterogénea! No hay una representación significativa religiosa, o de derecha, o sefaradí, aunque estos tres segmentos representan hoy la mayoría de la Knéset, es decir, el perfil étnico, religioso e ideológico de la mayoría de la ciudadanía israelí.

La Corte Suprema de Justicia — y esto no es ningún secreto— está compuesta en su gran mayoría (12 o 13 de los 15) por personas con ideas de izquierda laica, progresista, y mayoritariamente ashkenazí. Es básicamente una extension del partido político de izquierda Meretz, que por primera vez en muchos años, acaba de perder su participación en la Knéset.

La reforma judicial pide a gritos modificar este sistema puramente elitista y quitarle a los jueces, “no el voto sino el veto”, para la designación de nuevos jueces. Es decir, que lejos de que esta reforma sea “un atentado contra la democracia”, como lo explican —deliberadamente, o por una gigantesca ignorancia— algunos medios de difusión, la reforma judicial busca restituir la democracia en Israel, para que la corte sea más diversa y representativa de todos los sectores de Israel.

Esto solo podrá suceder si los jueces son elegidos democráticamente por los representantes del pueblo en la Knéset, como ocurre en todo país civilizado del mundo.

Este video explica el veto virtual de los jueces en Israel. Nuevamente: un fenómeno único en el mundo democrático:

El próximo punto en este tema tiene que ver con ejemplos del exceso de poder y el actvismo ideológico de la Corte Suprema de Justicia en Israel. Especialmente lo que se llama en hebreo Ilat Hasbirut, que yo lo traduciría no literalmente como “el monopolio del sentido común”. Pero como es un asunto importante y extenso, lo dejo para la próxima.


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