Enlace Judío – La Casa del Poeta y la Editorial Delirio presentaron el pasado jueves 26 de enero Las Cuatro Paolinas Polinski, de Becky Rubinstein.
Entre los ponentes figuraron Edgar Tavares, historiador; Linda Sametz, bibliotecaria; Margarita Lignan, escritora; Federico Corral Vallejo y Rubén Mendieta, ambos editores.
Linda Sametz pronunció las siguientes palabras:
Ante todo agradezco la invitación para participar en la presentación del libro: Las Cuatro Paolinas Polinsky escrito por Becky Rubinstein a quien felicito por su disciplina y constancia. Es una escritora fértil que ha incursionado en todos los géneros: poesía, cuento infantil, novela, traducciones y más. Para ella es una fiesta escribir desde su cabeza e imaginación, hurga, busca y se rodea de libros, para seguir narrando.
Hace poco se conmemoraba el Centenario del nacimiento de Ramón López Velarde y este libro es un homenaje más a su vida y obra.
A pesar de su breve vida, López Velarde, no ha dejado de dialogar con los literatos y ha ejercido una gran influencia no solo en México, sino en América Latina, Estados Unidos y Europa, para Becky, es “el genio de la palabra precisa”.
Consultando la base de datos LIBRUNAM y TESIUNAM se localizaron 191 registros de libros, y 16 tesis escritas entre los años de 1963 a 2018. La mayoría de las tesis fueron presentadas en la Facultad de Filosofía y Letras de la carrera de Literatura Hispánica, hablan de la música en sus poemas, de sus musas, de la prima Agueda, el arte de su prosa, y otras tesis presentadas en la Facultad de Arquitectura que admiran un parque que lleva su nombre. Aún faltaría agregar las
citas hemerográficas y monografías.
Narrando la vida de las Paolinas, Becky, inserta en su libro, de una edición pulcra, a través del Almanaque de Don Ramiro, datos sobre el camino recorrido de López Velarde, sus estudios en los Seminarios de Zacatecas y Aguascalientes y en la Universidad de San Luis Potosí adonde se recibió de la carrera de Leyes.
En 1914 viaja a la Ciudad de México, donde trabaja como abogado y ocupa modestos puestos burocráticos y docentes, justo en esta etapa tuvo oportunidad de entablar amistades y entre estas las más importantes fueron los integrantes del Ateneo de la Juventud. Con Vasconcelos, el Maestro de América y uno de los más destacados Ateneístas, próximo a convertirse en Secretario de Educación convino en colaborar en la Escuela de Altos Estudios dirigida por Antonio Caso. Como no se presentaron los estudiantes a sus clases de literatura mexicana, en marzo de 1921, Vasconcelos giró un oficio para que el jerezano se presentara en la Escuela Nacional Preparatoria y se hiciese cargo de las clases de lengua y literatura castellana, complementando regularmente sus actividades con publicaciones en periódicos y revistas de la Ciudad de México con ensayos, poemas, periodismo político y ensayos cortos.
Se vio inspirado por la generación del Ateneo enmarcada en los ideales de un grupo de intelectuales de gran cultura y amplia visión, que surge en medio de las tormentas revolucionarias, en un mundo que comienza a conocer la experiencia de la Primera Guerra Mundial, y los cambios producidos por la Revolución Rusa.
El Ateneo se crea en el año de 1909 constituido por 50 miembros, representantes de todas las profesiones e inclinaciones, aunque había mayoría de abogados y dominaba su propensión literaria, entre estos: Antonio Caso, Alfonso Reyes, Henriquez Ureña, Julio Torri, Martín Luis Guzmán, Vasconcelos.
Los jóvenes que lo integran viven un momento de desbordamiento de imaginación creativa, de cambio de pensamiento, asimilación de ideas de grandes pensadores; son jóvenes que se unen para reclamar la legitimidad de la Revolución y de un futuro distinto para México.
Organizaban veladas culturales inspiradas por la desesperación de contemplar la vida sin nobleza y esperanza.
Como un centro libre de cultura se reunían para realizar lecturas en el campo literario y filosófico, leían a Dante, Shakespeare, Goethe, Siglo de Oro Español, entre otras lecturas, se les considera los Hombres del Libro.
Todos estos literatos e intelectuales tuvieron un papel importantísimo en la cultura nacional y por su cercanía con López Velarde, en especial, tenemos que mencionar al que destacó dentro de la educación que es el promotor de la cultura: Vasconcelos.
Cuando por iniciativa suya, el presidente Obregón funda la Secretaría de Educación Pública, la SEP, y lo nombra primer secretario, se opera un cambio radical en el país. Vasconcelos dedica entonces toda su capacidad y energía a brindar oportunidades de educación al pueblo entero, en todo el territorio nacional, a difundir cultura y promover el arte.
La verdadera novedad consistió en concebir la educación como una palanca para remover conciencias, como un despertar del mexicano, que se realizaría no solo por la experiencia escolar, sino por la difusión de la cultura, de los libros.
Mediante la masiva publicación y distribución de libros y revistas se propuso hacer de cada mexicano, no un simple lector, sino, como él mismo, un ser humano a quien el libro lo levante, lo ponga de pie, lo eleve y lo ayude a entrar a la literatura.
Por ello, los Talleres Gráficos de la Nación trabajaron sin descansar para publicar y con ello repartir ediciones masivas, a lo largo y ancho del país y por su amor al libro, trabajó también para crear el primer Sistema de Bibliotecas existente en el país, los santuarios que albergarían y darían vida al libro.
Se publicaron además revistas “El Libro y el Pueblo” y “El Maestro”. Esta última, como un proyecto estelar, se concibió como una revista informativa, cultural de conocimientos prácticos y significó un esfuerzo para analizar los problemas pedagógicos y educativos del México postrevolucionario.
El Maestro agrupó a casi todos los escritores importantes y jóvenes de México: Ezequiel A. Chávez, Salomón de la Selva, José Gorostiza, Carlos Pellicer, Julio Torri, Enrique Monterde, además de otros destaca la participación de Ramón López Velarde como escritor y redactor y en las oficinas en Gante No. 5 con los diseñadores, formadores, viñetistas y correctores trabajaban para terminar el primer número del mes de abril de 1921.
Esta revista es el órgano por el cual se conoció más la obra de López Velarde. En el volumen uno, número uno, aparece el ensayo de López Velarde “Novedad de la Patria” páginas 61-63, en el que se apoyaría su testamento épico-lírico. “La Suave Patria” aparece publicada en el volumen 1 número 3, páginas 311-314, que desafortunadamente ya no vería porque lo alcanzó su muerte en junio.
Por su tiraje y distribución de 75,000 ejemplares prestó eminentes servicios de divulgación de la cultura básica mexicana en el extranjero. De esta manera, Vasconcelos, sobrepasó la frontera mexicana, enviando información acorde con su visión de unir a los países latinoamericanos y dar a conocer a México a través de la literatura enviada a consulados, embajadas y bibliotecas.
La influencia de López Velarde fue por ello, verdaderamente considerable no solo en la poesía mexicana pues dejó huella hasta en otros poetas argentinos como Borges, Silvia Ocampo y Ricardo E. Molinari y por supuesto en otros literatos mexicanos, como es el caso de Becky Rubinstein.
Como podemos apreciar: La voz del “Cantor de la Patria” sigue viva.
Gracias
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