Enlace Judío – El ex primer ministro israelí Naftali Bennett dijo el martes que Israel enfrenta su amenaza más grave desde su establecimiento, debido al enfrentamiento interno que ha generado la reforma judicial del gobierno de Benjamín Netanyahu, informó The Times of Israel.
“Estamos en el punto más peligroso que puedo recordar en la historia de este país. Estamos en este punto porque dos segmentos de nuestra nación están muy alarmados”, dijo a la Radio del Ejército, refiriéndose a las tensiones por la reforma judicial.
Con respecto a la cláusula de anulación, que en su forma actual propuesta permitiría a la Knéset volver a legislar leyes anuladas por la Corte Suprema de Justicia con una mayoría de 61 diputados, Bennett dijo que es necesario llegar a un compromiso.
El ex primer ministro sugirió que las partes “encuentren la fórmula, si son 66, 67, 68 votos, algo en esa área, que obligue al gobierno a encontrar al menos a alguien en la oposición [para unirse]… y pueda aprobar Leyes Básicas razonables”.
“Definitivamente creo que la Corte Suprema abusa del principio de razonabilidad”, dijo Bennett, refiriéndose a un principio que utiliza el tribunal para evaluar las decisiones gubernamentales y administrativas.
La reforma judicial le negaría a la Corte Suprema esa herramienta. Bennett argumentó que solo debe usarse para decisiones administrativas y no para decisiones gubernamentales.
Bennett también dijo que apoya permitir a los ministros nombrar a sus propios asesores legales, pero que sería necesario imponer restricciones para evitar que simplemente aprovechen a los leales de su partido político. No dio más detalles.
En una entrevista separada con el Canal 12, Bennett respaldó el esquema del presidente Yitzhak Herzog para las discusiones sobre la reforma judicial y dijo que las diferencias entre la coalición y la oposición sobre las condiciones de las conversaciones son fácilmente superables.
Bennett propuso una pausa de una semana en el proceso legislativo mientras las partes negocian, y señaló que esto sería una pequeña concesión por parte de la coalición dado que de todos modos probablemente pasaría una semana hasta la próxima votación en la Knéset.
“Necesitamos reformar [el sistema de justicia], pero no llevar el sistema de un extremo a otro”, dijo Bennett a la cadena.
“Necesitamos decir sí a la iniciativa del presidente”, agregó, refiriéndose a la propuesta de cinco puntos de Herzog para un acuerdo de compromiso.
Las entrevistas de Bennett se produjeron después de que el Comité de Constitución, Ley y Justicia de la Knéset dio luz verde a la primera parte de la reforma judicial y la mandó al pleno para su primera de tres lecturas necesarias.
La tormentosa sesión del Comité tuvo lugar en medio de protestas masivas en todo el país y paros de trabajadores contra los planes del gobierno.
Bennett, en el pasado un firme defensor de la reforma al sistema judicial israelí con propuestas de mayor alcance que las del gobierno actual, dijo en las entrevistas que si bien apoya cambios radicales, deben hacerse como parte de un proceso que incluya el diálogo entre ambas partes.
“El sistema de justicia necesita ser equilibrado. [El expresidente de la Corte Suprema] Aharon Barak vino hace unas décadas y lo dejó de lado”, dijo Bennett al Canal 12, refiriéndose al expresidente de la Corte Suprema a quien los críticos de la derecha en Israel deploran como el responsable de la situación.
“La corte no debe administrar la política del gobierno, pero el gobierno no puede nombrar a todos los jueces o magistrados de tránsito”, dijo Bennett.
“Hay soluciones. Realmente es solucionable. Es por eso que realmente duele que podamos, Dios no lo quiera, librar una guerra civil por nada”, dijo al Canal 12.
Bennett reconoció que ambas partes tenían preocupaciones legítimas y que la mayoría quería una reforma sin un “cambio de régimen”.
“Levin, y también Lapid, todos, en general, podrían firmar el mismo compromiso”, dijo al Canal 12. El ex primer ministro afirmó que había discutido el tema con todas las partes involucradas, incluido el presidente, pero se negó a dar detalles sobre esas conversaciones.
“No quiero sentarme en el exilio por otros 30 años y explicarles a mis nietos que en el año 75 del Estado de Israel, libramos una guerra civil porque no pudimos sentarnos durante una semana y resolver este problema”, dijo.
Cuando se le preguntó sobre los esfuerzos para presionar a la Corte Suprema para que ordene la destitución de Netanyahu, Bennett dijo: “Inequívocamente, la Corte Suprema no debería involucrarse en eso”.
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