Enlace Judío – La letra Kuf (= 100) se asocia con el mes de Adar, el signo de Piscis y el “hush”, el sentido de la risa. En Purim, los judíos se embriagan hasta el punto “que no sepan distinguir entre Mordechai y Haman”; el bien y el mal.
Según la Cábala, esta comprensión de que el mal es en realidad un bien, nos ayuda a alcanzar el nivel espiritual más elevado y a sentir el placer de la risa: la recompensa por transformar “amargo en dulce”, como está escrito en el sagrado Zohar.
Kuf – ק – es la única letra en el alfabeto hebreo que cae por debajo de la línea ( y no es una letra que se encuentra al final de una palabra, como en el caso de la letra Nun). Por eso, en la Tradición Oral se asocia con el arquetipo del descenso al abismo, que, como lo hemos sugerido, es a menudo necesario para alcanzar posteriormente un nivel superior de fe.
El Séfer Yetzirá asocia kuf, la letra que “desciende a las profundidades”, con el mes de Adar (que engloba Purim, el día de fiesta, el día de la risa y de la felicidad). Por otro lado, kuf es la primera letra de la palabra קרבן (korban) — sacrificio, ofrenda.
Examinaremos estas incongruencias empezando con el estudio del Libro de Ester y de la fiesta de Purim. También discutiremos el holocausto o Shoá, cuando 6 millones de judíos se convirtieron en un sacrificio humano perpetrado no sólo por el odio de Amalek y el antisemitismo, sino también por los horribles intereses de los ‘magos’ de la economia y de la guerra.
La risa sagrada
Como se mencionó anteriormente, es una mitzvá en Purim embriagarse hasta ser incapaces de distinguir entre “bendito sea Mordechai y maldito sea Haman”; entre el bien representado por Mordechai (el guía espiritual que salvó al pueblo) y el mal, simbolizado por Hamán, (el ministro persa que quería destruir al pueblo de Israel). En hebreo estas dos expresiones, מרדכי ברוך (baruch Mordechai) y arur Haman, tienen el mismo valor numérico, lo que evidencia la estrecha relación existencial entre la bendición y la maldición.
La fe requiere aceptar el mal y el dolor al igual que las bendiciones Divinas, porque el mal es un bien disfrazado. Según las Escrituras, las mayores desgracias ocurridas al pueblo judío sucedieron porque los judíos no supieron servir a Dios con felicidad y con un corazón contento. Según las enseñanzas del Séfer Yetzirá, el mes de Adar (que corresponde al signo de Piscis en el calendario hebreo y a la letra kuf), es el más apropiado para esforzarse a reír, incluso en las situaciones más oscuras.
De hecho, la tradición oral atribuye a la alegría un verdadero poder de sanación, redención y elevación espiritual. No es por casualidad que עמלק – (Amalek), arquetipo del enemigo espiritual de Israel, atacara el optimismo y entusiasmo del pueblo justo después del éxodo de Egipto. Está escrito en la Biblia: “Recuerda lo que te hizo Amalek cuando salías de Egipto”. Amalek tiene el mismo valor numérico de 240 que la palabra ספק (safek) –Duda: Amalek es la duda que nos ataca automáticamente cada vez que logramos dar un paso importante en nuestra realización.
La duda y Amalek son el arquetipo que los judíos tratan de destruir durante la festividad de Purim, para alcanzar los estados de conciencia más elevados.
Según los cabalistas, la mitzvá de enbriagarse (solo una vez al año), en este sagrado día de la luna llena de Piscis, está diseñada para inspirarnos a transformar nuestras tragedias personales o nacionales en comedia. La experiencia de la risa -potenciada por las sustancias que elevan la conciencia hasta el estado de מוחין דגדלות (mochin de gadlut) – Conciencia ampliada está destinada a ayudarnos a mantener la sintonía con uno de los atributos de Dios: la habilidad para abrazar las paradojas.
Uno de los nombres de D-os es הפכים נושא (nose afahim) – “El Dios que puede aguantar paradojas”.
Según los sabios, la festividad de Purim es una preparación para la era mesiánica en la cual se revelará que la amargura y la oscuridad fueron instrumentos para estimular un deseo profundo de Luz y de realización de nuestro Ser. Por esta razón, a la entrada de la academia celeste de Rabí Shimon bar Yochai está escrito: “La entrada está prohibida a aquellos que en su vida no fueron capaces de transformar la oscuridad en luz y lo amargo en dulce”. Purim es la más sagrada de las festividades hebreas porque está dirigida exactamente a esta meta: transformar lo amargo en dulce. Los sabios nos explican que el Yom
Kipur, el Día de la Expiación, debería leerse: Yom Ki-Purim, un día tan sagrado como la fiesta de Purim.
El mensaje es claro: la elevación que se alcanza tras 26 horas de ayuno y oraciones en Yom Kipur, es casi tan profunda como la que se consigue en Purim: trascender las restricciones de conciencia y del hemisferio racional, donde mal es mal y bien es el bien…
El Libro de Ester
Es importante aclarar qué para llegar a superar los ‘pequeños cerebros’ en Purim, no es suficiente embriagarse: es necesario escuchar la lectura del Libro de Ester, el libro más misterioso de la Biblia, y estudiar y meditar sobre él. Este libro describe los actos de la Divina Providencia ocultos dentro de una historia de extravagantes y paradójicas sincronicidades.
En el Libro de Ester, nunca aparece el Nombre de Dios. Su Providencia está escondida tras eventos que parecen ocurrir casi por casualidad. En realidad el Libro de Ester es un libro dedicado a las sincronías, a la intervención divina escondida, incógnita…
El mismo nombre de la reina Ester – que significa “oculto” en hebreo– se refiere también al papel poderoso y escondido de la verdadera heroína de la Meguilá que actúa sin revelarse abiertamente tal como la Shejiná.
La lectura del Libro de Ester expande nuestra conciencia y nos ayuda a internalizar la posibilidad de invertir y transformar los sentimientos negativos y a entender cómo los varios Hamans de la historia -Hitler, Saddam Hussein, Ahmadinejad, etc. -existen con el propósito de despertar nuestra conciencia, nuestra fe y nuestro libre albedrío. Como dijo Rav Ariel Lev en una conferencia sobre Purim:
“Tal como en una obra dramática, cuando al final, todos los personajes y protagonistas principales en el escenario de la Historia, se quitarán sus máscaras y la audiencia aplaudirá el misterioso actuar de la Divina Providencia”.
La imagen, que representa kuf durante la festividad de Purim, se refiere a los judíos que durante la Segunda Guerra Mundial, se vieron obligados a llevar una estrella de David. Fueron capaces de renacer de sus cenizas como el ave fénix, y usar el símbolo de la estrella de David en la bandera del recién nacido estado de Israel.
Como vimos, Purim se celebra en la luna llena del signo de Piscis, cuya energía inspira la fiesta del carnaval. Astrológicamente, es el momento más propicio para una dramática transformación, tanto para individuos como para naciones. Hace miles de años en Purim, los judíos de Persia no sólo se salvaron del genocidio planeado por Hamán sino gozaron a final de cuentas de la protección del rey, quien sentenció a Hamán a la misma horca que había construido para Mordechai.
Purim se considera el momento más propicio para pedir bendiciones y para revertir una situación difícil, porque en esta festividad las puertas del cielo están abiertas y todo es posible.
Podemos ver este mismo poder de transformación de una catástrofe potencial en un salto cuántico hacia la salvación, manifestado en una serie de acontecimientos en el ultimo siglo en Purim de 1953, la muerte repentina de Stalin detuvo en seco su plan de aniquilar a todos los judíos soviéticos y en Purim de 1991, se detuvo la lluvia de misiles iraquíes que aterrorizaron al pueblo israelí durante más de un mes.
Otro hecho que no debería ser ignorado es el idéntico destino que compartieron Saddam Hussein y Amán: ambos fueron ahorcados.
Durante el juicio de Nuremberg se dió otra fascinante conexión con Purim. Unos segundos antes de que lo ahorcaran, Julius Sreicher -propagandista y editor nazi del periódico anti- semítico Der Stürmer-, gritó: “-Festival de Purim 1946”. Fueron asimismo diez los nazis juzgados, correspondientes a los diez hijos de Amán. Estas y otras “coincidencias” se revelaron en el trabajo del Rabino Neugerschel estudioso del Holocausto-, y en el texto Código de Esther, de los autores franceses Bernard Benyamin y Yohen Pérez.
Una historia sobre Rabi Akiva (que concluye el tratado Talmúdico de Makkot) describe el efecto saludable de ver lo positivo en medio del mal, y el poder de la risa que inspira y revitaliza la creencia en la bondad Divina.
Rabí Akiva se encontraba con otros renombrados rabinos en la parte superior del monte Scopus, contemplando las ruinas del templo. Justo entonces, vieron un zorro corriendo a través del Santo de los Santos. Todos se rasgaron sus vestiduras en señal de duelo excepto rabi Akiva, quien se echó a reír. Ante sus colegas, confundidos por su reacción, pronunció el siguiente versículo: “Así dijo el Señor de los ejércitos: “Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bastón en su mano por la multitud de los días. Y las calles de la ciudad estarán llenas de niños y niñas que jugarán en ellas”. (Zacarías 8: 4)
Kábala: la corona del rey
La revolución del Rabí Israel Ba’al Shem Tov, fundador de la Hassidut, abrió la puerta a la difusión de la Cabalá entre los no iniciados. Ante las acusaciones de “lanzar perlas preciosas” a aquellos incapaces de apreciarlas, él sabio pronunció esta parábola:
“Había una vez un rey cuyo hijo cayó enfermo sin que ningún médico lograra curarlo. Un día, llegó un hombre sabio a las puertas del castillo, asegurando que podía curar al príncipe. Le dijo al rey que la única cura para su hijo consistia en tomar la piedra más preciosa de la corona, aplastarla y hacerla polvo, y con ese polvo preparar una poción para el príncipe.
Los ministros, alarmados ante la perspectiva de destruir la corona real, intentaron desalentar al rey, pero éste respondió: “¿De qué me sirve la corona si mi hijo muere?”
El rey del relato representa a Dios, y el hijo, al Pueblo judío, y el “peligro mortal” es la pérdida de conexión con la “Enseñanza de vida”. De hecho, la corona del rey es la Torá, y su precioso diamante representa su dimensión interior, demasiado luminosa para ser mirada. Su brillo tuvo que ser transmutado en una forma menos directa de luz para permitir que la gente simple y las masas no preparadas pudieran mirarla sin ser cegados por su luz.
Los “ministros” del rey son esos rabinos que, durante varios siglos, han intentado detener la divulgación de la Cábala, oponiéndose al “sacrificar el diamante” de la Corona del Rey.
Hoy en día, la difusión de la Cábala, y el éxito que ha tenido mejorando la vida espiritual de muchísimas personas, judíos y no judíos por igual, demuestran que la parábola es acertada y que el sacrificio de la piedra luminosa puede salvar no sólo al hijo del rey sino a toda la humanidad.
Este contenido es parte del libro de próxima publicación, Los secretos del alfabeto hebreo.
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