Enlace Judío México e Israel – Cada que un desastre natural azota alguna región, Golan Vach y su equipo de las Fuerzas de Defensa de Israel viajan hasta ahí para intentar salvar tantas vidas como sea posible. El resto del tiempo, este veterano soldado lleva a cabo una misión que, para él, es incluso más importante: ayudar a familias extranjeras que quieren hacer aliyá.
Habían pasado 36 horas desde que un gran terremoto había dejado a decenas de miles de turcos y sirios bajo los escombros.
El equipo de rescatistas de las Fuerzas de Defensa de Israel, comandado por el veterano Golan Vach, sabía que estaba contra reloj
La mayor parte de las personas que son rescatadas con vida de entre los escombros se encuentran en las primeras 48 horas. Luego, las probabilidades comienzan a descender.
Consciente de ello, Vach decidió esquivar el protocolo que dictaba que sus hombres debían acudir, primero, al sitio donde debían montar un campamento, hacerlo, equiparse, organizarse y luego dirigirse a las zonas del desastre. En vez de ello, el militar ordenó a sus hombres ir directamente a una zona siniestrada y comenzar a trabajar.
“Para cuando las otras delegaciones se despertaron, desayunaron y se organizaron, nosotros ya habíamos salvado a cuatro personas vivas”.
“Trabajamos constantemente, 24/7”, nos cuenta en entrevista desde Israel. Gracias a esa tenacidad, pero también a la gran preparación de sus elementos, el grupo de rescatistas de Israel logró salvar la vida de 19 personas en unos pocos días.
Según Vach, esa cifra supera casi por cuatro a los mejores números obtenidos por otras delegaciones.
A diferencia de United Hatzalah, una organización de rescatistas civiles, el grupo de las FDI no tuvo que preocuparse por ninguna amenaza, ni hacer uso de la escolta policial que el gobierno turco destinó para ellos. “Los locales querían que trabajáramos, nos querían en los rescates”, dice con orgullo.
Tal y como ocurrió en Honduras tras el devastador paso de los huracanes Eta y Iota, el equipo de Vach se encontró en Turquía con los miembros de CADENA, la organización de rescatistas judíos mexicanos que, como las FDI, acuden al rescate cada que la naturaleza impone su fuerza contra la población de algún país.
“Nos encontramos con CADENA en Antakya. Antakya es una ciudad que quedó casi totalmente demolida por el terremoto.
“Y estuvieron trabajando con nosotros cuando encontramos a una pareja judía, Shaul y Fortuna, que eran las cabezas de la comunidad judía de Antakya. Nosotros teníamos la misión del gobierno de Israel de ir y encontrarlos vivos o muertos, y enviamos un equipo. Envié un equipo especial con mis mejores 25 rescatistas y trabajamos por lo menos 24 horas para encontrar a Fortuna y luego otras 12 horas para encontrar a Shaul.”Ambos habían muerto en el derrumbe.
Una misión “divina”
Pero las misiones humanitarias de Golan Vach son apenas una pequeña parte de sus ocupaciones. El resto del tiempo desempeña una misión diferente pero que no considera menos importante. “Mi trabajo es apoyar a familias judías de América Latina que quieren hacer aliyá y acompañarlas en ese proceso sensible y emocional de tomar la decisión de hacerlo”, nos explica.
Al momento de la entrevista, Karmiel prepara la visita y el acogimiento de entre 12 y 18 familias de México, Argentina, Chile y Brasil que, en conjunto, tienen a 65 niños.
“La gente piensa que yo hago algo especial cuando rescato a un niño de los escombros, o cuando a una mujer la está esperando su esposo y la encuentro, pero mi vida es mucho más interesante, mucho más emocionante por apoyar a las familias judías para que cumplan su sueño de regresar a su patria, Israel.”
Israela Aliyá Grupal es el nombre de la compañía. Su función es recibir a las familias interesadas en migrar a Israel y ayudarlas a adaptarse.
“Creamos una especie de Kehilá de gente que viene junta a Israel, y preparamos comunidades adoptivas que absorberán a ese grupo. El poder del grupo es como en los ejércitos, como en las FDI. Un hombre solo, una mujer sola, un individuo no son tan fuertes como cuando se unen. Eso hace las cosas mucho más fáciles, mucho más exitosas.”
A Vach no deja de asombrarle la emotividad de los latinoamericanos.
“Lloran”, dice, y ejemplifica con un grupo de visitantes conmovidos por una canción en un concierto. ·Y son tan amables, tan cálidos…. También trabajamos con gente de Francia y de Estados Unidos, pero los latinoamericanos son fascinantes.”
“Esta mañana”, nos cuenta como otro ejemplo del talante latino, “celebramos el cumpleaños de uno de los miembros de un grupo. Tiene 34 años. Es dentista, de Río de Janeiro, y le dije que quería que todos los participantes del grupo lo bendijeran por su cumpleaños. Y entonces le pedí que se bendijera a sí mismo. ‘¿Qué pasará contigo el próximo año, cuando tengas 35?’
“Y él dijo que me bendecía a mí que pedía por que tuviera éxito en este trabajo sagrado, porque piensa que esto es lo más fantástico que le puede pasar a las familias judías, conocer a la gente correcta en Israel.”
Los olim, ” adoptados”
Respecto a si piensa, en el futuro, formar pequeñas comunidades de migrantes latinoamericanos en Israel, Vach dice que no, que él piensa que los olim quieren ser israelíes y que, para eso, tienen que aprender a hablar hebreo. Por eso busca que sean “adoptados” por familias y amigos con quienes se vean forzados a practicar ese idioma. “Traje a 12 familias el año pasado, en agosto, casi todas de Argentina, una de Brasil, una de Costa Rica y otra de Paraguay… No llevan ni seis meses en Israel y ya todos hablan hebreo. Es maravilloso.”
Conseguir empleo, para los adultos, y escuela, para los niños, es otra parte fundamental del proceso de adaptarse a una nueva vida en un país lejano y tan diferente a los países latinoamericanos de donde provienen los clientes de Vach. En ese importante proceso, Israela los ayuda y los acompaña durante dos años. Antes, los preparan durante 12 meses para que hagan Aliyá.
A los niños, “les asignamos un encargado especial en la escuela para que doblen sus lecciones de hebreo (…).” A los adultos, “los acompañamos en su búsqueda de empleo. La mayoría de nuestros olim ya tienen trabajo. No llevan ni seis meses en Israel y ya tienen trabajo. ¿Cómo lo hacemos? Una vez que te integras a una comunidad local, cada uno de los locales tiene amigos que conocen a otros amigos… alguien que te puede conseguir un trabajo.”
Una revolución en Aliyá
Respecto a la creciente crisis política que vive Israel, y su posible influencia negativa sobre la intención de más personas de emigrar a Israel, Vach dice que no piensa que sea importante.
“Es un asunto interno entre la derecha y la izquierda”, minimiza. “Puedo decir que el ministro de la Aliyá, el ministro de Absorción e Integración, Ofir Sofer, es un muy buen amigo mío. Hemos sido amigos por 20 años, desde nuestro servicio militar. Peleamos juntos, y creo en él. Y él está planeando programas muy ricos y profundos para fomentar la Aliyá.
“Pienso que si hacemos esta misma entrevista dentro de un año, te estaré diciendo que hicimos una revolución en Aliyá.”
Sin embargo, admite que el año pasado hubo un descenso en el número de migrantes de Europa y América, aunque un gran número de ucranianos y rusos decidieron hacer Aliyá, huyendo de la guerra que enfrenta a ambas naciones. Israela se enfoca principalmente en la emigración de familias. Adultos de 45 o 50 años con niños, pues son más fáciles de acoger por las familias adoptivas que les darán la bienvenida en el Israel. Si deseas contratar sus servicios, debes enviar un mail a [email protected].
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