Confieso: por accidente leí en estos días una página del judío-italiano Giulio Meotti publicada en una de las recientes entregas de Enlace. Lleva por título “Israel sonríe, a pesar de los ataques y protestas”.
Conforme a este anuncio esperaba leer un texto equilibrado que apuntaría tanto a los logros de mi país como a repetidos errores de su gobierno, principalmente en los últimos meses.
Me equivoqué. Los elogios tienen aquí desbordada expresión en tanto que ausencias y desviaciones que han ganado relieve desde inicios de este año no merecieron palabra alguna.
Me pregunto: ¿se trata de una percepción parcial? ¿O de una apología bien gratificada? ¿Es una visión que apenas admite alguna reserva u objeción? ¿Y cuándo y durante qué periodo Meotti estuvo en el país para juzgar su progreso y sus debilidades?
Indicaré primero algunos de sus errores en la descripción de los hechos, y después sus elogios apenas equilibrados a las políticas que Netanyahu y Ben Gvir impulsan en estos días.
Para empezar, Israel nunca conoció “una feliz” situación como Meotti indica. Ni es correcto escribir que “no tiene enemigos existenciales”.
Al indicar que el “59 por ciento de los israelíes están contentos con su país” debió señalar a qué periodo alude, y si este porcentaje incluye a la quinta parte de la población de origen árabe-musulmán.
Coincido que Israel es un país amante de la vida… “como lo indica no solo su alta tasa de fertilidad que trae anualmente 140,000 nuevos ciudadanos”. Pero la aliá, inmigración de judíos al país, en los últimos años no conoce “números récord”, como señala. Al menos las estadísticas oficiales no lo indican.
Opina Meotti que las relaciones de Israel con los países de la Península Arábiga son excelentes, y que… “Arabia Saudita podría ser el próximo a entrar en los Acuerdos de Abraham“. Parece ignorar que el país árabe jamás manifestó un sólido apoyo a Israel y hoy se acerca a Irán a pesar de sus diferencias en el credo islámico.
Y señala sin fundamento alguno que… “los palestinos necesitan de Israel para que los proteja de Hamás y la Yihad Islámica…” La realidad desmiente esta afirmación.
Con alguna desmesura el periodista italiano escribe que “Irán está lidiando con una rebelión interna sin precedentes… una crisis demográfica, civil y social aterradora…” Y agrega que Israel ha trabajado para asegurarse que los ayatolás nunca lleguen a “la bomba de Alá“.
Considerando los actuales entendimientos entre Moscú y Teherán esta afirmación conoce objeciones.
Meotti afirma que Israel es “una nación que produce un 20 por ciento más de agua de la que necesita… y se ha convertido en líder mundial en el tratamiento del agua…” Y agrega que “con algunas excepciones la normalización de Israel en el mundo es completa”.
Confieso: este último término no me es comprensible.
Opina que “Israel enfrenta críticas interminables en las Naciones Unidas.. pero ¿desde cuándo la Asamblea General… tiene un impacto de la conducción de los asuntos globales? Nunca”.
Afirmación que lamentablemente apenas considera a la opinión pública internacional.
Señala además que “el 40 por ciento de la inversión mundial en seguridad cibernética está en el país”, y este mereció el cuarto lugar entre las economías con mejor desempeño en la OCDE en 2022″. Y añade que “la economía crecerá a una tasa del 6.3 por ciento… luego de su expansión del 8.1 en 2021”.
Pronóstico que apenas considera el probable efecto negativo de las amplias manifestaciones y censuras al presente gobierno. Si no cambia rumbos, múltiples empresas encontrarán sitio en otros lugares del mundo.
Circunstancias que no le impiden afirmar que “Israel ha subido al cuarto puesto en la lista de los países más felices del mundo…” ¿felices? ¿cómo y quién lo define?
Ciertamente, Israel acertó a superar no pocas dificultades, pero también conoció y conoce errores que el periodista omite u olvida.
No es accidente, por ejemplo, la actual fría actitud del presidente Biden respecto a Netanyahu. Ni las trece manifestaciones semanales (y seguirán otras) que se han conocido hasta aquí indican que la ciudadanía apoya sin objeciones a la coalición Netanyahu-Ben Gvir. Y si este último logra crear su propia policía, Israel adquirirá un perfil que se conoció en no pocos regímenes totalitarios.
Por añadidura, el progreso cibernético del país es sin duda amplio; podría esfumarse sin embargo con rapidez si el gobierno actual no rectifica sus rumbos.
Y en fin, confieso que no me es claro cómo Meotti define a la felicidad que, a su parecer, sería la vivencia cotidiana en nuestro país.
Si así es, ¿por qué prefiere vivir en otro lugar?
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