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sábado 23 de noviembre de 2024
Yom Hazikaron.

Yom Hazikaron y 3 poemas: el dolor de nuestra tierra

“¿De dónde vienes? – De Mitzraim. ¿A dónde vas? – A Yerushalayim. ¿Qué traes? – Matzá u maror.”

Enlace Judío – La historia del pueblo judío en la tierra de Israel es una historia de mucho dolor. Desde la expulsión en la era antigua hasta los pogromos de Jaffa y Hebrón en la era moderna, es una tierra que ha sido bañada con sangre. Y aunque han habido cientos de intentos pacíficos, aunque la colonización de la tierra se dio bajo acuerdos voluntarios durante el imperio otomano aún no tenemos el gozo de celebrar la paz y la calma en ella. Tristemente todavía hoy Israel depende de un Ejército para defenderse de posibles guerras y ataques terroristas. ¿Cuáles son las razones de que haya sido y siga siendo así? No tenemos una respuesta. Simplemente es. El dolor de que así sea es enorme para cualquier israelí que tiene que ver a sus seres queridos partir a la base militar a la edad de 18 años, o cualquier judío que ha viajado a esa tierra y conoce lo que es amar a quien vive en ella.

Yom Hazikaron se conmemora la siguiente semana, es una de las formas que tenemos de hablar del tema. Es un día dedicado a honrar la memoria de los soldados que fallecieron en servicio y a las víctimas del terrorismo. Al atardecer suenan las sirenas, el país entero se detiene en símbolo de recuerdo y respeto y durante 24 horas ningún espacio de entretenimiento abre. Las emisoras sólo trasmiten programas relacionadas con la conmemoración. Es común que la gente se reúna en las escuelas y exista un rincón con las fotos de exalumnos que perecieron en la guerra o en ataques terroristas; se dedica el día a recordarlos, ya sea ahí o en los cementerios.

Es un día sumamente solemne. A lo largo del tiempo han surgido canciones, poemas o expresiones artísticas que plasman el dolor del que recuerda. Algunos de ellos se han hecho muy populares se leen y se escuchan por todas partes, otros existen más bien en círculos privados. Los siguientes son algunos poemas que han sido escritos para recordar el día o el dolor de la guerra.


Silver Platter / En bandeja de plata

de Nathan Alterman


The Earth grows still.
The lurid sky slowly pales
Over smoking borders.
Heartsick, but still living, a people stand by
To greet the uniqueness
of the miracle.

Readied, they wait beneath the moon,
Wrapped in awesome joy, before the light.
– Then, soon,
A girl and boy step forward,
And slowly walk before the waiting nation;

In work garb and heavy-shod
They climb
In stillness.
Wearing yet the dress of battle, the grime
Of aching day and fire-filled night

Unwashed, weary unto death, not knowing rest,
But wearing youth like dewdrops in their hair.
– Silently the two approach
And stand.
Are they of the quick or of the dead?

Through wondering tears, the people stare.
“Who are you, the silent two?”
And they reply: “We are the silver platter
Upon which the Jewish State was served to you.”

And speaking, fall in shadow at the nation’s feet.
Let the rest in Israel’s chronicles be told.


La Tierra se tranquiliza.
El cielo palidece lentamente
sobre las fronteras humeantes.
Devastado, pero vivo, un pueblo se levanta
a saludar la la singularidad
del milagro.

Preparados, esperan bajo la luna,
Envueltos en alegría desbordante, ante la luz.
– Entonces, de pronto,
Una joven y un muchacho se acercan
y caminan lentamente ante la nación que espera;

En traje de faena y pesadamente calzados
Suben
En silencio.
Llevando aún el traje de batalla, la suciedad
Del día dolorido y la noche llena de fuego

Sin lavar, cansados hasta la muerte, sin conocer el descanso,
pero llevan la juventud como gotas de rocío en el pelo.
– En silencio los dos se acercan
y se paran.
¿Son de los vivos o de los muertos?

A través de lágrimas de asombro, la gente mira.
“¿Quiénes sois vosotros, los dos silenciosos?”
Y ellos responden: “Somos la bandeja de plata
en la cual el Estado judío les fue servido”.

Y hablando, caen en la sombra a los pies de la nación.
Permitan que el resto de las crónicas de Israel sean contadas.


Este es uno de los poemas más conocidos en Israel y que más se leen en Yom Hazikaron. Fue escrito por Nathan Alterman en 1947 cuando se avecinaba la guerra de Independencia, antes de que existiera como tal el estado judío. Hace referencia a una frase de Jaim Weizmann dicha tras el voto de las Naciones Unidas: “El estado no será dado al pueblo judío en bandeja de plata”. El poema como lo leemos hoy es muy duro pues muestra el enorme esfuerzo y dolor que requiere tener un estado. Leído con la mirada de los tiempos en que fue escrito es un tanto esperanzador pues implica que el estado judío va a existir y que los judíos no van a perder la guerra, en momentos en que todavía no se sabía que ese sería el resultado.

En el poema se unen el futuro de la nación judía y su pasado, el sueño compartido de un pueblo y el dolor de construirlo. Con detalles e imágenes muy bellas el poema enuncia este dualismo entre el sueño y la guerra. La primera estrofa tiene elementos muy sutiles: se enuncia la guerra a través del humo. Sin embargo, también se enuncia el éxito de la misma, la sobrevivencia del pueblo judío como tal. Al pueblo se le describe con el corazón roto, pero en pie, es decir, vivo. El milagro que se describe puede ser precisamente la sobrevivencia, la determinación de ese pueblo, el fin de la guerra, o el éxito de la misma; esa tierra finalmente en paz.

La pareja joven que se acerca son descritos con las ropas de batalla, son descritos como soldados. No se sabe si están vivos, si están muertos, si vienen del futuro o si vienen del pasado, pero personifican el sacrificio que el pueblo entero hace para poder mantenerse con vida en ese lugar. Son jóvenes y cargan la juventud en su pelo como gotas de rocío. Ese detalle hace más dramática su posible muerte a la vez que crea mayor ambigüedad pues la juventud también representa el futuro de la nación. Son la bandeja de plata con la que el estado judío fue entregado, son los jóvenes muertos en la guerra, pero también representan los que morirán en un futuro para seguir dando vida a ese sueño compartido. Por esa realidad que señala el poema es desgarrador.

Ahora no sólo son descritos con las ropas de la guerra, también son descritos con ropas de trabajo. Representa la construcción del estado a través de las instituciones, de la siembra, de todo lo que implicó en efecto tener un país en Israel. También se pinta el futuro desde esa directriz.


Life Does Not Goes On / La vida no sigue

de Yair Lapid


It’s not true that life goes on.
They always throw that phrase around and it’s never, ever true. When you lose someone that close, your life — as you know it — has ended. Your family may still be yours, but it’s a different family. Your parents are different, the way you sit around the table, the way you remember that vacation to Greece and that album of ridiculous photos that has since become a tome of memory.

It’s not true that life goes on.
People ask you simple questions, like “How are you?” but you understand what they really mean is, “We know” or “We’re here for you.” Any time you’re feeling sad everyone runs to your side, and you just don’t have the wherewithal to tell them that you don’t want a support group, just an hour of quiet under the covers.

It’s not true that life goes on.
Even you can’t remain the same person you were. Now you’re a bereaved person. You’re the person who watches The Good, The Bad, and the Ugly on TV and all you can think of is who you saw it with the first time, back in the old Esther Cinema before it was torn down. You’re the person who, when you laugh, people will say you’re getting over it. If you keep busy, they’ll say you’re recovering. If you go away for more than two weeks, they’ll say you’re escaping.

It’s not true that life goes on.
Even your past undergoes rewrites. Each time you tell the story of how you took the bus together to Bloomfield Stadium to catch the big soccer derby, you debate whether to call him “my brother” or “my departed brother” or “my brother of blessed memory.” Sometimes you leave him out of the story entirely in order to spare everyone the moment of silent embarrassment. Every now and then you run into somebody who’s been abroad a long time, and they ask you how your brother is, and you answer that he isn’t, at least — he isn’t here with us anymore. And you end up having to console them, to settle them down, and you’ll remark that “life goes on.” Except it doesn’t.


No es cierto que la vida sigue.
Siempre lanzan esa frase al aire y nunca es verdad. Cuando pierdes a alguien así de cercano, tu vida -tal y como la conoces- ha terminado. Puede que tu familia siga siendo tuya, pero es una familia diferente. Tus padres son otros, la forma en que te sientas a la mesa, la forma en que recuerdas aquellas vacaciones a Grecia y aquel álbum de fotos ridículas que desde entonces se ha convertido en un tomo de la memoria.

No es cierto que la vida sigue.
La gente te hace preguntas sencillas, como “¿Cómo estás?”, y entiendes que lo que realmente quieren decir es “Lo sabemos” o “Estamos aquí para ti”. Cada vez que te sientes triste todo el mundo corre a tu lado, y no tienes la forma de decirles que no quieres un grupo de apoyo, sólo una hora de tranquilidad bajo las sábanas.

No es cierto que la vida sigue.
Ni siquiera tú puedes seguir siendo la misma persona que eras. Ahora eres una persona en duelo. Eres la persona que ve El bueno, el malo y el feo en la TV y sólo puede pensar en con quién la vio la primera vez, allá en el viejo cine Esther antes de que lo derribaran. Eres la persona que, cuando ríes, la gente dirá que lo estás superando. Si te mantienes ocupado, dirán que te estás recuperando. Si te vas más de dos semanas, dirán que te estás escapando.

No es cierto que la vida sigue.
Incluso tu pasado se reescribe. Cada vez que cuentas la historia de cómo fueron juntos en autobús al estadio Bloomfield para ver el gran derbi de fútbol, te debates entre llamarle “mi hermano” o “mi difunto hermano” o “mi hermano de bendita memoria”. A veces lo dejas completamente fuera de la historia para evitarle a todos el momento incomodo de silencio. De vez en cuando te encuentras con alguien que lleva mucho tiempo en el extranjero y te pregunta cómo está tu hermano, y tú le respondes que, al menos, ya no está aquí con nosotros. Y acabas teniendo que consolarlos, tranquilizarlos, y comentas que “la vida sigue”. Excepto que no es así.


The Diameter Of The Bomb / El diámetro de la bomba

de Yehuda Amijai


The diameter of the bomb was thirty centimeters
and the diameter of its effective range about seven meters,
with four dead and eleven wounded.
And around these, in a larger circle
of pain and time, two hospitals are scattered
and one graveyard. But the young woman
who was buried in the city she came from,
at a distance of more than a hundred kilometers,
enlarges the circle considerably,
and the solitary man mourning her death
at the distant shores of a country far across the sea
includes the entire world in the circle.
And I won’t even mention the crying of orphans
that reaches up to the throne of God and
beyond, making a circle with no end and no God.


El diámetro de la bomba era de treinta centímetros
y el diámetro de su alcance efectivo unos siete metros,
con cuatro muertos y once heridos.
Y alrededor de estos, en un círculo más grande
de dolor y tiempo, se esparcen dos hospitales
y un cementerio. Mas la joven
que fue enterrada en la ciudad de donde venía,
a una distancia de más de cien kilómetros,
amplía considerablemente el círculo,
y el hombre solitario que llora su muerte
en las lejanas costas de un país al otro lado del mar
incluye al mundo entero en el círculo.
Y ni siquiera mencionaré el llanto de los huérfanos
que llega hasta el trono de Dios y
más allá, formando un círculo sin fin y sin Dios.


Yehuda Amijai es uno de los mejores poetas de Israel y de los más hábiles para narrar la crudeza de la guerra. Según muestra el poema, una muerte nunca es sólo una muerte sino todo lo que ella implica. El dolor de la vida que se acaba, la desesperación, la impotencia, la oscuridad que se construye en nuestra realidad. Es la persona que ya no vive, los seres queridos que lo lloran y el hecho mismo de que sea el hombre que destruye esa vida. El círculo inacabable de un mundo que nos hace casi imposible creer en la justicia, en la bondad, en el sentido, en todo lo que la creencia en D-os implica.


La vida


Entre todo el dolor con el que Yom Hazikaron nos confronta, también hay testimonios de soldados que piden miradas más alentadoras. Aviv perdió a sus mejores amigos en la guerra y aun así le pide a la gente y a los soldados especialmente que recordemos las razones por las cuales Israel tiene un Ejército, nos dice: “la labor de un soldado es la vida no la muerte”. Le agradece a los soldados porque gracias a ellos sus hijos pueden ir la escuela, porque uno pueda caminar sobre las calles, por las miles de vidas que cuidan y rescatan cuando están en servicio. Habla de la tradición de lavarse las manos al salir del cementerio porque el agua representa la vida y debemos luchar por recibir y abrazar la vida.

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