El desarrollo de la cultura judía en el periodo medieval estuvo supeditado a las relaciones políticas y sociales que se mantuvieron con los poderes dominantes de los diferentes territorios en los cuales hubo asentamientos judíos.
Dentro del mundo cristiano, el crecimiento de la comunidad judía estuvo limitado a las decisiones de las monarquías, de tal forma que los estatutos comerciales, las legislaciones restrictivas y el antisemitismo social fueron elementos que influyeron en el crecimiento de la sociedad judía europea.
Dentro del esquema musulmán el horizonte fue diferente, toda vez que éstos veían a los judíos bajo la cualidad de pueblos dhimmis, es decir, de ciudadanos de segunda categoría. 1
Esta premisa se sustentó a partir de que los judíos eran monoteístas, excluyendo en algunos casos a los cristianos por tener un culto a un Dios trino.
Este panorama permitió que la creatividad judía se desarrollara a partir del intercambio de elementos culturales entre ambos pueblos, mismo que generó como consecuencia el nacimiento de una nueva identidad que se definió y refinó a lo largo del tiempo.
El resultado fue la adecuación y producción de nuevas formas de poesía, música, arquitectura y de arte objeto o mobiliario. La importancia de la presencia judía en los reinos de Taifas generó una relación política y económica con la élite musulmana, misma que se reflejó en los diferentes estamentos sociales.
Felipe Maillo en su texto “Los judíos y la ciencia en la Península Ibérica en el medioevo”, afirma que la ciudad de Lucena fue exclusivamente judía en un principio, incluso la población musulmana que comenzó a habitar la urbe, lo hizo en los límites de la misma. 2
A través del texto, Maillo Salgado establece que el desarrollo de la denominada “edad de oro del judaísmo español” se logró gracias a cinco elementos.
El primero se centra en el crecimiento de la comunidad judía sefardí, toda vez que la migración hebrea del Magreb hacia tierras hispanas acrecentó y fortaleció a las juderías.
Esto desarrolló la solidaridad definida como el segundo aspecto; el caso de Rabí Mosé Ben Janok como líder de la yeshivá de Córdoba es un ejemplo de ello.
El tercer elemento es definido como el proceso de urbanización de las comunidades judías, ya que inicialmente éstas estaban dentro de un esquema rural y, debido al crecimiento poblacional, se transformaron a un modelo urbano incipiente, mismo que fue propiciado y apoyado por el gobierno musulmán en muchas ocasiones.
El cuarto aspecto fue la asimilación de la cultura árabe dentro del judaísmo como los casos de Yehuda HaLeví o Shemuel Ibn Nagrella.
La consecuencia de este proceso es el quinto elemento, identificado a partir de una sociedad jerárquica en la cual los judíos más importantes ocuparon cargos relevantes dentro del esquema musulmán, tales como visires o médicos.
De la misma forma sucedió en el marco cristiano en el cual los judíos ocuparon cargos de importancia en cuestiones médicas, políticas y económicas. 3
El desarrollo del pueblo judío en un esquema musulmán permitió que la cultura de ambos se relacionara e incluso se acrecentara.
En este esquema el judaísmo fue favorecido, toda vez que la interacción propició una revolución en el pensamiento hebreo al grado de definir un florecimiento cultural dentro del judaísmo español. 4
Una de las figuras más importantes de este proceso fue Jasday Ibn Saprut, referido por el autor como uno de los principales exponentes de esta edad de oro denominada por la historiografía. 5 Otro ejemplo son las Tablas de Toledo manufacturadas por un grupo de judíos a cargo del cadi o juez Saíd. 6
Otro caso de creatividad judía es el de Todros ben Yehuda Ha-Levi Abulafia, un escritor que perteneció a la corte del rey español Alfonso X el Sabio. La obra de Abulafia es abundante y consiste de 1120 poemas con diferentes métricas y construcciones literarias. 7
La obra de Abulafia se centra en la redacción de liras dedicadas a los personajes más importantes de la corte real. Algunos de éstos fueron prominentes judíos que ocuparon puestos dentro del gobierno y también ayudaron a Abulafia a subir dentro de la jerarquía social como Shlomó Ben Sadoq y su hijo Isaq. 8
Abulafia nació en Toledo, ciudad principal del desarrollo cultural judío en la edad de oro sefardí. El contexto histórico del poeta fue favorable en un inicio, toda vez que varios judíos castellanos ostentaban puestos de poder. La situación de los judíos en el mundo cristiano, al menos en la corte de Alfonso X, fue favorable en un inicio y la mayoría ocupó puestos de “almojarifes” o recaudadores de impuestos y de “mandaderos” o negociadores con los reyes musulmanes. De esta forma los judíos de la corte colaboraron con el intercambio y negociaciones entre los reinos árabes y cristianos.
Ante la situación favorable que generaron los judíos, Alfonso X correspondió con la entrega de haciendas, dinero y propiedades en las ciudades de Sevilla y Jerez de la Frontera entre los años 1253 y 1256. 9
Sin embargo, la buena relación con el rey estuvo supeditada al escrutinio real. Las intrigas de don Sancho en contra del rey Alfonso X ocasionaron que varios almojarifes judíos fueran encarcelados, entre ellos Isaq ben Sadoq, quien finalmente fue condenado a la horca en 1257. 10
La situación de la sociedad sefardí en territorios cristianos fue crítica y como consecuencia, la comunidad judía cambió rotundamente su perspectiva de vida.
La mayoría de las sociedades sefarditas comenzaron un periodo de suma religiosidad con la finalidad de arreglar los males que, según ellos, habían ocasionado las alianzas con el rey. 11
La diferencia que existió en la relación de los judíos con los cristianos y los musulmanes se definió con el grado de aceptación dentro de las diferentes sociedades y con el desarrollo que éstas permitieron. Si bien se puede entender un marco más permisivo en la mayoría de los reinos musulmanes, los judíos no estuvieron exentos del pago de impuestos o de normativas que los regularan de forma sutil o tajante. Sin embargo, la situación dentro de los reinos cristianos fue mayormente reprimida dentro de un panorama político volátil al escrutinio del rey.
En suma, el desarrollo de la creatividad literaria judía vivió una dicotomía, toda vez que se mantuvo restringida de acuerdo a las normativas políticas y religiosas, al mismo tiempo de que se apropió de elementos extranjeros y creó con ellos las bases y el cuerpo de una nueva cultura que aún pervive en nuestros tiempos.
1 Felipe Maillo Salgado, “Los judíos y la ciencia en la Península Ibérica en el medioevo”, en Memoria de
Sefarad, (Toledo: Centro Cultural San Marcos, 2002), 279.
2 Ibidem.
3 Ibidem, 279-280.
4 Ibidem, 281.
5 Ibidem, 284.
6 Ibidem, 288.
7 Judith Targarona, “Todros ben Yehuda Ha-Levi Abulafia, un poeta hebreo en la corte de Alfonso X el Sabio,
en Helmantica: Revista de filología clásica y hebrea, tomo 36, no. 110 (Salamanca: Universidad Pontificia de
Salamanca, 1985), 197.
8 Ibidem, 197.
9 Ibidem, 201-202.
10 Ibidem, 205.
11 Ibidem, 206.
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